Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 9: Capítulo 10 (2)

Traducido por Shiro

Editado por YukiroSaori


Entrecerró los ojos y centró la mirada en Zhao Lingfeng, quien estaba sentado en el asiento trasero. Le daban ganas de patearlo de regreso a la Base B.

Zhao Lingfeng no pudo evitar cruzar los brazos mientras un escalofrío lo recorría.

Independientemente de los planes que estas personas estuvieran maquinando, Zhou Yunsheng solo quería completar su tarea lo más pronto posible.

—¿Hacia dónde se dirigen? —inquirió mientras manipulaba su computadora—. Se los diré de forma directa, no importa en qué base se asienten, deben proporcionarme el mejor laboratorio y también ayudarme a reclutar investigadores experimentados.

La última petición era la más importante. No importaba la era, el talento humano era fundamental para el desarrollo social. Era cierto que él podía recrear la vacuna por su cuenta, pero, ¿quién continuaría la investigación después de su muerte? Lograr combinar las complejas moléculas de proteínas requería una tecnología extremadamente avanzada y un vasto conocimiento de biología.

Para evitar que su muerte representara un retroceso para la humanidad, necesitaba formar y entrenar personalmente a un grupo de excelentes biólogos, quienes serían la semilla de esperanza para las generaciones futuras. Por eso, debía permanecer en este mundo al menos cuatro o cinco años más.

Como estaba sustituyendo a Bai Mohan, tanto lo que este habría podido lograr por mérito propio como lo que no, él lo ayudaría a alcanzarlo. Su objetivo era darle a su amado mundo un futuro aún mejor.

Zhou Yunsheng apagó su computadora, miró el atardecer distante y soltó un largo suspiro. Lei Chuan, por su parte, le revolvió el cabello desordenado y sonrió.

—No te preocupes, te ayudaremos a obtener todo lo que quieras. No suspires, suspirar te hace envejecer más rápido.

Zhou Yunsheng apartó su mano con un suave movimiento y frunció ligeramente el ceño.

Guo Zerui, recuperado ya de su abatimiento previo, dijo:

—Vamos a la Base de Suzhou. El encargado allí se llama Jiang Yuanshan, es un viejo amigo de nuestro jefe y una buena persona.

Pero en el apocalipsis, las buenas personas rara vez tenían buenos desenlaces. En su vida pasada, Jiang Yuanshan adoptó a un ingrato presuntuoso. Ese ingrato usó su influencia para reunir a la mayoría de los usuarios con habilidades y recursos de Suzhou y huyó para refugiarse en la Base B, dejando atrás a los ancianos y enfermos. Poco después, la Base de Suzhou fue destruida por una marea de zombis.

Cuando Lei Chuan y Guo Zerui recibieron la noticia y se dirigieron allí, de la Base de Suzhou solo quedaban escombros.

Según el período de tiempo en el que se encontraban en ese momento, ese ingrato debía estar de camino hacia la Base B, mientras Jiang Yuanshan seguramente enfrentaba un dolor de cabeza monumental. Su llegada sería equivalente a una ayuda oportuna.

Shiro
La expresión idiomática literal es: enviar carbón durante el invierno, lo cual significa ayudar a alguien en un momento de necesidad.

Bai Mohan había llegado a la Base B durante la primera lluvia de meteoritos y se había encerrado en un laboratorio, completamente ajeno al mundo exterior. Zhou Yunsheng buscó en los recuerdos de Bai Mohan durante algún tiempo, pero no encontró información sobre la Base de Suzhou. Sin embargo, no hizo más preguntas.

En el vehículo viajaban tres personas renacidas. Naturalmente, sabían lo que estaban haciendo.

♦ ♦ ♦

Con la navegación satelital de defensa y los vehículos blindados, el equipo llegó a la Base de Suzhou de manera rápida y sin incidentes.

En ese momento, la Base de Suzhou podía considerarse una de las bases mejor equipadas de China, pero tenía un defecto fatal: estaba ubicada en la intersección de tres grandes ciudades, cada una con poblaciones de millones de habitantes, lo que significaba que cada dos semanas aproximadamente tenían que enfrentarse a una marea de zombis. Sin embargo, los antiguos cuarteles militares, sobre los que se asentaba la base, habían sido diseñados para ser inexpugnables, lo que les había permitido resistir cada impacto.

Jiang Yuanshan era un viejo comandante que había estado estacionado allí durante décadas y se negaba a trasladarse a otra base. El ingrato tenía conocimiento de esto y, a medida que los zombis evolucionaban y la defensa de la base se volvía más difícil, convenció a un grupo de usuarios con habilidades para que desertaran junto a él.

Mientras los demás iniciaban su camino desde cero, el protagonista, habiendo renacido, partía de una base sólida, sus recuerdos intactos. Una vez que comenzó a entrenar de nuevo, su crecimiento fue exponencial. Solo había pasado un mes o dos desde su renacimiento, pero Lei Chuan ya era un usuario de nivel siete en su punto máximo. Matar zombis para él era tan fácil como cortar vegetales.

