Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 2

Traducido por Kavaalin

Editado por Lucy


—Rya.

Solo existía una persona que me llamaba así. No entendía por qué me había dado ese apodo. No le pregunté y ella tampoco me lo dijo. Tal vez no había una verdadera razón. Pero, debería de haber preguntado.

Nuestro encuentro fue inesperado. Dramático, pero también muy normal. En resumen, para nosotros fue un incidente muy importante, pero para el resto del mundo fue un evento completamente intrascendente.

La recogí porque se había derrumbado al costado del camino.

Sucedió cuando me encontraba en mi carruaje, en el camino de regreso de un pequeño viaje de compras a un pueblo un poco distante. Mientras cruzaba un bosque, la descubrí tendida, cubierta de hierba. Fue por pura casualidad que la vi, envuelta bajo una tenue luz. Estaba inconsciente y no se movía en lo absoluto.

Algunas personas lo llamarían un encuentro predestinado. Pero en ese momento, no me lo pareció. Probablemente otras personas hubieran sido capaces de notarlo, pero yo creo que el destino es algo de lo que solo te das cuenta después. En realidad, no podría describir mis pensamientos al verla, solo podía decir que pensé “oh, una persona inconsciente se desmayó a un costado del camino, sería inhumano ignorarla”. Hice lo que era normal como persona. Eso había sido todo. Por eso la recibí en la mansión y cuidé de esa chica que seguía durmiendo profundamente. No había un significado especial detrás de ello… No debería haberlo. No importaba quién estuviera del otro lado, tenía intención de ayudar. No, para empezar, fueron los sirvientes de la mansión quienes la cuidaron.

Y, sin embargo, ella no cesó de expresarme su gratitud.

—Dejé mi ciudad natal con mi madre, queriendo ir a la capital real, pero ella… falleció de una enfermedad.

Después de vagar entre la inconsciencia y la lucidez, después de un tiempo, fue capaz de hablarme de su historia y sus circunstancias. Su historia era un típico reflejo de la sociedad en ese entonces, nada inusual. La capital real poseía grandes lujos, pero, por otro lado, las aldeas agrícolas dispersas por las regiones luchaban con la pobreza. Era inevitable que la gente abandonara su ciudad natal y se fuera a una nueva tierra en busca de empleo, pero no siempre resultaba bien. Hubo muchos que, como ella, hacían uso de todos sus objetos de valor mientras buscaban un lugar mejor, para terminar colapsando en medio de la calle. Incluso esta joven que me había narrado su pasado debía saberlo. En lugar de llorar y lamentar la muerte de su madre, seguramente sintió resignación ante el hecho de ser la única que sobrevivió. Recuerdo que su rostro estaba pálido y lucía ceniciento. Era la primera vez que veía a alguien al borde de la muerte, esa podría ser la razón por la cual su expresión había quedado grabada tan claramente en mi memoria.

Y también recordaba sus manos. Estaban tan cubiertas de heridas que era impactante. Sus uñas rotas evidenciaban la severidad de su vida, sus ojos cansados parecían los de una anciana a pesar de todavía ser una adolescente, reflejaban mi rostro. No sabía por qué, pero había desviado la mirada involuntariamente. Mi mirada se posó en mis propias manos de porcelana y dejé salir un suspiro involuntario. Estas manos nunca habían sufrido ninguna dificultad, eran demasiado diferentes de las de ella. Esta diferencia era igual al de nuestro entorno. Aunque ambos habíamos perdido a nuestros padres, no teníamos nada más en común. Tal vez, si quisieras encontrar otra alguna, podrías decir que nuestra diferencia de edad no era tanta. A diferencia de ella, que se había colapsado al borde del camino, yo llevaba una vida que todos envidiarían.

Mi padre, quien obtuvo un título nobiliario gracias a haberse casado con mi madre, había fallecido, e inevitablemente, yo lo había sucedido como el jefe de familia. Pero las cosas que podía hacer eran limitadas y, en realidad, era el hermano menor de mi madre quien se encargaba de todos los asuntos relacionados con la administración de mi territorio. Según él, había estado realizando ese trabajo incluso cuando mi padre todavía vivía, por lo que deseaba que no me preocupara por nada. En resumen, mi padre había obtenido un rango en la corte por casarse con mi madre, pero no había recibido nada aparte de eso. Entendía que en esta sociedad jerárquica donde los linajes lo significaban todo, esto no era nada fuera de lo común. Ya fuera el territorio o su gente o, las ganancias que obtenían de ellos, casi todo pertenecía a la familia de mi madre, solo el rango de nobleza le había sido otorgado a mi padre. Eso y nada más. Entonces, lógicamente, era lo mismo para su sucesor. Había heredado su título nobiliario, pero se trataba solo de un documento, mi nombre se había puesto al final del registro aristocrático.

Pero, la razón por la que podía vivir tan cómodamente sin carecer de nada era, gracias a la herencia de mi padre. Como mago, había acumulado toda esta riqueza en una sola generación. Además, recibía una compensación por cada nueva magia que se había desarrollado gracias a las investigaciones de mi padre.

Era gracias al reino, un individuo rico o el ejército que recibía esta solvencia económica. Es por esto por lo que una persona sin un solo pariente como yo podía llevar una vida tan tranquila y acomodada.

Mis padres ya habían fallecido y, sin embargo, todavía tenía una casa donde vivir y nunca me faltaba comida que poner en la mesa. Era consciente de lo privilegiada que era mi vida. Si hubiese sido un niño normal, incluso si hubiese descubierto a una persona inconsciente, no podría haberla salvado. Tal vez podría haberme acercado a ellos, pero eso sería todo. Habría buscado a alguien que pudiera salvarla y las cosas habrían terminado allí. Porque los niños comunes solo podían hacer eso. Pero yo era excesivamente rico. Incluso si recogía a una niña de la misma edad que yo, apenas supondría una traba en mi estilo de vida habitual. En primer lugar, si no estuviera seguro, no llevaría a casa a una persona que parecía estar a punto de morir. Afortunadamente había muchos sirvientes que sabían cómo cuidar de personas enfermas, así que yo no sufría ninguna pérdida.

En ese momento había innumerables sirvientes trabajando en mi mansión. Habían sido contratados después de la muerte de mi padre. Su ex colega había hecho un buen trabajo. Hizo todos los arreglos necesarios, desde buscar hasta entrevistar a la gente que trabajaría en la mansión, seleccionando solo las personas que fueran honradas y confiables.

Al ser contratados por este sistema se había evaluado tanto su personalidad como su disposición. Eran honestos y sinceros, patrióticos, no les gustaba tomar atajos y trabajaban hasta el cansancio. Incluso si a veces me aconsejaban que no hiciera algo, no me negaban nada. Respetaban nuestra relación de amo y sirvientes, acatando siempre mis órdenes. Porque estaban ahí, alguien tan joven como yo, quien todavía no podía llamarse niño, se encontraba en una situación sencilla, sin saber qué hacer. Había tenido mucha suerte de poder conocer a esas personas.

Lo que existía entre nosotros era solo una relación de empleador y empleados. Por lo tanto, apenas había ningún apego emocional mutuo. Solo estábamos atados por un tipo de fe basada en el dinero. Esta relación que se dividía claramente en el que da y los que reciben daba a luz al entendimiento de que está justificado dar y es natural recibir. No importaba cuán amistosos nos mostráramos el uno con el otro, no podíamos cruzar esa línea, ese límite. Creando una especie de relación frustrante y difícil de describir. No significaba que estuviera insatisfecho con la situación, pero tampoco estaba satisfecho. Sabía que algo faltaba, pero no entendía qué. Fue cuando abrigaba pensamientos tan sombríos como esos que… encontré a esa chica.

—Estoy contenta de haber sido salvada por ti.

Riendo reservadamente, Emma no había sido austera con sus palabras para expresar su gratitud. Era un poco refrescante. A mi alrededor solo había personas que me servían. Así eran los sirvientes. Podían expresar su gratitud, incluso a extremos excesivos, pero eso solo era una forma indirecta de expresar una cortesía hipócrita y lo que se necesitaba expresar no era transmitido. Comprendía que me estaban agradeciendo, pero honestamente no podía aceptar ese sentimiento. No existía tal cosa como unas simples gracias. No sabía cuánto significado contenía esa sola palabra.

Ver a la chica llorando mientras me agradecía una y otra vez por encontrarla, de alguna manera me apretaba el pecho.

Me sentía más confundido que feliz. Pero no me desagradaba este sentimiento. Una emoción sin nombre se extendía gradualmente dentro de mí. Hasta ese momento, no conocía ese sentimiento. Un fuego se encendió en la parte más profunda de mi gélido cuerpo. Si bien me había calentado hasta la punta de los dedos, solo era capaz de mirar su pequeño rostro en silencio. Una vez más me agradeció con una sonrisa en su rostro. Fue en ese momento que descubrí por primera vez que las palabras podían sacudir a tal medida tu interior.

Puede que me hiciera falta una persona que no actuara de acuerdo con sus propios intereses. Una relación en la que estábamos atados por el dinero tenía sus ventajas y desventajas, sus fortalezas y debilidades. Actualmente, los sirvientes estaban haciendo todo lo posible para servirme, pero si me quedaba sin dinero, se irían. Aunque lo entendía, esas relaciones se sentían inútiles y vacías.

—Por cierto… ¿No preguntarás por mi nombre?

Me preguntó con una expresión algo dudosa a través de esos labios que habían perdido su color. Aunque la pregunta que había hecho no me parecía tan importante, hizo una expresión facial como si fuera muy significativa. Me sorprendió y bajé la cabeza, maravillado. ¿Se debía a que, dentro de la mansión, solo entraba en contacto con un número limitado de personas? ¿O por qué inconscientemente tenía miedo de involucrarme profundamente con alguien? No podía comprender por qué estaba dudando, por qué estaba haciendo una expresión tan preocupada. Al verme así, ella explicó amablemente que, en las relaciones humanas, nada comenzaría hasta que ambas partes conocieran el nombre y el rostro del otro. Llamar el nombre de alguien tenía un significado.

—Por lo general, es lo primero que preguntas —dijo con una sonrisa. Pero ninguno de los dos lo hizo, agregó. —Pensaba que no estabas interesado en mí. Pero estaba equivocada. Simplemente no sabías… Si crees que quieres aprender más sobre alguien, primero debes preguntar por su nombre.

La chica me observó con una sonrisa burlona. Sentía que comenzaba a ver la importancia de lo que había olvidado y me quedé sin palabras.

—Mi nombre es Emma. ¿Y el tuyo? —Preguntó, pero en ese preciso momento no me salían las palabras. Porque yo era el señor, el joven amo o, incluso el hijo de esa persona.

—Kaliarya Ignis…

Mi nombre, que decía por primera vez en años, me parecía tonto. Eran palabras que normalmente no decía. Sin embargo…

Entonces, te llamaré Rya, dijo mientras sonreía alegremente de todo corazón.

En ese instante, por primera vez, mi nombre tuvo un significado.

Ahora que otra persona lo decía, noté que mi padre no me llamaba por mi nombre muy a menudo. Pero eso ya no interesaba. No era importante.

“Sabes, Rya suena lindo.” 

Frente a sus ojos entrecerrados, la discordia entre mi padre y yo parecía insignificante.

—Una vez más, es un gusto, Rya.

Y así, acortamos gradualmente la distancia entre nosotros. Sabíamos nuestro nombre y al hablar juntos, nuestra comprensión se profundizó. Esa era la forma de vivir con una persona que no era un sirviente. Tuve que hacer un esfuerzo para saber qué buscaba mi compañera y qué quería hacer. No me gustaba sentir ansiedad, pero me divertía.

Desde entonces, algunos años pasaron desde que habíamos comenzado a vivir juntos.

Emma se decidió a estudiar en la academia. Me dijo que algún día me devolvería el dinero y me pidió permiso para inscribirse. Era una pena, pero ella poseía menos poder mágico que el promedio.

“Al menos quiero aumentar mi conocimiento”, me lo había pedido con una pizca de urgencia en su mirada. Le pregunté claramente por qué estaba tan desesperada,

—Quiero ser útil para ti, —me dijo, bajando su mirada abatida.

Hasta ese momento, creí que me había devanado los sesos para tratar de entender a Emma. Con esto dicho, no significaba que pudiera leer su mente. Podía adivinar más o menos lo que pensaba. No sabía si era realmente el caso, pero parecía que se comparaba con los sirvientes que vivían en la mansión. Probablemente era eso. Los sirvientes parecían ver a Emma como una niña que no podía hacer nada. Nunca la ridiculizaron, pero ciertamente continuaban tratándola como una niña pequeña. Tal vez, el hecho de que Emma era alguien que una vez había vagado en la línea entre la vida y la muerte jugó un papel importante en su personalidad. No era sorprendente que la gente de nuestro entorno se volviera sobre protectora. Pero Emma no podía aceptarlo.

Me había encariñado con ese lado suyo.

Al principio, cuando llegó a la mansión, daba la impresión de estar viviendo simplemente porque era inevitable, que había sobrevivido por pura suerte. Ahora estaba avergonzada de sí misma, sentía que le faltaba algo. Esto parecía una prueba de que estaba tratando de crecer… Estaba mirando hacia el futuro. Me hacía sentir aliviado.

—Ya que nos estamos tomando la molestia de inscribirte, tal vez yo también deba ir.

— ¿Eh…? ¿Tú también? Pero tú no necesitas asistir a la academia, ¿verdad?

—No necesitar ir y no querer son dos cosas diferentes. Quiero ir a la academia contigo.

Aparentemente, yo parecía ser como mi padre y poseía una enorme cantidad de poder mágico. Se me había dicho que tal vez superaría a mi padre, al tan llamado genio. Así que, naturalmente, planeaba convertirme en un mago como él. Con ese fin, había solicitado ser instruido por tutores privados, por lo que no tenía necesidad de asistir a la academia. Pero, para convertirse formalmente en un mago, debías tomar el examen dispuesto por el reino. Tenía restricciones de edad por lo que debía esperar varios años antes de poder tomarlo. Por lo tanto, ir a la academia no era una mala idea para perder el tiempo hasta entonces.

Además, pensaba que sería divertido ir a la escuela con ella. No había ningún problema con el pago de la matrícula para asistir a la academia. Era una oportunidad perfecta para mí, dado que me había aburrido de vivir recluido en la mansión.

—Has cambiado. Pero eso está bien. Estoy segura de que será divertido.

Emma se rio gentilmente. Los sirvientes que observaban a la distancia también sonreían. Era una escena que no se veía cuando todavía vivía con mi padre. El único cambio era ella viviendo en la mansión, pero sentía que la relación entre los sirvientes y yo comenzaba a cambiar.

Para decirlo con palabras, creo que en ese momento seguramente estábamos siendo bañados por la resplandeciente luz de eso que llamaban felicidad.

Nunca me sentía incómodo por el futuro, por el contrario, mis esperanzas y expectativas eran positivas.

Además, creí, y nunca dudé, que podría realizar el ideal que había imaginado.

Naturalmente, la vida en la academia no fue solo diversión. Especialmente para mí, que hasta ahora no había interactuado mucho con personas de mi misma edad. Por supuesto, la academia sirvió como escuela, pero al mismo tiempo también era un lugar donde los hijos e hijas de familias nobles podían profundizar sus lazos. En primer lugar, una escuela con un alto costo de inscripción solo podía ser atendida por personas por encima de la clase media. Como la mayoría de esas personas eran aristócratas, inevitablemente una división por clases sociales también aparecía dentro de la escuela. Memorizar esas complejas relaciones humanas requirió un gran esfuerzo.

