Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 1

Traducido por Kavaalin

Editado por Lucy


¿Recuerdas el momento en que naciste? Por obvias razones, no puedo hacerlo. Pero si hablamos del día de mi muerte, es otra historia.

Vivía en un mundo donde existía la magia y la hechicería. Pero no todos poseían poder mágico. Era un tipo de talento, igual que algunas personas eran buenas dibujando, había quienes eran corredores rápidos y otros que eran hábiles con sus manos. Sin embargo, también había unos pocos que no eran aptos para este tipo de actividades. En otras palabras, existían personas que poseían un limitado poder mágico o que carecían de aptitud en el arte de la hechicería. Por lo tanto, no estar calificado para ejercer la magia no era visto como un problema. Simplemente era mejor tenerlo. Eso era todo. Era un mundo demasiado misterioso.

Además, podías elegir una profesión basada en la cantidad de poder mágico que poseías. Igual que un hombre fuerte que se convertía en agricultor, o una persona inteligente se convertía en académico o profesor. De la misma manera que cuando igual alguien hábil para dibujar se convertía en artista. Para una persona que poseía una gran cantidad de poder mágico, existían ocupaciones adecuadas, y podía elegir libremente. No era diferente a explotar tus habilidades en beneficio propio y convertirlo en una profesión.

Mi padre también era una de esas personas con talento, alistándose en un trabajo especial que requería una enorme cantidad de poder mágico… era un mago. Como uno muy capaz,  su nombre se hizo conocido. Sí, así era mi padre. Su suerte había sido buena porque había nacido con un vasto poder mágico y fue bendecido con la capacidad para manejarlo. Recibía solicitudes de nuestro reino y no era extraño que le llegaran decretos directamente del rey. No estaba en el ejército, pero debido a que su fuerte era la magia ofensiva, escuché que había recibido un trato especial, similar al de un soldado. Si nos veíamos invadidos por una nación extranjera, usaría su magia para aniquilar a las fuerzas enemigas. O participaría en guerras contra otros reinos. No conocía los detalles, pero parecía que tales situaciones ya habían sucedido. Además, el nombre de mi padre era ampliamente conocido en el campo de estudio de la hechicería. En todo caso, recordaba que era una persona rebosante de sabiduría.

Yo había nacido como su primer hijo. Mi madre era una mujer extremadamente ordinaria, sus poderes eran limitados pero provenía de un linaje valioso, era una noble. Como mi padre había sido un mago designado por el rey, no estaba fuera de lugar que se casase con mi madre aristócrata. Puede que mi madre haya sido una recompensa otorgada a mi padre. Él se había distinguido como mago y contribuido enormemente a nuestro reino pero no tenía ningún linaje. En resumen, para complementarlo con lo que le faltaba, mi madre le fue… o debería decir, el linaje de mi madre le fue asignado. Ya fuera un matrimonio político o un simple contrato con el nombre de matrimonio, no podía saberlo. Sin embargo, mis padres parecían llevarse bien a pesar de todo. Desafortunadamente, ella falleció antes que yo aprendiera a  hablar, así que no tenía forma de confirmar si era realmente un matrimonio político o por contrato. No obstante, se podían encontrar rastros de ella diseminados por la mansión donde nací y crecí que parecían demostrar lo contrario.

Lo cierto es que las cortinas colgadas en los grandes ventanales tenían grandes patrones florales, los cuales eran los preferidos comúnmente por las mujeres. Recordaba bien esa cosa terriblemente llamativa que mi aburrido padre había elegido, y aunque no lo había confirmado directamente con él, estaba seguro de que era el tipo de cosas que le gustaban a mi madre. Sobre todo era el caso de cierto reloj. Éstetenía un grabado en su  mecanismo transparente y era diferente del tipo de objetos que le gustaban a mi padre, cuyo principio era no llevar consigo artículos que no fueran de su agrado. Recuerdo haberlo visto anhelar ese reloj. Por eso pensé que también debía de haberlo atesorado a mi madre.

En efecto, esa suposición mía era correcta.

Sólo había una cosa que no entendía; la idea de que, porque mi padre había amado a mi madre, también amaría a su hijo. No había relevancia, no tenía causa ni relación. Pero debido a mi estupidez, no  lo había notado.

Fue abrupto e inesperado. No hubo señales que lo indicaran.

No, eso no era correcto. Solo no me había dado cuenta porque era demasiado joven. Para cuando miré hacia arriba, el despejado cielo azul se partió en dos, tierra y arena caían de entre las grietas. El incidente había ocurrido.

