Vida feliz – Capítulo 64: Mi determinación

Traducido por Soyokaze

Editado por Ayanami


Sólo la gran cantidad de maná que poseo, es motivo de orgullo para mí. Durante la rebelión me dí cuenta plenamente de ello.

Si me vuelvo más fuerte, podría superar con creces incluso al mago supremo… No, me retracto, sería muy presuntuoso de mi parte, pero es un hecho que me he vuelto más hábil. Pero si mis habilidades con la magia hubieran sido mejores, no habría expuesto a Ruby al peligro.

Aún soy débil.

Todavía me falta mucho para alcanzar a mi padre o a Gilles. Ya que no puedo controlar mi magia con tanta precisión como Gilles y no puedo desplegar, en su totalidad, mi poder mágico como lo hace mí padre. Supongo que todavía soy un polluelo si tomamos en cuenta sus habilidades.

“Voy a proteger a onee-chan”

“¡Esta vez seré yo quien les dé una paliza a los malos!”

Comparada con Ruby, quien, a pesar de ser un niño que no puede hacer nada, estaba así de emocionado y dispuesto a darlo todo, soy inmadura. ¡Así que tengo que protegerlo!

No me gusta la idea de quedarme sin hacer nada aun cuando Ruby está tratando de esforzarse tanto.

—Así que Gilles, ¡hagamos un entrenamiento especial!

Ya que desde el principio Gilles es mi instructor, fue el primero a quien pensé en pedirle que me diera un entrenamiento especial. Él, de lejos, es mucho más fuerte que yo, además de ser muy bueno enseñando. Cuando cometo un error, enseguida me lo indica para que así pueda mejorar. En sí, me da los tips y trucos suficientes para poder mejorar por mí misma.

Bueno, el único inconveniente que tiene su método es que está dirigido a aquellos que tienen mucho maná, así que estoy muy consciente de que no es como si pudiera ser enseñado a cualquiera que aspire a convertirse en un gran mago. No todos lo aguantarían.

Creo que la forma más rápida de volverme más fuerte sería convencerlo de que me entrene. A mi padre no podría considerarlo dado lo ocupado que está con su trabajo, por lo que sería prácticamente imposible para él hacer tiempo para mí.

—¿Qué pasó…? ¿Por qué me pides eso tan de repente?

—Es porque me di cuenta de mis carencias.

Ante mi abrupta petición, Gilles me dirigió una mirada de extrañeza. Su mirada no parecía extrañada porque se preguntará el por qué, sino más bien como si expresara un sentimiento de que yo estaba pensando en cosas que eran innecesarias.

…Pero, para mí, estaban lejos de ser innecesarias, lo consideraba un problema importante a considerar. Quiero fortalecerme para ser capaz de protegerme a mí misma y para aligerar el trabajo de Gilles.

—Quiero ser capaz de afrontar cualquier situación la próxima vez que pase cualquier imprevisto.

—¿No deberías mejor rezar para que a futuro no pase nada?

—Es porque quizás podría pasar algo que pienso así —le repliqué. Y claro, desearía que de aquí en adelante no pasara nada y nuestros días siguieran así de pacíficos. Sin embargo, francamente, dudo que dejen de pasar cosas y también podría verme implicada en situaciones desfavorables, lo quiera o no.

Por eso es que estoy haciendo todo lo que está en mis manos para evitar meterme en problemas, pero cuando surgen imprevistos, los hay, lo queramos o no…

Y es que, debido a mi posición de ser la hija de mi padre, y si le añadimos mi gran cantidad de maná, siento que tarde o temprano volverá a haber conflictos e incidentes. Ya que existe la posibilidad de que, a futuro, haya amenazas hacia mi padre o situaciones que puedan afectar a su alteza el príncipe, entre otras cosas, así que no hay garantía de que no vaya a pasar nada.

Creo que esas son razones más que válidas para volverme más fuerte y saber cómo afrontar el peligro antes de que éste venga. Como bien dice el dicho: más vale prevenir que lamentar.

—…Parece que no eres de la idea de ser protegida obedientemente.

—Creo que lo mejor es estar preparados por si acaso y qué es mejor que no llegue a pasar nada. Además, quiero trabajar en el instituto de magia en un futuro cercano.

Mi entorno actual en casa es privilegiado, pero quiero trabajar cuando sea adulta. No me agradaría no hacer nada y, desde un inicio, aspiraba a trabajar ahí.

De todos modos, he querido trabajar hombro con hombro con mi padre. Además, presiento que mis padres también quieren que trabaje en el instituto, ya que recuerdo vagamente haberlo escuchado poco después de que nací.

Sería difícil… que llegara a ser la cabeza de la institución, pero al menos quiero ser la mano derecha de mi padre.

El rostro de Gilles se mostró un poco reticente cuando le expuse esas razones.

—¿No has pensado… en casarte y ser ama de casa?

—Ha comenzado un avance de las mujeres en la sociedad. Así que trabajar para mí está bien, no me veo siendo mantenida por un hombre y no es lo que deseo.

Personalmente, creo que, la idea de que una mujer deba ser necesariamente un ama de casa, es una imposición. No me importaría ser una, pero quiero salir y trabajar y no estancarme en algo impuesto por la sociedad.

Me gusta hacer té, el bordado y amo las flores, ciertamente me gustan muchas de las labores de casa. Pero no quiero estancarme sólo en eso, quisiera hacer algo más.

Y, para no ir tan lejos, madre, de quien se pensaría que no sale, en realidad no se queda en casa. En ocasiones va al castillo y trabaja con mi padre, también le enseña tips de técnicas de curación a los sanadores entre muchas otras labores.

Apuesto a que muchos piensan erróneamente que ella se queda tranquilamente en casa, ¿verdad?

—Gilles, ¿tanto odias que me haga más fuerte?

—No es que lo odie, al contrario, me hace feliz, pero es complicado. Pienso que si te vuelves más fuerte que yo, podría perder la confianza en mí mismo.

—No hay forma de que eso pase. Gilles, eres demasiado fuerte. Es imposible que llegue a estar a tu nivel.

No estaría pasando por tantas dificultades si fuera tan sencillo ponerme a su nivel. Aunque posea una significativa cantidad de maná, no poseo la suficiente técnica para controlarlo.

Mi principal arma es que tengo mucho maná, pero como mi control deja mucho que desear, es un desperdicio de maná cuando trato de usarlo. Sólo si logro controlarlo como lo hace Gilles, es que podría sacar un mejor provecho.

Bien podría intentar cosas como operaciones tácticas con la gran cantidad de maná que poseo, pero supongo que, con mis habilidades actuales, la eficiencia dejaría mucho que desear.

—¿…No quieres?

—Lo haré ya que es una orden tuya, Liz-sama. De todas formas, me acabo de dar cuenta de que yo también debo pulir mi técnica tanto como sea posible.

—¿Aún con tus habilidades?

—Todavía me falta mucho. Además, no le llego ni a los talones a Welf-sama.

Al parecer, mi padre es el objetivo a alcanzar de Gilles. Mi padre ha de ser asombroso, ya que Gilles se expresa así de él. No puedo decirlo con certeza ya que nunca lo he visto mostrar sus verdaderas habilidades personalmente.

—Espero el día en que pueda ser rival para Welf-sama.

—¡Vaya! Tu meta es muy alta. Si es así, entonces, podrían practicar y luchar entre los dos.

—No tendría caso si no supero a Welf-sama por mí mismo. No me lo puedo consentir.

Su respuesta es más honesta de lo que pensaba, asentí estando de acuerdo con él.

…Así que Gilles planea superar a mi padre, ¿eh?

Si lo logras, será algo para celebrar, pero en ese caso, significaría que serías el número uno de todo el instituto de magia, ¿verdad Gilles?

—Hum… va a ser difícil para ti ganarle.

—Está claro que para Liz-sama, Welf-san es el mejor, ¿verdad?

—No necesariamente, pero… si lo consigues, de alguna manera, habrás recorrido un largo camino.

Existe un mundo de posibilidades, así que nada está dicho todavía… Pero si Gilles consigue su objetivo, pienso que se convertirá en alguien que yo no pueda alcanzar.

Si llegara a superar al mejor mago del instituto, no podrá conformarse con ser mi guardaespaldas o asistente, pues estaría desperdiciando sus habilidades conmigo. ¿No sería lógico pensar que él se querrá separar de mi lado entonces?

Fruncí ligeramente el ceño y Guilles sonrió tranquilamente. Con calma, esbozó una sonrisa y acarició mi cabeza con suavidad. Sabe muy bien que me gusta que me acaricien el cabello así que, usualmente, tiende a hacerlo para tranquilizarme.

—Me voy a volver más fuerte por ti, Liz-sama y así no separarme de ti.

—¿Por mí…?

—Bien, principalmente, es por mí, pero mi propósito principal es y será siempre protegerte, Liz-sama.

Así que no se va a separar de mí, ¿eh? Cuando lo dijo, me sentí aliviada y a la vez insegura ante él, quien seguía acariciando suavemente mi cabello.

Me siento feliz de que me tenga mucho en cuenta, pero a la vez no puedo evitar preguntarme si valgo tanto la pena.

—Entonces, ¿qué tal si nos esforzamos lo más pronto posible? Como tus habilidades latentes sobrepasan a las de la mayoría, con que te esfuerces, te convertirás en una excelente maga maestra.

—Sé muy bien que todavía me falta mucho en mi condición actual. ¡Haré mi mejor esfuerzo!

Aunque tenga potencial, si no puedo manifestarlo, no sirve de nada. A pesar de que tengo mucho maná, no soy rival para el mago supremo. Para lograrlo, lo más efectivo es trabajar duro y acumular experiencia.

Algún día voy a sorprender a mi padre al mostrarle lo fuerte que me volveré. Por supuesto, entrenaré y sorprenderé a Gilles al mostrarle de lo que soy capaz.

También tengo que ser capaz de proteger a Ruby.

—Ah… Se me olvidaba. Ruby dijo que quiere aprender magia y esgrima.

—¿Ruby-sama dijo eso?

—Sí y Cecil-kun le va a enseñar magia.

Gilles quedó sorprendido cuando le mencioné lo que recordé de repente. Siento que lo que le sorprendió más es que la idea haya sido de Ruby, o que sea Cecil-kun el que le enseñará, o tal vez ambas cosas.

—Para personas como yo, que poseen mucho maná, está Gilles. Si es sólo enseñarle magia, Cecil-kun es más que suficiente. Pero parece que él no es muy hábil en esgrima, así que le pediremos a alguien más que le enseñe.

—Hum… Welf-sama se va a ir de espaldas cuando se entere de que Ruby-sama quiere aprender magia.

—No creo que haya mucho problema. Lo hacíamos quedarse en casa debido a su constitución débil, pero ya va siendo hora de que empiece a entrenar.

Si no lo dejamos hacer nada porque es débil, nunca va a mejorar, al contrario, puede que se debilite más. Así que lo mejor es tomarle la palabra a su petición y hacer que entrene. Le voy a pedir a mi padre que nos presente a alguien para eso.

…Y de paso, se me acaba de ocurrir que esa persona me podría enseñar en secreto a mi también.

—A propósito, Gilles, ¿sabes esgrima?

—Hum… más o menos me defiendo. Me obligaron a aprender y sé algunas técnicas.

—Entonces, al menos lo básico, ¿me podrías en…?

—¡Claro que no! Confórmate con sólo aprender magia, por favor.

—Nooo, ¿por qué…?

Parece que no va a ceder, ya que terminó rechazándome con una expresión seria en su rostro. Yo sólo quería aprender a blandir la espada, aunque fuera sólo un poco. ¡Mira! Tengo la sensación de que lo podría usar como defensa personal.

Pero por más que se lo pedía, agitaba la cabeza de un lado a otro en señal de negación, así que terminé por rendirme y dedicarme a la magia. Si de momento no se me permite usar la espada, lo único que me queda es derribar a mis oponentes antes de que tengan oportunidad de acercarse, así como lo haría un cuclillo. Puede que se oiga mal que yo lo diga, pero eso no tiene nada que ver con los cuclillos[1].


[1] Los cuclillos son aves famosas por su canto musical de cu-cú, cuyas hembras son comparadas con capitanes de guerra. Para más referencia: https://www.lifeder.com/pajaro-cuclillo/

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