Todos le temían a las mareas de zombis, pero él las veía como una oportunidad de oro. Con cada rayo que lanzaba, cosechaba una fortuna en núcleos de cristal, con los que podía fortalecer a su equipo a pasos agigantados. Por lo que, ¿por qué no iba a darles la bienvenida?

Por eso, para él no había un lugar mejor que la Base de Suzhou. Incluso cuando los zombis alcanzaran niveles más altos, tenía plena confianza en haber obtenido vidrio de meteorito y otros materiales de construcción para modificar completamente la base llegado el momento.

Los soldados de la entrada les preguntaron de dónde venían antes de darles la bienvenida. El viejo jefe había perdido gran parte de su cabello debido al estrés de los últimos días, así que cuando vio a Lei Chuan y Guo Zerui, fue como si viera a sus propios hijos. Los abrazó entre lágrimas.

—¡Su llegada no podría ser más oportuna! Estaba preparándome para defender la base —dijo el viejo jefe mientras daba una palmada a la pistola en su cintura. Si no lograba mantener la base, había decidido reservar la última bala para sí mismo; no estaba dispuesto a convertirse en un monstruoso zombi.

En los últimos días, había evacuado a todos los sobrevivientes que estaban sanos y podían moverse, dejando atrás a los ancianos, enfermos, mujeres, niños y sus subordinados más leales.

—Escuchamos que estaba aquí, así que vinimos directamente a usted. Cuando llegue la marea de zombis, tenemos suficientes hermanos y armas para enfrentarlos —declaró Guo Zerui con orgullo, golpeándose el pecho, lo que provocó que el viejo jefe riera.

Luego observó a Zhou Yunsheng, quien obviamente no era un soldado, y preguntó con curiosidad:

—¿Quién es este?

La enorme fuerza espiritual de Lei Chuan ya había cubierto toda la base, por lo que sabía que nadie estaba escuchando la conversación. Abrazó al hombre y sonrió:

—Este es el Dr. Bai Mohan. Jefe, tiene que proporcionarle un laboratorio al doctor.

Jiang Yuanshan se llevó una mano al pecho, a punto de sufrir un espasmo cardíaco. Antes, no sabía quién era Bai Mohan, pero al inicio del apocalipsis, antes de que las redes de televisión dejaran de funcionar por completo, algunos científicos habían predicho en una entrevista que, de todos los científicos médicos de China, solo el Dr. Bai Mohan podría desarrollar una vacuna contra el virus zombi. Era líder en el campo biomédico y, gracias a su talento, podía clasificarse entre los tres mejores científicos biomédicos del mundo. Los científicos que estaban a su nivel ya eran muy mayores, y simplemente no sobrevivirían a la destrucción que trajo el apocalipsis.

En otras palabras, Bai Mohan era, probablemente, la única esperanza de la humanidad.

Y esa esperanza se encontraba sentada en su sencilla habitación de quince metros cuadrados, un lugar en el que incluso había un par de calcetines apestosos tirados por ahí. Jiang Yuanshan no sabía qué expresión adoptar. Respiró hondo varias veces y luego estrechó vigorosamente la mano del Dr. Bai, repitiendo entre lágrimas:

—¡Bienvenido, salvador!

El rostro de Lei Chuan se volvió lívido; apartó la mano del viejo jefe de inmediato y examinó las manos rojizas del doctor con preocupación.

—Jefe, el doctor tiene un cuerpo frágil, no lo toque con tanta brusquedad.

—¡Ah, lo siento! No volveré a hacerlo —se disculpó Jiang Yuanshan de inmediato, aceptando al instante el hecho de que el doctor era frágil.

La mayoría de las personas que se dedicaban a la investigación científica eran como polluelos débiles, lo entendía a la perfección.

Zhou Yunsheng ignoró las preocupaciones agitando su mano y preguntó:

—¿Tienen un laboratorio en la base?

—Sí, lo hay. Le llevaré allí enseguida —respondió el viejo jefe poniéndose de pie deprisa.

El grupo caminó hacia la torreta oeste y observó en silencio el maltrecho «laboratorio», que solo contenía unos cuantos vasos de precipitación y unas lámparas.

Estaban avergonzados. No esperaban que, después de tantos años, el viejo jefe siguiera siendo tan poco confiable. Lei Chuan se llevó la mano a la cara en silencio.

Guo Zerui miró hacia el cielo con resignación.

El viejo jefe, dándose cuenta de la incomodidad de la situación, se frotó las palmas de las manos, visiblemente avergonzado.

Zhou Yunsheng no le dio importancia y agitó la mano, restándole importancia y diciendo:

—Esto no es un problema. Roma no se construyó en un día. Los instrumentos se pueden conseguir, el talento se puede reclutar. Todo saldrá bien.

El viejo jefe no podía creer lo tranquilo y paciente que era el Dr. Bai, y su opinión sobre él subió como la espuma.

—Doctor, dígame qué tipo de instrumentos necesita. Enviaré a los muchachos a buscar lo necesario —prometió de inmediato.

—Está bien. Más tarde le daré algunos dibujos para que los recojan según las especificaciones. Incluso si son equipos dañados, no importa, puedo repararlos —respondió Zhou Yunsheng mientras salía del laboratorio. Luego agregó con calma—: Seguro que tienen computadoras, ¿verdad? Quiero instalar una sala de control, eso mejorará la seguridad de la base.

La sala de monitoreo original, ubicada fuera de los cuarteles, había sido destruida hacía tiempo. El viejo jefe no entendía cómo el Dr. Bai planeaba establecer una sala de monitoreo, pero aun así lo llevó a la sala de computadoras.

Zhou Yunsheng colocó varios receptores de señal satelital alrededor de la sala de computadoras y comenzó a invadir los sistemas de satélites. Si fuera en tiempos de paz, podría no haber sido tan descarado, pero con la infraestructura del país destruida y la humanidad dispersa en pequeñas bases aisladas, los satélites en el espacio se habían convertido en objetos sin dueño. Aquellos con la habilidad de usarlos podían aprovecharlos libremente.

Media hora después, Jiang Yuanshan se llevó una mano al pecho, jadeando, casi colapsando allí mismo.

—Esta imagen proviene del satélite astronómico —dijo Zhou Yunsheng al tiempo que señalaba una fila de computadoras—, pequeños grupos de meteoritos se están acercando a la Tierra. Cuando los meteoritos estén a punto de entrar en la atmósfera terrestre, la pantalla parpadeará en rojo, así que deben tener a alguien monitoreando constantemente. De esa forma, tendremos tiempo suficiente para buscar refugio.

»Esta es una imagen de vigilancia del área cercana; detecta si se está formando una marea de zombis y emite una alarma.

»Y esta muestra lo que registra el satélite meteorológico. Cuando haya fenómenos climáticos extremos, como lluvias torrenciales, sequías, granizo y similares; aparecerá un signo correspondiente en la esquina inferior izquierda. Esta sala de monitoreo es muy importante, necesita personal las veinticuatro horas del día.

Jiang Yuanshan asintió repetidamente, entusiasmado. Ahora comprendía por qué decían que los científicos eran tan valiosos para el ejército. La afirmación que antes había descartado ahora le parecía evidente. El arreglo del Dr. Bai era equivalente a tener clarividencia; podían predecir la mayoría de los desastres y prepararse con anticipación. Esta ventaja por sí sola era suficiente para garantizar la supervivencia de la base.

¡Asombroso!

Se inclinó hacia la fila de computadoras, sus ojos llenos de lágrimas, observando cómo las imágenes cambiaban constantemente.

La sala de monitoreo catapultó la seguridad de la base. Cuando cayeron los meteoritos, todos se refugiaron bajo tierra y no hubo víctimas. Cuando se estaba formando una marea de zombis, los usuarios con habilidades bloquearon las carreteras y eliminaron sin esfuerzo el peligro antes de que se volviera una amenaza. En tan solo dos meses, la Base de Suzhou pasó de encontrarse en una situación precaria a disfrutar de un desarrollo vigoroso.

Durante esos dos meses, Lei Chuan hizo todo lo posible para encontrar equipo para el doctor y esperó a que la base creciera y se expandiera lo suficiente como para que la prosperidad atrajera talento.

Sin embargo, junto con las buenas noticias, también llegaron inevitablemente malas noticias. Las ocasionales lluvias de meteoritos comenzaron a dañar el ambiente. Muchas áreas de cultivo dentro de la base se volvieron improductivas, mientras que las feroces plantas mutantes florecían sin control.

La contaminación de los recursos hídricos obligó a los usuarios con habilidades de agua a trabajar sin descanso, día y noche, para llenar los tanques de agua de la base.

Al mismo tiempo, la Base B anunció que contaba con la capacidad de purificar los recursos de agua y tierra a través de un medicamento. Si otras bases requerían esta solución, podían intercambiar materiales como forma de pago.

Ninguna base podía sobrevivir sin tierra y agua. El descarado chantaje de la Base B hizo que el rostro de Lei Chuan se tornara sombrío, aunque estaba decidido a ceder.

No obstante, no pasó mucho tiempo antes de que Zhou Yunsheng lograra infiltrarse en el sistema de defensa del laboratorio de la Base B y, con tranquilidad, se apropiara de las fórmulas del vidrio templado resistente a meteoritos y de los agentes limpiadores.

Nunca había olvidado el intento de asesinato orquestado por la Base B; su rencor era profundo. Planeaba robar cualquier avance en investigación que la Base B lograra desarrollar. Esta vez, se aseguraría de que nunca tuvieran la oportunidad para suprimir el crecimiento y desarrollo de los demás.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido