Vida feliz – Capítulo 58: Disculpas y castigos

Traducido por Shaey

Editado por Ayanami


Cecil-kun se fue a llamar a Padre como le pedí. Por supuesto, no dijo nada más de lo que se necesitaba.

—Mis humildes disculpas. Fuiste arrastrada a esto debido a mi incompetencia.

Se presentó para disculparse de todo corazón con la cabeza baja, un hombre cuya posición no había cambiado desde que lo conocí, el Rey. Inclinado como estaba, no podía ver la expresión rígida que tenía en mi cara.

Para que el jefe del país venga, personalmente, a disculparse conmigo, ¿qué clase de juego de castigo se me está infligiendo? El hecho de que el líder del país baje su cabeza hacia mí, rápidamente, aumentó mi estrés. Más bien, me hizo querer arrodillarme y postrarme delante de él. Sí.

—Su Majestad, no hay necesidad de que se disculpe conmigo. Por favor, levante la cabeza.

—Diaz, estás poniendo a Liz en un aprieto. Guardemos las disculpas para más tarde.

Era una situación antiestética que no quería presenciar; un hombre adulto pidiendo disculpas, con toda seriedad, a una niña. Habiendo recogido esto de mis expresiones faciales, Padre también buscó controlar la situación. En cualquier caso, no era apropiado que el Rey baje la cabeza.

Sacudiendo su pelo rubio, que era como los cálidos rayos del sol, Su Majestad levantó la cabeza a regañadientes. Su bello rostro, que siempre parecía muy joven, estaba nublado por vívidos sentimientos de culpa e infelicidad.

—Su Majestad. Si puedo ser directa con usted, no hizo nada malo. Las heridas que tengo fueron el resultado de mi propia torpeza. Algunas de las cuales fueron autoinfligidas.

No mencioné que me había cortado a nadie más que a Gilles. En ese momento, estaba tan atrapada en la situación que no pude conseguir nada y terminé por seguir adelante con mi plan de autolesión. Había otras formas de tratar el asunto, si me hubiera tomado el tiempo para reflexionar sobre ello. Aunque, desafortunadamente, incluso ahora, todavía no tengo ni idea de si esas medidas habrían funcionado.

—Tanto Su Majestad como Su Alteza, también estuvieron expuestos a esos peligros. Para mí, esto es de poca importancia, mientras ambos estén a salvo.

Personalmente, hubiera sido bueno que también me colocaran en un lugar seguro, pero, objetivamente hablando, desde un punto de vista político, siempre y cuando ambos estuvieran fuera de peligro, eso era todo lo que importaba. No soy tan engreída. Se que mi vida tiene poca importancia.

En primer lugar, es mi culpa por ser incapaz de defenderme. ¡Ah! Diré que la culpa de esto recae en aquellos que más desprecio, el Abad, Lord Alfred y el hijo del Conde.

Estaba especialmente agradecida de que ninguna de las cicatrices y marcas quedarán atrás. Mi piel estaba igual que antes del motín. Por algunas razones, cuando la acaricié, la cara de Su Majestad se contorsionó aún más, como si una nube se cerniera sobre este hombre digno.

Las mujeres son del sexo débil. Es impensable que una mujer, que aún no está en edad de casarse sea herida en estos días, o eso es lo que parece.

…Bueno, soy optimista y estoy de acuerdo con ello, mientras la herida se cure. Además, mi cuerpo sigue siendo casto.

—Sin embargo, el mero hecho de no haber eliminado a los miembros de la revuelta fue la causa de esta situación.

—Entonces, yo tengo la culpa, ya que fui yo quien dio la orden.

Una expresión de aspecto similar, también persistía en mi padre. Su puño estaba cerrado cuando se mordió los labios.

—Liz, lo siento…es mi culpa. Fue difícil, ¿no? Incluso tuviste que ir tan lejos como para herirte a ti misma…

Lo siento, con la excepción del esguince de tobillo, todos fueron obra mía.

—No, siento haberle causado problemas.

—No hiciste nada malo, Liz. La falta de guardias patrullando la mansión fue mi culpa.

— ¿No debería contar también mi incapacidad para defenderme?

Si tuviera que decir quién tiene la culpa, sólo puede ser la gente que planeó la revuelta. Aunque, para ser franca, la oposición tomó la decisión correcta de secuestrarnos a Ruby y a mí.

El ejército rebelde estaba escaso de personal y, además, al frente de las tropas estaba Padre, el segundo al mando del reino. No se hablaba mucho de esto, pero el Abad no era muy popular entre la población. Cualquiera con lazos con él era considerado dudoso. Padre, por otro lado, era genuinamente querido. ¡Era un gran honor! Se podía saber por la forma en que la gente de la Institución de Magos interactuaba con él.

