Espada y Vestido – Capítulo 1 (2): Silla Epheria

Traducido por Rencov

Editado por Tanuki


Después de despertar como Silla Epheria, durante dos días me concentré en cuidar mi cuerpo. En primer lugar, el cuerpo de Silla no estaba sano, además, este cuerpo estuvo en coma a lo largo de toda una semana, por lo que se tambaleaba fácilmente como si fuera una planta de decoración marchita. Tomaría al menos un mes recuperar la vitalidad con una nutrición equilibrada, pero ¿no era el poder sagrado la mejor solución para recuperar la condición del cuerpo? Afortunadamente, debido a mi poder sagrado, pude hacer que el médico me diagnosticara que ya estaba sana, por lo que podía salir en dos días.

—La segunda señorita tomó casi todos los vestidos de su vestidor, por lo que solo le quedan unos pocos… —dijo Sofía con expresión sombría.

El lugar donde vivía era un pequeño pabellón en la zona más desolada de la residencia del Conde Epheria. Aunque lo llamé pequeño pabellón, esta vivienda constaba de dos pisos y tenía algunas habitaciones, pero el problema radicaba en lo que había dentro. Basado en el estándar de residencia de una joven noble, este lugar estaba demasiado vacío y lucía como si había sido allanado por un grupo de ladrones. Solo había muebles básicos dentro del dormitorio y el vestidor solo tenía algunas perchas solitarias.

Esto era mucho más severo que mi habitación anterior, donde reflejaba mi humilde vida y mi noble carácter como clérigo. Esto era simplemente indignante. Bueno, si lo vieras desde la perspectiva de una chica, este cuarto era casi el mismo como el mío, que estaba lleno de armas, escudos, armaduras y objetos sagrados.

—Solo le quedan los vestidos viejos. Los tres vestidos nuevos que se hicieron a principios de este año, se los llevó.

Miré sin entusiasmo el vestido en la mano de Sofía y luego dije:

—Dijiste que mi hermana menor tiene 17 años, ¿verdad?

—Sí. 2 años menor que usted.

¿Eso significaba que el Conde se volvió a casar un año después de que naciera Silla? Eso era demasiado pronto. Cosas extrañas se seguían acumulando.

—La segunda señorita le tiene mucha envidia es por eso que fue tan lejos como para quitarle todos sus vestidos a pesar de que no son adecuados para su talla.

Mientras hablaba mal de la segunda hija del Conde Epheria, Roanna, Sofía me trajo un vestido para que lo mirara.

—De todos modos, este vestido es el más nuevo de verano. Pero aun así, este se hizo el año pasado. Aah… ¡esto es demasiado! No es como si esta casa estuviera en la ruina. ¡Señorita, usted debe ser la única dama entre entre todos los miembros de la casa del Conde que solo tiene un vestido para cada temporada en un año!

Ni siquiera había tenido un vestido antes. Los uniformes y armaduras no se hicieron según las temporadas.

Después de que me puse el vestido que Sofía eligió y los zapatos, me paré frente al espejo. Silla Epheria era una mujer realmente hermosa. Una joven con un lustroso cabello castaño rojizo y unos ojos verdes desteñidos que relucían tenuemente en rojo, y una piel tan blanca como la nieve, cumplía todos los criterios habituales de una bella dama en la Región Sur, desafortunadamente…

Ella se veía muy pálida y desanimada.

Sus mejillas y labios eran demasiado pálidos, y su cuerpo era muy delgado, estas características mostraban claramente que no había tenido ninguna voluntad de vivir. Aunque Silla era bonita, lucía sin vida como una flor azotada por las lluvias fuertes de la estación fluvial. No sentí que fuera extraño si recordaba la vida que había tenido. Sin embargo, si yo me veía así, entonces, ¿qué tan decaída podría haber sido antes? Tal vez ella casi se había parecido a un fantasma.

—La segunda señorita le robó el corsé de más alta calidad hecho de huesos de ballena. Por suerte, no tiene que usarlo.

—De todos modos, no es como si lo necesitara mi cuerpo.

El cuerpo de Silla era demasiado delgado que no tenía que usar ningún corsé y era suficiente con usar una falda fluida y decorada, o como se llame, lo olvidé, de todas formas, era suficiente.

—No me voy a poner maquillaje.

—Pero…

—Es un período de duelo. Sería irrespetuoso si me pongo algo de maquillaje.

Bueno, aunque el que falleció soy yo. Ermm… no. También se podría decir que este funeral era para Silla Epheria porque ella fue la que murió.

