La Legión del Unicornio – Capítulo 19: Equipaje extra

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


La mañana del segundo día, el señor Mageless liderando a tres de sus trabajadores, apareció en la puerta del Hogar de los Mercenarios tal como lo había prometido.

— ¡Gracias por su patrocinio, le deseamos un buen viaje, vizconde! Es un honor tener un cliente como usted, por favor vuelva nuevamente.

En cuanto vio al elfo, el señor Mageless pronunció una serie de buenos deseos antes de saltar a bordo del carruaje, comenzando a instruir a sus trabajadores a descargar y asegurar los bienes en la parte posterior del caballo. Un momento después, de los tres caballos adultos, uno ya tenía una pequeña montaña de artículos apilados en la parte superior, pero todavía quedaban varios artículos más en el carruaje. Incluso sin las tres cajas de embalaje, las cosas restantes definitivamente excederían el peso que este caballo podría llevar.

El caballero frunció el ceño, justo cuando estaba a punto de comenzar a preguntar, el señor Mageless ya estaba hablando.

—Ya que esta carpa es un poco grande, tomé la iniciativa de traer otro caballo. Este es el caballo de la tienda, son libres de usarlo. Sólo tráiganlo de vuelta cuando regresen.

—Señor Mageless, esto es…

—No se preocupe, no hay absolutamente ningún cargo adicional por alquiler. Desde la Era Legendaria esta tienda ha operado bajo la filosofía de la confianza mutua —mientras hablaba, los tres trabajadores ya habían terminado de cargar los productos y el señor Mageless se inclinó profundamente, empujando las riendas en las manos del caballero—. Sin mencionar que se trata de un cliente tan generoso y sincero como el vizconde. ¿Cómo podría inquietarme por tal pequeñez? Jajaja.

Sin esperar una respuesta, el señor Mageless ya había saltado de vuelta al carruaje, seguidamente volvió a sacar la cabeza y le dijo al elfo: —Vizconde, su lista de pedidos se encuentra dentro de la caja de engranajes, ya he verificado personalmente y no falta nada. Por supuesto, si necesita algo más, visite nuestra tienda en cualquier momento.

— ¿Sincero? ¿Generoso? —El elfo observó cómo el carro se alejaba cada vez más—. Recuerdo claramente que no pagué una sola moneda. El estipendio militar sólo cubre el costo base de los artículos, ¿por qué el señor Mageless hablaba como si hubiera gastado mil monedas de oro en la tienda?

—El señor Mageless de hoy parece un poco diferente al de ayer —dijo el caballero—. ¿No tiene más arrugas en el rostro? Aunque no soy ningún experto en diferenciar los rasgos de los enanos, al menos los tres trabajadores me parecieron iguales.

—Yo tampoco soy experto en eso —el elfo negó con la cabeza—, pero una cosa de la que estoy seguro es que este señor Mageless no mencionó una sola palabra sobre magia.

—Tiene que haber algún secreto escondido entre estas cosas —el caballero sonrió, apoyando su mano en su espada—. Hora de abrir algunos regalos.

No había nada malo con el caballo, estaba en buena forma, incluso era un poco más fuerte que los otros tres caballos que habían elegido.

Abrieron cuidadosamente la caja de engranajes, en caso de que se activara algún tipo de trampa, pero no había nada por descubrir. En cuanto al dispositivo en sí, el caballero usó toda la magia de evaluación en su arsenal, pero no encontró nada irregular.

Siguieron con las raciones de viaje, sacaron un poco de cada paquete y usaron a los gorriones y cuervos en la puerta del Hogar de los Mercenarios para examinarlos, no había veneno. El elfo incluso tomó prestado el broche de plata de alguien para hacer una prueba, los resultados seguían siendo los mismos. Y sólo con mirar, te dabas cuenta de que estos artículos definitivamente no eran provisiones de grado militar comunes.

Todo lo que quedaba era la tienda. Necesitando un caballo entero para llevarla, parecía ser del mismo tamaño que una tienda de campaña normal. La lista de pedidos decía: Carpa mágica muy espaciosa. Accesorios: cuatro hamacas, un juego de mesa y sillas plegables, un armazón autoerigible, estacas y cuerda, piso a prueba de humedad (incluye pesos especiales).

—No hay duchas con cristales de fuego —el caballero sacudió la cabeza—. No estoy seguro de si eso es bueno o malo.

El elfo comenzó a desempacar todo.

Cuando abrió el paquete, lo primero que vio fueron las hamacas y la mesa plegable, debajo había una caja con estacas y cuerda y, debajo de todo estaban atadas las tablas para el piso junto con un recipiente del tamaño de un barril de vino.

El caballero golpeó el exterior del recipiente, produciendo un sonido grave. Aparte de tres agujeros, el exterior era liso y sin uniones, parecía sólido.

—Entonces eso es probablemente… pesos… ¿verdad? —El elfo regresó para comparar los artículos en la lista de pedidos—. Podríamos haber encontrado algunas piedras del mismo tamaño al aire libre. ¿Qué tipo de tienda de campaña necesita pesos especiales?

El caballero conjuró su Ojo Sagrado, insertando cuidadosamente la punta de su espada en uno de los agujeros. Una abertura apareció silenciosamente en el barril. El caballero echó un vistazo al interior y no pudo evitar sonreír.

Metió la mano, sacó lo que había dentro y lo colocó delante del elfo.

—El tipo que tiene un enano adjunto.

El enano vestía el uniforme del Taller de Mageless, y parecía haber estado durmiendo profundamente hasta sólo unos momentos. Actualmente estaba sentado en el suelo, mirando a su alrededor, aunque parecía que todavía no estaba completamente despierto.

— ¿Ya llegamos… a la Academia de Magos?

El elfo también sonrió, inclinándose, le dijo al enano, —Todavía no.

—Si todavía quiere ir hasta allí, será mejor que nos dé una explicación. —Agregó el caballero a un costado de él.

El enano miró la espada todavía desenvainada en las manos del caballero, la hoja reflejaba la luz del sol, emitiendo una sensación peligrosa. Seguidamente levantó la cabeza al ver las paredes del Hogar de los Mercenarios y lanzó un suspiro de desesperación.

—Oh, señor, ¿voy a estar encarcelado?

—Eso depende de cuán razonable sea su explicación —dijo el caballero—. Podríamos simplemente atarte a la parte posterior del caballo y regresarte a la tienda.

—Si tuviera que elegir uno, sólo encarcélenme —respondió el enano desanimado—. Mi vida habrá acabado si me envían de vuelta.

—Caín, deja de molestarlo. —Sonrió el elfo, asintiendo con la cabeza al enano—. ¿Por qué no se presenta primero, señor Mageless?

El caballero enfundó su espada, el enano miró al caballero y al elfo, finalmente decidió comenzar a hablar.

—Soy Julian Mageless, hijo del actual propietario del taller, Julian Mageless. —Se quitó el polvo blanco de la barba y usó sus mangas para limpiarse la cara, revelando una apariencia mucho más joven—. Por supuesto, cuando estoy en la tienda, pretendo ser mi padre, esto ayuda a ganar la confianza de los clientes más fácilmente. Mi padre me dio su nombre con la esperanza de que pudiera ser el próximo él. Honestamente, respeto mucho a mi padre. Nunca hice nada rebelde mientras crecía. Pero esta vez, no puedo soportarlo, él… ¡quiere que me case y me haga cargo del negocio familiar!

—Déjeme adivinar —sonrió el caballero—. Ella tiene una larga barba y un temperamento como el de un oso.

—No, señor caballero, está equivocado —El enano presionó el puente de su nariz—. Ella es una dama proveniente de una familia noble empobrecida, hermosa y gentil. Mi padre quiere que me case con ella y que de esta manera podamos fusionarnos oficialmente con la sociedad humana y ya no tener que buscar prospectos de matrimonio dentro del clan.

—Ese es un pensamiento bastante creativo, pero ¿usted no quiere?

—Eso es lo que me da miedo… —El enano se estremeció—. Temo que sí querré. Soy un enano normal, me gusta el dinero, los tesoros, la comida, el buen vino, una cama blanda, pero todo eso es secundario. Sé lo que realmente quiero, desde que leí ese diario que encontré. Era un diario dejado por mi antepasado, él escribió sobre sus aventuras. En el pasado, se unió a un grupo que se ocupaba especialmente de casos relacionados con criaturas mágicas y viajó por todo el continente.

El elfo tragó saliva silenciosamente.

—Desde que leí ese diario cuando tenía diez años hasta ahora que tengo veintiocho, casi alcanzando los treinta, inventé todo tipo de herramientas mágicas y ayudé al taller a seguir prosperando. Mi padre cree que tengo el potencial de superarlo, el clan me respeta, los mercaderes humanos me envidian. Estos dieciocho años, los he gastado bien. Si alguien dijera que no soy feliz, le diría que no sabe de lo que habla. Pero no es lo mismo —El enano sacudió la cabeza—. Me gusta este tipo de vida, pero no es suficiente. A los ojos de las personas que luchan sólo por tener un plato de comida, probablemente soy una persona codiciosa. Pero, su sangre corre por mis venas, quiero convertirme en… un aventurero —El enano levantó la cabeza y dijo con voz temblorosa—. Soy débil, cobarde, sin autocontrol, incluso después de dieciocho años, no he intentado luchar por mis sueños. Me aferro a mi vida pacífica actual. Eso es porque sé que soy inútil, así que siempre termino huyendo. Pero tengo miedo de que si esto continúa así, realmente me convertiré en Julian Mageless, el dueño del Taller y no en…

—El descendiente del aventurero mercante, Todd Mageless.

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