Disfruta de los árboles en flor durante el camino de regreso – Extra 1 (2)

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami


Li Cong Qing, por su parte, no había conseguido su tan esperada liberación aún, y no pudo evitar mover su cuerpo, elevando su cintura y su trasero en dirección al miembro de Song Yu, incitándolo en silencio a que continuara.

Una pizca de perversidad se podía percibir en las comisuras de los labios del emperador. Él ya había tenido su liberación una vez, por lo que ahora lo que le sobraba era la paciencia para disfrutarlo tranquilamente. Por esta razón, comenzó a salir y entrar en él, a propósito, jugando con su persona, sin saciar los deseos de Li Cong Qing, y sin siquiera quitarse su ropa.

El placer de este último, el cual había alcanzado grandes alturas y ahora había caído en picada, hizo que el anhelo y la comezón que sentía en su jardín trasero se renovara con mayor intensidad. Su deseo era tal que se sentía morir, por lo que comenzó a moverse y retorcerse con más fuerza.

—Suplícame —le susurró Song Yu al oído.

Li Cong Qing apenas entreabrió sus ojos, y mordió sus labios con testarudez, no quería dejar escapar ni siquiera los pequeños maullidos de un gatito; su terquedad había entrado en acción. Él no lo sabía, pero a Song Yu le fascinaba cuando se ponía así, cuando se desprendía de su apariencia distante y despreocupada.

Todos tenían un lado oscuro, y el poderoso y sabio Su Majestad el emperador no era la excepción. En momentos como estos, la malicia escondida de Song Yu también vería la luz, activándose solo con Li Cong Qing, provocándolo de manera insistente hasta que suplicara que lo dejara ir.

El tallo real se retiró del túnel húmedo, estrecho y caliente, y comenzó a frotar la entrada del corazón de la flor. Mientras que, al mismo tiempo, sus dedos tocaron las dos ciruelas rojas en el pecho de Li Cong Qing.

—Suplícame y te lo daré —dijo con una voz seductora, gentil y malévola.

Humph.

Resoplando, lo miró, testarudo.

Si no quieres dármelo, ¿no puedo hacerlo yo mismo?

Entonces, estiró su mano, queriendo agarrar su pene rígido y erecto, pero fue interceptado a mitad de camino.

—Esto es mío, nadie puede tocarlo sin mi permiso, y eso te incluye. —Song Yu sonrió de forma maliciosa, sacando el cinto de su propia túnica y amarrando de un tirón las muñecas de Li Cong Qing al poste de la cama, haciendo que estas quedaran sobre su cabeza.

—Tú… —Estaba molesto y avergonzado. No era que no hubiesen usado esta postura antes, pero cada vez que lo hacían, no podía evitar sentirse apenado e… incomparablemente excitado…

Song Yu no lo ataba con frecuencia, solo hacia esto de forma ocasional, cuando era un hecho que lo «mimaría» toda la noche. ¿Acaso temía que escapara? ¿O habría alguien que se atreviera a decir que al poderoso y sabio Su Majestad el emperador, quien amaba a su gente tanto como a sus propios hijos, en realidad le gustaba en secreto el sadismo? Sin embargo, solo había una persona en todo el mundo que podía despertar el sadismo del emperador: Li Cong Qing. Song Yu prácticamente quería follarlo hasta que sus piernas fueran incapaces de cerrarse, hasta que gritara y se lamentara…

Li Cong Qing notó que el brillo en los ojos del otro se tornaba más intenso, y no pudo contener el ligero estremecimiento que recorrió su cuerpo en ese momento. Aunque sabía que no lo lastimaría, lo que vendría a continuación tampoco era muy agradable que se dijera.

—¡Déjame ir! ¡No te suplicaré! —Intentó lucir molesto, aunque fue una pena que la intensidad no fuera suficiente.

—Está bien, no supliques, entonces. Nunca te he forzado. —Song Yu arqueó una ceja y sonrió mientras sacudía un pañuelo—. Pero debo castigarte, estuviste demasiado tiempo fuera, haciéndome esperar.

—¡No cubras mis ojos! —Li Cong Qing vio lo que estaba sucediendo y gritó, en pánico. No obstante, en el segundo siguiente, ya no pudo ver nada. En la oscuridad, haciendo a un lado su vista, el resto de sus sentidos se aguzaron debido a su nerviosismo. Entonces, escuchó el crujido de la ropa al rozar entre sí; se estaba desvistiendo.

Aunque no podía verlo, la imagen del cuerpo desnudo de Song Yu invadió su mente con claridad. Ese era un cuerpo con el que estaba familiarizado: hombros amplios, un pecho robusto, una cintura fuerte, y un tallo gigantesco… Imaginarlo, hizo que su piel se pusiera de gallina sin siquiera tocarlo, y su cuerpo se entumeciera, flaqueando.

—¿En qué estás pensando?

Aire caliente se agitó en su oído, y sus huesos se volvieron lánguidos. En ese momento, trató de recuperar su terquedad, espetando:

—¡No me gusta esto!

Aunque fue en vano.

—No, sé que te gusta.

—No me… ughh… —Su voz se vio interrumpida cuando un dedo lo invadió.

—Cong Qing, te extrañé tanto que casi abandono todo por ir a buscarte.

Los dedos abandonaron su boca, y un par de labios los reemplazaron. Mientras mordisqueaba los labios y la lengua de Li Cong Qing, sus dedos fueron deslizándose hacia abajo, siguiendo las líneas de su garganta y haciendo círculos en su cuerpo. Rodearon las delicadas y erectas cerezas, acarició con gentileza su lindo estómago, esquivó el palpitante y tembloroso centro de su placer, y se curvaron en la sensible piel de la parte interna de sus muslos.

—Ah… —Obligado a mantener sus gemidos en su boca, Li Cong Qig solo podía jadear con sus cejas arrugadas.

La malvada boca siguió el camino de los dedos, besando la apenas visible cicatriz en su hombro con cariño, mordiendo con gentileza su clavícula, y bajando para probar las dos pequeñas y rosadas frutas, para luego lamer sus extremadamente sensibles axilas, dejando sus elegantes marcas en toda su piel. Incluso succionó los dedos de sus pies, uno a uno, evitando su pene, el cual había comenzado a derramar jugos transparentes, y su agujero vacío.

—¿Me extrañaste? Cong Qing, cuando no estuve a tu lado, ¿pensaste en mí?

—Ughh… extrañé… Te extrañé…

—¿Me extrañaste tanto como yo a ti? —Song Yu comenzó a subir, lamiendo su pantorrilla hasta llegar a la unión entre muslo y su ingle.

—Ugh…

¡No aguanto! ¡No aguanto!

—Dámelo… Rápido, dámelo… —Li Cong Qing sacudió su cabeza y, sin poder soportarlo más, tiró del cinto que amarraba sus manos.

Song Yu siempre tenía formas de obligarlo a perder el control. Entonces, de repente, tomando la punta de la vara de jade, que goteaba incesantemente, en su boca, chupó con fuerza.

—¡Ah! —Con un grito de sorpresa, el deseo que Li Cong Qing había contenido durante tan largo tiempo, se derramó de inmediato; su cintura se arqueó hacia arriba y quedó suspendida en el aire por un momento, antes de caer con pesadez sobre la cama una vez más. Su cuerpo tembló sin cesar, sintiendo como si hubiese muerto sin darse cuenta y de forma repentina [1].

Song Yu tragó el semen espeso, y el fuerte sabor le confirmó que Li Cong Qing había pasado medio año de moderación.

—Eres tan bueno, aguantaste todo este tiempo.

—Ugh… ugh… —Incapaz de hablar, solo podía jadear.

Después de un poco de descanso y juego previo, Song Yu recuperó con rapidez su fuerza; su vitalidad se elevó de nuevo. Entonces, levantó las piernas de Li Cong Qing, apoyándolas sobre sus hombros y empujando con frialdad. Como el esperma real de la liberación previa había permanecido, en su mayoría, en el interior, le permitió penetrarlo a profundidad, llegando hasta la base.

—¡Ah! —Con otro grito de sorpresa, Li Cong Qing, de forma inconsciente, se encogió hacia atrás, aferrándose con fuerza al gigante miembro que se había precipitado hacia su cuerpo.

—Oh… tan estrecho… tan caliente… —Song Yu dejó escapar un suspiro de satisfacción, comenzando a moverse.

—Ugh… ugh…. ah… —Li Cong Qing solo podía gemir.

Anteriormente, contenía sus gemidos, no dejando escapar sonidos escandalosos, pero la estimulación extrema a la que había sido sometido esta noche, hizo que de su boca comenzaran a fluir sin ataduras. Su flor ya no dolía, y las corrientes eléctricas que fluían a través de sus miembros y huesos lo entumecían, dejándole sensaciones hormigueantes que le llegaban hasta el cuero cabelludo.

 —Más alto, extrañé tu voz —de pronto, Song Yu arremetió con fuerza contra su cuerpo, golpeando repetidamente el corazón más sensible y delicado de la flor.

—Ah… ah…

Que así sea, ¡gritaré todo lo que quiera!

—¡Ah, ah, ah, ah!

En ese momento, Son Yu lo volteó boca abajo, agarró su cintura y comenzó a embestirlo con más fuerza, murmurando apasionadamente:

—Cong Qing… Cong Qing… no te dejaré ir en esta vida, jamás…

—Ah… no puedo… No puedo… ¡Ah, ah, ah, ah! —Las lágrimas de Li Cong Qing finalmente se derramaron, y su saliva fluyó sin control; su rostro era un desastre. En contraste a sus rasgos ordinarios, se convirtió en una hermosa y lujuriosa tentación.

Song Yu pegó el pecho a su espalda, extendiendo la mano y agarrando con suavidad su mandíbula inferior, volteando su rostro. Entonces, besó su boca y succionó su lengua, sin que su mitad inferior detuviera sus avances. Cada arremetida era dura y pesada, como si quisiera perforarlo, incrementando el clamor de los sonidos de jadeos y gemidos y piel chocando.

El placer incontrolable casi los enloqueció.

—¡Ah! —Gritó Song Yu, y con otra fuerte embestida, liberó su ardiente esperma real, retorciéndose una y otra vez, mientras continuaba saliendo en ligeros chorros. Entonces, presionó el cuerpo de Li Cong Qing, sintiendo el estremecimiento del orgasmo de la persona debajo de él.

Ambos estaban bañados en sudor, pegados sin espacio alguno entre ellos, jadeando con fuerza.

Después de un largo rato, Li Cong Qing se movió un poco, murmurando una queja:

—Pesas.

Song Yu contuvo sus anhelos ya saciados, volteándose y poniéndose de costado, tirando de Li Cong Qing en el proceso, dejando que permaneciera acostado sobre él mientras sentía la humedad de su mitad inferior correrse.

—Manos… desátalas… dolerá… —Ni siquiera tenía la fuerza para hablar.

Song Yu desató el cinto atando sus manos y el pañuelo que cubría sus ojos, y trajo la enrojecida muñeca a sus labios, besándola con afecto.

Tras el crimen de pasión, Li Cong Qing se encontraba mucho más inactivo, sus ojos se abrían y cerraban con debilidad, sin moverse, y solo consiguiendo decir una palabra con cansancio:

—Agua.

Había gritado demasiado, su garganta estaba seca, ronca e incómoda.

Por eso detesto gritar; ¡es muy agotador!

Song Yu salió de la cama imperial, le sirvió un vaso de agua, y se la dio a beber bocado a bocado. Una vez que terminaron, lo cargó en sus brazos hasta la sala de baño, metiéndose juntos en la piscina y sentándose por el borde poco profundo.

La cálida y agradable agua primaveral alivió parte de su incomodidad. Li Cong Qing yacía con languidez sobre el emperador, quien se encontraba detrás de él, permitiendo, obedientemente, que Song Yu usara sus dedos para limpiar su hinchado jardín trasero.

—Ai, es realmente un desperdicio de nuestro esperma. Si pudieras salir embarazado, quién sabe cuántos niños habrías tenido ya —suspiró, con arrepentimiento.

—¿Por qué no vas con tus concubinas imperiales si quieres hijos? Puedes tener tantos como quieras. —Una reprimenda perezosa.

—No he ido al patio trasero [2] en mucho tiempo.

—Eso no está bien, deberías ir a menudo. En el futuro, deberías ir al patio trasero todos los días impares, y convocarme cuando quieras los días pares. —Palabras que difieren de su sentir.

—Heh, ahora estás molesto a causa del patio trasero. —Rió por lo bajo.

Li Cong Qing permaneció en silencio, en caso de que Song Yu hubiese notado cuán enojado se encontraba debido a este asunto. Una impotente sensación de pesar y amargura escaló por su garganta, y solo pudo hablar después de un rato:

—El emperador comprende a este humilde oficial. Este humilde oficial no quiere preocuparse acerca de su patio trasero en absoluto.

Al escucharlo usar honoríficos, Song Yu suspiró, abrazándolo con más fuerza.

—No volveré a decir cosas como: «Es una pena que no seas una mujer, de lo contrario te habría concedido el título de emperatriz». No pienso que sea una pena que seas un hombre.

Olas de emoción agitaron su corazón. Entonces se giró y, parpadeando repetidas veces le dijo en son de burla:

—¿Te gustan los hombres? ¿Deberían más hombres ser aceptados en el palacio?

—Solo tú ocupas mis pensamientos —dijo, sonriendo con ligereza, besando sus labios, vibrantes como el color de las flores primaverales. Ese par de labios, sin importar cuanto o como los besara, eran siempre dulces, y esa miel se había colado en el centro de su corazón, macerándose en una jarra de vino con miel; dulce pero embriagador.

Besándolo y besándolo, no pudo evitar acariciar amorosamente el cuerpo de Li Cong Qing.

Carecía de la ternura, voluminosidad y flexibilidad de una mujer, ni siquiera posee un rostro atractivo o guapo; es un hombre sumamente común y carente de algo sobresaliente, sin embargo, el Hijo del Cielo del gran Shao, el cual podía tener a cualquier belleza en el mundo, lo anhelaba incesantemente. Era prácticamente un amor descabellado.

Los deseos se reavivaron, el beso se hizo más profundo. Las palmas de Song Yu amasaron el trasero de Li Cong Qing.

Este último, el cual había alcanzado el clímax dos veces ya, se encontraba indefenso, sin poder luchar ni rehusarse; por lo que, cuando su vara de jade fue agarrada y frotada, de manera involuntaria comenzó a temblar otra vez; y cuando su laxo y relajado agujero fue invadido, su estremecimiento fue mayor, envolviendo el dedo que era como una llama en el interior.

—Hemos estado juntos por tanto tiempo, pero sin importar cuántas veces lo hagamos, sigues siendo tan sensible, tan estrecho… —Song Yu lamió y besó su oreja, para luego girar su cuerpo, de modo que quedara sentado frente a él. Sosteniendo su cintura, penetró su cuerpo recién lavado.

—Ugh. —Gemidos abatidos, aunque dulces, comenzaron a fluir—. No… No quiero… Estoy cansado… Quiero dormir… ah…

—Lo quieres. Mientras yo quiera, tú también. —El lado dominante de Song Yu apareció. Entonces, levantó sus piernas y las puso alrededor de su cintura, para que Li Cong Qing se aferrara a él. Así pues, agarrando el trasero del otro con ambas manos, por un lado lo besaba con cariño y por el otro lo penetraba sin piedad, una y otra vez.

Las salpicaduras de agua y las ondulaciones de las olas; la cálida agua primaveral que lo invadía con cada embestida, frotando sus paredes junto con el rígido y duro dragón.

La consciencia de Li Cong Qing fue abrumada por el mareo y la confusión por tercera vez, pero no quería gritar de nuevo, le volvería a doler la garganta, por lo que, sin pensarlo, abrió su boca y mordió el hombro del agresor, vengándose un poco.

¡Quien te manda a no tener moderación y sucumbir en el libertinaje excesivo!

El estallido de dolor en su hombro no hizo más que añadir aceite al fuego. En un abrir y cerrar de ojos, el entusiasmo de Song Yu alcanzó nuevas alturas, y sus movimientos se tornaron más perversos y feroces, penetrándolo incontables veces, sacudiendo y despedazando directamente el alma de la persona en sus brazos.

Después, cuando regresaron a la cama imperial, Song Yu lo presionó, follándolo de nuevo como si quisiera secarlo. La habilidad de entregarse al desenfreno extremo, hundiéndose en los mares de la decadencia, inseparablemente entrelazados.

Li Cong Qing, quien había perdido todas sus fuerzas, podía solo permitirle que lo moviera como a una muñeca, ni siquiera tenía energía para suplicar piedad; el placer lo hizo perder la cabeza.

Al final, solo un pensamiento prevaleció en su mente.

¡¡No quiero ser follado hasta morir, ahh!!

El ministro asistente del Ministerio de Ritos, con seguridad, no fue follado hasta la muerte por el vigoroso, enérgico e insaciable emperador. Solo fue follado hasta que perdió la consciencia y despertó, solo para desmayarse de nuevo; sus huesos casi quedaron hechos pedazos.

Esa noche, las frases «desear estar muerto» y «estar al filo entre la vida y la muerte», fue algo que nuestro querido Li Cong Qing experimentó de manera inolvidable. Cuando recordaba por accidente esa oportunidad, no podía evitar temblar, cubrir su cabeza y gritar: «¡Nada de esto volverá a pasar, nunca más!».

♦ ♦ ♦

De ahí en adelante, el emperador y el ministro asistente del Ministerio de Ritos disfrutaron de una vida placentera y alegre, digna de celebración, digna de celebración.

Qing: ¡Sí, cómo no!


[1] En francés le llaman al orgasmo la petite morte, la pequeña muerte. :3

[2] En la novela aparece como palacio de atrás, pero suena un poco extraño, por lo que se dejó como patio trasero.

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