La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 19: Guerra silenciosa

Traducido por Kavaalin

Editado por Meli


Se volteó para mirar los árboles y vio una figura familiar.

Caín balanceaba su espada como si estuviera luchando contra un enemigo invisible.

Estocada, bloquear, avanzar, retroceder, Caín se movía sin la menor vacilación. Su espada reflejaba la luz del sol de manera deslumbrante, era como si estuviera cortando limpiamente el aire a su alrededor.

Intrigado por sus artes marciales, el elfo comenzó a acercarse en silencio, pero antes de dar dos pasos, el caballero se detuvo. De repente, se volteó y apuntó con su espada hacia el elfo.

—Para que un guerrero como tú se acerque a mí ahora, ¿me estás desafiando? —Los ojos de Caín estaban cerrados y hablaba con una expresión meditativa.

Ellen sonrió y en silencio dio unos pasos a un lado, Caín se giró con él, manteniendo la punta de su espada alineada hacia él.

Ellen pensó por un momento antes de retroceder y rodear al caballero antes de acercarse.

Como si tuviera ojos en la parte posterior de la cabeza, Caín se volteó, levantó su espada y apuntó directo al elfo.

—¿Cómo estás haciendo eso?

—Percepción mágica. Puedo detectar seres vivos a cierta distancia, especialmente si tienen atributos mágicos. —Caín seguía sin abrir los ojos.

—¿Entonces puedes ver incluso en la oscuridad o cuando hay algo en el camino?

—Así es. Cerrar los ojos me ayuda a concentrarme.

—Una habilidad útil en verdad. Si estás libre, ¿podrías explicarme la magia que aprendiste cuando eras un paladín?

—Sería un placer, capitán. —Abrió los ojos—. ¿Pero estás seguro de que no quieres luchar primero?

—¡De ninguna manera! —Se echó a reír—. Si se tratara de una pelea a larga distancia, podría vencerte sin sudar, pero si te dejo acercarte, estaría perdido.

—Entonces, déjame decir esto. —Caín parecía serio—. He estado pensando en ello y aunque no hay forma de recuperar tu reducida resistencia mágica, puedes compensarla de otras maneras. Por ejemplo, mejorar físicamente y fortalecer tus habilidades defensivas. Incluso si te golpean, si te concentras en proteger tus signos vitales, puedes reducir el daño que recibes.

—Caín… —Lo miró sorprendido.

—Sé que los elfos no tienen muchas ventajas físicas. —Caín sonrió—. Así que, ¿te gustaría aprender algunos movimientos defensivos?

—Caín, parece que disfrutarás siendo mi maestro.

—Puedes apostarlo.

—Entonces no tengo motivos para negarme. —Ellen sonrió—. ¿Dónde empezamos?

—Primero, echemos un vistazo a tu fuerza. —Le entregó al elfo una espada corta envainada—. ¡Atácame!

Era una batalla tranquila. El sonido de las armas no era estruendoso, incluso cuando chocaban entre sí. Caín tenía cuidado de no sobrepasarlo y una vez que estuvo seguro de que Ellen podría resistir sus ataques, cambió a una posición defensiva.

Aun así, la tensión de la batalla no disminuyó.

El elfo observaba con cautela al caballero, buscando la oportunidad de atacar, pero solo podía detectar las aberturas justo cuando Caín las escondía y estas desaparecían antes de que pudiera reaccionar. No había duda de que el caballero tenía una desventaja en agilidad, pero mientras no cometiera errores, no había diferencia.

No avanzaremos si sigo esperando, pensó Ellen y cambió su estrategia, atacando más activamente. Pero descuidó su defensa en el proceso y fue detenido por la espada de Caín.

—Uno… —dijo Caín y retiró su espada.

Ellen entendía el significado de su comentario. Si esto no fuera una pelea de práctica, la espada de Caín ya lo habría matado una vez.

Dos, tres, cuatro veces. El caballero no lo dijo en voz alta, pero el elfo estaba contando. Siempre era solo la punta o el lado ancho de la hoja y el contacto siempre desaparecía al segundo siguiente. Pero si este fuera un combate real, cada uno habría sido fatal.

Ellen no se consideraba hábil en combate cuerpo a cuerpo, pero tenía mucha experiencia en esquivar. Sin embargo, esta confianza se desmoronó en el transcurso de la pelea. El tranquilo estilo de lucha de Caín estaba diseñado para hacer que sus oponentes entraran en pánico y crear una oportunidad para atacar; no arremetía cuando tenía la ventaja porque estaba esperando a que su oponente se expusiera aún más.

¿Cuánto tiempo ha durado esta pelea? ¿Cinco minutos? ¿Diez minutos? Caín dijo que sería bueno conmigo, pero… Sintió una punzada de dolor en el pecho.

—No te distraigas. —La voz de Caín tenía un toque de disgusto.

—Lo siento. —Ellen respiró hondo y se concentró en la batalla.

No puedo dejar que Caín se decepcione. Sé paciente, minimiza tu número de muertes y seguramente se presentará una oportunidad.

Finalmente, después de bloquear innumerables ataques, llegó la oportunidad que había estado esperando.

Apareció una abertura en las pisadas de Caín y la próxima vez que sus espadas chocaron, Ellen empujó a Caín hacia un lado, se acercó al caballero y rozó ligeramente su pecho antes de caer al suelo.

—Uno.

—Lo hiciste muy bien. —Caín sonrió y extendió una mano para ayudarlo a levantarse.

El elfo había estado tenso todo este tiempo y los dedos que sostenían su espada corta estaban adoloridos.

—Ellen —el caballero habló con un tono suave—, a veces te enfocas demasiado en atacar al objetivo que ignoras tu propia defensa. Esta táctica puede hacer que tus ataques sean muy precisos, pero tiene un precio muy alto. Además, te lesionas más fácilmente que otros.

Ellen asintió, apoyándose contra el hombro de Caín y jadeando con fuerza.

De la Legión del Unicornio original, él era de hecho el miembro con el mayor número de lesiones. Siempre había asumido que era porque era un arquero débil, pero al parecer ese no era el caso. De hecho, se podría decir que solo su suerte lo había mantenido con vida hasta ahora.

—No será fácil intentar cambiar tu estilo de lucha en este momento, pero si puedes, debes recordar no luchar solo y escuchar lo que tu cuerpo te dice. Después de todo, no todas las heridas se recuperarán completamente después de la batalla. Si das todo lo que tienes en una sola pelea, no estarás al cien por ciento en la próxima y, te harás más daño que bien.

—Ah… intentaré cambiar mis hábitos… Ahora que lo pienso, tengo mucha suerte de haber vivido hasta ahora…

Caín sacudió la cabeza.

—Tu mano está un poco rígida, tu respiración es demasiado pesada; tus hombros y pulmones probablemente te estén doliendo en este momento, ¿correcto?

—Oh, ¿te diste cuenta? —Ellen se rio roncamente—. Sí, acertaste. Pero mis circunstancias son bastante inusuales, así que no hay nada que pueda hacer al respecto.

—Esos dos puntos en el cuerpo son vitales en una pelea, por lo que la cuestión de aumentar tu fuerza nuevamente es esencial. Tenemos mucho trabajo por delante —Frunció el ceño—. Lo siento. No quise forzarte a este punto solo para exponer el problema.

—No es tu culpa… No, espera, —Levantó la vista—. Justo ahora, ¿me dejaste golpearte para poder detener la pelea?

—Oh, ¿te diste cuenta? —bromeó Caín, sus ojos se entornándose juguetonamente.

—Tú… —Ellen lo miró con fijeza, tratando de parecer enojado, pero su corazón se desbordaba con una cálida sensación.

—Si quieres venganza —Caín sonrió—, podemos continuar por la tarde… Señora Cavendish, ¿ya es hora de almorzar?

—¿Eh? —El elfo se volteó para ver a la esposa del gran maestro a poca distancia.

—Ah, antes de eso. —Se arrodilló y amarró la espada corta al cinturón del elfo—. Cuando no esté a tu lado, deja que esto te proteja en mi lugar.

—Caín… —Se rio—. Gracias, pero ¿te debo algo por esto?

—Como te la estoy prestando, puedes devolvérmela cuando ya no la necesites. Sabes, de alguna manera extraño esas batallas rápidas que solíamos tener con los mercenarios. Espero que algún día podamos hacer algo así otra vez…

—Bueno, aguantaré todo lo que pueda, pero dudo que nuestros futuros enemigos sean tan fáciles de derrotar.

—Sí. —Se puso de pie—. El camino aún es muy largo y tú eres la parte más importante de nuestro equipo. Ellen, no te rindas tan fácilmente, ¿de acuerdo? Sé que puedes hacerlo… todos lo sabemos.

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