¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 100: Ella y la botella de reducción mágica

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami


El cabello plateado que brillaba a la luz del sol era deslumbrante. Cuando el Príncipe Heredero Maximiliano apareció con la misma ropa de gala que ayer, me sorprendió tanto que me solidifiqué.

—Vine por capricho, pero en realidad, no esperaba encontrarme con la Princesa aquí.

Al verlo acercarse con movimientos naturales, rompí mi petrificación.

Esto no es bueno, ¡qué me está haciendo! No, he decidido luchar.

Me di una charla para alentarme y me animé. De acuerdo, ¡haya voy!

—Por favor, no se acerque. Su Alteza Maximiliano, ¿por qué está aquí?

En el fondo, me alivió que saliera una voz más fuerte de lo que esperaba.

Estos son los aposentos reales de Wilhelm. No era un lugar para que entren los miembros de la realeza extranjeros.

Mi advertencia estaba cargada con ese significado, pero el príncipe frunció las cejas como queriendo decir “qué cosa tan ridícula estás diciendo”.

—Aunque me preguntes por qué. Al volver después de despedirme del rey de Wilhelm, solo visité un jardín…

¡Así fue…!

Esto es malo…

Sus palabras me hicieron comprender que fuí yo quien cometió un error. Ahora que lo pensaba, tenía la sensación de que pasé por la abertura de un seto mientras estaba distraída. Tal vez, ese era el límite entre los jardines de la zona general y los aposentos reales.

En otras palabras, antes de darme cuenta, había llegado a la zona general desde los aposentos reales.

Vaya… si que la he liado.

Un desagradable sudor fluyó en gotas. Por supuesto que no recuerdo el camino. He llegado a un lugar completamente diferente. Eso significa, que este lugar de seguro está en el borde de la zona general. Estoy segura de que por eso no hay guardias reales.

Maldita sea, pensé, pero ya era demasiado tarde.

No había forma de salir de esto, fue fuerza mayor que me haya encontrado con el príncipe heredero Maximiliano.

En primer lugar, no tenía idea de que hubiera venido hoy al castillo.

Despedirse… Ah, ahora que lo pienso, es natural.

—¿Princesa?

Mientras me preguntaba, el príncipe heredero Maximiliano me llamó.

Ah, no puedo, no puedo. Tengo que mantener el modo de batalla. No es el momento de estar desconcertada.

—Disculpe… ¿Su Alteza necesita algo de mí?

En un instante me recompuse, enderecé mi espalda y fijé mis ojos en el príncipe.

Como si fuera a perder, me dije.

—¿Sigue guardando las apariencias? Fue la princesa quien habló con brusquedad y vigor. No le reprocho la descortesía. Está bien que hable como lo hizo anoche.

Tch.

Para mantener un poco de distancia con el Príncipe Heredero que se acercaba poco a poco, retrocedí.

No tengo intención de familiarizarme con este hombre.

—Si ese es el único asunto de Su Alteza, me excusaré.

—Espera, es una rara ocasión. Hablemos un poco. Y esas palabras. ¿No lo he dicho muchas veces?

—Me gustaría declinar. Estoy haciendo esperar a la gente. Discúlpeme.

Es una completa mentira que estoy haciendo esperar a la gente.

Pero, mejor me excuso en este momento.

Seguro, tengo ganas de hablar con él, pero no estar involucrada con este tipo de hombre es, sin discusión alguna, lo más inteligente.

Pensando así, me planteé abandonar este lugar.

Me incliné con brusquedad y me di la vuelta.

—Princesa.

Escuché la voz del Príncipe Heredero Maximiliano, pero todavía la ignoré.

Hmph, como si me importara.

Cuando pensé eso, de repente me tiraron de la muñeca otra vez. Mi columna vertebral tembló por la incomodidad.

—¡Ay! Por favor, suélteme.

—La salida no está en esa dirección… ¿Quiere perderse?

—G r a c i a s…

—Lamentable…

—Por favor, suélteme…

Mientras empezaba a sentirme incomóda por alguna razón, traté de safarme de la mano del Príncipe Heredero Maximiliano. Pero, no pude separarme de su apretado agarre.

—¿Su Alteza?

—Esta marca de propiedad en el cuello no estaba allí la noche anterior. Príncipe Friedrich, eh.

Recordé que me habían dejado muchas marcas de beso en el baño anoche, y en un arrebato presioné sobre ella con mi mano libre. Aunque lo oculté con habilidad con mi cabello, en el momento en que él se acercó mi cabello debió despeinarse y se mostró, para mi mala suerte.

