Villana sanadora – Capítulo 3

Traducido por Mei

Editado por Nemoné

Corregido por Aurora Blue


Hoy amanecí con un estado de ánimo entusiasta. Me desperté temprano para tomar un baño, luego me vestí por mi cuenta. Aunque un niño de dos años necesitaría ayuda en algo como eso, mi mente no es la un niño de esa edad; así que, se siente un tanto extraño que otras personas me ayuden. Seguido, corrí a la habitación de mi padre.

Por lo general, él no es una persona madrugadora. Suele despertarse tarde por la mañana, así que no es de extrañar que lo encuentre aún en su cama.

—¡Padre…! —grité, alegre, luego de abrir la puerta de su habitación.

—Oh, Shiwa. ¿Qué haces aquí tan temprano en la mañana? —Bosteza y se levanta aún medio adormilado.

Este es el cuarto de mis padres, pero mi madre sale temprano a trabajar y regresa a la hora de la cena y, entonces, vuelve de nuevo al trabajo. No es nada nuevo que nunca la encuentre en él… Parece que este matrimonio se dirigirá hacia a un inminente divorcio si no hago nada.

Mi padre es un demonio muy apuesto: tiene los ojos de un color rojo con tonalidades rosa, cabello de color castaño claro, piel blanca y tersa, cuerpo bien tonificado y un corazón amable.

¡Podría ser la envidia de cualquier mujer…! ¡Mi madre fue tan suertuda al encontrar un hombre como este!

Ella, en cambio, es lo opuesto a mi padre: su cabello es rosa, como el mío y tiene los ojos de un azul muy claro. Es una mujer de pocas palabras y tiene un aura similar a la de una estatua de hielo.

—Tengo una sorpresa para ti.

Le doy una gran sonrisa a mi padre esperando que atrape el cebo.

—Dulzura, espera a que tome un baño, entonces podemos jugar juntos.

—¡No, padre! Aún no tomes un baño. ¡Shiwa ayudará a padre a vestirse!

Salto encima de la cama… Se supone que soy una niña, así que estoy segura que no me regañara por comportarme de una manera tan infantil. Quiero decir, ¡soy una niña nada más! ¡Apenas tengo dos años en este mundo! Estoy en edad de ser traviesa.

—Shiwa, me estás asustando. ¿A qué quieres jugar con padre?

—Primero, debes cerrar tus ojos —le ordenó—. No los abras hasta que te diga.

—Oh… Está bien.

—Acuéstate sobre la cama.

—Está bien…

Mi padre luce incómodo; pero, aun así, hace lo que le pido. Le doy la señal a una de las sirvientas que aguarda detrás de la puerta y me lanza una ropa blanca manchada con tinta roja parecida a la sangre.

Lo de las manchas fue idea mía, así que yo misma las coloqué.

Cubro a mi padre con estas piezas de ropa, tapándolo igual que con una sábana y luego coloco un cuchillo cerca de su mano. Miro hacia arriba y veo que mi sirvienta me da varias señales.

Sacude sus manos: Viene la madam.

Levanta dos dedos: En la puerta número dos.

Aplaude: Cerca de aquí.

Por fortuna, Sera recuerda todas las señales que le enseñé. Les doy un empujón para darles tiempo a que se preparen y, así, con lentitud, empiezan a caminar fuera del área.

¡Es tiempo de dar comienzo a este show!

—¡Madre!

Finjo estar afligida y la intersecto en su camino al comedor.

—¿Shiwa, qué estás…? —Se inclina hacia mí, confusa.

Mis lágrimas comienzan a caer y ejecuto el acto como lo había planeado.

—Padre… él… no creí… que haría algo como eso.

—¡T-Tiare! ¡¿Qué pasa con él?!

Suelto unos pocos sollozos y le muestro unos ojos tristes y desesperados.

Madre mira a las sirvientas y las nota igual de desconsoladas. Su cara se oscurece y corre a la habitación de mi padre. La sigo de cerca y la veo contemplar la escena, consternada. Se tapa la boca como para no dejar salir algún sonido.

—¿Tiare… qué está pasando?

Con sus ojos empapados en lágrimas, camina con paso lento hacia mi padre y se sienta a su lado en la cama.

—¿Por qué tiene que ser así? —Se agacha y se aferra a él con fuerza.

Mi padre permanece inmóvil.

—¡Tiare, no puedes morir así! —exclama—. ¡Aún no te he dicho cuánto te amo! ¡¿Acaso no prometiste que no morirías ni me dejarías sola?!

—Entonces, ¿cuánto me amas?

—Te amo mucho —responde—. ¿Huh?

Mi madre parece haber notado algo extraño. Baja su cabeza para mirar a mi padre; quien, no solo no está muerto, si no también, tiene el descaro de guiñarle un ojo. Su rostro se torna por completo rojo, luego se oscurece. Tomo eso como una señal de retirada. Me doy la vuelta y cierro la puerta con fuerza.

—He cerrado la puerta. ¡Todos corran! —le ordeno a las sirvientas, quienes me ayudaron con este plan, mientras corro hacia un lugar seguro.

Ya les he facilitado el camino, por favor siéntanse libres de hacer cualquier cosa para arreglar su problema.

—¡Shiwa! ¡Esta mocosa!

El grito de mi madre es lo bastante alto como para escucharse desde el comedor. Me escondo en mi cuarto junto a Sera, seguida por varias sirvientas.

Cuando le planteé la noche pasada mi idea a Sera, otras sirvientas que estaban escuchando también quisieron ayudar a mi padre a arreglarse con mi madre. El resultado fue esta gran operación.

—Señorita… ¿La señora se enfadara con nosotras? —pregunta Será, algo preocupada.

—Puede que lo haga, pero vale la pena, ¿no?

—Sí… —concuerda—. Espero que por fin puedan hacer las paces entre ellos exitosamente.

—Eso dependerá de mi padre, pero ¿preparaste la comida que te dije antes?

—Sí, señorita —responde, entusiasta—. He preparado pan, mermelada y leche.

Sera saca la comida y la acomoda sobre la mesita ubicada en el recibidor de mi habitación. Es bueno que le haya pedido a mi sirvienta que preparara de antemano esta ración; de lo contrario, estaría muriendo de hambre aquí. Tendré que esperar al menos unas hora antes de salir; o intervenir cuando algo se salga de las manos.

Suelto un suspiro. Espero que todo resulte bien.

♦ ♦ ♦

En el dormitorio de los Garnet.

Luego de ver cómo la pequeña bribona cerraba la puerta del dormitorio con llave, Olevia observó el umbral por varios segundos aún consternada y con la cara roja. ¡Cómo pudo dejar que su hija la engañara de esa manera! Y… ¡la pequeña apenas tiene dos años!

—Amor… no te enojes con ella. Shiwa solo está bromeando

Tiare abrazó a su esposa con la cara sonriente.

—¡¿Qué?! ¿Tú también planeaste esto? ¡Lo sabía! ¡No le enseñes cosas raras a nuestra hija!

—¡No! No lo planeé —se defendió—. Yo también fui engañado por ella. Solo la seguí con su juego. Es la verdad. No sabía que planearía algo como esto, pero ella realmente es nuestra hija. —Su sonrisa se ensanchó.

—¡De ninguna manera! ¡Ella es una copia tuya!

—¿Por qué?

—Es astuta.

Olevia golpeó el pecho de su marido; sin embargo, su golpe no es lo bastante fuerte como para infringir algún tipo de daño.

—No hemos hablado de esta forma desde hace mucho tiempo —señala Tiare, con pesar.

—Estoy ocupada.

—Sé que estás intentando mantener tu distancia de mí.

Olevia mantiene su boca cerrada. Es cierto que intentaba distanciarse de él pasando la mayor parte de su tiempo en la escuela, regresando a casa solo para el desayuno, la cena y para cuidar de su hija. En realidad, no siente odio hacia él, solo que cuando mira su cara, terminaba recordando ese incidente.

Ella sabía que él no había actuado de forma premeditada; fue solo culpa de su instinto. Debería entenderlo; sin embargo…

—Amor… ¿Estás enojada conmigo? Yo, lo siento. Eres la única mujer que amo, debes creerme. Puedes hacérmelo decir las veces que sea necesario si eso te hace sentir mejor.

—No estoy enojada contigo. Sé que solo fue un accidente

—Entonces, mírame a los ojos cuando me hablas.

Tiare elevó su mentón, obligándola a mirarlo a los ojos.

—Si no estás enojada conmigo, entonces, ¿puedo besarte?

—Depende de ti… —respondió, indiferente, antes de mirar hacia otro lado.

—Estás apartando tus ojos de nuevo.

—No estoy enojada contigo —volvió a asegurar—. Solo… no puedo olvidarlo.

—Amor… No tienes que olvidarlo. Todo lo que yo haga mal es mi culpa. Solo quiero una cosa.

Olevia devolvió su atención a su marido.

—No dejes de amarme y será suficiente. Nunca me divorciaré de ti.

—¿Divorcio? ¡Pero ni siquiera he pensado en eso!

—Pues eso me pareció a mí.

—Eso…

—¿Serías lo suficientemente cruel como para abandonar a tu pequeña y adorable hija y a mí? —presionó Tiare.

Le dedicó una mirada de cachorro derribando todas las paredes de su corazón.

—¿Qué estás diciendo? No te abandonaré, idiota.

—No he comido nada por meses. Tengo hambre.

—¡Entonces deberías salir y buscar comida! ¡Hay mucha afuera!

—Si la quisiera encontrar afuera entonces no me hubiera casado contigo —replicó, ofendido—. Solo quiero comerte a ti.

—Pero, en ese momento…

—Solo me quedé aturdido, no absorbí su energía. La verdad es que cuando olí que no era tu esencia… vomité sobre ella.

—¿Q-Qué?

—¿Quién se sentiría orgulloso de contarle a los demás que vomité sobre una mujer de esa manera?

—¿Por qué no me lo habías dicho antes?

—No estabas dispuesta a hablarme…

—Huh…

Solo pudo tragarse duramente la verdad y reconocer cuán irracional fue en ese entonces. Habían pasado tres años desde aquel suceso, pero todavía podía recordarlo vívidamente. Solo vio a su esposo con esa mujer en la cama que ambos compartían y se marchó apresurada sin mirar atrás.

No volvió a hablar más con él desde entonces.

—Lo siento… —se disculpó, por no darle siquiera la oportunidad de aclarar las cosas.

—Soy yo el que debería disculparse, no tú. ¿Me perdonarás?

—Sí.

—Cariño, ¿no sabes que solo te amo a ti?

—Deja de hablar de esa manera, que ya somos mayores.

—No somos tan viejos, amor.

Las manos de Tiare apretaron la cintura de Olevia y, utilizando su fuerza, la empujó sobre la cama.

—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó, avergonzada—. ¡Aún es temprano!

—Tengo hambre.

—¡Podrías esperar un poco!

—No… Finalmente pudimos entendernos.

—¡Ese no es el problema! Shiwa nos está esperando. Tienes que soltarme.

—Shiwa tiene una sirvienta que cuida de ella. Amor, ahora mismo, tienes que complacerme.

—¡¡¿Qué?!!

Olevia se dió cuenta que sus manos estaban siendo atadas a la cabecera de la cama. ¡Ni siquiera había notado el momento en que las tomó y las envolvió con cuerdas! Y… ¡Olvidó por completo sus gustos personales!

—No te había atado de esta manera desde hace mucho tiempo —enfatizó, con la mirada turbia y una sonrisa malvada—. Aún se siente tan excitante como nuestra primera vez.

—¡¡¡Tiare!!!

¡Él está al completo metido en el bondage!, reparó, con el rostro cada vez más enrojecido. [1]

—Creo que deberíamos darle un hermano a Shiwa —sugirió Tiare, desenredando los lazos del vestido de su esposa.

Olevia se encontró incapaz de hablar, solo pudo contemplar (con la anticipación a flor de piel) al hombre enfrente suyo; quien, al parecer, aún la encontraba deseable, al extremo de estar fuera de su mente en esos momento.

Esta operación de reparar la relación resultó ser demasiado exitosa, pensó Olevia.


[1] Bondage es una práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona.

Nemone
Orale, estuvo bien intenso eso último

Capítulo dedicado a Saya, miembro del Staff de “The quick brown fox no fansub”, ¡nos alegra saber que sigues nuestras traducciones!

5 respuestas a “Villana sanadora – Capítulo 3”

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