La consorte favorita del Príncipe Demonio – Capítulo 109.1: Proposición

Traducido por Selena

Editado por Meli


—¿Estuve de acuerdo? —Murong Qi Qi levantó una ceja—. ¿Alguien escuchó que te dejaría entrar a wangfu?

—¡No lo hemos oído! ¡La señorita no dijo eso! —negaron al unísono Su Mei y Su Yue negaron rápida y cooperativamente con sus cabezas.

—Princesas ¿escucharon? —Murong Qi Qi miró a Yu Shi Shi y a Wanyan Bao Zhu.

Aunque ambas querían ayudar, negaron con la cabeza. Mu Yu Die se puso verde. ¿Habría entendido mal? ¿Ella no quería compartir marido? ¿Por qué se retractaba cuando el significado de sus palabras fue claro?

—¿Qué quieres decir? —interrogó ansiosa Mu Yu Die.

—¿La señorita Mu no entendió? —Murong Qi Qi se rio—. Después de la boda, el príncipe me tendrá como única mujer tal como es ahora. En cuanto a los deseos de la señorita Mu, entienda algo. Si tuviera que aceptar a todas las mujeres que están deseando pegarse al príncipe, ¡ni siquiera en esta capital cabrían todas!

—Tú… —Mu Yu Die se molestó—. ¡Princesa, no eres la única que ama al príncipe! ¡Deberías al menos respetar mis sentimientos por él!

Murong Qi Qi tomó a broma sus palabras y se dirigió con paso lento a ella y suspiró al ver su pálido rostro.

—Impotente, la flor que cae anhela el amor, pero el arroyo sin corazón sigue ondulando[1]. Aunque tu amor sea más alto que las montañas y más profundo que los mares, ¿qué importa? Soy una mujer posesiva que ha conquistado todo su corazón. Ni siquiera un mechón de tu pelo podría entrar. ¡Deberías ser más consciente y soltarlo! Ya eres demasiado grande para que sigas pensando con tantas ilusiones.

Murong Qi Qi humilló en público a Mu Yu Die; Yu Shi Shi y Wanyan Bao Zhu se sobresaltaron. ¿Acaso no temía ofender al primer ministro? Además, ¿cómo se atrevía a decidir por su cuenta que Feng Cang no tomaría concubinas? 

Mu Yu Die enfureció sobre todo porque Murong Qi Qi había hablado de su edad mientras la intimidaba.

—¡Princesa, te has pasado! Si tomas decisiones según tus deseos de esa manera, ¡El príncipe no estará de acuerdo!

—Ha… —Murong Qi Qi hizo una mueca y le lanzó una mirada. Su boca formó una hermosa sonrisa—. El príncipe dijo dentro de la residencia de Nan Lin, ¡que yo soy el jefe! Mi decisión también significa la decisión del príncipe.

Que Feng Cang mimara tanto a Murong Qi Qi era más de lo que Yu Shi Shi y los demás habían esperado. ¡Parecía que la esperanza de empujar a Mu Yu Die hacia el wangfu de Nan Lin iba a caer!

Yu Shi Shi no podía soportar ver la cara orgullosa de Murong Qi Qi. ¿Por qué Feng Cang se había enamorado de una mujer que no tenía ni la apariencia ni un cuerpo impresionante? ¡Era increíble!

—¡El príncipe no es más poderoso que el emperador! Él no ha hablado de este asunto, ¡así que no es seguro todavía! —afirmó Mu Yu Die.

¡Así que por eso estaban unidas y Mu Yu Die fue audaz y confiada! ¿Usarían al emperador para conseguir un decreto y suprimirla? ¿Querían utilizarla como un cordero de sacrificio? Murong Qi Qi reflexionó. 

—Entonces, hablaremos después de que el emperador abra su boca dorada. —Su rostro arrogante se tranquilizó como el mar profundo sin olas. Miró sus dedos y tocó las uñas rosadas—. Sin embargo, la señorita Mu debe tener cuidado. Dos personas no siempre pueden vivir felices en la misma casa. Aunque el emperador enviara un decreto, también debería tener la bendición para recibirlo… Si por casualidad, la cabeza se cayera accidentalmente, ¡sería como si la señorita Mu utilizara una cesta de mimbre para sacar agua! [2] Después de todo, a veces, las cabezas de las ancianas se cortocircuitan y la reacción no es tan ágil. También hay casos de muertes repentinas.

Murong Qi Qi la había convertido en anciana. Mu Yu Die, entendió el sarcasmo y las amenazas en las palabras de Murong Qi Qi. 

¡Ella era demasiado atrevida! 

—¡Murong Qi Qi! ¡¿Me estás amenazando e intimidando?! Soy la nieta de un funcionario de primer rango; ¿quién te dió las agallas para tratarme así? —desahogó su ira.

—Benwang se lo dio… —interrumpió una voz fría. 

Entonces, Murong Qi Qi cayó en un cálido abrazo. 

Feng Cang observó a las tres mujeres y éstas retrocedieron. Después bajó la cabeza y besó la frente de Murong Qi Qi.

—¡¿Por qué no trajiste más gente al salir?! ¿Y si te hubieras encontrado con perros rabiosos?

Su Mei y Su Yue se taparon la boca y se rieron en secreto. Las habilidades de lengua venenosa del príncipe han mejorado, ¡ah! La mirada loca de Mu Yu Die hace un momento, ¡ era como un perro rabioso!