Mientras me ponía roja, el príncipe heredero Maximiliano habló sin ganas.

—Ya veo, la “Flor Real” de Wilhelm es la prueba de la princesa consorte. Por eso, a pesar de estar solo comprometida, se te trata como la princesa consorte, eh. Parece haber sido grabada muy a fondo, pero al ver la obsesión de ese hombre me dan ganas de reír. No pensé que fuera un hombre así.

Con estas palabras, soltó mi mano.

Qué vergüenza. Nunca hubiera pensado que me encontraría con él.

Después de todo, me gustaría que no me marcara en lugares visibles.

En este caso, me gustaría salir rápido, pero si dice que la salida no está detrás de mí, debe estar detrás de él.

No me apetece mucho, pero tengo que pasar a su lado para volver.

Aunque me moleste, no se puede evitar. De seguro no se apartará aunque se lo pida.

Me decidí y caminé hacia él.

—Espere, Princesa.

—He dicho que estoy haciendo esperar a la gente.

—Uf… Eso es mentira, ¿verdad?

Dicho esto con total confianza, estuve a punto de detenerme.

Pero, me revestí de un aura de calma.

—Me pregunto… Sea verdad o mentira, no tiene relación con Su Alteza.

—En verdad no importa. Incluso si lo que dices es cierto, tengo la intención de hacerte compañía.

—¿Qué?

Cuando el príncipe heredero Maximiliano envió una mirada, un caballero alto bloqueó mi vista. Estaba vestido de forma diferente a los caballeros de Wilhelm. A juzgar por el momento, seguro es su guardián.

—¿Podría dejarme pasar…?

Mientras mantenía el tono lo más calmado posible, le pregunté.

Pero, el caballero de cabello azul oscuro que tenía ante mis ojos movió la cabeza con lentitud a derecha e izquierda.

—Me disculpo. Es una orden de mi maestro.

—No la lastimes. Es una mujer que será mi consorte en un futuro próximo.

—¡Sí!

A las palabras del Príncipe Heredero Maximiliano, el caballero hizo una breve reverencia y respondió.

Oi, ¿quién será la princesa consorte de quién?

Como se esperaba, no creo que pueda escapar en un escenario de dos contra uno. A menos que logre una apertura es imposible.

No se puede evitar, me resolví así y me volví hacia el príncipe.

—Será mejor que mantenga sus ensoñaciones de esa manera.

Pretendí hablar con una voz lo más fría posible, pero a él no pareció importarle.

—Usted es mi princesa consorte, la princesa Lidiana. Así lo he decidido. No tiene derecho a veto.

—También lo dije anoche, soy la prometida de Su Alteza Friedrich. ¿Su Alteza ya lo ha olvidado?

—¿No? Al verte ostentar una marca de propiedad tan descarada no podría haberlo olvidado.

Guh.

Sus palabras, que tocaron mi nervio, me dejaron sin palabras.

—Pero eso no importa. No le doy importancia a la virginidad, en su momento te volverás mía… Ah, es cierto, me encontré de forma inesperada con la Princesa. En ese caso, ¿se te llevo a mi país de inmediato, me ahorraría tiempo y esfuerzo?

—Si vas a hacer eso, por favor hazlo solo.

Respondí a las molestas palabras sin una pizca de agitación.

Tal vez, sorprendido, sus ojos se entrecerraron con interés.

—¿Hou? No te asustas a pesar de que dije que te llevaría, eh.

—¿Por qué iba a hacerlo? Es cierto, no hay soldados aquí, así que podría parecerte una gran oportunidad. Sin embargo, todavía estamos dentro del castillo de Wilhelm. Se puede decir que estás justo en el centro del territorio enemigo. No creo que tú, que eres el Príncipe Heredero de Sahaja, actúes al azar en un lugar así.

El Príncipe Heredero dijo que era inesperado. Entonces, no debería tener una estrategia concreta. Hay demasiados deméritos en huir conmigo en la situación actual. No hay razón para que él actúe así, ya que le da mucha importancia al juzgar de forma racional la pérdida y la ganancia.

Por eso lo dije sin miedo, pero él solo sonrió.

Era una sonrisa que mostraba cuando ponía a prueba a la gente, la cual vi muchas veces ayer.

Cuando tejí mis cejas, habiendo notado eso, pareció encontrarlo más y más agradable.

—Con una cabeza que puede responder en el momento a situaciones inesperadas. Princesa, después de todo, pasas.

—Por favor, no pruebes a la gente a tu antojo.

Cuando me irrité un poco por su insistencia, el príncipe cambió de tema como si estuviéramos teniendo una charla por completo intrascendente.

—He dicho que no tienes derecho a veto… Ah, es cierto. Princesa, ¿le va bien al Shinigami Rojo?

—Me cuesta entender lo que dices… Shinigami, eso suena peligroso.

A pesar de la expresión de mi cara diciendo que no entendía, en mi corazón fluyó un sudor frío.

Peligro. No puedo responder aquí de forma espontánea.

Estaba a punto de quedar atrapada por la repentina casualidad del tema.

Shinigami… Se trata de Caín. No hay que confundirlo.

Aunque respondí con calma, pensé con desesperación.

Por qué el príncipe heredero se enteró de ese asunto, Caín es excelente, pero aún así debe ser solo un asesino. Hay gente similar en ese país, así que no entiendo por qué se preocupa por él. Y, por qué me preguntó eso.

No, sé la razón. Porque Caín está a mi lado. No hay duda. Lo que no sé es por qué él lo sabe. Todavía no se lo he dicho a nadie. No debería saberlo.

Está en mi mente, pero mi intuición me lo dice. No debo darle a este hombre las pruebas concluyentes. Desde hace algún tiempo, una alarma ha estado sonando sin parar en mi cabeza.

No deja de urgirme que escape. Maldita sea, si pudiera hacerlo, lo habría hecho hace tiempo, quería chasquear la lengua.

Riendo desde el fondo de su garganta, Maximiliano se enfrentó a mí y habló con admiración.

—Hm, buen trabajo. Lo has esquivado muy bien. Pero sé que, aunque lo disimules, eres tú, ¿verdad? La que contrató al Shinigami.

Como el Príncipe Heredero preguntó con confianza, todavía decidí continuar fingiendo ignorancia. En esta situación, persistiré en fingir completa ignorancia.

—Como ya he dicho, no entiendo de qué está hablando. Si tiene la intención de continuar con esta charla incomprensible, ¿podría excusarme esta vez?

Cuando volteé la cara con displicencia, el príncipe heredero dejó de reírse.

—Hmm, muy bien. Entonces, princesa. ¿Sabes qué es esto?

—¿Eh?

Lo que el Príncipe Heredero Maximiliano sacó, mientras decía esto, fue una botella vacía del tamaño de una mano con una tapa. No sé por qué sacó una cosa así, por lo que estaba confundida.

—Una botella de vidrio… ¿Es así?

Cuando dije eso, el príncipe agitó un poco la botella.

—Sí. Sólo puede parecer eso. Es cierto que es una botella de vidrio. Sin embargo, es mágica.

—Eh.

¿Una botella de vidrio mágica? Sin entender lo que estaba diciendo, la miré una vez más.

Solo puedo verla como una botella de vidrio común y corriente… O más bien, ¿mágica?

—¿Su Alteza Maximiliano no odia la magia y las artes mágicas…?

Justo el otro día Will habló de ello.

Él asintió con satisfacción a mis palabras.

—Después de todo, lo sabe. Ahora bien, una pregunta. ¿Por qué crees que yo, que odio la magia, estoy sosteniendo esto?

Mientras él levantaba un poco la botella, consideraba con cuidado las palabras que hilaba.

—El odio a la magia… es un farol…

Si hace creer a la otra parte que odia la magia, como es natural, los hará menos cautelosos contra ella, las artes mágicas y las herramientas. Ese era su objetivo.

De hecho, de esta manera trajo de forma descarada una peligrosa herramienta mágica.

El príncipe no respondió.

Pero a juzgar por su risa satisfecha, sentí que lo que había dicho era correcto.

Habiendo aflojado su tapa en silencio, el Príncipe me tendió la botella.

Estuve a punto de seguir la corriente y recibirla, pero invadida por un mal presentimiento poco claro, retiré la mano.

No puedo, no lo entiendo en realidad, pero siento que ocurrirá algo horrible si lo recibo.

—¿Qué pasa? ¿No lo va a recibir?

—No, gracias. No sé qué efecto puede tener esta herramienta mágica, así que no puedo tomarla sin cuidado.

Di un paso atrás.

Sin reprenderme, el príncipe se acercó la misma distancia.

—Ju, ju. Así que ya has guardado tu inteligencia en el asunto, princesa. Sin embargo, me gustaría que tocaras la botella siendo obediente. Esta es una botella de reducción mágica. Es una herramienta mágica de Sahaja que confina todo lo que la toca excepto al operador.

—¿Confina?

—Así es. El tamaño no importa. Cualquier cosa… Sí, incluso a las personas.