Sin embargo, mi madre era noble y yo había heredado su sangre, por lo que era intrascendente para mí. Probablemente hubo momentos en los que mi actitud hacia los nobles de mayor rango fue irrespetuosa, pero no causaba problemas y era perdonado. Estoy seguro de que el hecho de que mi padre haya sido un gran mago hasta el punto de ser llamado un héroe había jugado un papel muy importante. También el hecho de que había sido reconocido por el propio rey. Mi posición en la academia era considerablemente alta. A ese respecto, no había ningún error en que, como plebeya, Emma no podía esperar ser comparada conmigo. Realmente no sé cómo se había sentido al respecto porque ocultaba hábilmente sus sentimientos. Nunca le pregunté por qué lo hacía. Aunque teníamos casi la misma edad, podría haber tenido sentimientos encontrados conmigo, debido a que me comportaba como si fuera su guardián. Ahora que lo pensaba… Me preguntaba si Emma no quería simplemente pararse en la misma posición que yo, ser mi igual.

Así es como llevamos nuestra vida académica y sus altibajos. En poco tiempo, nos graduamos y, continuamos viviendo en la misma mansión, pero comenzamos a tener nuestros propios trabajos.

Me convertí en un mago como había deseado y ella se convirtió en titiritera. Titiritero era una ocupación donde te ganabas la vida haciendo muñecas, pero, por supuesto, no se trataban de muñecas normales. Al hacer que una parte de su escaso poder mágico fluyera hacia ellos, podía hacer que sus muñecas se movieran como si realmente estuvieran vivas. Pero como no tenían voluntad propia, solo podían moverse de manera predeterminada. Por ejemplo, podían seguir algunas instrucciones simples como ponerse de pie, sentarse o inclinarse y saludar. También reaccionaban a la voz de su dueño. Eran como muñecas mecánicas. La diferencia era que se movían gracias a la magia. Algunas personas se burlaban, diciendo que a pesar de que se había tomado la molestia de asistir a la academia, no podía utilizar el conocimiento que había aprendido, pero ella no dejaba que eso la detuviera. Simplemente reía y decía ir a la academia fue para ampliar mis alternativas, para vivir necesitas todo el conocimiento posible. Fui a la academia para aprender otras formas de vivir. Sonaba bastante filosófica. Era cierto que había aprendido muchas cosas en la academia y debido a que ese lugar era como una copia en miniatura de la sociedad, había muchas cosas que ganabas de asistir. También me había dado cuenta de que, para ser mago, tener poderes mágicos no era suficiente. Para trabajar y ganarse la vida, debías adquirir clientes. Necesitabas ampliar tus conexiones personales. Y eso no hubiera sido posible de habernos quedado confinados en la mansión.

Tal vez Emma había ganado algo de confianza después de conseguir un trabajo, pero también había comenzado a comprometerse de manera más activa y positiva con los empleados de la mansión. Eventualmente, se involucró en el trabajo más importante de nuestra casa… es decir, se convirtió en la encargada de la gestión del dinero y del papeleo. Se volvió la señora de la casa. Se podría decir que fue el curso natural de los acontecimientos que nos casáramos, nadie se opuso. Fue aceptado como un hecho y nosotros tampoco sentimos ninguna molestia por convertirnos en cónyuges. Mirándola mientras se reía y decía seamos felices, pensaba que tal deseo era absurdo. Después de todo, yo ya era feliz… extremadamente feliz.

Si pudiera retroceder en el tiempo, volvería a los días que pasé junto a ella, cualquiera de ellos estaría bien. Cualquier momento estaría bien, volvería en el tiempo sin dudarlo. Incluso si fuera por un día. No, incluso una hora sería suficiente. Haría cualquier cosa si pudiera regresar al momento en que reía a su lado.

Pero sabía que el tiempo no podía ser revertido.

Estaba profunda y dolorosamente consciente de ello.

7 respuestas a “Mi prometido ama a mi hermana – Arco 7 – Capítulo 2”

  1. Ya sabía en lo que me metía al empezar a leerla, pero esto es demasiado, el próximo capítulo sera “Una lloradita y a dormir” 😢
    Muchas gracias por el cap ♥️

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