La Tierra está en línea – Capítulo 118: Un conejo violentamente enfadado

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Habían pasado veinte minutos desde que comenzó el juego del reloj. El conejo negro acortó la distancia que lo separaba de Tang Mo para luego volver al punto inicial.

El reloj de la verdad era un círculo dividido en sesenta partes, conectadas en un bucle cerrado. Ir en el sentido de las agujas del reloj significaba retroceder.

En el juego, por ejemplo, si Tang Mo avanzara quince casillas y el conejo negro retrocediera el mismo número, este último sería atrapado y caería en el agujero negro de la verdad.

Tang Mo se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. Entrecerró los ojos, miró desde la casilla cincuenta y nueve, hasta la tres ,donde estaba el conejo negro.

—Había dieciséis elementos. Ocho pares, un punto por cada uno. Retrocedió cuatro casillas, es decir, tuvo seis errores, dos aciertos… —meditó Tang Mo—. De esos ítems, tres de los pares eran muy simples y la única verdad entre ellos era obvia. No debería haber cometido ningún error. Así que…

El conejo negro, al igual que él optó por renunciar a eliminar un elemento.

Regla número 6: Si hay algún elemento en el reloj que no haya sido eliminado al abrir la caja de Schrodinger, retrocederá dos casillas.

En el juego, había un máximo de cincuenta y ocho elementos y un mínimo de dos. Se avanzaba una casilla por eliminación correcta y se retrocedía una por cada incorrecta. Sí el jugador ignoraba la verdad entre los objetos  podía elegir decir cualquier cosa o renunciar a eliminarlos permaneciendo en silencio.

La probabilidad de acertar por azar era casi nula. Por el contrario, había muchas posibilidades de retroceder y provocar una falacia.

Renunciar a eliminar el objeto no desencadenaría un castigo por falacia, pero tendría que retroceder dos casillas.

Tres de los objetos de la última ronda eran desconocidos por Tang Mo, así que decidió renunciar a eliminarlos. Prefería retroceder antes que sufrir un castigo desconocido. Para su sorpresa, el conejo negro retrocedió más casillas, quizás tampoco eliminó algunos objetos.

—Entonces, ¿de qué se alegra…? —susurró Tang Mo.

El intervalo entre partidas era de diez minutos.

Aún exhausto por luchar contra la fuerza del vórtice, Tang Mo descansó en silencio, mientras reflexionaba sobre los objetos de las rondas anteriores, ya no aparecerían más, pero quería obtener alguna pista.

Él retrocedió dos casillas. Renunció a cuatro objetos, debía retroceder cuatro casillas. Los doce ítems restantes podían dividirse en seis pares, igual a seis puntos. Entonces, respondió correctamente a cuatro pares  y dos pares incorrectamente.

Encontrar el error significaba le ayudaría a identificar lo que la torre negra reconocía como una verdad individual.

Tang Mo extendió una mano y dibujó en el reloj de la verdad, que parpadeó con los movimientos de sus dedos. El conejo negro estaba cada vez más molesto, no le agradaba que lo ignorara, exhaló con fuerza, haciendo que el jóven dirigiera los ojos a él.

—¡Tú, estúpido humano! Acortaré la distancia y te comeré. En cuanto te alcance, te quitaré los ojos y me los comeré con vino —vociferó el monstruo.

—Se acerca la hora —comentó Tang Mo.

—¿Me has mirado por esto?

No hubo más diálogo, doce luces parpadearon en el centro del reloj de la verdad.

En la tercera ronda, Tang Mo avanzó dos casillas y el conejo negro tres, los separaban veintinueve casillas.

—Ey, te estoy alcanzando de nuevo~… —Sonrió.

Tang Mo lo ignoró. Vio en el suelo y pensó en los seis pares de objetos que acababa de eliminar. Contestó cuatro correctamente y se equivocó dos veces.

—¿Por qué dos pares estaban equivocados? —mucitó.

Enfadar a su oponente tenía poco efecto, aunque parecía estúpido, contestaba con serenidad. La que importaba considerar era: «la torre negra reconoce la verdad» y «el reloj de la verdad solo puede tener un ganador».

