Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 30: Uniéndose a una caravana

Traducido por Ichigo

Editado por Shiro


Al final, el pequeño Tian quedó atrás. Por primera vez, Shao Qian abandonó el Bosque de la Niebla Ilusoria y se dirigió hacia el lugar donde Jesse había vivido junto a sus padres. Tal vez allí pudiera encontrar alguna pista.

Apenas puso un pie fuera del bosque, alguien más irrumpió solo en sus profundidades. Esa persona se abrió paso con fuerza, estremeciendo a las bestias mágicas con su sola presencia, hasta que finalmente se internó en el corazón del bosque. El treant Pein, al verlo partir, no pudo evitar sentirse inquieto. Como había temido, él realmente había regresado.

Shao Qian, siguiendo la guía del sistema, llegó hasta una aldea cercana. Allí intercambió algunas piedras espirituales recolectadas en el bosque, junto con parte de su propio pelaje, sangre y huesos, a cambio de unas pocas monedas de oro. En el mundo humano, sin oro, no había forma de viajar.

Con ese dinero recién obtenido, compró lo esencial y se preparó para dirigirse a la Guarnición de la Niebla Ilusoria. Sin embargo, había tomado el rumbo equivocado. Dentro del bosque no existía una orientación clara entre norte, sur, este u oeste, y al salir había caminado en la dirección contraria. La guarnición quedaba al otro lado del Bosque de la Niebla Ilusoria.

Volver a cruzarlo no era una opción. Nadie podía asegurar que saliera con vida una segunda vez. No había que subestimar la capacidad de tomar acción de las bestias mágicas.

Shao Qian consideró entonces unirse a una caravana, usar el nombre de un escolta y seguirla hasta la guarnición. La aldea carecía de casa de subastas, por lo que tampoco podía conseguir materiales de alquimia allí. Había que tener en cuenta que todos sus productos alquímicos estaban a medio terminar en el bosque, pues muchos de los ingredientes solo podían obtenerse en el mundo humano.

—Disculpe, ¿necesita una escolta?

Había alterado el color de su cabello y de sus pupilas con una poción, aunque, al estar inacabada, el efecto duraría apenas tres días. Después tendría que volver a usarla o regresaría a su verdadera apariencia.

—¿Eres un mago o un artista marcial? —preguntó el encargado, frunciendo el ceño.

Shao Qian no llevaba túnica de mago ni armadura resistente; vestía como un joven común, lo que hacía difícil creer que tuviera algún poder.

Shao Qian parpadeó sorprendido y negó con la cabeza.

—No, no soy ninguno.

La actitud del encargado cambió al instante; se mostró impaciente y agitó la mano con desdén.

—Solo contrato magos o artistas marciales. No tiene sentido pagar monedas de oro a alguien corriente como tú.

Shao Qian quedó perplejo y estaba a punto de explicar, cuando una voz lo interrumpió desde un lado:

—Oye, muchacho, ¿no te dijimos que fueras a hacer recados para nuestro grupo mercenario?

Él y el encargado giraron la cabeza. Una mujer de figura imponente, enfundada en un traje ajustado y con una espada larga casi de su misma altura colgada a la espalda, se acercaba.

El encargado esbozó una sonrisa respetuosa.

—Señora Christine, ¿este joven es miembro de su grupo mercenario?

—Mis disculpas, mayordomo Lasey. Este niño es un nuevo recluta, pero estaba algo inquieto y vino a buscarlo otra vez. —Christine se aproximó a Shao Qian, le sujetó el hombro y sonrió al mayordomo—. Mi chico solo necesita medio oro.

—Señora Christine, es usted demasiado cortés. Si es parte de su grupo, por supuesto seguiremos la comisión acordada. —El mayordomo habló con desgana.

Al fin y al cabo, no era más que un muchacho ordinario que necesitaba protección, pero aun así tenían que pagarle la tarifa completa. Aquello resultaba molesto. Sin embargo, como el grupo más fuerte que habían contratado era el de Christine, no valía la pena discutir con ella ni mucho menos entrar en su lista negra.

—Muchas gracias entonces, mayordomo Lasey. —Christine le dio una palmada en el hombro con jovialidad, para luego arrastrar a Shao Qian con firmeza.

Él no comprendía del todo las intenciones de la mujer, pero se dejó llevar. Apenas entraron en una habitación, alguien lo abrazó con fuerza y hundió su rostro en algo blando. De inmediato, Shao Qian sintió que respirar se volvía difícil.

—Ya basta, Lucy —Christine lo rescató apresuradamente—, vas a asustar al niño.

—¡Christine, es demasiado lindo! —Lucy lo soltó y habló con entusiasmo—. Cuando lo vi con Lasey me emocioné tanto. Viendo su actitud, estaba claro que no quería que viniera. Por suerte estabas tú.

—Yo… —Shao Qian alzó la vista y por fin pudo observar bien a la mujer que lo había abrazado.

Era sorprendentemente alta, de casi tres metros, tanto que desde donde estaba apenas podía verle el pecho. Y entonces cayó en cuenta…

¿Acaso estuve enterrado en ese pecho hace un momento?

—Cariño, ¿cuál es tu nombre? ¿Por qué buscabas a Lasey? —Los ojos de Lucy brillaban mientras lo observaba.

Hacía mucho que no encontraba a un muchacho tan encantador. Cabello rubio y pupilas del mismo tono, mejillas redondeadas y sonrisa suave: cuando entrecerraba los ojos, parecía un delicado Lago Astana, precioso a su manera.

—Me llamo Jesse. Necesito ir a la Guarnición de la Niebla Ilusoria. —Hizo una pausa.

¿Acaso esta caravana se dirige al Bosque de la Niebla Ilusoria?

—¿La Guarnición de la Niebla Ilusoria? —el rostro de Lucy se ensombreció de inmediato—. Nosotros vamos rumbo a la Ciudad Tejas Rojas. Queda bastante lejos de la guarnición.

—¿Es así? —Shao Qian mostró un gesto deprimido, pero pronto forzó una sonrisa y agradeció—. Aun así, gracias. Iré a preguntar en otras caravanas.

Al verlo sonreír, Lucy se quedó en blanco por un instante. Luego, con un chillido y un movimiento veloz, volvió a estrecharlo entre sus brazos.

—¡Demasiado lindo! ¡Demasiado lindo! ¿Cómo puede existir un niño tan adorable?

Shao Qian forcejeó en su abrazo, con la amarga sensación de que no solo debía cambiar el color de su cabello y ojos, sino quizá también su propio rostro.

—Lucy, Jesse no puede respirar. —Christine intervino rápido.

Lucy no tenía resistencia alguna contra los muchachos lindos. De hecho, había sido ella quien le había rogado para que mintiera al mayordomo, diciendo que este joven era parte de su grupo mercenario.

—Oh, lo siento —Lucy aflojó el abrazo, aunque seguía pegada a Shao Qian con desgana de soltarlo. Miró a Christine con expresión suplicante—. Christine, ¿de verdad no es posible?

Ya estamos otra vez. Christine abrió la boca, pero al final no logró decir palabra de rechazo. Desde que el hermano menor de Lucy había muerto en un ataque sorpresa de una bestia mágica, ella había desarrollado una predilección por los chicos de aspecto adorable, como si los viera a todos como hermanos pequeños.

Por culpa de esto, el grupo mercenario había tenido más de un problema. Pero nadie la culpaba ni intentaba detenerla; al contrario, estaban agradecidos de poder arrancarla de la sombra que había dejado la pérdida de su hermano.

—Jesse, ven con nosotros a Ciudad Tejas Rojas primero. Cuando terminemos con nuestras tareas, te enviaremos a la Guarnición de la Niebla Ilusoria. —Christine le sonrió—. Además, allí también abundan las caravanas que buscan escoltas.

Shao Qian miró la expresión radiante de Lucy, luego a los demás miembros del grupo mercenario, y al fin inclinó la cabeza en señal de gratitud.

—Gracias a todos.

—De nada, muchacho —Christine le acarició la cabeza—. Pero dime, ¿para qué quieres ir a la Guarnición de la Niebla Ilusoria? Está muy lejos de aquí.

—Mn, busco a mis padres —respondió Shao Qian sin mentir.

El padre de Jesse había vivido allí en el pasado, aunque desconocía si su antigua residencia aún existía.

—Pero, desde aquí hasta la guarnición, se extiende todo el Bosque de la Niebla Ilusoria.

Atravesarlo es imposible para un humano. Ni hablar de llegar a sus profundidades; incluso acercarse a la zona central significaba ser destrozado por las bestias mágicas.

Entonces, ¿por qué los padres de Jesse se desviaron hasta el frente del bosque para llegar a la guarnición?

—Mmhm, eran herreros en la Guarnición de la Niebla Ilusoria —dijo, bajando la voz.

Al menos, lo habían sido hacía diez años.

Y de hecho, no era extraño hacer negocios en esa ciudad. Las urbes pequeñas atraían pocos visitantes, pero la guarnición era diferente: vasta, próspera, y al estar junto al bosque, siempre rebosaba de mercaderes viajeros y mercenarios dispuestos a arriesgarse para templarse.

—Bien, bien, se acabó la charla. Estamos listos para partir —Lasey los interrumpió con impaciencia.

Llevaban tres o cuatro días varados en esa aldea hasta dar con el grupo de Christine, y lo mejor era marcharse cuanto antes.

Así fue como Shao Qian terminó quedándose con ellos. Se encargaba de ayudar en lo que hiciera falta, de hacer recados y otras tareas menores. Lasey incluso le pidió que alimentara a las bestias cornudas que tiraban de los carruajes. Pero apenas él se acercó con un manojo de hierba verde, las criaturas cayeron de rodillas, temblando como si se hallaran ante un enemigo natural.

En realidad, no era eso. Aunque Shao Qian había reprimido la presión propia de una bestia sagrada, no podía ocultar del todo el olor que emanaba de su cuerpo, impregnado de la esencia de bestias de alto nivel. Para los animales comunes, aquel aroma era puro terror.

Desde ese momento, Lasey lo aborreció aún más. Había pagado tanto por contratar a ese supuesto «muchacho común» y ni siquiera era capaz de ganarse el favor de una bestia de tiro.

El viaje transcurrió con una calma que resultaba casi increíble. El camino bordeaba el Bosque de la Niebla Ilusoria, donde las bestias solían salir a cazar. Sin embargo, avanzaron sin encontrar ni una sola. El hecho era tan insólito que todos empezaron a preguntarse: ¿Acaso nuestra suerte llegó al extremo de lo imposible?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido