Vida en prisión de la villana – Extra 3: Edición limitada de Kioto

Traducido por Den

Editado por Sharon


—Finalmente llegué. Está muy lejos.

El guardia de la prisión bajó del tren bala al andén con su equipaje.

Tenía unas cortas vacaciones, por lo que decidió visitar Kioto durante unos días. No tenía mucho dinero para gastar debido a lo bajo que era su salario, pero pensó que aún así podría divertirse actuando como un turista y visitando los lugares que le interesaban. Viajar así era caro, sin embargo, estaba completamente exhausto ya que esa joven dama y el príncipe abusaban constantemente de su poder. Necesitaba abrir sus alas de vez en cuando.

Después de salir de la cabina de peaje, tomando el pasillo que conducía al extremo norte de la estación de tren, se quedó maravillado con el enorme techo de vidrio y el amplio patio interior mientras bajaba los escalones.

Una vez llegó a la superficie, desplegó su guía turística frente a él.

—Veamos, ¿cómo llego a donde quiero ir…? La estación es tan grande que ni siquiera sé a dónde necesito ir a preguntar.

La estación de Kioto es grande y complicada, por lo que los turistas que la visitan por primera vez siempre tienen dificultades al igual que el guardia de prisión que en este momento miraba el mapa de la estación que figuraba en su guía turística.

—Umm, ¿estoy en la planta baja? ¿Dónde está el mapa de la planta baja? Y, para empezar, ¿por qué hay tres centros comerciales subterráneos conectados entre sí?

El epítome de la historia antigua de Kyoto.

—Me gustaría pedir ayuda en el mostrador de información, pero necesito encontrarlo…

El guardia volvió preocupado la cabeza cuando una doncella que pasaba por allí se detuvo y señaló a un punto en el plano.

—Tome este pasillo de aquí y luego gire a la derecha, la ventanilla está en el mismo edificio que la oficina de transporte de la ciudad.

—Ah, ya veo. Disculpe las molestias. —Hizo una pequeña reverencia como muestra de agradecimiento, pero para cuando volvió a mirar hacia arriba, la doncella ya había desaparecido—. ¿Qué…? Es extraño… Bueno, está bien.

Buscó la zona hacia la que la amable mujer le había señalado y se puso en la fila. La chica sentada en la ventanilla le dirigió una brillante sonrisa cuando fue su turno.

—Por favor, espere un momento. Le prepararé un mapa detallando a dónde quiere ir y sus medios de transporte.

—Ah, ya veo. Muchas gracias.

Inclinó la cabeza en agradecimiento mientras la empleada preparaba sus cosas, sin embargo, se dio cuenta de algo un poco extraño.

—¿Eh…? Pero todavía no le he dicho a dónde quiero ir.

—Bien, lamento haberle hecho esperar. Aquí está su guía, un teléfono y sus instrucciones. ¡Siguiente, por favor!

—Ah, lo siento, lo siento.

Debido a lo ajetreada que estaba, el guardia se hizo a un lado después de que la recepcionista de la ventanilla llamara a la siguiente persona… Sólo ahora se daba cuenta que acababa de recibir algo muy extraño.

—Esto es… ¿Debería saber para qué es esto? Algo está mal aquí.

Miró detenidamente los objetos que acababa de recibir.

Un mapa… Esto será útil.

Un teléfono… ¿Por qué?

Instrucciones… No se reuniría con nadie más aquí ni nada.

Mientras seguía observando los artículos en sus manos, el móvil de repente recibió una llamada. El nombre “Señor X” parpadeaba en la pantalla LCD.

—Perdone, señorita, pero ¿no debería haber puesto en el identificador de llamadas del teléfono el nombre de Srta. X o quizás Sra. X? —respondió y de inmediato abordó el problema más importante.

Ahora bien, en cuanto a esas instrucciones que recibí…

Colgó el teléfono, lo guardó en su bolsillo trasero y luego desplegó el mapa que había recibido.

—Hmm, ahora mismo estoy en el extremo norte de la estación… Me pregunto si las salidas norte y sur no sirven.

Trató de ignorar las llamadas del móvil y se dirigió hacia la línea de autobús más cercana, pero entonces la doncella que le había dado las indicaciones antes se acercó corriendo a él, lligeramente sin aliento y sosteniendo un teléfono rotatorio negro de juguete encima de una bandeja.

—Tu jefe te hace trabajar demasiado duro.

—Esto también es parte de mi trabajo.

Finalmente se dio por vencido; sacó el teléfono y pudo oír la voz de una joven dama.

—¡Ya era hora! ¡Y pensar que me esforcé en hacer que las vacaciones del señor guardia sean lo más divertidas posible!

—Si quiere apoyarme, entonces ¿qué tal si empieza por dejar de hacer mi trabajo tan estresante?

—En esa hoja de instrucciones que le dieron, he detallado todos los lugares a los que debe dirigirse desde aquí.

—Espere… ¿cómo supo sobre todos los sitios a los que quería ir?

—Lo adiviné después de ver la página de la guía de viajes que estaba leyendo la última vez que hizo novillos en su trabajo escondiéndose en la mazmorra.

El hombre había creído que su prisionera estaba demasiado ocupada para darse cuenta.

—Señorita… vigilarla es parte de mi trabajo.

—¿Eh? ¿Desde cuándo?

♦ ♦ ♦

La ruta que Rachel había planeado era perfecta. Viajó en autobús hasta su primer destino en Fushimi [1] y recorrió una a otra las distintas cervecerías ubicadas en la zona. Sin embargo…

—Fushimi debe su nombre al “fushimizu”, el agua subterránea que fluye por debajo de todo Kioto y que finalmente sale a la superficie aquí… Ah, asegúrese de probar el agua del pozo en el patio. Oh, hay un único edificio triangular en una esquina de la zona, ¿cierto? Solía ser un centro de investigación, pero se ha convertido en un museo que exhibe réplicas de botellas de otras empresas…

Desafortunadamente, el tour telefónico de la joven era muy molesto.

—Señorita, es aún más detallista que la guía… ¿Ha estado aquí antes?

—Nunca he estado allí antes, pero todo esto es de sentido común para nosotros, los alcohólicos.

Rachel Ferguson, diecisiete años.

Profesión: hija del duque.

Aficiones: Dormir y beber.

—¡Eso es! ¡Como recuerdo, por favor, cómprame una botella de sake añeja de la tienda de regalos de la esquina! ¡La salsa de soja negra preparada al estilo Meiji es muy deliciosa!

El guardia de la prisión empezaba a comprender por qué la noble prisionera estaba siendo extrañamente amable.

Sin embargo…

—Estoy en la tienda de regalos, pero soy un extranjero que no tiene ni idea de cómo luce una botella añeja.

Era un forastero que no conoce las diferencias entre una botella añeja y una moderna. Pero la chica al teléfono respondió sin vacilar.

—¡¿Dónde estás buscando?! En el estante superior junto a la ventana, ¡es la segunda botella a la derecha!

—Oiga, señorita, ¿está segura de que no ha estado aquí antes? ¿Y recientemente?

♦ ♦ ♦

El viaje más placentero a la destilería de whisky se pospondría para mañana, por lo que el guardia de la prisión dejó sus cosas en su hotel en la calle Kujo Dori. De acuerdo con las instrucciones que Rachel le había dejado, al parecer aún tenía una visita nocturna especial en un templo.

Sinceramente, solo había visitado Kioto para ver esto y aquello sobre el alcohol que hacían ahí, pero ya que tenía una entrada, pensó que sería un desperdicio no usarla. Sin embargo… para cuando llegó, la entrada del templo ya llevaba cerrada a cal y canto desde hacía tiempo.

—Umm, estoy aquí para una visita nocturna… ¿Vengo demasiado temprano?

Las instrucciones venían con un ticket, que aparte de la nota “Bono especial ♡” del reverso, sin duda tenía impresas las palabras “Visita nocturna” en el anverso. Ahora bien, el templo estaba en un silencio sepulcral, la puerta estaba cerrada con rejas y no parecía que fuera a abrir pronto.

—No creo que la señorita se equivocara de hora o me enviara al lugar erróneo. No es Su Alteza.

Ese es el hombre para el que trabajas del que estás hablando.

Sin saber qué más hacer, el guardia intentó llamar a alguien que pasaba por allí y mostrarle la entrada. Era un hombre mayor con ropa normal que parecía vivir por ahí.

—Disculpe, me dieron este boleto para una visita nocturna, pero ¿estoy en el lugar equivocado?

El anciano miró el ticket por un momento antes de negar con la cabeza, de repente de muy buen humor.

—Sí, esto es para otro lugar. Tenga, déjeme guiarlo ya que vivo aquí.

