Apaga las Luces – Capítulo 16 (I)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


—No sé cómo compartir esta noticia de modo que sea menos dolorosa para nuestros corazones. —Los labios de la reportera temblaban. Aunque no había manera de saber si la causa era el fuerte viento o un corazón aturdido. Al igual que cuando reportó la muerte de una estrella que le gustaba debido a un ataque al corazón, su expresión era dolorosa y lamentable. Sus labios se movieron—: Espectadores de The Inside… Espectadores de The Inside… —Después de decir eso, contuvo la respiración y frunció los labios como si estuviera a punto de comunicar algo que no quería—. Hace un momento, en el set de «Real», Raynoah invitó —sí, a ese alborotador— a Haley a una cita. ¡Y en un lugar público lleno de reporteros! —Luego dejó escapar un grito de agonía y una escena capturada por el camarógrafo apareció a continuación.

♦ ♦ ♦

En un Mercedes-Benz, como un príncipe en un corcel blanco, apareció Noah y se abrió paso entre los reporteros que atacaban a Haley hasta llegar frente a él. Entonces dijo algo que hizo que todos quedaran como esculturas de hielo y abandonó la escena, agarrando la mano de Haley.

—Por supuesto que es una cita. —Cuando se escuchó la voz de un Noah sonriente, el lugar quedó en silencio y las personas presentes se les quedaron mirando como si no pudieran hablar, hasta que se fueron. A diferencia de la película Notting Hill [1], donde los reporteros inteligentes aprovecharon de fotografiar a los dos personajes principales, los ahí presentes, quedaron atrás parpadeando repetidamente mientras lucían aturdidos.

♦ ♦ ♦

—¿Adónde fueron esos dos después de dejar a todos petrificados? —La reportera apuntó hacia un lejano lugar, tras lo que la cámara se desplazó, siguiendo la dirección de su dedo acusador.

Sobre el océano azul, donde el cielo y el mar se encontraban, flotaba un yate grande y hermoso parecido a un trasatlántico, el cual, debido a la distancia, se veía del tamaño de una uña al final del magnífico.

Se trataba del yate de Noah: Lachesis.

Los dos, los cuales se habían ido en un Mercedes, abordaron un helicóptero que los esperaba en el helipuerto más cercano, tras lo que se embarcaron en el lujoso yate.

—No podemos filmar más de cerca debido al sistema anti-reporteros… ¡Maldita sea la protección contra los paparazzi! ¿Por qué? ¿Por qué tiene que activarse un láser cada vez que nos acercamos con la cámara?

La mujer, la cual se encontraba de pie peligrosamente cerca de la puerta del helicóptero con fuertes ventarrones golpeándola de lleno, miraba con resentimiento en dirección al lujoso yate al cual no parecía importarle su seguridad.

—¿Qué está haciendo el gobierno? ¡Deberían apresurarse en revocar la ley anti-reporteros y en lugar de eso decretar una que nos proteja! ¡Qué vida privada! —farfulló con aspereza como si hubiese perdido la cabeza, mordiendo sus labios. Su mirada parecía indicar que estaba dispuesta a saltar al yate en cualquier momento.

¡Este estúpido piloto no se atreve a cercarse al yate!

Por lo que solo pudo ver cómo la embarcación se alejaba en la distancia.

—En serio, moriré de curiosidad. Qué mal —dijo, mirando el yate con expresión sombría—. Me pregunto qué rayos están haciendo. ¿De verdad están en una cita? ¿En serio?

Todos los estadounidenses sentían una gran curiosidad por saber si Noah Raycarlton, el más amado por Estados Unidos, y Haley Lusk, el más odiado, estaban en una cita.

♦ ♦ ♦

—¿Qué haces? ¿Por qué no bajas?

Mason escuchó la pregunta y levantó la cabeza, sorprendido. Noah lo miraba con expresión lánguida.

—Ah, ¿debería sostener tu mano? —preguntó, llevando hacia atrás el cabello que ondeaba con el viento mientras sonreía con los ojos ligeramente entrecerrados.

—No, no —contestó con rapidez, sacudiendo la cabeza.

Mason exploró con su mirada los alrededores a medida que se bajaba, vacilante, del helicóptero. Cuando puso su pie sobre la cubierta blanca, lo recibió la vista azul del mar. El sol emitiendo destellos blancos sobre las olas en movimiento.

Frente al helicóptero, hombres y mujeres en uniformes blancos inclinaban la cabeza, y Phil y Noah lo miraban.

