Apaga las Luces – Capítulo 17 (I)

Traducido por Shiro

Editado por Sakuya


Milo, un paparazzi independiente desde el año pasado, había trabajado para los editores de las revistas de rumores durante un total de seis años y ocho meses; tres años en la revista semanal Who Knows, dos años en The Inside y un año y ocho meses en Hollywood Premium. Era muy bueno en esto.

Más eran los días que pasaba escondido frente a las casas de las celebridades que los que regresaba a casa. Y les prestaba más atención a las placas de los autos de las celebridades que al rostro de su hija. Había sido él quien primero hizo público el amorío y el embarazo de la estrella pop Amy Masterson, y quien casi terminó en la cárcel por ocultarse alrededor en la propiedad de Milovan.

Sabía muy bien dónde debía esconderse, de modo que las celebridades bajaran su guardia; qué ángulo se vería poco ético y provocativo, cuántos días debía esperar antes de que una celebridad causara un escándalo, y qué clase de rumores necesitaba para hacer que todo funcionara.

No conforme con eso, Haley Lusk le daba tantas noticias que poco le faltaba para ser el sustento de Milo. Daba origen a artículos casi todos los días, como si su pene fuera a caérsele si no causara problemas. Vomitando frente a una iglesia a causa de ebriedad, durmiendo en una banca, drogándose, orinando en público, atropellar a alguien y salir huyendo, saliendo de la corte y más. Milo había tomado varias fotografías de él, y a veces estaba tan harto de escribir estos artículos, que hasta ignoró algunos.

Para Milo, la casa de Haley le era tan familiar como su propio baño. Sabía qué estaba en dónde, cómo escenificar algo para la cámara, el lugar más cálido para pasar la noche y los mejores restaurantes del área.

Cuando todos los demás decían que no tenían nada más que escribir acerca de Haley, Milo visitaría con regularidad su casa, una vez cada pocos días, y le tomaría fotografías. Gracias a eso, fue la primera persona en publicar acerca de su intento de suicidio.

Milo miró la casa de Haley en la lluvia. Después de que se supo que Haley y Noah habían desembarcado del yate esa tarde, el área alrededor de la casa de Haley se había convertido en un mercado callejero. Todos se sentían incómodos respecto a invadir la privacidad de Noah Raycarlton, por lo que decidieron tomar la vía fácil, reportando acerca de Haley. Parecía que todos los paparazzi de los Estados Unidos estaban ahí reunidos y Milo, quien se había dedicado a esto por varios años ya, conocía a la mitad de los presentes.

Once y media. Haley, después de bajar del yate, no había regresado aún a su casa. Noah regresó a su casa incluso antes de que se supiera acerca de su retorno a tierra firme, pero Haley, el cual era una presa fácil para los paparazzi, había desaparecido. Si fue a un hotel o a la casa de un amigo, ya lo sabrían, por eso la situación los desconcertaba.

Quizás debería comenzar a recorrer los clubes.

Mientras Milo consideraba esta opción, de pronto percibió el aroma de algo delicioso a su lado.

Bajo un poste de luz en la lluvia, un hombre sostenía su paraguas con su hombro mientras comía algo en una posición incómoda.

Seven Star Burger [1].

Milo tragó saliva. «Seven Star Burger» notó que decía la bolsa de papel. Esta era una de las principales razones por las que a Milo no le importaba merodear la casa de Haley.

Entre los suaves panes de la hamburguesa había un medallón jugoso por dentro y crujiente por fuera, delicioso queso, la cantidad perfecta de vegetales frescos, y una salsa de chili especial de Seven Star Burger. Parecía simple, pero la combinación se acercaba a la perfección. No había duda en que se trataba de un saber digno de todas las sietes estrellas.

El hombre, cuyo rostro estaba escondido por una gorra, le dio un gran mordisco a la gruesa hamburguesa y comenzó a masticarla. Y otro mordisco…

Milo por alguna razón sintió pena de sí mismo mientras lo miraba y salivaba. Los locales de Seven Star Burger siempre cerraban a las once en punto, por lo que incluso si salía corriendo en ese momento, sería demasiado tarde. Mientras tragaba su saliva y lo miraba lamentándose, el hombre notó su mirada y lo observó de vuelta.

Oh, no. Estoy mirando fijamente a alguien que está comiendo.

Milo se maldijo a sí mismo por su comportamiento descortés y apartó la mirada, al mismo tiempo que alguien le decía:

—Hey. Me queda una hamburguesa, ¿la quieres? —El hombre le preguntó sosteniendo la bolsa de papel que tenía en la otra mano.

—¿En serio? —preguntó Milo, el paraguas que sostenía temblando un poco.

—Ayúdame. Ten, agarra esto por un momento. Me duele tanto el cuello que ni siquiera puedo disfrutar del sabor.

De verdad parecía que el enorme paraguas estaba por caerle en la cabeza.

—No hay problema —le contestó Milo, tomando el paraguas.

El hombre suspiró como si le hubiese quitado un gran peso de sus hombros y le entregó la cálida bolsa de papel. Milo la abrazó con expresión eufórica, y el hombre comenzó a comer de nuevo su hamburguesa.

—Soy Milo. Trabajo por mi cuenta. ¿De dónde eres?

—Soy… —Comenzó a decir, le dio un mordisco a la hamburguesa y tragó antes de continuar—: Soy Donny Evelyn. Trabajo para un periódico pequeño, se llama Hot Issue Plus… Ah, mierda, nuestro editor es una perra que hasta le lamería el culo a Raynoah.

El hombre, Donny, chupó la salsa de sus dedos mientras hablaba. Milo lo miró con desagrado hacer esto y limpiarse en la franela bajo el impermeable.

—¿Hot Issue Plus? ¿Dónde es eso? —le preguntó.

—¿No lo sabes? Bueno, es obvio que no lo sepas. Es un lugar de mala muerte que cerrará pronto. Probablemente ni siquiera sirva como manta para un vagabundo porque apesta.

—No tienes que ir tan lejos…

Era un tipo con una boca burda. Su cara, la cual se veía un poco bajo la gorra, y los lentes lucían comunes, pero su expresión lucía molesta mientras comía la hamburguesa y divagaba con sus quejas e insatisfacciones. Milo sentía como si hubiese visto en alguna parte su mentón, el cual estaba a la vista… Pero un hombre con acento de Kansas y expresión molesta, no recordaba en absoluto dónde lo había visto.

—¿Sabes? Estoy harto. Clara, esa perra no conoce sus límites. Es solo una perra con tetas grandes. —Donny arrugó el papel de la hamburguesa con sus dedos aceitosos y lo tiró al suelo. Entonces escupió.

Ugh.

Milo se apartó ligeramente de él, y este lo miró.

—¿Por qué te mueves? Me estoy mojando. Aunque ya terminé de comer. —Agarró el paraguas de sus manos.

Milo a su vez abrió el paraguas de nuevo y dijo—: Sostén el mío también.

—Espera. ¿Pero cuándo piensa volver este busca problemas? —preguntó, revisando la hora en su móvil—. He estado esperando por cuatro horas.

—Llevo una semana sin ver a mi hija —dijo encogiéndose de hombros. En lugar de Haley, el cual podría no volver esa noche, estaba más preocupado porque su hamburguesa se enfriara, tornándose pastosa.

Pero en lugar de sostener su paraguas, Donny palpó su bolsillo y dijo—: ¿Será que ya está adentro?

—¿Cómo pudo haber entrado? ¿Qué crees que están haciendo estas personas aquí?

Milo conocía la puerta trasera y cada pequeña abertura de la casa mejor que Haley. Según la experiencia de Milo, Haley probablemente estaba en algún club o buscando un lugar para quedarse entre los hombres que conocía.

—Oh, ¿no crees que algo se movió por ahí?

—No puedo ver nada. ¿De qué estás hablando? —Milo se molestó un poco, y justo como Donny había estado haciendo, puso el paraguas entre su cuello y su hombro y sacó la hamburguesa.

—Te lo digo, algo se movió —continuó murmurando disparates mientras se acercaba a la puerta principal de la casa.

—¿Qué rayos está haciendo?

No había forma de que Haley estuviera ahí. Solo porque llamara a la puerta y tocara el timbre, Haley no iba a aparecer y decir: «Bienvenido».

Parece que de verdad está loco, ¿qué va a hacer? ¿Esperar frente a la puerta?

A Milo no le importaba si Donny estaba haciendo algo estúpido o no. En lugar de eso, le dio un mordisco a la hamburguesa. La deliciosa y jugosa carne de hamburguesa junto con la salsa picante de Seven Star Burger se extendió lentamente en su boca.

Mientras Milo comía la hamburguesa, Donny llegó a la puerta y tocó el timbre. Los otros paparazzi apoyados en la pared de la verja y casi durmiéndose lo miraron, desconcertados. No entendían lo que este tipo estaba haciendo.

Entonces, en medio de la lluvia y la multitud que se encontraba en silencio,  se escuchó un sonido extraño. Milo levantó la mirada mientras le daba otro mordisco a la hamburguesa.

En ese momento, vio a Donny abrir la verja de la casa de Haley y entrar como si nada. La manera en la que entró fue con mucha naturalidad y confianza, como si fuera el dueño de la casa. Tras lo que cerró la puerta detrás de él.

—Uh… —Milo abrió la boca y dejó escapar un sonido estúpido.

¿Qué fue eso? ¿Qué acaba de ocurrir? ¿Por qué entró? No, ¿cómo hizo para entrar?

Otros paparazzi también miraban fijamente la verja, anonadados, al igual que Milo.

Donny, quien se encontraba adentro, se quitó la gorra y sacudió su cabello aplastado, entonces su cabello rubio cayó hasta su cuello.

Mirando hacia atrás, le sonrió como si se sintiese agradecido, y este parpadeó con expresión estúpida. Solo después de un rato fue que escupió el pedazo de hamburguesa en su boca.

—¿Ha-Haley?

Haley Lusk. El bribón que Milo había seguido por siete años y visto incluso más que a su propia esposa, y a quien, cabe recalcar, esperaba para fotografiar y entrevistar, estaba sacudiendo el paraguas en el interior de la propiedad.

Milo miró la bolsa de la hamburguesa en sus manos y luego de nuevo a Haley, quien por otro lado abría ya la puerta de la casa mientras se quitaba su impermeable y entraba. Miró fijamente de nuevo la hamburguesa.

—Uh…

Como si acabara de presenciar a un nerd transformarse en un superhéroe y desaparecer, Milo permaneció ahí parado con expresión estupefacta durante mucho tiempo.

Cuando la mañana llegó, Milo estaba lleno de rencor. Como no había reconocido a Haley, dejándolo escapar frente a sus ojos, las burlas de sus colegas se fueron mezclando con quejas.

No solo falló en obtener una foto oportuna cuando Noah lo había invitado a salir el día anterior, también lo hizo cuando Haley entró a su casa. Era posible que un paparazzi perdiera una foto, ¡¿pero dos veces el mismo día?!

También la forma en la que sucedió era una de las cosas que más le irritaba. Cuando Haley le ofreció la hamburguesa, presentándose como «Donny Evelyn» y diciendo disparates, había estado demasiado concentrado en la comida, y lo único que hizo fue babear. Ni siquiera se dio cuenta que quien estaba compartiendo una hamburguesa con él era el mismísimo Haley, por quien había estado esperando ocho horas.

Aunque sonaba como una excusa, existía una razón por la que había sido engañado. El hombre que había hablado con expresión molesta y sin parar no se parecía a Haley en nada. «Donny» no era escandaloso, llegando al punto de maldecir; se veía sencillo y su existencia era vaga. Si no hubiese hablado sosteniendo una hamburguesa fragante, Milo no habría notado que había una persona de pie a su lado.

Nadie sabía con exactitud desde cuándo había estado escondiéndose entre los paparazzi; y no conforme con eso, todos lo vieron quitarse la gorra, girar y dedicarles su radiante sonrisa. A pesar de ello, siguieron de pie preguntándose estúpidamente qué hacía ese tipo ahí. No solo les cortaron la nariz con los ojos bien abiertos, también perdieron sus orejas y labios [2].

Como si estuviera burlándose de Milo, Haley entró al gimnasio, el cual mostraba su silueta, y se ejercitó durante una hora aproximadamente. Después de eso, se desapareció para tomar una ducha y luego encender la luz de su habitación. Tras lo que parecía haberse acostado en la cama de inmediato, porque ni siquiera habiendo pasado treinta segundos, las luces se apagaron y así permanecieron.

Milo no podía creer cómo, después de haber puesto al mundo de cabeza, Haley se había ejercitado, lo cual nunca hacía, y se había ido a dormir como si no tuviera preocupaciones.

Pensando en todo esto, Milo se enfureció y presionó el timbre con desenfreno al amanecer, pero parecía que Haley lo había desconectado de antemano porque no pudo escuchar ningún sonido en el interior.

Por lo que tenía sentido que Milo estuviera lleno de resentimiento para cuando amaneció.

Con seguridad tomaré fotos, incluso si lo tengo que hacer tropezar. Tomaré decenas de fotos y escogeré la más fea y bochornosa para publicarla en la primera plana de un periódico y en internet.

A diferencia de la noche anterior, Haley será el único que saldrá de la casa hoy por la mañana, y no podrá actuar.

La casa estaba tan protegida contra paparazzi resentidos que ni siquiera una hormiga podía entrar.

Cuando un joven fue a llevarles el desayuno, Milo, quien estaba hipersensible, le quitó la gorra y lo examinó con detenimiento.

Faltaba ahora un cuarto para las diez de la mañana. Habían escuchado que Haley tenía que estar en el set de filmación a las diez en punto, pero no había dado un solo paso fuera de su casa. Probablemente no tenía la confianza suficiente de atravesar el mar de paparazzi que rodeaba su casa.

Milo, buscando adelantarse a los acontecimientos, esperó con el teleobjetivo de su cámara apuntando hacia la ventana, dando por sentado que Haley observaría la situación a través de ella.

—¿Por qué no sale?

Escuchó a alguien murmurar mientras comprobaba si Haley estaba espiando hacia afuera.

—¿Será que ya se fue?

Milo sonrió con suficiencia.

¿Cómo pudo haber salido? Decenas de paparazzi están custodiando su puerta principal. Ese bastardo no puede escapar.

—No hay manera de que pueda salir.

El día de ayer lo había dejado escapar porque tenía la guardia baja, pero hoy no era así.

—Nunca, no puede engañarnos de nuevo —murmuró para sí esta promesa, y a continuación miró hacia arriba al escuchar la tierra sacudirse.

De alguna parte, un helicóptero voló con lentitud, pasando por encima de sus cabezas. En lugar de sobrevolarlos y desaparecer, el estruendoso ruido aumentó y este se quedó encima de la casa de Haley.

Debido al intenso ruido y a fuertes y cortantes vientos, Milo frunció el ceño y cubrió el lente de la cámara con la mano.

No puede ser. No puede ser.

Este era un residencial, y aunque la mansión de Haley era espaciosa, no tenía un helipuerto.

Milo quedó boquiabierto mientras observaba al helicóptero aterrizar, el sonido de las hélices golpeando por todas partes y provocando una enorme ráfaga; tierra, pequeñas ramas de árboles y grama, volaron por todas partes.

Al igual que una estrella que aparece en medio del humo del hielo seco, vio al helicóptero aterrizar, arruinando el jardín de Haley.

Esto dejó a todos estupefactos.

Debido al fuerte sonido de las hélices, el cual podía romper los cristales de las ventanas, Mason salió corriendo al exterior y frunció el ceño al ver el caótico jardín. Las flores fueron cortadas por el viento, las ramas de los árboles estaban rotas y las hojas caían por los aires, dejándolos desnudos y temblando; el césped y los arbustos fueron desenterrados por el tren de aterrizaje en forma de esquí del helicóptero, por lo que solo se veía el suelo.

Así aterrizó el helicóptero en su jardín; y Mason dio un manotazo, molesto, a los fragmentos voladores de césped y polvo.

Sabía a la perfección quién podría hacer esta clase de locura: Noah Raycarlton.

Esa mañana, Mason despertó de su dulce sueño, el cual fue pacífico y reparador, y vio a un puñado de paparazzi zombis montando guardia afuera de su casa con sus cámaras. Pensando por un momento sobre qué hacer, sacó su móvil y llamó a Phil.

—¿Sr. Hepson? Soy Haley —lo saludó con alegría por teléfono.

Sí, dígame —le contestó una voz fría.

—Lo llamo para preguntarle si existe la posibilidad de que me envíe un auto.

¿Un carro, dijo?

—Sí, necesito salir de mi casa, pero los paparazzi no se han ido. Sé que el Sr. Raycarlton es alguien con poco tiempo, pero si tiene un carro disponible, me gustaría que lo estacionara por la puerta trasera de mi casa por un breve momento.

»Y de ser posible, que sea el auto que por lo general utiliza.

Sabía que no podía engañar a todos los paparazzi, pero si lograba distraerlos por un momento, tendría oportunidad de escapar. Si fueran enemigos los que estuvieran rodeándolo, les arrojaría una bomba o alguna cosa que llamara su atención para encontrar una salida. Pero para los paparazzi, Noah era más poderoso que una bomba.

Espere un minuto —le dijo Phil, tras lo que no escuchó su voz por un rato.

Mason, quien había activado el altavoz del móvil, comenzó a vestirse y a pensar con tranquilidad: Como dijo que me ayudaría, al menos me permitirá tomar un auto prestado.

Noah probablemente tenía más de dos vehículos.

¿Estás intentando perder a los paparazzi frente a tu casa para así llegar al set de filmación?

Ante la voz que de pronto escuchó, Mason, quien se estaba poniendo sus pantalones, alzó la cabeza y miró el móvil. Era Noah.

—Ah, sí —contestó a destiempo.

La voz de Noah por teléfono era un poco más grave y dulce.

Mason caminó hacia su móvil, desactivó la función de altavoz y colocó el equipo cerca de su oído.

—No me esperaba que hubiese tantos reunidos afuera de mi casa —fingió quejarse, como si no supiera si el lugar fuese un refugio para personas sin hogar o un campo de refugiados; tras lo que escuchó al otro reírse por lo bajo.

Alístate y espera. Iré a recogerte.

—No, no estoy diciendo que me busque…

Antes de que pudiera terminar de hablar, escuchó el tono que indicaba que la llamada había finalizado.

Mason guardó silencio.

¿A qué se refiere con recogerme? No pensará venir personalmente, ¿cierto?

Mason lo que quería era engañar a las personas, haciéndolas pensar que Noah había venido en persona. Así podría escapar una vez estuvieran distraídas. No quería que él viniera a escoltarlo.

Incluso si Noah viniera personalmente, los paparazzi rodearían el auto, impidiendo que él se montara. Entonces, no solo no podría llegar al set de filmación, también tendría que modelar para las cámaras hasta que sus baterías se agotaran.

El hecho de que incluso él, ignorante acerca de Hollywood, lo supiera, significaba que Noah también. Por eso Mason llegó a la conclusión de que aún si Noah venía, no sería para recogerlo.

Pensando de este modo, Mason, quien estaba preparado para salir corriendo en dirección opuesta apenas el auto de Noah llegara, se cubrió los oídos y miró en dirección al helicóptero. El jardín que Mason había estado cuidando poco a poco desde que se había convertido en Haley, ahora estaba destruido; y la aeronave que había llegado volando con orgullo detuvo sus hélices con un fuerte estruendo, la puerta abriéndose poco después.

—No creo que lo entienda. No tengo helipuerto en mi casa. Ese es el jardín —dijo con tono indiferente al encontrarse con Noah, quien se quitó los auriculares en el interior del helicóptero. Cuando este le había dicho que lo recogería, se había sentido nervioso, pero no esperaba que se apareciera de un modo tan ignorante.

Ante la crítica de Mason, Noah le dedicó una sonrisa lánguida.

—Sí, el aterrizaje fue un poco movido. ¿No sería mejor construir un helipuerto? —Le preguntó como si no pudiera creer que viviera de manera tan incómoda. Sin embargo, en lugar de contestarle, Mason frunció el entrecejo y se giró.

Él, por supuesto, había notado a los paparazzi afuera de la casa e incluso a los vecinos que se acercaban a ver qué estaba sucediendo. Hasta le pareció escuchar una sirena de policía en la lejanía.

—Entra. No habrá tráfico por la vía pero tampoco nos queda mucho tiempo. —El tono de Noah sugería que si disponían de tiempo suficiente, le gustaría tomar una taza de té, y Mason suspiró mientras caminaba con paso rápido hacia el helicóptero. Se sentía avergonzado frente a sus vecinos, y justo como Noah había dicho, no tenía mucho tiempo.

—Reunirse con usted siempre es tumultuoso.

Ayer y también hoy. No solo era tumultuoso, era como una protesta armada que atraía la atención de todos, acaparándola.

—Mi madre me dijo que un helicóptero era una buena manera de escapar de los paparazzi. No quería causar una conmoción.

—Ya veo…

Mason vaticinó que no sería saludable para él si le dijera a Noah que traer un helicóptero a un área residencial y no querer causar una conmoción al aterrizar en el jardín de alguien más era…

Noah le extendió la mano y Mason vaciló un momento antes de tomarla. Cuando estaba subiendo mientras sostenía su mano, se giró y vio a las personas mirarlo con expresiones estupefactas, notando además a Milo, el paparazzi, a quien conoció ayer y cuya expresión era idéntica a la de la noche anterior.

Entonces, dejó escapar una risa por lo bajo; Milo pareció sorprenderse, y por accidente, presionó el obturador. Al mismo tiempo que el flash destelló, Noah tiró de la mano de Mason, haciéndolo entrar. Los paparazzi, quienes finalmente volvieron a sus sentidos, comenzaron a tomar fotografías y las hélices comenzaron a girar con gran estruendo. Phil, desde el asiento delantero, le dio a Mason unos auriculares y este pronto se los puso.

—Pienso que podemos utilizarlo como pista de aterrizaje si lo usamos unas veces más.

Escuchó la voz usual de Noah a través del estruendo de las hélices. Mason cerró su boca y miró a través de la ventana el jardín, en peor estado que antes. Cuando el helicóptero se elevó e hizo medio círculo, un par de árboles más fueron derribados por el tren de aterrizaje.

No estoy seguro de que sirva como helipuerto, pero como jardín definitivamente no sirve.

—¿Cuánto dura el rodaje?

—Alrededor de dos meses.

Al escuchar la respuesta de Mason, Noah sonrió como si hubiese recibido buenas noticias.

—Podemos convertirla en una pista de aterrizaje.

Mason guardó silencio. Tal como dijo, después de dos meses, el jardín será solo tierra, bien aplanada por el tren de aterrizaje. Sin embargo, los cristales de las ventanas serán los que corran peligro.

Mason pensó que si viniera una o dos veces, dependiendo de la situación, no habría problema alguno. Pero debido al excéntrico comportamiento de Noah el día de hoy, los paparazzi con seguridad se multiplicarán, y ese era un problema.

—Escuché que tienes un helipuerto en tu casa… —dijo Mason moviendo sus fríos labios.

—Llámame por la noche. Iré a recogerte —le contestó, como si hubiera estado esperando que dijera eso, y añadió—: Sería mejor que me llamaras a mí, en lugar de a Phil.

A través de los auriculares, una dulce voz llegó a sus oídos, haciéndolos cosquillear; y cuando Mason lo miró, le dedicó una sonrisa radiante, como queriendo decirle que todo estaría bien.


[1] Significa hamburguesa siete estrellas.

[2] Según la traductora al inglés: «cortar la nariz mientras se tiene los ojos abiertos» significa que algo malo ocurra incluso prestando atención.

Autor
Todo formaba parte del plan malvado de Noah. Mwuahahahahaha... Ψ(☆w☆)Ψ

4 respuestas a “Apaga las Luces – Capítulo 17 (I)”

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