—¿Eh? ¿Me llevará hasta ahí? Lamento molestarlo.

—No, no, hace tiempo que no voy, por lo que también quería ir.

El hombre comenzó a caminar con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

—Pero la verdad es que últimamente llega bastante gente como tú. He oído que los turistas de hoy en día buscan visitar más los lugares locales favoritos… pero para que incluso los forasteros vengan a ver la visita nocturna de lujo del Templo Toji… [2]

—¿Eh…?

Siguió al anciano hasta un edificio notablemente alto que por lo general no pensarías que fuera un templo.

♦ ♦ ♦

Fue una forma divertida de pasar el tiempo.

Tras regresar a su habitación de hotel, recordó que todos los arreglos los había preparado Rachel.

—Esa chica… es muy buena usando el palo y la zanahoria [3]. ¿Cómo se le ocurre a la hija de un noble esta clase de recompensa?

En ese momento, recordó la gran conmoción que hubo dentro de la mazmorra el otro día.

—Ah… Supongo que esto es lo mismo para la chica que reunió a todas sus amigas para una fiesta de lástima.

♦ ♦ ♦

Día 2

El guardia de la prisión quedó bastante perplejo después de llegar finalmente al lugar que más ansiaba visitar.

—Ya veo… No sabía que tenía que hacer un reserva por adelantado.

—Lo lamento. Últimamente hemos tenido tantos turistas que hemos tenido que exigir reservas.

Por fin había podido visitar la destilería de whisky, pero al parecer no podía entrar porque no había hecho una reserva el día anterior. Aunque no sabía que era necesario, el hecho de no haber llamado con anticipación para informarse era un error lamentable.

Se volvió decepcionado hacia la parada del autobús, cuando la recepcionista lo detuvo tras voltear la lista de reservas.

—Ah, ¿acoso es el señor guardia de la prisión del reino?

—¿Eh? ¿Qué?

La mujer le sonrió y señaló un nombre que tenía en su lista.

—Alguien llamó e hizo una reserva a su nombre la semana pasada. Por favor, espere un poco y lo guiaré a su grupo turístico.

Mientras esperaba a que comenzara la visita, el hombre sacó un teléfono y llamó a Rachel.

—¿Hmm? ¿Señor guardia de la prisión? ¿No es hora de su excursión a la destilería? Ya que lo tengo al teléfono, cuando esté en la tienda de regalos, me gustaría…

—Espere, señorita, realmente me salvó al hacer esta reserva por mí. Pero hay una cosa que quería decir… mi nombre no es guardia de la prisión.

—¿E-En serio…?

Desde el otro lado de la llamada, la silenciosa conmoción de Rachel le llegó con demasiada claridad.

♦ ♦ ♦

—Ahora bien, he recorrido muchos lugares… Esta será mi última parada.

Aunque ciertamente había visto bastante, casi la mitad de sus paradas habían implicado que actuara como recadero de alguien que está encerrado en prisión… Mas, ya que él había venido sin un verdadero plan, no habría podido ver ni la mitad de lo que había visto sin la ruta planificada que le había dado.

Rachel había pensado una ruta que le permitiera utilizar de forma más eficiente su tiempo para que pudiera hacer sus recados. Además, también le daba una excusa para comprar aquellas cosas que quería pero que no necesitaba.

Sinceramente, el guardia estaba un poco impresionado con esta noble perezosa.

—Bueno… estoy seguro que hacer este programa fue una buena forma de matar el tiempo para ella.

Al bajar del autobús y adentrarse en la calle principal, el hombre tuvo que llamar a un monje que estaba barriendo la acera frente a un santuario. A estas alturas, no se sorprendió en lo más mínimo cuando el anciano le dio una respuesta antes de que siquiera pudiera preguntar.

Se quedó de pie junto a la puerta del santuario y llamó a Rachel una vez más.

—¿Si~? ¡Esta es Rachel! ¡Es hora de mi mochi!

—¿Señorita, por qué habla tan alto…?

—Estaba rezando para que el “primer encargo” del señor guardia de la prisión sea un éxito para poder beber un poco.

—No es de su incumbencia. Y ¿desde cuándo necesita una excusa para beber? —Tosió y prosiguió—: Bueno, está bien… Señorita, me dijo que le comprara un poco de mochi, pero hay dos puestos. ¿En cuál debo comprar?

Miró a su izquierda y derecha.

—Uno de ellos dice “Cabeza de familia” y el otro “ancestro”…

—¡Pare! ¡No diga nada más, señor guardia de la prisión!

—¿Por qué?

—Ese tema está fuera de los límites. ¡¿O quiere ser tragado por la oscuridad de la antigua capital?!

—¡¿Por qué esto es tan importante?! ¡¿Por qué es tan problemático comprar unos dulces?!

—¡No está prestando suficiente atención a sus mil años de historia y sus derechos de venta exclusivos!

—¡Oiga, eso último en realidad parece como que podría ser un problema! [4] —Volvió a toser y retomó el tema principal—. Entonces ¿a cuál debo ir?

Después de todo, si no obtiene una respuesta, no sabrá cuál comprar para llevar a casa como recuerdo.

—Bueno~. Por favor, compre mochi del que se parece más a una casa de té.

El hombre miró una vez más las dos tiendas.

—Realmente no puedo distinguirlos.

—Es el que tiene un banco fuera de la puerta.

—Ambos tienen bancos.

—¡CARAY! —gritó Rachel frustrada y borracha—. ¡Mire bien!

—Está bien.

—¡Es el puesto con un banco afuera de sus puertas donde Haley podría sentarse y observar el cielo distraído!

—Oiga, señorita, ¿no podría enviar a ese mono para comprárselo?

—¡La comida sabe diferente cuando la recibes como recuerdo!

♦ ♦ ♦

—Tengo sus recuerdos de Kyoto.

—¡Yay! ¡Muchas gracias!

Rachel parecía muy eufórica tras conseguir sus regalos del guardia de la prisión. Alineó su “botín” encima de su escritorio.

Aunque ¿por qué una noble estaría tan emocionada por una botella de alcohol?

—De todos modos, tenía los fondos para sus regalos junto a esas instrucciones que me dio. Así que no sé si realmente se pueden llamar obsequios… pero fue muy cortés de su parte enviar un poco de dinero extra para que pudiera comprarme los míos.

Esta capacidad para hacer planes complejos para cosas que no importan en lo más mínimo es algo que el príncipe nunca podrá superar.

Pero por más que lo pensara, no podía imaginar que los preparativos de la señorita hubieran sido más baratos que el dinero que había gastado en los gastos de viaje.

No obstante, para esta chica, todo eso probablemente es el costo por meterse con él. El guardia de la prisión no podía seguir la manera de pensar de una persona rica.

Rachel lo llamó de buen humor cuando lo oyó suspirando solo.

—Entonces, ¿qué tal tu viaje a Kyoto? ¿Pudiste relajarte y disfrutar?

—Ah… Por alguna razón, no dejaba de pensar en el trabajo mientras estaba allí, así que no siento que me haya relajado realmente.

—¡Bueno! —Rachel ladeó la cabeza preocupada—. ¿No puedes relajarte ni siquiera estando de vacaciones? ¿Qué parte de tu trabajo te molesta tanto?

—¡Olvídelo!

Den
Te entiendo muy bien, señor guardia de la prisión u.u A mí también me cuesta mucho relajarme en vacaciones después de pasar tantos meses bajo un intenso y extremo nivel de estrés... Ah, en fin


[1] Fushimi es uno de los once distritos de Kioto, en la Prefectura de Kioto, Japón. Algunos de los sitios de interés de Fushimi-ku son el jinja Fushimi Inari-taisha, con cientos de torii rodeando el lugar y bajando una montaña; el Castillo Fushimi-Momoyama, construido por Toyotomi Hideyoshi, con sus torres reconstruidas y una sala de té de oro; entre otros.

[2] Lo más probable es que se trate de una broma sexual para la gente que no conoce el Templo Toji, razón por la cual el autor es muy ambiguo aquí. En realidad, la zona alrededor del templo tiene un montón de luces hermosas, y se puede entrar al templo en la noche para verlas desde arriba.

[3] El palo y la zanahoria es una expresión hecha cuyo significado es alternar entre castigos (el palo) y las recompensas (la zanahoria) cuando se entrena a alguien para hacerlo cumplir los objetivos de uno.

[4] Lo más seguro es que se trate de una referencia a cómo Kioto fue la capital durante mil años antes de cambiar a Tokio. El guardia de la prisión se pregunta cuál es mejor, si el líder ancestral (Kioto) o el actual cabeza de familia (Tokio).

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