Mason guardó silencio. El mar, el cielo azul sin nubes y el apuesto hombre rubio. No había duda alguna, era la vista más exuberante que se podía apreciar en un lujoso yate, pero en lugar de admiración, Mason inhaló profundamente y miró a su alrededor.

Mar abierto. Al igual que el mundo. Se encontraban en medio del mar, donde no había tierra a la vista. No hacía mucho en el set de filmación, se había visto rodeado por un mar de reporteros, los cuales lo ahogaron con su hostilidad: «¿Estás loco, Haley? ¿Qué droga consumiste esta vez? ¿Por qué hiciste eso? ¿Cuáles son tus intenciones?».

Pero ¿por qué de pronto me encuentro sobre la cubierta blanca de un yate gigante en medio del océano?

—Prepárame algo sencillo para comer. Ah, menos un sándwich. A partir de mañana, Phil una vez más me dará solo sándwiches en cada comida y me esclavizará en el trabajo —le ordenó Noah a un hombre, el cual parecía ser un chef, mientras sonreía de forma seductora.

—¿Qué hay de usted? —preguntó, mirando ahora a Mason.

—¿Perdón?

—Me refiero al almuerzo. ¿Qué le gustaría comer?

Noah parecía querer decirle a Mason que podía pedir lo que quisiera sin problemas, cuando este contestó:

—No, en realidad no tengo…

—Es mejor que comas algo. No sabemos cuándo nos bajaremos. —Noah caminó por la cubierta y le advirtió con tono normal. Mason, aún de pie en la cubierta, observó la espalda e incómodo, se giró hacia el chef, quien le sonreía con gentileza.

—Siempre estamos preparados para servir platillos de alta calidad hasta por una semana.

—¿Una semana? —Mason entornó los ojos y murmuró—: Uh, entonces yo también comeré algo sencillo… —Pero pronto cambió de opinión—: No, mejor que sea alto en calorías.

—¿Disculpe?

—Así… puedo aguantar más si caigo al agua.

Shiro
¡Ja, ja, ja! Hombre preparado. XD

No pensaba que realmente fuera a suceder, pero se estaba preparando mentalmente en caso de que Noah de pronto lo lanzara por la borda. Tantas eran las cosas impredecibles que habían ocurrido, que sentía que estaba actuando como un idiota.

Mason pensó que su vida sería más cómoda en comparación a como era antes. Como sentía que estaba parado en un jardín con una suave brisa, había sido complaciente. Sin embargo, aunque no hubiese balas volando por los aires, lejos de ser predecible, la vida que llevaba ahora era mucho más variada.

No, definitivamente no. En comparación a ser invitado públicamente a una cita por Noah Raycarlton, morir de un disparo en medio del desierto era normal.

El chef lo miró con inquisición y ladeó la cabeza, pero pronto dijo:

—Hay buen clima para nadar. Prepararé todo de inmediato. —Sonrió y entró.

—¿Debería preparar los trajes de baño y el aceite? —preguntó Phil con expresión indiferente. Se encontraba de pie en las escaleras que Noah había recorrido para bajar y lo miraba fijamente. Cuando se acercó a Haley, interpretó su emoción de forma errada.

¿Nadar en esta situación? He escuchado rumores que dicen que no está bien de la cabeza, pero no pensé que fuera tan grave.

—Si caigo al agua, tírame un tubo de rescate —dijo, agitando su mano. Phil lo miró de forma extraña, se giró y bajó por las escaleras. Mason lo siguió, bajando de la cubierta.

El yate, el cual pensó era bastante alto cuando lo vio desde abajo, resultó tener cuatro lujosos pisos. Debajo de la baranda, en el piso más bajo había una gran piscina, con olas rompiendo sobre hermosas luces azules. Era una piscina de arena privada con un pabellón que parecía flotar sobre el agua. También había un bar equipado con botellas de alcohol a la vista. No conforme con eso, el yate disponía de dos helipuertos, por lo que una piscina no era nada. Aunque había escuchado que existían yates lujosos como este, era la primera vez que visitaba uno, de modo que Mason se estaba deleitando con todo lo que ofrecía.

—Efectivamente, el dinero es bueno —murmuró mientras seguía a Phil por el barco.

El interior era más cómodo que la cubierta. En un lado había una ventana, por lo que se sentía refrescante, y en lugar del aire húmedo del océano, disfrutaban de una brisa fresca y de aroma dulce. El piso estaba cubierto por una suave alfombra que le llegaba hasta el tobillo y las paredes estaban decoradas con una elegante galería.

