Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 34: Destripar el vientre para conseguir el fruto

Traducido por Ichigo

Editado por Shiro


Shiro
Aunque quizás literal en este capítulo, el significado no literal de este título es realizar una acción tan brutal, desproporcionada y contraproduente que, para obtener algo, se destruye irremediablemente la fuente de donde proviene. Una alternativa sería: matar a la gallina de los huevos de oro.

Vincent miró con sombría frialdad a la mujer que se retiraba. ¿Qué era lo que pretendía en realidad? ¿Acaso de veras ignoraba que la flor lunar era venenosa?

Oculta tu expresión. —La voz de Shao Qian resonó en su conciencia—. Observa qué intenta hacer.

Vincent, a regañadientes, contuvo su descontento, aunque en su interior permanecía en guardia. Esa mujer no era nada simple. No podía permitirle la menor oportunidad de herir a Jesse.

Al poco rato, la mujer regresó llevando en las manos una bandeja con té. En cuanto Vincent percibió el penetrante aroma, se burló en silencio. Estaba dispuesta a desprenderse de semejante tesoro. Incluso el papa poseía apenas una pequeña cantidad de aquella flor desconcertante.

—Esta flor desconcertante fue lo último que tu padre dejó antes de morir. —La voz de la mujer se tiñó de tristeza—. Nunca he tenido el corazón de beberla.

—No esté tan triste —Shao Qian probó un sorbo y dejó la taza a un lado.

Tal como esperaba, había algo más en el agua; esa supuesta flor desconcertante no era más que un disfraz.

A través de la conciencia, transmitió a Vincent:

Espera un poco y luego finge desvanecerte.

Vincent, naturalmente, obedeció. De hecho, lo había advertido incluso antes que Shao Qian. En cuanto la mujer entró con la bandeja, percibió un denso y oscuro poder. Al inicio pensó que provenía de ella, pero resultó estar escondido en el té, enmascarado por la fragancia de la flor.

Al verlos beber, la mujer dejó escapar un suspiro de alivio, sus ojos posándose sobre Shao Qian con mayor ternura aún.

Cuando Shao Qian apuró el té, utilizó su energía del alma para expulsar el veneno de su cuerpo. Vincent ni siquiera tuvo que preocuparse: el instante en que esa aura oscura entró en su boca, fue purificada al momento.

Ambos fingieron perder la fuerza, inclinándose contra la mesa. La mujer acarició con suavidad la cabeza de Shao Qian y rio entre dientes.

—Estos días había pensado adentrarme en el Bosque de la Niebla Ilusoria. No esperaba que tú mismo vinieras a entregarte a mi puerta.

—¿M-Madre? —Shao Qian abrió los ojos con fingida incredulidad—. ¿Por qué?

—Eres tan estúpido como tu padre —lo desdeñó ella—. No, quizá aún más estúpido. Al fin y al cabo, las bestias salvajes solo saben ser bestias.

—No, debería decir que eres un poco más estúpido que tu padre. Como era de esperar, las bestias salvajes sólo pueden ser bestias salvajes.

—¿Por qué? —el rostro de Shao Qian se tiñó de ira—. Tú… tú eres mi madre, ¿no es así?

—¿Y qué hay de malo en firmar un contrato con una bestia de sangre propia? —rio con frialdad.

Lo que no dijo era que en un principio había querido hacer del padre de Jesse su bestia contratada. Pero alguien de rango sagrado de la raza de las bestias era incontrolable y, peor aún, capaz de rebelarse contra su amo.

Así que se resignó a la segunda opción: seducirlo y unirse a él. Aquel ser era de una estupidez sin límites. Bastó que mencionara su deseo de ver las flores lunares para que aquel idiota, superando el miedo a su veneno, las trasplantara al patio. Ella dijo querer contemplarlas en su compañía, y él se sentó rígido como una estatua, con ella en su regazo, sin atreverse a soltarla. De principio a fin, las bestias salvajes solo podían pensar en una única dirección.

El contacto prolongado con las flores lunares debilitó a la bestia de rango sagrado. Entonces, ella buscó por todos los medios un tesoro que le permitiera concebir. Cuando Jesse nació, su deseo fue marcarlo con un contrato de inmediato. Pero aún era demasiado pequeño y la sangre de bestia en su interior no había despertado del todo.

Debido al contacto con las Flores de la Luna, la bestia mágica de rango sagrado se debilitó. En cuanto a ella, había buscado con todos los medios posibles para encontrar un tesoro que le permitiera quedar embarazada. Cuando Jesse nació, ella de verdad había querido hacer un contrato con él en ese momento. Pero en ese momento, él era todavía demasiado pequeño y la sangre de la bestia mágica dentro de él no había despertado por completo.

Por eso esperó, aguardando el momento propicio, e incluso pensó en estimular esa sangre dormida. No imaginó que, llegado el instante, todo se torcería: el padre de Jesse la abandonó, enviando a su hijo al Bosque de la Niebla Ilusoria. Tampoco esperaba que, en su decadencia, aquel de rango sagrado no percibiera su engaño. Creyéndola muerta, se autodestruyó.

Esa explosión la dejó gravemente herida. Fue esa la razón de que no abandonara nunca la ciudad, y también la que le impidió lanzarse al bosque en busca del híbrido.

Jamás pensó que él regresaría por voluntad propia. Era como un don divino en la oscuridad. Ese pequeño híbrido estaba destinado a convertirse en su bestia contratada.

—Hasta el tigre más fiero no devora a su propio cachorro. ¿Acaso no soy tu hijo? —La furia devoraba los ojos de Shao Qian, deseando hacerla sufrir mil tormentos.

Siempre había sospechado que la muerte de la bestia mágica de rango sagrado estaba ligada a ella. Lo había descartado solo porque en la historia también aparecía como muerta. Pero precisamente por ello, ahora confirmaba que la muerte de aquel de rango sagrado había tenido relación directa con esta mujer. Y, encima, pretendía convertir al verdadero Jesse en su bestia contratada. Imperdonable.

—Sigue soñando —bufó la mujer con desdén—. ¿Un simple híbrido entre demonio y bestia mágica, y aún te atreves a llamarte mi hijo?

—¿Demonio?

Shao Qian siempre había creído que el original era medio humano. Después de todo, aquella mitad no portaba un aura oscura. Pero, al parecer, estaba equivocado.

—Lo único que hice fue arrancar el vientre de otra mujer, usar un arte secreto para integrarlo con una pequeña porción de mis propios vasos sanguíneos, e implantarlo en el mío para engendrar un hijo —la mujer señaló el rostro de Shao Qian—. No solo esta cara tuya se parece a la de esa mujer, sino que, en las primeras etapas, tu sangre era exactamente igual a la de ella. También utilicé este arte secreto para ocultarlo a ese padre idiota tuyo. Jamás llegó a sospechar que llevabas sangre demoníaca en tu interior.

Los ojos de Shao Qian se helaron hasta volverse aterradores. Jamás habría imaginado que aquella mujer fuese tan perversa. Ese arte secreto no había aparecido en la historia original. De lo contrario, imposible que no lo recordara, pues era un método demasiado siniestro.

—¿De qué rama de los demonios provienes? —preguntó de pronto Vincent, quien había guardado silencio todo el tiempo.

En el Vaticano existían apenas uno o dos registros sobre tal arte secreto. En el mundo demoníaco, cuanto más alto era el rango de un demonio, más difícil resultaba concebir un heredero. Se desconocía quién había creado aquel método macabro, y en todo el mundo demoníaco solo unas cuantas familias influyentes sabían emplearlo. La posición de esta mujer allí no debía de ser baja.

—Sabes bastante —la mujer se mostró algo sorprendida de que Vincent conociera la existencia de ramas demoníacas—. Eso solo significa que tu posición tampoco es común. Una vez que convierta a este pequeño híbrido en mi bestia contratada, también me desharé de ti. ¿Y si alguien investigara más tarde la causa de tu muerte? Para entonces, yo ya habría regresado al mundo demoníaco.

—Nada que pueda compararse contigo —espetó.

Desde que había visto aquellas flores lunares, Vincent ya había concebido la intención de matar a esta mujer. Pero ahora, tras escuchar la historia del pasado de Jesse, su odio alcanzaba el punto de querer despedazarla en mil pedazos. ¿Cómo permitir que alguien maquinara así contra el ser que deseo proteger en el hueco de mis manos?

—Buen hijo, pronto caerá la noche. No resistas a tu madre. Cuando mamá establezca el contrato, te llevará de regreso al mundo demoníaco. —La mujer se mordió el dedo y presionó la sangre contra la frente de Shao Qian.

Al ver aquel gesto, los ojos de Vincent se volvieron la esencia misma de la furia. De no ser porque su amado le impedía moverse, ¿cómo habría tolerado que esa mano inmunda rozara a su Jesse?

La mujer terminó de dibujar el contrato de lealtad en la frente de Shao Qian. El poder del contrato y un fragmento de su conciencia penetraron en la mente de este. Sin embargo, antes de que pudiera inscribir la formación en su núcleo de cristal, él se rebeló y la estranguló desde adentro. El tenue hilo de conciencia de la mujer fue devastado por una fuerza colosal. Y no se detuvo allí: al contrario, siguió aquella hebra hasta invadir directamente su mente.

El rostro de la mujer cambió de inmediato, pero no alcanzó a cortar la conexión antes de que Shao Qian irrumpiera en su mar de conciencia. Aquel poder implacable se desató como tormenta, arrasando y destruyendo sin dejarle margen de reacción.

A un lado, Vincent —que hasta entonces había fingido caer en su trampa— blandió un cetro, haciendo barrer sobre la mujer el poder abrasador de la magia de luz.

Al ver aquel cetro, el semblante de la mujer se tornó mortalmente pálido. Nunca imaginó que el hombre al lado de ese pequeño híbrido resultara ser el futuro papa. ¿Por qué, entonces, su aspecto difería tanto del radiante pontífice que ella recordaba?

La mujer intentó esquivar, pero ¿cómo iba a permitirlo Shao Qian, que se encontraba justo allí? Una energía espiritual aterradora se derramó desde su cuerpo, inmovilizándola en el sitio, incapaz siquiera de retroceder. Solo pudo abrir desmesuradamente los ojos al ver cómo la luz la alcanzaba.

La magia de luz era el azote de los demonios. En el instante en que la envolvió, su cuerpo recuperó su verdadera apariencia. Si antes podía decirse que poseía cierta belleza, ahora desplegaba la seductora y diabólica hermosura de un demonio. Sin embargo, sus ojos, cargados de odio, se clavaron en Vincent con rencor venenoso.

Al ver su rostro, los labios de Vincent se curvaron con sorna.

—Para volverte tan fea, es un milagro que dieras a luz a un niño tan adorable como Jesse.

La mujer, encolerizada hasta el extremo, escupió un torrente de sangre. Su belleza era de las más deslumbrantes en el mundo demoníaco, y aun así… ¿ser tachada de fea por un humano inferior?

—No sirve de nada perder palabras con ella. Mátala —en el corazón de Shao Qian no quedaba ni un ápice de compasión.

Haber dañado a una bestia mágica de rango sagrado por egoísmo, asesinado a una mujer para arrancarle el vientre, y querer convertirlo en una simple mascota contratada… todo lo de ella le producía repugnancia.

La mujer lo miró con fiereza. Pretendía lanzarse a una lucha desesperada en cuanto Vincent se moviera. Pero la energía del alma que Shao Qian había dejado en su mar de conciencia no estaba allí de adorno. En el mismo instante en que ella intentó estallar, él estranguló por completo su conciencia.

El poder de la luz atravesó su cuerpo, prendiéndola de inmediato en llamas.


Ichigo
Todo sucedió tan rápido... Todavía no me creo que haya querido tener a Jesse solo para utilizarlo...

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