—Príncipe, cuando se encuentra con un perro loco, hay que matarlo y luego desnudarlo para advertir al público… —Miró con ojos fríos y brillantes a Mu Yu Die, ésta apretó su capa a su alrededor.

—¿La señorita Mu está insatisfecha con la wangfei de Benwang?

—No, no, no, no lo estoy.

No podía ser grosera, incluso si estaba celosa del amor con el que él la miraba, no pudo decir nada. Decidió que dejaría que su abuelo se reuniera con el emperador. Estaba ansiosa porque Feng Cang la mirara con tanto amor en sus ojos y fuera así de gentil con ella.

¿Por qué solo es gentil con Murong Qi Qi? ¿La odiaba por anular el compromiso en el pasado? Pero… había sido obligada, pensó Yu Shi Shi con amargura.

Su rostro le causó náuseas a Murong Qi Qi. Las tres eran como mariposas locas y desordenadas. Debía darles una lección.

—Príncipe, de hecho, lo hicieron por mi propio bien. —Colocó su mano sobre la de él—. Estaban preocupadas de que muriera después de la noche de bodas. Así que, las princesas me han persuadido para que acepte a la señorita Mu como tu concubina. Incluso he oído que el primer ministro tomó personalmente los ocho caracteres de usted y de la señorita Mu para que alguien lo calculara. El resultado es que ustedes dos eran una pareja perfecta…

Las tres quisieron morir en el acto. Solo habían dicho tonterías para provocarla, jamás pensaron que  Murong Qi Qi le contara a Feng Cang ¿Cómo podía existir una mujer que no aceptara tomar una concubina para su marido? 

—Parece que el primer ministro ya es viejo. Es hora de que se retire y vuelva a su ciudad natal para disfrutar de sus últimos años… —Feng Cang entrecerró los ojos y miró con frialdad a Mu Yu Die—. Siendo así, Benwang añadirá una frase más en el monumento al emperador, para que éste no se olvide de este asunto y también para evitar que el primer ministro se confunda y haga algo perjudicial para el país.

Mu Yu Die, se estremeció. ¿Feng Cang iba a quitarle a su abuelo su posición? ¡Si eso sucedía, el esplendor y la riqueza del clan Mu se terminaría.

—¡Príncipe, no es una mala idea! El príncipe heredero estará tranquilo porque la princesa heredera niangniang le ayudó a relevar al primer ministro…

¡Esta pequeña wang fei sabe cómo sembrar discordia!, Feng Cang se alegró. Todos sabían que el primer ministro apoyaba al segundo príncipe Wanyan Yi. Si se retira, el segundo príncipe perdería una fuente de poder, beneficiando al príncipe heredero Wanyan Hong.

Mu Yu Die trató de convencerse de que el problema era Murong Qi Qi, pero recordó que Yu Shi Shi la había animando a casarse con Feng Cang y también le había sugerido que su abuelo hablara con el emperador; tal vez, desde el principio solo buscaba consolidar la posición del príncipe heredero. 

El emperador favorecía a Feng Cang y no lo obligaría a hacer cosas que no le gustaran. Si su plan fallaba y lo ofendían, su abuelo tendría que dimitir. Al final, ¡el que se beneficiaría sería el príncipe heredero Wanyan Hong!

Yu Shi Shi esquivó la mirada de Mu Yu Die. 

En el pasado, debido a la incómoda situación entre el segundo príncipe y el príncipe heredero, Yu Shi Shi siempre se mantuvo alejada de ella. Ahora, de repente se volvió cercana; era obvio había un motivo oculto y había caído en la trampa.

Se sintió utilizada, sus ojos parecían cuchillos que se clavaban en Yu Shi Shi; la había manipulado. Además, Wanyan Bao Zhu también había estado interesada en Feng Cang, pero hoy estaba inusualmente tranquila. ¡Ellas planeaban dejarla caer en un pozo! 

Yu Shi Shi no podría limpiar su imagen aunque tuviera cien bocas. Ella solo quería usar a Mu Yu Die para doblegar a Murong Qi Qi, nunca pensó en una situación tan profunda como lo hizo ella.

—Príncipe, solo estaba jugando. —Murong Qi Qi se rio—. ¡No te lo tomes en serio! Solo te compartí las bromas que ellas hicieron ¿cómo podría el príncipe tomarlo en serio? El primer ministro Mu es muy respetado y un pilar del país…

Feng Cang adivinó por su comportamiento que Murong Qi Qi quería castigar a esas mujeres sin su ayuda. Si ella era feliz, ¡él se limitaría a ver la obra! De todos modos, no importa lo que ella haga, estará bien ya que detrás de ella, ¡estaba él!

—¿Oh? ¿De verdad? Qing Qing, en el futuro no uses tales bromas para asustarme. No es que no lo sepas; si Qing Qing es infeliz, haré a todos infelices. Ven, déjame persuadir a Qing Qing hasta que sea feliz…

Sus palabras fueron una clara amenaza. Hasta ese momento, Yu Shi Shi y los demás no imaginaron que Murong Qi Qi fuera tan importante para Feng Cang.

El apoyo de Feng Cang hizo feliz a Murong Qi Qi.

—Príncipe, quiero ir a Jue Se Fang a recoger algunas prendas… 

—¡Te acompañaré!


[1] La flor que cae anhela el amor, pero el arroyo sin corazón sigue ondulando: una parte está dispuesta, pero la otra permanece indiferente.

[2] Usar una cesta de mimbre para sacar agua: esfuerzos desperdiciados.

Selena

Meli
Por eso nadie quiere a esas mujeres...

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