—Es un yate muy bonito —murmuró mientras miraba a su alrededor. Parecía más un hotel que un yate.

—El Sr. Edgar Raycarlton solicitó a HDW Nobiskrug que diseñara esto específicamente junto con un famoso arquitecto, May Bermon, para el cumpleaños número dieciocho de su hijo —le contestó Phil, mirándolo—. El corazón de un padre, que quería que su hijo fuera siempre feliz y sano, se puede percibir en todas partes a bordo de este yate.

—¿Es así?

Dar un yate como regalo de cumpleaños… No estoy seguro en qué parte se puede percibir el corazón de su padre, aunque sin duda alguna su corazón es grande.

Aunque si pensaba en ello, diez años atrás, los padres de Noah eran un poco extremos, en su opinión. En lo único en lo que se enfocaban, era en su único hijo, y temían que pudiese desaparecer en cualquier momento. Incluso fueron lo suficientemente cautelosos como para prestarle atención a Mason, un mero guardaespaldas.

Por supuesto, en ese momento Noah era alguien que cualquiera querría sobreproteger y consentir. En ese momento Noah era hermoso, pero ahora… ¿cómo decirlo? Noah transmitía la sensación de ser un personaje materializado de una novela francesa perversa y temperamental.

Shiro
Mason está claro que Noah es yandere. XD

Un chico hermoso, que maravillaba a las personas solo con vivir y moverse. Sin embargo, cuando lo vio palidecer y temblar, Mason, quien había escuchado a otros decir que estaba vacío, no pudo evitar llevar su cabello hacia atrás y palmear su hombro.

Incluso el día anterior, no tuvo que haber hecho eso, pero Mason recordó cuando aún era un niño, así que… No pensó que se estaba entrometiendo más de la cuenta, pero no podía arrepentirse por lo que ya había pasado. Era mejor prepararse por lo que ocurriría en el futuro, pero… Miró a Phil.

—¿El Sr. Raycarlton no está ocupado? —inquirió—. Las veces que me lo he encontrado en un set de filmación u otro lugar, creo que nunca se ha quedado por más de una hora.

Phil miró su reloj por costumbre y contestó:

—Ordenó cancelar todos los compromisos del día de hoy. Por lo que podemos estar todo el día aquí.

Mason asintió como si la respuesta no le sorprendiera. Noah ordenó cancelar el día completo; sin duda alguna, fue una buena idea ordenar una comida con alto contenido calórico.

—Estando ocupado, se tomó un día libre completo, ¿piensa que tiene un asunto importante que atender conmigo? —preguntó con elusividad.

Phil se detuvo frente a una puerta.

—¿Quién sabe? —Phil agarró el picaporte y se giró hacia Mason, inspeccionando de pies a cabeza—. No estoy al tanto de esa información. —Su mirada estaba llena de curiosidad. Entonces abrió la puerta para él y añadió—: Espero se divierta.

La puerta dio paso a un bonito interior con una buena vista del mar azul. En el medio se encontraba Noah, mirando el océano; se giró hacia Mason, su cabello ondeando con el viento.

—Puede entrar —le dijo Phil a Mason, quien se encontraba aún de pie junto a la puerta, aturdido. Se sentía extrañamente nervioso al cruzar el umbral. No estaba seguro de que la metáfora fuera acertada, pero era parecido a caminar desnudo en un territorio enemigo lleno de trampas explosivas.

Una vez hubo dado un par de pasos hacia el interior, escuchó la puerta cerrarse detrás de él. Noah lo miraba con expresión indiferente, y él se rascó la cabeza y caminó hasta una silla, tras lo que intentó preguntar de lo forma más agradable posible:

—Miré solo un poco, pero el yate es asombroso. ¿Qué se siente que le hayan dado algo así como regalo de cumpleaños?

—Es molesto y engorroso. Ni siquiera tengo tiempo de montarme en él.

Mason no esperaba que dijera «Pienso que prefiero volar», pero al menos imaginaba palabras un poco más condescendientes como «No está mal», pero al escucharlo, respondió vagamente:

—Un yate, de hecho, es molesto y engorroso.

—¿Te gusta este yate?

—Pienso que al único que no le gusta es al Sr. Raycarlton.

De camino hacia ahí, había visto un spa, una sala de cine, una mesa de billar e incluso un campo de golf. Aun si llegara a pasar tres meses encerrado en este yate, no moriría de aburrimiento. Un símbolo de placer, no solo por recorrer el mar, sino también por todas las instalaciones de ocio. Sentía respeto hacia Noah, ¿quién llamaría a esto algo «molesto y engorroso»?

—No es que no me guste —dijo, encogiéndose de hombros—. Dijeron que preparar el almuerzo demoraría, y como no creo que nos dé hambre por lo pronto, les dije que tuvieran todo listo un poco más tarde, ¿te parece bien?

Mason asintió con la cabeza. Noah no parecía tener intenciones de arrojarlo al mar. Al menos, no por el momento.

—Hay varias cosas que podemos hacer antes de que llegue la comida. —Noah apuntó con su dedo hacia una mesa.

Siguió su dedo con la mirada y vio que debajo de la mesa había un pequeño cajón. Tiró de él y varias cosas para pasar el rato saltaron a la vista: ajedrez, cartas, jenga y algunos condones.

Noah, quien se le había acercado sin que él lo notara, estiró su brazo y agarró un paquete plateado de condones. Mason se quedó de piedra, sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, el otro ya los había arrojado, tomando en su lugar unas cartas y fichas.

—Probablemente sabes cómo jugar, al menos.

Mason tomó una bocanada de aire, sorprendido.

—Algo. —Cerró el cajón con rapidez. Noah se sentó en una silla frente a él y mezcló las cartas hábilmente.

—¿Qué deberíamos apostar? —preguntó con tono casual.

—¿Empezamos por veinte dólares? —Pensó que incluso si aumentaban luego las apuestas, sería mejor comenzar poco a poco.

—Como estamos apostando, es mejor pedir algo que cada uno quiera —dijo Noah, contrario a sus expectativas, mientras seguía mezclando las cartas, como si estuviera pensando verdaderamente en ello. —¿Qué tal si hacemos esto? Si pierdo, te daré este yate.

—Parece que de verdad no le gusta este yate. O planea llevarme a la quiebra nada más con tener que pagar las tarifas de anclaje, el costo de mantenimiento y otras cosas. —Mason movió los labios y mostró los dientes, y Noah dejó escapar una risita.

—¿Eres bueno? Podría ganar yo.

—Eso también es cierto —dijo, arrastrando las palabras.

Por supuesto que podía ganar, pero las probabilidades no eran muy altas, porque quien le enseñó a Noah a jugar cartas diez años atrás, fue Mason. Y aunque no sabía qué tanto había practicado después, cuando tenía diecisiete años no era muy hábil en lo que se refería a juegos de cartas; mientras que Mason era alguien que ganaba dinero con las cartas para cenar cada vez que estaba corto de efectivo.

—Pero no tengo nada que ofrecerle. No puedo darle mi casa.

—¿Qué voy a hacer con tu casa? Venderla o mantenerla sería engorroso —rechazó por completo su oferta, como si en lugar de una casa alguien le hubiese dicho que le iba a dar basura, y se dedicó a mirar a Mason de pies a cabeza.

—Bueno, la apuesta debería ser equitativa.

—No soy ningún filántropo —le contestó, dedicándole una mirada insatisfecha—. Bueno, hablaremos de ello más tarde, después de que piense en lo que voy a pedir si gano. Si no lo tienes, bien podría ni siquiera conseguirlo.

—¿No está tomando el asunto muy a la ligera?

Noah se estaba luciendo mientras mezclaba las cartas, para beneficio de Mason.

—Quién sabe. Ni siquiera es una gran apuesta. Solo es para que nos entretengamos un rato con un poco de emoción antes de la comida. —Sonaba como si no perdería, pero incluso si no llegaba a ganar, perder algunos yates como este no era más que una pequeña emoción para él.

—¿Entonces?

—¿No vas a agarrar las cartas? —le preguntó Noah, cosa que hizo que Mason se preguntara si se encontraba en desventaja. Un juego tan tentador, aparentemente con tan buenas condiciones, tenía altas probabilidades de ser una trampa.

—Reparte las cartas —dijo finalmente, inclinando su cuello y juntando las manos, a medida que comenzó a estirar su cuerpo.

Noah rió con levedad, igual que diez años atrás, y comenzó a repartir las cartas.


[1] Notting Hill es una comedia romántica estelarizada por Julia Roberts y Hugh Grant.

2 respuestas a “Apaga las Luces – Capítulo 16 (I)”

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