—Debe haber muchas damas que vendrán…

Aunque Sofía se quejó, sintiéndose descontenta, dejó los accesorios de maquillaje. No quería maquillarme aun si no fuera por el funeral. Odiaba el olor del maquillaje, especialmente el perfume. Recordaba las veces que había recibido muchos pañuelos y cartas de amor de las señoritas, pero como siempre habían dejado caer una gota o dos de perfume, el olor se hubo extendido completamente dentro de mi habitación. No había podido rechazarlas porque había sido un caballero, así que mi cabeza se había hinchado tanto que había sentido que había estado a punto de explotar.

Cuando Sofía terminó de peinarme, me di la vuelta frente al espejo con una sonrisa.

—¿Qué tal, si le pedimos permiso a mi madre para salir ahora?

Tenía que conocer a mi madre, la que era tan amable de no preguntarle a su hija sobre su condición después de que se despertó de una semana de coma, durante los últimos dos días.

—La Condesa debería estar en el jardín por esta hora.

La manera en la que Sofía hablaba cambió un poco tan pronto como salimos del pabellón. Frente a mí, ella insistiría en llamar a la madrastra de Silla como “Señora” y no “Condesa”, como si no pudiera reconocer a ese tipo de mujer como Condesa. Sin embargo, se dirigió a ella como “Condesa” respetuosamente cuando estaba afuera porque había ojos que podían ver y oídos que podían oír en todas partes.

—Señorita Silla, he transmitido su intención en general, por lo que debería poder obtener el permiso rápidamente… Ah… aunque se le pondrá una sombra irritante sobre usted.

—¿Quieres decir, mi prometido?

—Sí.

Sofía hizo un mohín con la boca hasta que se pareció al pico de un pato. Al parecer ella realmente odiaba al hombre llamado Vizconde Schwart hasta los huesos.

Abrí la sombrilla blanca que Sofía me dio y empecé a caminar mientras la usaba.

Luego, observé lentamente los alrededores.

—Esta residencia es realmente enorme.

—A pesar de que la familia del Conde Epheria no son aristócratas de la realeza, poseen una gran riqueza como terratenientes.

En otras palabras, eso significaba que la familia del Conde Epheria no tenía una larga historia y poder, pero eran tremendamente ricos.

A mi me encanta el dinero.

Después de que observé por un tiempo, la mayoría de las edificaciones aquí todavía se les podría considerar nuevos porque se construyeron hace poco y vi a muchos sirvientes ir y venir.

—¿Cuánto tiempo hace que se construyó esta residencia en la capital?

—Esta residencia fue construida cuando el Conde se casó con la actual Condesa.

—Oh…

Toda la información que reuní hasta ahora me decía claramente que algo andaba mal.

Eché un vistazo al cielo azul a través de la tela de encaje.

—La sombrilla es realmente un buen elemento, ¿no?

La sombrilla que estaba usando en este momento bloqueó muy bien el calor del sol aunque aún eran los principios de verano. ¡Por favor, dejen que los hombres también usen las sombrillas! Bueno, aunque soy mujer.

Después de pasar por el amplio camino de capas de piedra que había sido bien pulido, pude ver el espléndido jardín de flores del centro. Una gran fuente de agua construida con piedra de mármol, un estanque artificial, pérgolas cubiertas de rosas que, incluso si alguien no supiera nada sobre flores, sabría que eran realmente costosas, y también estaba el terrario dentro del jardín que el propietario no envidiaría a los que vivieran en el palacio. Escuché que esta familia tenía mucho dinero y de hecho, parece que sí tenían mucho dinero. Como hubo resultado así, ¿qué pasaría si me deshiciera de la Condesa y tomara el control de la familia del Conde Epheria y luego donar el dinero a la iglesia? La riqueza debía dividirse.

—Esa es la condesa —susurró Sofía suavemente a mi lado.

Miré a donde ella señaló. Una bella dama de unos treinta años sentada bajo un dosel de seda. El cabello rubio brillante con sus ojos morados la hacía asombrosamente hermosa. Hmm… ¿esa belleza deslumbrante se convirtió en una segunda esposa? Woahh esto… ¡¡era realmente sospechoso!! ¿O podría ser que el Conde también era realmente guapo?

Cuando me acercaba a la mesa donde estaba sentada la Condesa, ella inclinó la cabeza y me observó. Inconscientemente, extendí mi mano derecha. En un instante, ella frunció el ceño.

—¿Qué significa esto?

—Ah, no. N-nada.

Tan pronto como veía a las bellas y nobles damas, mis viejos hábitos de saludarlas de manera caballerosa, salieron sin darme cuenta. Bien, ahora soy una mujer. Ugh… siempre había sido una.

—Ughh… entonces…

Miré nerviosamente a la Condesa. ¿Qué tipo de conversación tenía lugar entre una madre y una hija? Obviamente no tenía idea ya que nunca tuve una antes. Ni siquiera tuve la oportunidad de pensar de qué hablarían en privado. Pues inmediatamente había obtenido una posición honorable en la iglesia tan pronto como se habían dado cuenta de mi poder sagrado después de haber vivido como huérfana. Ermm… ¿debería saludarla primero? Ya era mediodía, pero ¿debería preguntarle si había dormido bien? Dudé porque no sabía qué hacer. Por suerte, la Condesa habló primero:

—¿Escuché que deseas salir?

—Oh, cierto —respondí rápidamente—. Quiero ver la procesión fúnebre de Sir Roel.

—Bueno. Me he puesto en contacto con el Vizconde Schwart. Ya debería haber llegado. Deberías ir con él.

—Bien.

La Condesa pareció sorprendida al escuchar mi respuesta dócil. ¿Tal vez debería haber fingido parecer poco dispuesta?

—Es raro verte tan dócil.

—Es porque la persona que adoraba ha fallecido.

Bueno, yo también me gustaba. La condesa me miró seriamente y luego asintió.

—Ten cuidado en tu camino.

—Sí. Erm, volveré pronto.

Esto fue bastante sutil. Miré de nuevo a la condesa por un momento y luego me di la vuelta. Sofía, que miraba ansiosa desde lejos, me siguió rápidamente.

—Ella es mucho más hermosa de lo que esperaba.

Mi susurro hizo que Sofía frunciera el ceño profundamente y respondió con una voz suave:

—Ella solo tiene una cara bonita. Su corazón es tan malvado como los demonios antiguos.

—¿De verdad?

—Por supuesto. En realidad…

Sofía habló con una voz mucho más pequeña que era difícil escucharla:

—Hay algunas sospechas que… la fallecida Condesa, su madre biológica… fue asesinada.

—¿Y el perpetrador es la actual condesa?

—Parece probable.

Era muy posible que no fuera un rumor sin fundamento. El momento de la muerte era demasiado adecuado para ser clasificado como una muerte natural.

Seguí a Sofía hacia la puerta principal y un carruaje de caballos ya estaba esperándome. Y había dos jóvenes parados a su lado… ¡¿Eh?! ¿Qué hacía ese bastardo aquí?

Siempre había rivalidad como la de los perros y gatos en todas partes. También era igual para nosotros, los Caballeros Sagrados. Nuestro rival no era otro que el Escuadrón de Caballeros Imperiales y lo peor era el Tercer Escuadrón de Caballeros, cuyo deber era proteger al Príncipe de la Corona. Los Caballeros Sagrados servían a la Diosa y los Caballeros Imperiales servían al Palacio, por lo que de generación en generación no tuvimos ninguna buena relación, pero últimamente el odio parecía empeorar. El principal problema era que luchamos por la atención del Príncipe de la Corona. Para ser precisos, el Escuadrón del Tercer Caballero se sentía inferior y, por lo tanto, hizo eco de un grito: “Somos el Escuadrón Especial que sirvió al Príncipe Heredero, ¿por qué Su Alteza está más cerca de esos malditos Caballeros Sagrados?”

Como ex Santa, la Emperatriz que era la madre biológica del Príncipe de la Corona, a menudo lo había llevado a la iglesia. Por eso, el Príncipe de la Corona estaría mucho más familiarizado con la gente de la iglesia y tendría una mejor relación con los Caballeros Sagrados que con el Tercer Escuadrón de Caballeros, que no le era familiar. Además, no era sorprendente que la insatisfacción del Tercer Escuadrón de Caballeros se elevara hacia el cielo, ya que la iglesia, para ser precisos, el Escuadrón de Caballeros Sagrados, interviniera directamente para resolver la maldición del Príncipe de la Corona.

Ni siquiera hicimos nada malo. Si querían hacer un alboroto por eso, deberían haberle preguntado al Príncipe de la Corona, ¿por qué nos molestaban a nosotros, la parte inocente? ¡Resolvimos bien el problema de la maldición con nuestros mayores esfuerzos porque todavía ellos carecían de habilidad!

