La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 16: La maga Rowena

Traducido por Kavaalin

Editado por Meli


—Disculpe, maestro —habló Rowena—. Este asunto es manejado por la academia de magos. No hay necesidad de asistencia externa, en especial de un paladín de la iglesia. —Miró a Caín con ojos fríos.

—Dios mío, ¿cuántas veces tendré que explicar esto? —Caín sacudió la cabeza—. Señorita Silva, me he separado de la iglesia, pero no he podido reemplazar todo mi equipo.

—En ese caso, me disculpo por el malentendido. —Rowena respondió con indiferencia—. Sin embargo…

—Rowena —el gran maestro sonrió e interrumpió su protesta—, espero que trabajes junto a la Legión del Unicornio por el momento.

—Bien…

—Por favor, tenlo en consideración —habló con suavidad—. El capitán es un viejo amigo de la maestra Yang.

La mirada de Rowena se posó en Ellen y asintió levemente antes de ponerse de pie y ofrecerle la mano al elfo.

—Amy… La reina piensa muy bien de usted, capitán. Confío en su juicio. En nombre de la academia de magos, le agradezco por su ayuda.

—Es un honor poder ayudar. —Le estrechó la mano—. Bienvenida al equipo.

—Ahora tenemos dos humanos. —Sonrió Shelly—. Caín, ¿no estás feliz?

Rowena habló antes que el caballero.

—Lo siento, pero están a punto de decepcionarse.

Se quitó la capucha de su capa. Su cabello castaño estaba recogido detrás de un par de orejas puntiagudas, no eran tan obvias como las del elfo, pero no eran humanas.

—Permítanme volver a presentarme. Soy Rowena Silva, una maga medio elfa.

Los ojos de Ellen se abrieron y sonrió.

—Es un placer conocerla —comentó en élfico.

—Las estrellas se han alineado para nuestro encuentro —respondió gentilmente en el mismo idioma.

—Una última cosa —el gran maestro sonrió—. Quería la ayuda de la Legión del Unicornio con este asunto porque algunas de las construcciones mágicas son inmunes a la magia. Sería difícil que un mago las derrotara solo.

—Entiendo, maestro —respondió Rowena—. Esta es una prioridad para la academia de magos.

—Muy bien, entonces. —El gran maestro asintió, se levantó para salir de la habitación, pero se detuvo—. Ah, Rowena. Hay algo más. Leo te envió una carta, ¿te gustaría responderle?

—No.

—Entonces, debería escribir: «Rowena declina enviar saludos». —El gran maestro dijo impotente.

—Reemplace el «declina» por un «desprecia» y será más acertado.

—No importa… —Suspiró—. Si se ofrece a ayudar, por favor trátalo civilizadamente, por mi bien.

Salió de la habitación, dejando a Rowena en la mesa con los miembros de la Legión del Unicornio.

—¿Cuándo les gustaría partir? Estoy preparada para salir de inmediato.

—Aún no entiendo por completo la situación en el bosque —explicó Ellen—. Me gustaría saber lo que me aconseja.

—Depende de cuántas personas quiera traer con nosotros. Por lo que me dijo mi maestro, su equipo está formado por usted, capitán; el paladín de allí… —Miró vacilante a Julian—. ¿Y usted, señor Mageless?

El enano se sonrojó ligeramente.

—Oh, no, yo acabo de unirme al equipo, no estoy realmente…

—¿Cuál es su arma preferida?

—Yo, um, no tengo una —musitó Julian después de pensarlo por un momento.

—Ya veo. —Rowena asintió—. Tomará algún tiempo prepararse. Hay un pueblo dos días al norte de aquí, donde también podemos comprar armaduras ligeras.

—En realidad, yo puedo encargarme de eso —Se ofreció Julian dócilmente.

—¿Oh? —exclamó ella—. ¿Qué materiales necesitará?

—Ey, ¿qué hay de mí? —Shelly hizo un puchero—. ¡No te olvides de mí, Rowena!

—Esto es lo que quise decir cuando mencioné la cantidad de personas. Todavía no entiendo las fortalezas y habilidades de todos o, sus debilidades. Puede que sea más conveniente que te quedes aquí.

—¡No será un problema! ¡Incluso puedo vencer a Caín! —Shelly sonrió con orgullo. El caballero desvió la mirada en silencio.

—Bueno, al menos puedo usar este tiempo para enseñarte cómo fortalecer tus defensas mágicas. —Sonrió Rowena—. En cuanto a si puedes venir o no, eso dependerá del capitán.

Con cierta vacilación, Ellen miró a Julian, quien estaba sentado acurrucado en su silla con la cabeza gacha, esperando el veredicto del elfo.

—Si es posible, me gustaría que todos participaran —decidió Ellen—. Si se vuelve demasiado problemático, nunca será demasiado tarde para cambiar de plan.

—Entiendo. —Asintió Rowena—. Señor Mageless, ¿cuánto tiempo le tomaría terminar el equipo?

—Probablemente unos dos o tres días. —Se enderezó Julian.

—Ah, hay otra cosa. —Lucía avergonzada—. Mi magia de luz es bastante… mediocre. Más bien, es inexistente. Es bueno que mi maestro todavía esté para ayudar con los esfuerzos de recuperación de la posguerra…

—Eso no debería ser un problema —habló Caín—. No importa cuán poderosa sea su magia; seguirá siendo útil.

—Me especializo en hierbas medicinales —escupió Rowena, mirando amargamente al caballero.

Observando impotente como la tensión aumentaba, Ellen sacudió la cabeza.

—Entonces, está decidido. Partiremos en tres días.

—Muy bien. —Rowena se puso de pie—. Señor Mageless, por favor venga conmigo.

Después de verlos irse, Caín se hundió en su silla con un gemido.

—Estoy empezando a frustrarme… Quiero decir, acabo de hacer que Shelly deje de odiarme por ser humano y ahora que tenemos otra compañera humana, bueno, mitad humana, ¿también me odia a muerte?

—No te lo tomes demasiado en serio. —Ellen puso una mano sobre su hombro—. Escuché que la iglesia solía quemar magos en la hoguera; dado que todavía pareces un paladín, su malentendido es natural.

—Gracias por tus amables palabras de consuelo, Ellen…

—Estoy seguro de que lo entenderá una vez que te conozca. —Sonrió—. Shelly te aprueba ahora, ¿no? Incluso cuando yo te conocí, estaba bastante seguro de que me odiabas.

—Ugh. —Caín enterró la cabeza entre sus brazos—. Lo entiendo ahora, esto es un castigo. No me consueles más, Ellen, no me lo merezco.

Una de las gatas saltó sobre la mesa y le dio unas palmaditas en la cabeza con su pequeña pata.

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