Si el conejo negro moría, podría superar la instancia.

Tang Mo miró al conejo, este permanecía de pie, observándolo con rabia, su expresión era inteligible.

Diez minutos pasaron e incontables luces iluminaron el reloj. Tang Mo estaba sorprendido, eran demasiados objetos.

La hora es 00:40. 

Lugar: el reloj de la verdad. 

Han aparecido cuarenta y ocho objetos ricos en verdad.

Después de un minuto, los jugadores 0 y 6, por favor, eliminen las verdades.

El largo segundero se movió y Tang Mo se concentró, sabía que podían aparecer hasta cincuenta y ocho elementos, pero no imaginó que serían tantos en las primeras rondas.

Su rostro estaba rojo y las venas sobresalían de su frente debido al esfuerzo mental. Incluso le pareció oir que algo estallaba en su cerebro. Con voz ronca comenzó sus conclusiones:

—El primer par, la goma elástica y los neumáticos. Ambos son productos de caucho. A excepción de estos, no hay otros productos de caucho entre los cuarenta y seis artículos…

En el reloj de la verdad, debían encontrar la verdad entre A y B para eliminarlos. La goma y los neumáticos eran los únicos elementos de los cuarenta y ocho que eran de goma. Sin embargo, la goma elástica y la cuerda podían eliminarse porque ambas eran cuerdas. Así como los neumáticos y el volante podían eliminarse porque formaban parte de un coche.

Una vez que Tang Mo eliminó estos dos objetos, ya no pudo eliminar la cuerda y el volante, por lo que perdería dos casillas. Pero había demasiadas cosas por analizar en poco tiempo, continuó explicando sus conjeturas:

—El montón de fragmentos de vidrio y el espejo.  Solo hay vidrio en el espejo, no así en todos los demás. Los últimos cuatro artículos, voy a renunciar a ellos.

La pared azul se levantó. Tang Mo miró al conejo negro se veía tan desconcertado como él.

Los ojos del conejo negro estaban rojos y respiraba con dificultad. Los dos se miraron y entonces se oyó una voz clara:

El jugador 0 ha desencadenado una falacia sofística de nivel dos y el jugador 6 ha desencadenado una falacia gris de nivel tres. El jugador 0 ha retrocedido diez casillas y el jugador 6 ha avanzado siete casillas.

Los ojos de Tang Mo se abrieron, la manecilla de las horas a sus pies, se movió y aterrizó en la casilla veinticuatro. El minutero bajo el conejo negro se movió a la décima casilla.

La cara del conejo negro se distorsionó, miró a su oponente con asombro y horror. Apretó los dientes, golpeó con fuerza el suelo y se dirigió a la décima casilla.

Tang Mo caminó pensativo hasta la casilla veinticuatro.

La distancia se redujo a catorce casillas de una vez.

En las dos siguientes rondas del juego, no aparecieron muchos objetos. El conejo negro no retrocedió, por el contrario, avanzó más que Tang Mo, hasta que la distancia entre ellos fue de diecinueve casillas.

En la sexta ronda, Tang Mo se situó en la casilla veinte y el conejo negro en la uno.

Se oyó la voz del reloj de la verdad:

La hora es 1:00. 

Lugar: el reloj de la verdad. 

Han aparecido cuatro objetos ricos en verdad.

Después de un minuto, los jugadores 0 y 6, por favor, eliminen las verdades.

Eran cuatro artículos sin muchas similitudes, sería difícil encontrar la verdad individual entre ellos. Tang Mo se desconcentró cuando escuchó la exclamación del conejo:

—Oh, estos son los deliciosos bollos de barbacoa de polizón más vendidos del Reino Subterráneo… —calló de repente al notar su error.

Tang Mo levantó una ceja y contempló al monstruo, cuya expresión cambiaba con violencia.

—¡Aah, quiero comerte, quiero comerte! —Se golpeó la cabeza con fuerza contra la pared.

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Mo Tang: Creo que he descubierto algo…

Viejo Fu: Creo que no he jugado durante mucho tiempo…

Una respuesta en “La Tierra está en línea – Capítulo 118: Un conejo violentamente enfadado”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido