Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 1 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


—Su Majestad, el oficial Li ha venido —reportó Wei Xiao Miao desde la puerta.

—Déjalo pasar.

—Oficial Li, por favor, pase adentro.

Li Cong Qing se inclinó humildemente, pero no se arrodilló, luego, se dirigió hacia la silla imperial.

—Su subordinado aquí, se presenta, Su Majestad.

Li Cong Qing se acercó al lado de Song Yu, con la mirada baja como forma de respeto.

Song Yu lo observó detalladamente, tras lo que su mirada se suavizó ligeramente.

—Realmente, anoche te agoté —le dijo, mientras acariciaba sus cansados ojos.

Li Cong Qing se sobresaltó, sus ojos se dirigieron de nuevo a la puerta y se aseguró de que estuviera bien cerrada.

—Entonces, ¿por qué, Su Majestad, me señaló en la corte sabiendo que su sirviente está cansado? —Preguntó finalmente, mientras hacía un puchero, cuando determinó que todo estaba bien.

—De no haberte llamado, tu cabeza, con seguridad, hubiese llegado al suelo, ¿qué lugar piensas que es la corte para que te quedes dormido de ese modo? —Le reprendió el otro.

—Sólo estaba tomando una corta siesta, de no haberme llamado, nadie lo habría notado —En su tono, se percibía su irritabilidad. La falta de sueño podía hacer que el temperamento de quien sea se tornara malhumorado, especialmente, cuando dormir es su pasión, una noche de sueño, compuesta sólo por tres horas, casi acaba con su vida.

Song Yu, al ver la caprichosa actitud que estaba mostrando en ese momento, sonrió.

—Mi culpa, no pude evitar notarte.

—Su sirviente no hizo nada que mereciera la atención de Su Majestad.

— ¿Estás molesto?

—Su sirviente no se atrevería.

—Veo que lo estás —Son Yu, haló de él y lo sentó sobre su regazo, luego lo envolvió con sus brazos y lo persuadió diciendo: —No sabía que ese afrodisíaco era tan fuerte, no te molestes, no lo usaremos de nuevo.

El emperador era persuasivo, Li Cong Qing no pudo seguir molesto. De cualquier modo, la ira sólo consumía energía y no quería cansarse más, por lo que, al ser perezoso, no le gustaba sentirse fatigado.

Cuando estaban juntos, siempre se sentía cansado, no sólo físicamente sino también espiritualmente…el ocultar su relación, era algo agotador, pero de no hacerlo, sería mil veces más problemático.

A pesar de que adoraba que lo consintieran, lo que más detestaba era ser afectado por las circunstancias de la vida. A veces, le deprimía el pensar en cuestiones complejas.

¿Cuándo había comenzado a atarle este problema?

Sin embargo, nada le atormentaría durante mucho tiempo, porque esto le haría sentir fatigado, por lo que, lo mejor era, simplemente, dejar de contemplarlo.

Siempre que pudiera estar sentado, no se mantendría de pie, siempre que pudiera acostarse, no se mantendría sentado, por lo que detestaba su buena salud.

¿Por qué no podré ser como esos pacientes enfermizos?

De ser uno de ellos, podría estar acostado en una cama por una razón válida por mes y medio o diez días como mínimo y nadie lo molestaría.

De ese modo, nadie se preocuparía de que esté pasando demasiado tiempo acostado.

Desafortunadamente, nunca se ha enfermado en su vida, su único mal hábito es su amor por dormir. Por supuesto, este vicio no es una buena razón para explicarle, a los demás, por qué necesita descansar el doble que las personas normales.

De hecho, de pasar la noche solo, probablemente, dormiría entre ocho o nueve horas, aunque no sería del todo satisfactorio era aceptable para su bienestar. Pero, cuando está con Song Yu, con suerte dormiría cinco horas, porque la mayor parte del tiempo…

—Qing, tus gemidos son tan dulces…me gustan. Si no trataras tanto de mantener tu cordura y no pusieras tantas barreras, probablemente, no me empecinaría tanto en desinhibir tu cuerpo, al punto de llegar a usar un afrodisíaco ayer por la noche. —Song Yu no escondió su frivolidad, la mirada que observaba con detenimiento brillaba ligeramente.

Después de escuchar estas palabras, Li Cong Qing desechó cualquier reverencia que pudiera tener hacia este emperador y le lanzó una mirada asesina iracunda.

—Gemir en voz alta es muy agotador y la garganta, sin duda, se adormecerá y se sentirá incómoda. Si te gusta escucharlos, ¿por qué no lo haces tú mismo?

—Nunca podría hacerlo tan bien como tú —Sonríe de forma pícara y añade:— ¿Por qué te da vergüenza hablar de esto?

—Todas las cosas que no debían hacerse ya se han hecho, ¿por qué habría de sentirme avergonzado? —Dijo e hizo un puchero al finalizar, porque sus piernas y zona lumbar aún se encontraban adoloridas, su zona privada…comenzó a recordar la forma, tan absurda, en la que se había comportado el emperador la noche anterior y frunció el ceño.

Por supuesto, es importante aclarar que le gusta hacer el amor con él, disfruta el placer sexual que éste trae consigo, pero, después, siempre se siente somnoliento, cansado e indispuesto, por lo que necesita de un sueño largo y profundo para poder recuperarse. Sin embargo, siempre insiste en asistir a la reunión de la corte todos los días, su persistencia, incluso confunde, en ocasiones, a Song Yu. Obviamente, su atención no está en los asuntos que se tratan y su comportamiento es el más indisciplinado, siempre dormitando, asistiendo a pesar de que no quiere hacerlo pero nunca ha faltado.

Todos tienen sus propios principios de perseverancia, y esto forma parte de la determinación de Li Cong Qing.

Hubo una oportunidad en la que Song Yu lo obligó a tomarse un descanso y le dio una baja por enfermedad. En ese momento, no se imaginaba que una persona tan tranquila como él tuviese tal temperamento. Por esta razón, después de ese incidente, Song Yu simplemente optó por permitirle hacer lo que quiera, pretendiendo no verlo cuando dormita durante la reunión de la corte, incluso si sentía el impulso de ordenarle que se fuera a dormir.

Con que no me agotes constantemente está bien —le dijo Li Cong Qing en una ocasión.

No puedo controlarme; siempre te necesito —le contestó Song Yu a su vez.

— ¿Por qué me fascinas tanto? —Murmuró para sí el emperador, incapaz de entender el por qué. ¿Qué punto favorable tiene este hombre irrelevante que lo puede llevar al punto de distraerse a causa de sentirse tan fascinado? — ¿Son tus labios o tus ojos?

Sus dedos acariciaron el rostro de Li Cong Qing, tocando sus labios, hermosos y redondeados como una gota; el que los frunciera de ese modo le daba una aire inocente y lindo, contrario a lo que podría pensarse de un hombre haciendo ese gesto. Dos tercios de pestañas cubrían la ya profundamente nublada mirada y, añadiendo a esto su personalidad relajada, la sumatoria de todo lo antes mencionado, conformaba el todo de la persona llamada Li Cong Qing.

Aunque al final, a Song Yu sólo le queda adivinar las sutilezas de este sueño etéreo que es la persona entre sus brazos.

Este hombre que ama dormir parece haber dejado una parte de su espíritu en sus sueños, una faceta de él que otros no tienen permitido ver.

Song Yu trató de memorizarlo, buscando con su mente algo en lo profundo del hombre, como si estuviera desenterrando el tesoro de su interior. Li Cong Qing, por su lado, no pudo evitar bostezar.

—Si Su Majestad no necesita más nada de mi persona, iré a dormir.

—Nada importante.

—Tengo sueño —dijo, mientras pestañeaba varias veces, viéndose inocente. Cada vez que quería dormir, revelaba, sin darse cuenta, una expresión increíblemente linda, y las personas al verla, felizmente, lo dejarían ir a ver al dios de los sueños.

Song Yu se abalanzó, mientras se estremecía al sentir que una corriente eléctrica le recorría la espalda, sin poder controlarse, alzó el rostro de Li Cong Qing para besarlo. Contrario a las reacciones de otros, al ver su expresión soñolienta, sintió la urgencia de no dejar dormir al hombre, por lo que lo empujó hacia abajo, mientras disfrutaba el devorarlo y de no poder terminar la comida, la pediría para llevar, quería que fuera de su completa propiedad…

—Emperador, el oficial Xu, Jefe de Administración, solicita una audiencia —Wei Xiao Miao, quien custodiaba la puerta desde el exterior en silencio, interrumpió sus dulces y prolongados besos.

—Adelántate y siéntate en algún lugar cercano —Song Yu le liberó —Tiene permitido entrar —contestó, majestuosamente, de forma severa e imponente.

Li Cong Qing, obedientemente, esperó a un lado en el sofá, se encontraba cansado y soñoliento al extremo. Apenas se sentó, cayó en un sueño ligero, pero pronto se tornó profundo, quedando inconsciente, independientemente de todo.

El ministro Xu, entró a la oficina real y vio a Li Cong Qing, sólo le dio un vistazo y no le prestó más atención. Él era un visitante asiduo, especialmente después de que le llamaban la atención por dormirse durante las reuniones de la Corte. Había pensado que el emperador no quería verlo de ocioso, por lo que lo había convertido en su asistente personal a modo de castigo. Sin embargo, no se había conformado con ser perezoso durante la reunión de la Corte, sino que se había atrevido a hacer lo mismo en la oficina real, al punto de recostarse allí y dormir sin obstáculos.

Éste, se encontraba sumamente descontento con su pereza, siendo aún más insoportable, al ver la irreverencia del hombre. Cada cierto tiempo, su mirada se dirigía hacia su persona, y se preguntaba si debería reportar esto al emperador para que lo reprendiera.

El frío primaveral, ocasionó que Li Cong Qing estornudara, encogiendo silenciosamente su cuerpo pero, sin despertar, mientras continuaba durmiendo.

El sonido, llamó la atención del emperador, captando de este modo su mirada.

Emperador, ¿ha visto? ¡Debe verlo! Este hombre osa ser tan arrogante. ¡Por favor, enséñele algunos modales! Exclamó el corazón del ministro.

El emperador, se puso de pie y se le acercó.

El ministro, se encontraba preparado para aplaudirlo.

Sin embargo, era inimaginable que éste tomara la túnica real que le había sido ofrecida por Wei Xiao Miao y cubriera el cuerpo de Li Cong Qing, además de solicitarle a su asistente que le retirara los zapatos y el sombrero de oficial. Luego, con gentileza, acomodó correctamente su posición en el largo sofá, e incluso colocó una almohada debajo de su cabeza para que durmiera de forma más cómoda.

La acción fue natural, no podía confundirse con compasión ya que era indulgencia amorosa, como si lo hubiera hecho miles de veces.

La quijada del ministro Xu cayó abierta.

El emperador, se sentó casualmente de nuevo y prosiguió el caso con él, sin mirar de nuevo a Li Cong Qing, como si, aparentemente, se hubiera olvidado de él nuevamente.

A pesar de que la conmoción del evento no le permitió concentrarse más, inadvertidamente, todo encajó, cayendo finalmente en cuenta de lo que le resultaba extraño en la relación de Li Cong Qing y el emperador…

Las actitudes de este oficial ocioso y el monarca eran incompatibles, en ocasiones, parecía casi fría y, sin embargo, llegaba al punto donde casi simpatizaban entre sí.

Miró hacia atrás con cuidado.

Es como si el emperador lo ignorara y lo mantuviera a su lado en partes iguales de forma deliberada…pero, ¡¿Cuándo comenzaron, el emperador y Li Cong Qing, a estar en “buenos términos”, ah?! ¿Podría ser en el banquete real donde tuvo lugar el intento de asesinato seis años atrás?

El ministro Xu, dejó la oficina real pero, seguía pensando en el asunto, la curiosidad lo estaba matando, pero, como es un asunto privado del emperador, consecuentemente, no podía preguntarle acerca de ello.

Después de irse, varios ministros tuvieron audiencia con el emperador en sucesión, vieron a Li Cong Qing durmiendo aun lado y su cuerpo cubierto con la túnica imperial.

No sólo eso, un ministro, por casualidad, vio al emperador arreglar la túnica que se había deslizado, otro lo vio sacar un pañuelo para limpiar la saliva que escapaba de su boca, tal acción, indudablemente, mostraba su favorecimiento.

Algunas personas se quedaban viendo fijamente, otros se quedaban sin habla, y las reacciones de todos eran las mismas que las del ministro Xu, ninguna inferior en alarma.

Tras la conmoción, los rumores pronto entraron de turno, cualquier cosa que pareciera ser un secreto involuntario entre el emperador y el ministro asistente de ritos fue señalado y comentado entre las personas.

Es difícil culpar a los ministros por sucumbir ante tan ardiente cotilleo, ya que éstos cumplen con muchas responsabilidades importantes, de modo que una pequeña charla durante el té de la tarde y lejos de las presiones laborales era el mejor entretenimiento. Sin embargo, no tenían las agallas de chismear abiertamente acerca del emperador, sólo haciendo el siguiente comentario entre ellos:

—El emperador es un gobernante verdaderamente amoroso que ama a su pueblo como a sus hijos.

¡Pero conservarlo en el corazón es muy triste, ah!

No hay nada en el mundo que pueda permanecer oculto para siempre; lo que no debía revelarse se había vuelto información confidencial compartida en secreto.

En ese momento, Li Cong Qing seguía intoxicado en su sueño y no tenía idea de que se había convertido en el mayor escándalo del reino.

⧫ ⧫ ⧫

La autora tiene algo que decir:

—Felicidades y más felicidades.

— ¡Claro que no!

Una respuesta en “Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Capítulo 1 (2)”

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