Si mi memoria no fallaba, sucedió en el año en que cumplí cinco años. Estaba visitando la sede de la división mágica con mi padre. Tal vez por tratarse un feriado, el edificio que normalmente se encontraba abarrotado de gente, estaba completamente desierto. El silencio resonaba en mis oídos como un zumbido y la quietud me dificultaba incluso respirar. Miré a mi alrededor. El lugar era tan grande que ni siquiera sabía dónde estaba exactamente. Sin ningún motivo, comencé a sentirme melancólico. Pero mi padre, a quien el rey había otorgado la imponente posición de líder de los magos, caminaba con compostura, sin prestar especial atención a la situación. Quizás los días feriados siempre eran así. Mientras pensaba en eso, levanté la cabeza y vi su perfil, notando que parecía bastante alegre. Su severo rostro mostraba una leve sonrisa.

A pesar de que normalmente nunca lo haría, me llevaba de la mano. Su palma era áspera. Cuando intenté apreciar esta sensación con el tacto, me explicó que eran heridas que recibió mientras experimentaba con la hechicería. Sentía que estaba siendo más amable de lo habitual. Aunque no era un día especial, algo se sentía diferente. Probablemente sea por eso, que recuerdo vívidamente ese día. El largo corredor por el que me condujo mi padre; el despejado cielo azul que podía ver a través de la ventana; el sonido de nuestros pasos en el suelo ceniciento; el paisaje que se reflejaba en mis ojos; el sonido que hacía eco en mis oídos; la temperatura del aire en mi piel. Estas cosas eran insignificantes, pero todas y cada una de ellas quedaron grabadas en mi mente. En el momento en que el sol se puso sobre mí, entrecerré los ojos. Todo parecía tan deslumbrante.

Nada se sentía amenazador, no había sensación que augurara algo. Por el contrario, el ambiente ese día era muy tranquilo. Tal vez este tipo de sentimiento era lo que llamaban la calma antes de la tormenta. Ya que, unos minutos después… no, tal vez habían sido solo segundos, todo cambió.

—Deseaba que mi investigación diera frutos antes de que eso muriera, pero bueno, no pude lograrlo a tiempo —dijo mi padre, caminando delante de mí..

Mientras inclinaba la cabeza con asombro, observé su perfil y noté que su rostro lucía un poco más rígido que antes. Estaba convencido de que su susurro, cuyo significado no entendía, era un monólogo, o que estaba a punto de hablar de algo. Conteniendo la respiración, me quedé callado por un rato, pero el único sonido que hacía eco a nuestro alrededor era el de nuestros pasos.

—¿Padre? —intenté llamarlo audazmente, pero no respondió. Incluso cuando tiré de su manga, no reaccionó.

A pesar de que lo estaba llamando, ¿por qué no se daba cuenta?

Miré su rostro, inclinando tanto la cabeza que me dolía el cuello, pero mi reflejo no se veía en sus ojos. Éstos eran iguales a los míos, negros, y miraban hacia adelante. Mi padre era mucho más alto que el hombre promedio. Esa prominente figura suya siempre se encontraba en el centro de atención. Era igual incluso cuando estaba caminando por la ciudad o cuando lo llamaban para participar en algún tipo de celebración. Se rumoreaba que había ganado su fama como mago gracias a su agraciada apariencia, pero las personas que trabajaban con él probablemente sabían que era tan sólo un rumor. Aquéllos que habían sido testigos de la hechicería de mi padre, no podrían decirlo ni siquiera en broma. La razón por la que aún corría ese rumor era porque solo unas pocas personas podían interactuar con él. Incluso siendo joven, sabía que a menos que fueras un mago excelente, era imposible que vislumbraras siquiera un ápice de su cabello. Por eso, muchas personas especulaban sobre su éxito. Sabía que la mayor parte de estos comentarios necios eran producto de los celos. De cualquier forma, no dejaba que esta hostilidad lo detuviera, ni le tomaba importancia.

—Padre, ¿qué estás haciendo?

Él caminaba tranquilamente delante de mí, parecía bastante imponente mientras avanzaba con grandes zancadas, gracias a sus largas piernas. Aunque me estaba llevando de la mano, sentí como si me hubiera dejado atrás. Ya fuera que escuchara mi voz o no, la sonrisa permanecía impresa en sus labios y no decía nada. Pensé que ese día su humor era extraño, algo estaba mal.No podía explicar qué era, pero algo que podía afirmar con seguridad era que el aire que chocaba contra mi piel era diferente al habitual. ¿Estaba temblando por el frío? ¿O se debía al presagio de algo? En cualquier caso, estaba asustado.

—Estoy a punto de lograr algo grandioso.