¡Especialmente ese bastardo, él era el más malvado!

Con los ojos llenos de odio, miré a Cain Silac, un caballero del Tercer Escuadrón de Caballeros, que estaba junto al prometido de la señorita Silla. Otros Caballeros Imperiales generalmente solo habían hecho algunas pequeñas conmociones, pero ese bastardo había usado medios clandestinos para irritar al Escuadrón de los Caballeros Sagrados. Inevitablemente, un caballero sagrado había sido expulsado deshonrosamente. Mis subordinados eran muy preciosos para mí. Yo debería ser la culpable si era mi culpa, aun así, ¿cómo se atrevía alguien irrelevante a dañar a mis niños (también conocidos como subordinados)?

¡Maldición! En este momento ya no era un líder. ¿Debería matarlo?

Previamente no había podido vengarlo personalmente porque había sido un líder, pero ahora era diferente. No le causaría problemas a mis niños y a los demás bajo el sumo sacerdote si golpeaba a ese bastardo hasta la muerte. Más bien, la casa del Conde Epheria se arruinaría. Pero, no debería ser un problema que alguien que vendió a su propia hija al Rey Demonio fuera arruinado, ¿verdad? Cierto, debería estar bien.

—¡Señorita! ¡Señorita!

Sofía me llamó ansiosamente cuando mis pensamientos vagaron sobre otro problema… ¿puedo siquiera tratar con ese bastardo en mi condición actual?

— ¿ah?

—¿Recuerda algo?

¿Qué recuerdo? Oh, ¿me malinterpretó cuando vio que miré al prometido de Silla?

—No… no recuerdo nada, pero tengo un mal presentimiento sobre él.

—Parece que su cuerpo lo recuerda, aunque usted no lo recuerda.

Sofía lanzó una mirada irritada al maldito prometido y luego continuó hablando:

—Realmente es una persona siniestra, así que debe tener cuidado.

—Soy su prometida, ¿de verdad tiene la intención de hacerme daño?

—Eso no es algo que sepamos con certeza. Después de todo, se puso del lado de la Condesa.

—¿Es así?

Si ese era el caso, entonces ese bastardo de Cain probablemente también estuviera relacionado. Escuché a medias las repetidas quejas de Sofía para mantenerme alerta mientras caminaba hacia el carruaje.

—Ha pasado un tiempo, señorita Epheria.

No le presté atención a su saludo y solo lo fulminé fríamente con la mirada. Por su apariencia externa, parecía decente. El Vizconde Schwart tenía un aspecto promedio y tenía cara de tener alrededor de unos 20 años de edad. Bueno, se le podría considerar feo si lo compararan conmigo. Por supuesto, quería decir, si fuera comparado con mi cuerpo anterior.

No responder a un saludo y solo mirar a alguien era muy descortés, pero al Vizconde no le importó. Tal vez Silla usualmente hizo lo mismo también.

—Entre al carruaje —dijo el Vizconde mientras extendía sus manos hacia mí de una manera educada.

Hasta este punto, no había ningún problema hasta ahora. Podría considerarse gentil, en comparación con mi actitud. Si fuera de los que se enojaran fácilmente, no toleraría mi actitud por ignorarlo. Después de dudar sobre cómo debería responder, finalmente asentí, doble la sombrilla y luego tomé su mano para subir al carruaje. Hmm… no tenía idea de cómo debería hablar. Por el momento, tal vez debería fingir ser femenina.

¡Maldición! ¡No sabía cómo actuar femenina! Ughh no importaba, solo me sentaré y me quedaré callada.

El Vizconde Schwart se sentó a mi lado y ese bastardo se sentó frente a nosotros. Honestamente, ¿qué pecados cometí en el pasado para que me hicieran sentarme cara a cara con ese bastardo dentro de un carruaje?

Tan pronto como el carruaje comenzó a moverse, el Vizconde Schwart comenzó a hablar:

—Este es mi viejo amigo, Cain Silac, un caballero del Tercer Escuadrón de Caballeros del Imperio.

—Ah… sí —respondí mientras miraba mis rodillas para no mirar a ese maldito Cain.

Lanzar una mirada de odio a alguien que conocieses por primera vez era realmente sospechoso. Sin embargo… ¿un viejo amigo? Al parecer este bastardo Vizconde Schwart no se le podría considerar como una buena persona. Tener prejuicios no era un buen comportamiento, pero había algunas personas que decían que el mismo tipo de gente siempre se junta, ¿verdad?