Ante estas palabras, traté de alejarme de un salto, presa del pánico, pero el camino fue bloqueado por el caballero que se dirigió hacia el fondo.

—Fabius, trátala con educación.

—Entiendo.

Atrapada entre los dos, fui acorralada poco a poco.

Una herramienta mágica que encierra en su interior todo lo que toca. Hacerme tocarlo significa que este hombre tiene serias ganas de llevarme con él a Sahaja.

—Nadie pensará que la Princesa está dentro de una botella tan pequeña. Cuando el sol se ponga y se note la desaparición, estaremos cruzando la frontera… Incluso si estoy en medio de los terrenos del enemigo, hay innumerables maneras de hacer las cosas.

¡¡De lo más bajo!!

No puedo creer que me lleve por la fuerza, aunque haya dicho que no quiero ir. Busqué alguna forma de escapar, pero al estar rodeada estaba por completo indefensa.

—Sé obediente, princesa. No voy a comerte de verdad. Solo te recibiré como mi princesa consorte.

—¡Me niego! ¡¿No he dicho que te odio?!

De forma espontánea, devolví un grito. De nuevo renuncié a la cortesía, pero no era la situación para preocuparse por eso.

—Por fin se te ha quitado el disfraz. Está bien si me odias. Lo dije anoche también, las emociones de agrado y desagrado son innecesarias para un matrimonio real.

¡Ah cielos, mis palabras no llegan a él!

Qué hago, qué hago, pensé con desesperación, pero no se me ocurrió ninguna buena idea.

Sea como sea, no quiero ir a Sahaja.

¿Quién querría servir a un hombre así?

Pero, aunque lo diga, como una mujer débil, no podría escapar de este cerco. Tal vez, podría arreglármelas si al menos pudiera usar una espada, pero por desgracia, no puedo usar ningún arma como esa. Lo que quiero decir es que todas mis aficiones son de tipo interior.

El príncipe acercó la botella a mí, que había sido arrinconada a un lugar sin salida. Al instante, extendí la mano para evitar tocar la botella.

Por un instante sentí el frío tacto de la botella. Esto es malo…, eso pensé, pero…

—¿Eh…?

Ser absorbida por la botella… no ocurrió nada como eso.

Al igual que hasta hace un momento, me quedé en el lugar sin un cambio. Sin entender lo que pasó miré al príncipe frente a mis ojos, pero él también puso una expresión de asombro.

—¿Qué?

Diciendo esto levantó la botella de vidrio frente a sus ojos y la comparó conmigo muchas veces.

Por supuesto, no estoy en ese lugar.

—¿No se activa?

¡¡Qué suerte!!

Al entender lo que dijo el príncipe, quise hacer una pose de forma espontánea.

No lo entiendo muy bien, pero al parecer la herramienta mágica se rompió y parece haberse convertido en una botella de vidrio común y corriente.

Mientras se sorprendían, me colé por el hueco entre ellos y corrí con todas mis fuerzas.

—¡¡Fabius!!

—¡¡Sí!!

El caballero respondió a la estricta voz del príncipe.

Pronto, sentí su presencia en mi espalda. Después de todo, tengo un ritmo femenino. Es solo una cuestión de tiempo antes de que me atrapen.

Antes, tengo que encontrarme con alguien de Wilhelm. Si es posible, un caballero o un guardia real.

Pero, el caballero se movió más rápido de lo que pensaba. En un abrir y cerrar de ojos me alcanzó. En ese momento pensé que mi brazo sería atrapado.

—¡Freed…!

A quien llamé de improviso no fue a Caín, que me había dicho que lo llamara, ni tampoco a mi padre o hermano, sino a mi prometido, que me había estado abrazando hasta hacía un rato.


Lucy
Quiero criticar la forma en que dijo que «corre con un ritmo femenino», osea obviamente Lidy, si tú corres lento, no puedes ponernos a todas en la misma bolsa uwu. PD. Me la imaginé corriendo como Shizuku Mizutani de My Little Monster xDD

3 respuestas a “¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 100: Ella y la botella de reducción mágica”

  1. Oh
    Me asusté
    No recordaba q ella tiene la habilidad de anular cualquier magia
    Excelente habilidad por cierto
    Muchas gracias ❤️❤️

  2. Virgen santísima, ahora entiendo todo 🥺 entonces Lidi impidió lo de la botella inconscientemente con la magia de neutralización que menciono la bruja, no? Con la misma que rompió la maldición de Caín. Y Freed, dioses, me pone de nervios como actúa el bastardo de Maximilano, necesito que se muera, :’)

Responder a Multi Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido