Matrimonio Fantasma – Capítulo 6

Traducido por Shiro

Editado por Ayanami

Corregido por Aurora


Al ver la tablilla, Fang Guo sintió cómo los vellos de todo su cuerpo se ponían de punta. Quería lanzarla lejos, pero no pudo; sus extremidades se habían congelado. De pronto, la temperatura de la habitación se desplomó y las luces parpadearon. Entonces, retrocedió un par de pasos, solo para chocar contra algo. Al detenerse, recordó que no había ninguna pared o mueble que impidiera su retroceso. Tragó saliva.

Una risa flotó hasta su oído, y una respiración fría se sintió sobre su nuca; provocando que, de inmediato, su piel se erizara. Acto seguido, el lóbulo de su oreja fue succionado, como si se tratase de un delicioso caramelo. La sensación de que iba a ser devorado lo hizo temblar de miedo.

Los ojos de Fang Guo se enrojecieron. La intimidación era tan suave y tan placentera que lo hizo sentir miserable.

Lloriqueó una súplica, pero no sirvió de nada. Fue reclinado sobre la mesa redonda de madera, su ropa fue retirada y sus manos atadas; su delicado cuerpo quedando expuesto como una ofrenda.

Aquella visión desnuda, tan hermoso sacrificio, complació sobremanera al fantasma… El tesoro del fantasma: lo que su corazón anhelaba y codiciaba. Por fin podía poseer este tesoro, obteniendo lo que deseaba desde hace tanto tiempo. Wei Ran, quien estaba bañado en sangre y pecado, sonrió de manera oscura y retorcida y, poco a poco, comenzó a saborear su comida.

Fang Guo gimoteó unas cuantas súplicas aterrorizado; sin embargo, al cabo de unos minutos, estaba jadeando, gimiendo e implorando. Incapaz de soportar las embestidas en su parte más profunda y frágil, hizo a un lado su dignidad como hombre y rogó misericordia; esperando recibir una pizca de piedad del ente sobrenatural encima suyo; aspirando a que lo dejara libre y le permitiera descender de la cima del placer.

—¿Qué es lo qué deseas? —preguntó, buscando una salida a su predicamento—. Te conseguiré el mejor maestro para que te ayude a cruzar, así podrás reencarnar… Quemaré dinero de papel, mujeres… No… Hombres. ¡Quemaré montañas de personas de papel…! ¿Podrías dejarme ir? Te ruego me dejes ir…

Aquella súplica hecha con voz tan débil y linda provocó a Wei Ran; quien procedió a jugar con el cuerpo del muchacho hasta hacerlo sucumbir.

La cabeza de Fang Guo se sacudía de lado a lado, su cabello se hallaba alborotado y empapado de sudor; sus ojos estaban enrojecidos con lágrimas retenidas y de su jadeante boca se asomaba la punta carmesí de su pequeña lengua, incitando al hombre que lo castigaba a invadirlo con más entusiasmo.

—Wu… er… Ah. No… Déjame ir. Duele… Por favor, no… —En un momento dado, las súplicas de Fang Guo se convirtieron en gemidos desesperados y palabras inconexas..

Quiso averiguar también por qué estaba siendo tratado de tal manera, pero el otro no contestó; solo continuó arremetiendo sin darle descanso.

Cuando iniciaron aquella actividad vergonzosa, aún era de día. Ahora, había anochecido; sin embargo, las luces no fueron encendidas. Gobernando dentro de la habitación, la tenue luz de las estrellas iluminaba la silueta de los amantes, los cuales habían pasado del comedor a sala y de la sala a la cama.

Ambos cuerpos se hallaban entrelazados en esos momentos. Fang Guo tenía ambas piernas alrededor de la cintura de Wei Ran; sus manos abrazando su cuello. Ser penetrado en esa posición, lo hacía sentir impotente y exhausto. Su voz se había vuelto ronca, hasta el punto de solo poder jadear; no obstante, cada tanto gimoteaba incapaz de soportar alguna de las feroces embestidas.

La recta final fue rápida e implacable, Fang Guo dio un grito gutural, al tiempo que líquido caliente y espeso penetraba en su interior. Solo entonces, se detuvo el intenso ejercicio.

Wei Ran lo sostuvo y cambió de posición, lo que hizo pensar al muchacho que vendría otra ronda, por lo que comenzó a luchar con miedo.

—No. Por favor, te lo ruego. No…

Pero este lo abrazó, regalándole unas pocas palabras para apaciguarlo:

—Pórtate bien, no haré nada más. Duerme.

Fang Guo lo miró y sus nervios finalmente se calmaron. Entonces, se dio cuenta de que esta era la primera vez que escuchaba su voz. Quizás, le había hablado aquella noche en la recámara nupcial. No estaba seguro. De todas formas, esa noche él se hallaba tan aturdido que, si ese fue el caso, no lo escuchó. Wei Ran comenzó a palmear de forma rítmica y gentil su espalda.

Con alguien mimándolo así, el agravio recibido se incrementó.

—¿Por qué yo? —preguntó con un atisbo de resentimiento.

Wei Ran no respondió de inmediato, pero luego de soltar una suave risa, comenzó a relatar una historia:

—Una vez hubo un clan apellidado Wei… Aunque, más bien, eran como un pueblo. Todos compartían el mismo apellido. De pronto, la aldea se encontró con una serie de percances en rápida sucesión, e invitaron a una mujer médium solo para descubrir que la tumba de la familia había sido corrompida por un maestro de feng shui. Sin embargo, a pesar de que se invitó a otro maestro de feng shui para romper con el malvado arreglo, la suerte de la familia Wei había sido arruinada.