Por lo tanto, si había una forma segura de hacer que no se moviera, entonces, sólo tenía sentido usar este método. Después de todo, padre era ampliamente conocido como un padre demasiado cariñoso. Sin embargo, también tenía que considerar su posición. En última instancia, sus deberes tenían prioridad sobre sus hijos…si mostraba la más mínima duda, ellos lo pisotearían. Aunque eso fue un error de cálculo de su parte. Yo, Gilles y Cecil-kun nos resistimos y lo arruinamos para ellos.

 —Realmente. No hay necesidad de que te lamentes por ello. Era sólo un pequeño asunto que involucraba mi castidad, pero, ya está hecho y tratado ahora.

— ¿Qué? ¿¡Lizbeth-jou…!?

—Oh, por favor no te preocupes por eso. Mi virginidad sigue intacta; sólo me manoseó. Aunque, por el momento, prefiero mantener mi distancia con los chicos.

Meh, está bien. No es que tenga problemas de confianza con todos los hombres. Es sólo que no quiero ser tocada por alguien con quien no estoy familiarizada.  Por el momento, sólo fingiré ignorancia, ante las miradas sexuales que los hombres me prodigan. Como no tengo muchos vestidos de diseño conservador, le pediré a mi madre que ordene algunos para mí.

—Siento ser una molestia, —dije encogiéndome de hombros, con una risa forzada. Padre y el rey se pusieron rígidos en el acto. El semblante del Rey se oscureció rápidamente. Padre, por otro lado… ¿Cómo debería decirlo? Era, diabólicamente, demoníaco y feroz. No estoy segura de que esa sea una buena expresión que un hombre deba tener. Para ilustrarlo, su ceño era como el de los dos Reyes Deva guardianes[1].

—Liz, me retiraré un momento. Quédate aquí.

—Espera, Welf. Hablemos de esto primero.

El hijo del Conde había provocado la ira de Padre, así que esperaba que Padre lo torturara. “Cosechas lo que siembras” es lo que yo creo que es. Aunque, me acogeré a la quinta, ya que no tengo ni idea de lo que le pasará…me basta con saber que Padre es aterrador cuando está enfadado.

—Padre, puedes hacer lo que quieras con el hijo del Conde más tarde.

Bueno, el hecho de que no lo detenga es comprensible. A mi manera, estoy resentida con el hijo del Conde. Caer en la cama con un hombre al que detesto no era cosa de risa. Tomar a Ruby como rehén fue un crimen serio.

—Más importante, hay algo que quiero pedir…no. Hay algo que quiero pedirte a usted.

Fue entonces, cuando volví mi mirada directamente al rostro desanimado del Rey. Padre no podía hacer nada sobre el asunto en cuestión, así que era mejor preguntarle a su Majestad en su lugar.

— ¿Qué es? Si está dentro de mis posibilidades, lo haré.

— ¿Cómo vas a tratar con Cecil-kun y Gilles? Si van a ser acusados, por favor, condénelos a un castigo más ligero. Ambos tuvieron que ver con la captura del cerebro y me protegieron.

—Eso es todo lo que deseo, —pregunté e incliné mi cabeza.

Cecil-kun es el nieto del abad Georg, mientras que Gilles es el hijo de Lord Alfred. Aunque ninguno de los dos tenía conexión alguna con los crímenes cometidos, en la sociedad aristocrática, la familia entera, a menudo, era castigada por solidaridad.

Desde el principio, Cecil-kun había ayudado a Padre a hacer los arreglos necesarios en secreto y Gilles hacía tiempo que había roto los lazos con su familia, así que no creo que haya algún problema…pero necesito estar segura, por si acaso.

Siempre me han protegido; es lo menos que puedo hacer.

Mi cabello, que había arreglado apresuradamente después de que Cecil-kun lo estropeara, se salió de su lugar, mientras bajaba la cabeza, y no fue hasta que su Majestad me instó a levantar la cabeza con una voz nerviosa que seguí sus deseos.

—En mi opinión, no hay que culparlos por esto. Se podría decir que estoy siendo un blandengue, pero…

—En ese momento, la decisión de aprehender y decapitar a esa persona vino tanto de Gilles como de Cecil. Habían cumplido con sus deberes para con el país. Agregado a eso, Gilles ya había roto los lazos con su familia. Así, que no veo ningún problema en concederle eso.

—… ¿Es una promesa?

La gente que cambia de opinión después de dar su palabra es intolerable, así que me aseguré de mirarlo fijamente a los ojos. El Rey se rió de la mirada que le di, asintió con la cabeza y afirmó,

—Lo juro en nombre del Rey.

Yo también soy bastante retorcida. Pedir un favor cuando sé que la otra parte se siente en deuda conmigo. Aunque, nunca tuve la intención de señalarlo con el dedo. Sin embargo, al hacer esto, las cosas se nivelaron. No sentiría que me debe nada, ya que yo estaba pidiendo un favor y le daría tranquilidad. Comparado con su constante sentimiento de disculpa hacia mí, esta petición, sería una carga menor para su corazón.

En resumen, ellos no se verían obligados a rendir cuentas por este lío. Eso me dio una sensación de alivio. Sin embargo, mi padre tenía sentimientos encontrados al respecto.

—Si los alejara…estoy agradecido de no tener que hacerlo. Averiguar cómo tratar con esos bastardos ya es desconcertante, hasta ahora.

— ¿Porque no puedes dictar su sentencia?

—Así es. Para empezar, la familia Steinbert afirma que las acciones de Georg eran independientes de las de la familia. Además, fue su nieto el que lo arrestó.

—Si bien es la decisión correcta el degradar a la familia Sévéne…sin embargo, también es un dolor de cabeza que hay que enfrentar. Resulta que son muy capaces de manejar su territorio.

Había un ligero indicio de angustia en el bello rostro de su majestad, cuando frunció sus cejas…según parece, las circunstancias que rodean el problema, son muy problemáticas de manejar.

—Darle al líder principal del motín la pena capital, encarcelar a los otros miembros, así como degradar y confiscar sus tierras, este es el curso de acción apropiado, sólo que…

—Bueno, la confiscación de tierras será un dolor de cabeza para la familia real. En la superficie, no se puede exagerar, de lo contrario será más difícil pacificar la situación.

Padre, después de añadir a la explicación del Rey, le sonrió amargamente. Este no era su problema para tratar. Padre puede ser un noble, pero no es de la realeza…sin embargo, su Majestad parecía disgustado de que Padre no estuviera dispuesto a ayudar.

—La tierra les fue dada por el país, por lo tanto, es justo que el país la recupere. Sin embargo, si se hace en exceso, causará problemas. Sin los señores, no habrá nadie que administre los reglamentos en esas tierras. Digamos que incluso si el país la recupera, sería demasiado para gobernar.

—Entonces, ¿qué tal si se lo concedemos a las familias que ayudaron a asegurar la batalla?

— ¿No aumentaría mi carga de trabajo diez veces más si se hiciera eso? Después de todo, yo estaría a cargo.

—No te encojas de hombros como si fuera una molestia.

—Entonces, ¿Quieres administrar las tierras Liz? Si una chica linda como tú lo maneja, la población del feudo se regocijaría, aunque también es probable que te menosprecien.

—Me niego.

Sacudí la cabeza rápidamente, mientras mi pelo volaba, Padre sonrió maliciosamente y dijo: — ¿No estaría bien si te doy una mano aquí y allá?

—…No, creo que todavía es demasiado pronto para que yo pueda gestionar un territorio. En primer lugar, es Ruby quien sucederá al título. Me casaré y es poco probable que tenga alguna participación directa en la gestión de un territorio.

—Haa…en cualquier caso, lo tendré en cuenta. El país tomará el control de la mitad de esas tierras, el resto será conferido a aquellos en el parlamento, en los que se pueda confiar para que lo administren…

Supongo que, hoy en día, incluso los peces gordos lo tienen difícil, esto a juzgar por la expresión cargada de problemas que muestra el Rey mientras deja escapar un suspiro.


[Reyes Deva, también conocidos como los Cuatro Reyes Celestiales (chino: 四天王, pinyin: Sì Tiānwáng, japonés: Shitennō, sánscrito: Devarāja o Lokapāla, tibetano: rgyal.chen bzhi, coreano: 사천왕, Sacheonwang) son cuatro deidades budistas que protegen los cuatro puntos cardinales. En China también son conocidos como los Cuatro Reyes Celestiales Protectores del Mundo (护世四天王, 護世四天王, hùshì sìtiān wáng) o como los Cuatro Ayudantes de Buda (四大金刚, 四大金剛, sì dà jīngāng ).]

5 respuestas a “Vida feliz – Capítulo 58: Disculpas y castigos”

  1. UwU Es bueno ver un nuevo capitulo de esta novela, ya ha pasado un año desde que la leí y actualmente estoy un poco confundida con los personajes(ó﹏ò。), creo que la releere.
    Muchas gracias por traducirla (๑•ᴗ•๑)♡ ❤️(≧∇≦)

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