—Señorita Epheria, hoy está muy callada.

—Bien…

¡No me hables! ¡No hay nada de qué hablar entre nosotros!

—Escuché que recientemente se enfermo.

—Así es.

—Como su prometido, debí haberla visitado. Me disculpo.

—Está bien.

Di respuestas cortas con mi cabeza todavía colgando. Después de algunas reflexiones, este hombre ni siquiera apareció cuando su prometida estaba inconsciente en una cama. Era absolutamente un desgraciado.

Después de eso, tuvimos pequeñas conversaciones cotidianas y di breves respuestas hasta que me sentí somnolienta. Aburrido. Me abstuve de bostezar y moví la mirada para mirar afuera por la ventana. Me sentí familiarizada con la vista de la calle de la capital que no había cambiado desde antes. Bueno, eso era seguro, ya que solo me había ido alrededor de un mes.

—¿Eh…?

El edificio que acabamos de pasar, era claramente una tienda de bocadillos propiedad de Michael. Michael era uno de los caballeros de bajo nivel del Escuadrón de los Caballeros Sagrados. Sus padres dirigían una famosa tienda de bocadillos en la Calle Caper. Pero, la Calle Caper se encontró lejos de mi destino. Giré la cabeza y miré al Vizconde Schwart.

—Vizconde Schwart.

—¿Sí?

—¿Nos dirigimos al lugar correcto?

Y lo más importante, ¿sabía él a dónde quería ir? Nunca se lo dije.

Mi pregunta no lo hizo entrar en pánico y con calma respondió:

—El camino principal y las carreteras que la rodean están cerradas para los carruajes debido a la procesión fúnebre. Por lo tanto, tenemos que rodear un poco.

—¿Es así?

Incliné mi cabeza y continué mirando por la ventana. ¿Estaban los caminos realmente cerrados debido a la procesión fúnebre? Aun así, nuestra dirección era realmente extraña… aunque las carreteras alrededor del camino principal estaban cerrados, podríamos dejar el carruaje lo más cerca posible y luego caminar un poco, ¿verdad? ¿Por qué deberíamos rodear?

¡Esto era realmente sospechoso!

En cualquier caso, claramente tenían otros motivos. Sería más fácil escapar cuando el carruaje todavía estaba en movimiento pero… ya había llegado a este punto, ¿qué tal si siguiese un poco su plan?

El bastardo que se sentó delante de mí se convertiría en un pequeño obstáculo, a pesar de que el Vizconde no era un problema, pero me sería fácil escapar de ellos simplemente evitándolos y no oponiéndomeles directamente. Estaría en un gran problema si el lugar al que nos dirigimos está lleno de hombres armados. Pero no harían preparativos detallados para encargarse de una chica débil, ¿verdad?

Después de que el carruaje se movió un poco más, se detuvo en una calle que estaba muy lejos del camino principal donde se llevaría a cabo la procesión fúnebre.

—¡Vamos!

El Vizconde Schwart salió del carruaje primero y luego me tendió la mano. Todo este tiempo, nunca supe que dejar que otros me guiaran, me hacía sentir molesta. Podía caminar sola sin tomar la mano de los demás. Odiaba verme abiertamente como una persona débil que necesitaba los cuidados de otros. Bueno… una mujer de hecho era débil, pero… bueno, Silla solía ser débil, pero…

Sin embargo, todas las damas que había acompañado parecían felices.

Realmente se sentían felices, ¿verdad? Con sentimientos encontrados, salí del carruaje sin ayuda. Frente a mí había una posada. Una posada, mmm, eso era una posada. No era un hotel, sino una pequeña posada que era demasiado pequeña y demasiado barata para ser visitada por nobles. Este lugar era adecuado para reuniones secretas sin que nadie lo notara…

¿Hay quizás alguna reunión secreta aquí?

Esperaba que nos encontrásemos con aquellos que probablemente hicieron el contrato con el Rey Demonio.

—¿Tiene algún negocio en este tipo de lugar?

El Vizconde sonrió misteriosamente por mi pregunta.

—Bien, necesito conocer a alguien aquí. ¿Se unirá a mí por un momento, señorita?

Todavía había mucho tiempo, así que no había razón para que me negara. Asentí y entré en la posada.


Rencov
¡Segunda parte del primer capítulo! ¡A eso le llamó ser despistada! O tal vez pensar muy a fondo, jaja

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