Finalmente, dijo brevemente cuando nos paramos frente a una habitación. Esos ojos negros suyos brillaban con una luz siniestra. Lo había visto claramente. Traté de huir, pero me agarró con fuerza del brazo y abrió rápidamente la puerta, antes de arrojar mi pequeño cuerpo dentro de la habitación. El interior estaba oscuro debido a que las oscuras cortinas se encontraban cerradas, así que no sabía qué había dentro. El olor a moho que percibí me hizo pensar que quizás por lo general se usase como almacén o algo así. Era capaz de examinar mi entorno hasta ese punto. En el tiempo que tardé en parpadear una o dos veces, escuché el sonido de la puerta cerrándose detrás de mí. Me di la vuelta, pero la figura de mi padre no se veía por ninguna parte. Había sido encerrado en la habitación y en el instante que di un paso para darme la vuelta, empezaron a escucharse hechizos siendo conjurados del otro lado.

—¡Padre! ¡¡Padre!!

El miedo invadió mi cuerpo. Mirando de cerca, noté que en la sala, en la que ni siquiera había un escritorio, se veían inscripciones de símbolos y letras interminables. En el piso, en las paredes y también en el techo. Los símbolos llenaban la habitación vacía parecían no tener permitido dejar un solo espacio en blanco, y esto hacía que el espacio luciera más bien como una caverna. Y aunque la luz no estaba encendida, estos símbolos parecían destacar en la oscuridad.

Era un cuadrado mágico.

No sabía qué demonios estaba investigando mi padre, siempre confinado en su laboratorio. Nunca me dijeron lo que era. Pensaba que mi madre tampoco lo sabía pero, ciertamente escuché a mi padre decir que deseaba haber completado su investigación antes de que eso muriera. El arrepentimiento parecía exudar de sus palabras, la emoción era similar a un profundo afecto que no podía ocultarse. Si eso se refería a mi madre, entonces… significaba que no había mientras ella estuvo con vida.

—¡Padre! ¡Por favor, déjame salir! ¡Padre!

En mi vida, nunca me había enfrentado a un incidente en el que tuviera que levantar la voz. Me había criado en lo que se podría llamar un ambiente privilegiado. Desde mi infancia nunca había hecho una rabieta, ni siquiera si había algo que no me gustara, y se debía a que había personas que se encargaban de eso antes de que me pusiera a llorar; como mi padre, los sirvientes o, incluso conocidos de nuestro vecindario. No había necesidad de persuadirlos para que me dieran dulces o juguetes, incluso si me quedaba callado, alguien lo haría. Ni siquiera necesitaba expresarme. No había necesidad de hacer un alboroto.

Por eso no había podido seguirle el ritmo a la situación en la que me encontraba.

Podía escuchar la voz de mi padre al otro lado de la puerta continuar sin interrupción. No importó cuánto lo llamé, mi voz no lo alcanzó. O tal vez, me escuchó pero me ignoró. Llamé su nombre una y otra vez, pero no tenía caso.

Una repentina ráfaga de viento se levantó a mis espaldas a pesar de que la ventana estaba cerrada, un fuerte viento soplaba desde esa dirección. Mi corazón dio un vuelco del miedo cuando de repente sentí una mano invisible agarrarme del tobillo. Dejé escapar un pequeño grito, tropecé y caí. Mi respiración se detuvo cuando sentí algo pesado en mi espalda. Estaba siendo crucificado contra el suelo, como una rana aplastada. Cuando intenté levantar la cabeza, algo me inmovilizó. Me pregunté si esta presión creciente terminaría por aplastar mis extremidades, rompiéndome en pedazos.

Mientras gemía y temblaba de miedo, el viento perdió su fuerza.

—Ah, ah —respiré varias veces mientras miraba a mi alrededor, seguía acostado en el piso, incapaz de moverme—. P-Padre… —La voz que salía de mis labios sonaba más a un grito. Ya no escuchaba su voz al otro lado de la puerta. ¿Me había abandonado? ¿Había sido dejado atrás? Pensando eso, intenté mover mis brazos desesperadamente, pero no había caso… sólo podía hacer que mis dedos se movieran.

—¡Padre…!

Sálvame.

Pero las palabras se quedaron en mi garganta y desaparecieron sin ser expresadas. Sentí que había escuchado la voz de mi padre, así que agucé mis oídos, desesperado. En ese momento… el cuadrado mágico grabado en la habitación comenzó a brillar.

La magia desconocida para mí había comenzado a activarse. El miedo que sentía ya no era un mero instinto. Traté de apartar frenéticamente mi rostro de él, pero no pude hacer nada ya que mi cuerpo que se negaba a moverse. El dolor se apoderó de mí, como si estuviera siendo atravesado por una infinidad de agujas. Seguramente había gritado, pero no podía escuchar mi propia voz. La luz era tan fuerte como para quemar mis retinas y me asaltó un intenso dolor. No sabía lo que había hecho mi padre, pero entendía con claridad que no era nada bueno.

Tengo miedo, sálvame y padre. 

Eran los únicos pensamiento que llenaban mi cabeza. Al final, terminaron convirtiéndose en un lamento.

Quien sea, sálveme. 

Pero sólo por un breve instante, porque, perdí la conciencia. ¿Mi cuerpo había sido incapaz de soportar el dolor atroz o fui arrinconado mentalmente? Cualquiera fuera el caso, había sido bueno que perdiera el conocimiento. De haber seguido consciente, lo más probable era que realmente me hubiera quebrado.

Incluso cuando había pedido ayuda, mi padre ni siquiera vino a verme.

Había una puerta delante de mí…

Aunque él se encontraba al otro lado de esa puerta, continuó recitando su hechizo mientras escuchaba la voz suplicante de su hijo. Este hecho me atravesó como una daga, haciéndome sentir indefenso.

—Alguien…

Debido a que mi visión estaba teñida por la oscuridad, lo último que escuché fue mi propia voz. Cuando regresé a mis sentidos, me encontré de vuelta en la mansión. No sabía cómo, pero estaba acostado en mi cama y nada se veía diferente. ¿Tal vez todo había sido un sueño? Empecé a abrigar la esperanza de no haber dado un solo paso fuera de esta habitación, sin embargo, el cansancio físico que permanecía en mi cuerpo y la impresión aún presente de que algo me presionaba contra el suelo me decían que había sido real. Moví la parte superior de mi cuerpo, intentando levantarme, pero no tenía fuerza en mis brazos. Cuando, de alguna manera, incliné mi cuerpo… sentí que algo extraño ocurría con mis extremidades. Moví la cabeza frenéticamente para echar un vistazo a las cosas que no existían hasta ahora. Incluso en mis pies, asomándose por debajo de mi pijama, había extraños patrones de símbolos grabados en la piel.

Sentí como si mi respiración se hubiera detenido, o como si estuviera dejando escapar un sinfín de pequeñas exhalaciones. Fue un logro no gritar. Estaba completamente cubierto de sudor, me sentía como si tuviera una enfermedad incurable, como si acabara de ser sentenciado a muerte. Aunque comprendía que algo estaba sucediendo, no podía adivinar qué, sólo podía atormentarme por ello. Pensé en llamar a mi padre. Tal vez ese era precisamente el tipo de ocasiones en que uno debía confiar en sus progenitores, llamarlos era instintivo. Aún así, cuando abrí la boca e iba a dejar salir un sonido, mi garganta se contrajo. Ciertamente había logrado pronunciar la primera sílaba, pero el resto no salió. Entonces, supe que incluso si lo llamaba para pedir ayuda, sería inútil.

—Quien sea…

La voz que escuché dentro de la oscuridad sonaba como réplica de la mía. Lo más probable era que no alcanzara los oídos de nadie. Igual que cuando me encontraba atrapado en aquella pequeña habitación, no había nadie a quien pedir ayuda, ni siquiera una existencia poco confiable a la que aferrarme. No tenía a nadie. A pesar de que comprendía que no me escucharían si no elevaba más la voz, sólo podía susurrar quedamente.

—Por favor, sálvenme.

Mi padre no podía ayudarme a pesar de que se suponía que era mi aliado incondicional. Por eso, sin importar quién, quería que me extendieran una mano. Pero no había nadie a mi lado. No fue hasta después de un par de horas que los sirvientes vinieron a mi habitación. Hasta entonces,, había estado mirando al techo, incapaz de mover mi cuerpo. ¿Sabes lo aterrador que fue eso? ¿Alguien lo entendería? Tal vez pasaría toda mi vida así, completamente postrado en una cama. Ese pensamiento me llenó de un horror sin igual. Mi cuerpo, incapaz de moverse, se estremecía y me castañeteaban los dientes.

Sin embargo, me había quedado solo por quién sabía cuántas horas.

—Está bien. Deberías poder levantarte después de unos días.

Cuando apenas podía mover mis dedos, un médico llamado por mi padre vino a examinarme. Este hombre, que parecía que apenas estaba pasando por los veinte, se encontraba orgulloso de haber sido contratado como su asistente. Sonriendo, me dijo que era un médico muy familiarizado con la hechicería. Probablemente lo dijo para tranquilizarme al ver que hacía una mueca de inquietud, pero sus palabras no me dieron el más mínimo alivio. A pesar de entender que era inútil, estaba decidido a esperar a que viniera mi padre. Estaba pensando en el motivo por el cual no había venido a verme, incluso cuando se había tomado la molestia de llamar a un médico. Como si hubiera visto a través de mí, el joven médico continuó hablando:

—En estos momentos, tu padre se encuentra atendiendo un asunto importante, no puede venir a ver cómo estás.

Sus palabras hicieron eco dentro de mis oídos. ¿Debería estar decepcionado? Aquel hombre que era su asistente, quien se hacía llamar un médico, ¿debería maldecirlo? ¿O debería llorar y gritar, “Por qué hiciste eso” a pesar de que mi padre no se encontraba presente? No podía decidir qué hacer. Me preguntaba qué pensaba este completo desconocido de mí al ver que yo sólo podía susurrar aturdido:

—¿De verdad?

De todas maneras, nunca volvería a ver a mi padre. Había perdido la vida en otro reino. Tal como lo había diagnosticado aquel médico, lentamente pude mover mi cuerpo y los patrones que habían surgido en mi piel se fueron haciendo cada vez más borrosos. Entonces, el día que desaparecieron por completo y finalmente pude levantarme de la cama… Un soldado vino a nuestra casa para informarnos con indiferencia de la muerte de mi padre.

Mi padre nunca me dio la más mínima excusa, ni siquiera al final..

Si al menos me hubiera dejado unas palabras que dijeran, “Lamento haberte hecho sufrir así”, seguramente lo habría perdonado. Ni siquiera habría cuestionado sus motivos, porque para mí, era mi único pariente consanguíneo, mi padre. Sólo con eso, habría podido perdonar a la persona que me causó tanto dolor. Después de todo, realmente lo amaba.

Pero no me dio ni la más mínima explicación.

Kavaalin
Supongo que ya se habrán dado cuenta de quién es el narrador de este nuevo arco. Uwu Quiero decir, es bastante obvio. Puede que haya cambiado de nombre pero sigue trayéndonos el presagio de mala fortuna. Je, je. Y desde ahora pasará un buen rato hasta que regresemos con Ilya, con esa Ilya.

21 respuestas a “Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 1”

  1. Cuando comencé a leer esta novela (hace como 12 horas atrás) estaba convencida de que la triste vida de la prota en algún momento cambiaría para mejor… después de llevar horas llorando sin parar, lo único que deseo ahora es que su vida siguiente sea menos miserable.
    Ahora viene la triste vida de cuervo, por que claro, después de un arco en el que Ilya pudo comprender muchas cosas que pueden hacer que su siguiente vida sea un poco más grata, el autor no puede dejar pasar esta oportunidad para mostrarnos otra historia súper triste de un personaje al que le hemos tomado algo de aprecio… No me malinterpreten, estoy ansiosa por saber sobre la vida de Cuervo y cual es su motivación para aparecer ante Ilya, es simplemente que ya me estoy haciendo a la idea de que voy a volver a llorar y a sufrir esta vez por él.
    Agradezco de todo corazón tanto a Kavaalin por traducir esta novela como a Lucy y todos los demás editores que han participado. De verdad que aprecio su esfuerzo y el buen trabajo que han hecho.

    Soy una masoquista sin remedio, a pesar de lo mucho que lloré, a pesar de mi corazón de pollo retorciéndose en cada capítulo por la angustia, de tomarle cariño a casi todos los personajes (Excepto a los padres, putos todos) y sufrir con las cosas que les ocurrían, voy a esperar con ansias la continuación. Quiero saber tanto la historia de Cuervo como la siguiente vida de Ilya.

    1. Este arco fue apenas en el que le pude tomar cariño a Silvia y a Soliel, antes, decia que eran peor que Rashta y Sovieshu, pero ahora veo que no, ya hasta me encariñe un montón con Silvia, pero no le gana al amor que le tengo a Ilya. ganas de meterme a la novela y decirle “No te preocupes Ilya hermosa, yo te protegere y sere tu amiga, con la que puedes llorar” no me faltan QnQ

    1. ¡Muchas gracias a ti por leernos! ¡Como editora prometo firmemente molestar sin parar a mis traductoras para traerles los capítulos lo más rápido que pueda!

      Digo, ¿insistirles con mucha elocuencia..?

      1. ¿Hasta cuando se vuelve a saber de Ilya? necesito saber mas de mi bb hermosa QnQ
        Y ¿Soy la unica que a pesar de todo quiere que se quede con Al? por que quizá en el arco pasado no salio mucho, pero come on!!! ha estado con ella siempre QnQ aunque tenga prometida, me valeeeeeeee amo a Al

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