Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 18: Confianza

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


—Oye, aunque esta es nuestra habitación, ¿puedes ponerte los pantalones? No seas un caballero por la parte de arriba y una bestia por abajo.

Frunciendo el ceño, Tang Feng se cruzó de brazos y miró al hombre que tenía delante, el cual llevaba un traje en la parte de arriba y sólo unos calzoncillos en la parte inferior.

—Lo prefiero así.

El gran oso se quitó directamente la chaqueta y, sonriendo, se desabrochó la camisa mientras caminaba hacia Tang Feng, deseoso de mostrar su impresionante físico.

—Hmm, espera un momento —Charles olfateó como un perro grande, entrecerrando los ojos y sonriendo satisfecho—. No hueles a alcohol en absoluto, pero tienes el aroma de la colonia favorita de Lu Tian Chen. Estoy muy dolido. Debe ser que no soy lo bastante encantador, o no soy lo bastante enérgico en la cama, para que te hayas ido a buscar a ese frío bastardo de apellido Lu. No, ¡estoy destrozado! ¡Me voy a volver loco! —soltó una sonora carcajada y se abalanzó sobre Tang Feng, inmovilizándolo contra el suelo.

—Has perdido tu vocación de detective.

Por suerte, el suelo estaba cubierto de una gruesa alfombra debido al frío de principios de primavera; de lo contrario, ser tirado por el otro habría dolido.

Tang Feng se rió y abrazó a Charles. ¿Cuál es el tipo de amante más adorable?

No importaba qué clase de vividor fuera el hombre, al menos ahora, no cogía una rabieta ni decía cosas hirientes porque el actor se encontrara con Lu Tian Chen.

¿Cómo era posible que Tang Feng no sintiera nada por Charles durante tanto tiempo?

Un poco de celos condimenta las cosas, pero demasiado es perjudicial.

Quizá lo más preciado entre dos personas sea la confianza. Incluso una pequeña sospecha puede acabar convirtiéndose en una grieta irreparable.

—El agudo instinto de Charles, el detective, me dice que Lu Tian Chen te engañó para que fueras con él. Ese tipo tan malo debió de darse cuenta de que en el mundo no hay otro hombre tan guapo, gallardo y sexy como tú, así que se arrepintió y decidió arrebatarte —Charles aprovecho a besarlo en la cara.

Por la forma en que lo dijo, parecía que estaba halagando intencionadamente a Tang Feng.

—¿Has comido miel esta tarde? Tu boca es tan dulce… —Tang Feng pinchó la nariz del oso y empujó contra su pesado cuerpo—. Levántate, ¿intentas aplastarme?

—No te aplastaría, pero he pensado en cómo quiero morir cuando sea viejo. Ya sea mientras duermo o cayendo muerto de repente —Charles se levantó, puso a Tang Feng en pie y sonrió—: Pero preferiría morir bajo tus pantalones de vestir.

—Es que me temo que para entonces no tendrás fuerzas ni para moverte —el actor estalló en carcajadas. Era típico del hombre inventar una forma tan aterradora de acabar con la propia vida, pero encajaba con el estilo del playboy.

—Podemos practicar por adelantado —el oso descaradamente hizo una pose muscular, vistiendo sólo sus calzoncillos.

—¿Todavía quieres oír a dónde acabo de ir? —Tang Feng golpeó ligeramente el pecho de Charles y señaló el sofá—. No quiero hablar de pie.

—Podemos tumbarnos en la cama.

—Estoy de acuerdo.

Tres minutos después, estaban tumbados en lados opuestos de la cama. Tang Feng relató brevemente cómo fue atraído a la habitación de Lu Tian Chen por el pequeño demonio. Charles ya sabía que este trabajaba para Lu Tian Chen; era fácil para el hombre enterarse de esas cosas.

Había algunas cosas que Tang Feng aún no le había contado, como que Lu Tian Chen había accedido a su petición anterior.

—Soy un hombre democrático, un amante tolerante —dijo Charles, volviéndose para mirar a Tang Feng con la cabeza apoyada en una mano—. Cariño, desde que te secuestraron esos monos en el sur de Asia, he sabido una cosa: mientras seas feliz, eso es lo único que importa.

Era raro ver a Charles tan serio, lo que incomodó un poco a Tang Feng.

—¿Parezco alguien voluble y poco de fiar? —el actor se levantó y se sentó sobre la cintura de Charles—. No soy alguien que juega con las emociones. No voy a decir que estamos juntos hoy y enamorarme de otra persona mañana.

Después de que Lu Tian Chen dijera que se rendiría, el actor decidió estar con Charles. Aceptar a Lu Tian Chen ahora sería injusto para Charles y Tang Feng no quería volver al complicado triángulo amoroso del pasado.

—Está bien como está ahora, ¿a menos que prefieras que tres personas duerman en una cama? —Tang Feng pinchó el pecho del oso con el dedo.

—¡Cariño, te quiero tanto! —Charles se dio la vuelta, haciendo que Tang Feng girara y acabara inmovilizado bajo el hombre.

El sujeto con aspecto de oso besó la frente y las mejillas de Tang Feng como un gran cachorro. Este último sonrió y lo abrazó suavemente. En realidad, el gran oso probablemente tampoco quería que Tang Feng tuviera otro amante.

Si fuera él, definitivamente no querría compartir amante con nadie más.

♦ ♦ ♦

Fueron a Lushan con la intención de relajarse, aunque los melodramáticos acontecimientos causados por el padre de Lu Tian Chen les bajaron un poco el ánimo. Aun así, disfrutaron del hermoso paisaje de Lushan.

No había necesidad de quedarse más tiempo. A la mañana siguiente, los cuatro volaron de vuelta a la Ciudad S. Según Chen Ming Xu, el mayor Zhang tenía algunos asuntos que atender y se quedaría unos días más. No sabían si él estaba trabajando para el padre de Lu Tian Chen, aunque parecía bastante probable.

Pero no era algo en lo que mereciera la pena profundizar.

Tang Feng no vio a Lu Tian Chen cuando se fueron, ni tampoco después de regresar a Ciudad S. Oyó que el hombre aún no había regresado de su viaje de negocios. Con el entrenador de artes marciales de vuelta, la vida del actor volvió a la normalidad.

Por la mañana, iba a entrenar; por la tarde, tomaba café, leía libros o jugaba a la pelota con amigos; por la noche, veía la televisión, jugaba a videojuegos o simplemente se relajaba en casa.

Aunque Tang Feng recordaba las palabras de Lu Tian Chen, poco a poco las fue apartando de su mente.

Tres meses de entrenamiento fueron suficientes para que dominara las diversas habilidades necesarias para la película. Dada su sólida base, completó las lecciones del entrenador en poco más de un mes.

En ese momento, Tang Feng tuvo que interrumpir sus clases para asistir en marzo al Festival Internacional de Cine de Berlín con el equipo principal y el director de «El cazador de demonios».

Aunque «El cazador de demonios» había alcanzado el éxito en Norteamérica y en todo el mundo, sólo recibió una nominación al Mejor Director en el Festival de Berlín. Dada la fuerte competencia, era probable que sólo estuvieran ahí para acompañar la nominación.

El director los consoló, diciéndoles que no se desanimaran por la falta de nominaciones. Tang Feng, por su parte, pensaba disfrutar del festival. No todas las películas pueden conquistar a todos los jurados de los festivales de cine, lo que depende de los valores del festival y de los gustos del jurado de cada año.

Tang Feng, experimentado como era, sintió un poco de pesar, pero no se desanimó.

—¿Seguro que quieres ir a Alemania conmigo?

Sólo era un viaje corto de dos o tres días, y volverían pronto. Tang Feng miró a Charles, el cual estaba haciendo las maletas junto a la cama.

—Es agotador viajar de aquí para allá.

—Por eso debo ir yo, para cuidar de ti, cariño —Charles dobló cuidadosamente su ropa y la colocó en la maleta. A pesar de su vida mimada, aún sabía doblar ropa, lo que demostraba que su madre lo había educado bien.

—¿No tienes trabajo que hacer? —le resultó curioso tenerlo siempre pegado a su lado.

—Por supuesto, tengo que ocuparme de algunos asuntos, pero no todo requiere mi atención personal —el hombre cerró la maleta, le dio unas palmaditas y sonrió a Tang Feng—. Lo más importante ahora es estar a tu lado y mantener alejados a los malos.

Qué vida tan envidiable. El actor no le impidió seguirlo; al fin y al cabo, sólo eran unos días en Alemania, y volverían pronto. Si siguiera siendo Fiennes y la película no tuviera nominaciones relacionadas con él, no tendría por qué asistir al festival de cine, ya que el viaje de ida y vuelta podía ser agotador.

Pero ahora era la estrella en ciernes Tang Feng, y Xiao Yu le había contado que recientemente, los productores de «El cazador de demonios» estaban planeando una precuela, lo que requería que Tang Feng apareciera en algunos festivales de cine para impulsar la publicidad de la película.

La mitad del éxito de «El cazador de demonios» se debió a las emocionantes experiencias que vivió el equipo en el sur de Asia, y con la incesante cobertura mediática, la película recibió una promoción sin precedentes, incomparable a ninguna otra superproducción. Esto hizo que la precuela fuera bastante arriesgada. Aparte de la probable continuidad de Tang Feng como protagonista, la película carecía del mismo nivel de titulares sensacionales y no podía igualar el alcance promocional de su predecesora. Sin embargo, dado el enorme éxito de «El cazador de demonios», siempre habría inversores dispuestos a correr riesgos.

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