»Más tarde, el jefe de la aldea de la familia Wei invitó a otro maestro de feng shui, quien buscó otro lugar auspicioso en el que usó artes prohibidas para reconstruir la suerte de la familia. Ese arte secreto era malévolo. Debían corromper lentamente al descendiente Wei de sangre más pura y enterrarlo en el lugar escogido. Sobre la tumba se debía esparcir sangre de perro negro y enterrar cal blanca dentro del túmulo funerario; evitando así, que el fallecido libere su último qi [1]. Su cuerpo nunca decaería y su resentimiento se dispararía hasta los cielos; no obstante, sería suprimido por la sangre de perro negro. Incluso con el resentimiento en aumento, su alma quedaría atrapada en la tumba, incapaz de reencarnar…

Luego de soltar un hondo suspiro, Wei Ran continuó:

—Esto se debe a que necesitaban el cuerpo físico del fallecido para rehacer la suerte de la familia Wei. El difunto, el cual había sido corrompido hasta morir y cuyo último qi permaneció atrapado en su garganta, podría reencarnar si este saliera; por el contrario, de no poder expulsarlo, se convertiría en un «Jiang Shi» [2] y lastimaría a la gente. Sin embargo, durante el entierro, se habían asegurado de que el cuerpo no pudiera escapar ni su alma reencarnar. Atrapado en el ataúd, sin descomponerse y sin forma de reencarnar, utilizado como sacrificio para mantener la suerte del clan, se resentiría todavía más y, al hacerlo, atraería más rencor. Mientras más odiara, menos sería capaz de reencarnar; por lo cual, al final, se convertiría en un espíritu feroz.

Shiro
¿Esto no hace que les suene a Mo Dao Zu Shi?

En pocas palabras, Wei Ran como espíritu feroz, habiendo pasado diez años acumulando aquel resentimiento, su habilidad se había hecho demasiado fuerte y había comenzado a vengarse. Al final, la familia Wei, accedió a dejarlo salir y le organizaron un matrimonio fantasma para apaciguar su ira; así y todo, a sus espaldas, cambiaron de objetivo por Wei Wei.

—Entonces, ¿por qué yo? —preguntó, no entendiendo el porqué resultó involucrado en este asunto.

—¿Sabes quién fue la médium a la que invitaron? —preguntó Wei Ran, mientras acariciaba la espalda desnuda de su esposo.

A la mente de Fang Guo de inmediato vino la imagen de su abuela y la del terrateniente del pueblo vecino.

Reflexionando sobre ello ahora, ¿cómo podría haber un gran terrateniente en ese tiempo? No era más que la casa del jefe de la aldea y líder del clan Wei. El rostro de Fang Guo palideció.

—Así que odias a mi abuela por decirle a la aldea de la familia Wei que invitara a un maestro de feng shui y… descargaste tu ira sobre mí.

Wei Ran besó el hombro del muchacho.

—No. Solo me enamoré de ti.

Por supuesto que no ocurrió en ese momento, solo le quedó una profunda impresión luego de aquel encuentro. Cuando de verdad se enamoró, fue por causa de Wei Wei.

Él y Wei Wei eran hermanos. Cuando esta iba a rezarle y darle ofrendas, él se dio cuenta de que podía poseer su cuerpo. Gracias a ello, la distancia que podía recorrer no estaba restringida, y el tiempo podía extenderse un poco. Ella no era compañera de clase de Fang Guo, pero sí estaban en el mismo grado y asistían a la misma escuela. Mientras poseía el cuerpo de su hermana, Wei Ran se dio cuenta de que estaba enamorada de alguien. Por curiosidad, fue a verlo. Entonces, sus rasgos únicos le hicieron recordar que lo había visto antes. Al principio, tuvo una buena impresión del chico debido a su buen trato y buena voluntad, lo que hizo que le prestara cada vez más atención. Luego, su atención se convirtió en hábito, y ese hábito en una obsesión por poseerlo.

—Todo esto ocurrió porque fuiste con tu abuela al pueblo de la familia Wei y atrajiste mi atención —concluyó Wei Ran—. De lo contrario…

¿Cómo podría amarte tanto?

De pronto, Fang Guo pensó en algo y se giró para preguntarle:

—La aldea de la familia Wei… ¿Cómo se encuentra?

Wei Ran lo observó en silencio; después de un rato, dijo:

—Todavía está bien.

—¿De verdad? —preguntó dubitativo.

—¿Temes que me vengue de ellos? ¡Je, je, je! Puse mi tablilla en tu equipaje, y he estado siguiéndote todo el tiempo desde que te fuiste. Aunque quisiera vengarme, no podría —aseguró—. Guoguo, no pienses en buscar a alguien que me absuelva. No es como si la aldea Wei no hubiera pensado en ello. Tú eres mi obsesión. Si quieres que reencarne, tendrás que desaparecer primero.

Fang Guo no pudo determinar con exactitud cómo se sentía; por tanto, se encogió de nuevo en su caparazón.

Mientras escuchaba el pasado de Wei Ran, se dio cuenta de que no sería fácil lidiar con él.

En efecto, lograr que reencarne no será sencillo.

Por tanto, pensó en tomarse las cosas con calma. Un día encontraría una manera. Aunque, también cabía la posibilidad de que los sentimientos de Wei Ran hacia él se agotaran. De ser así, quedaría libre.

Wei Ran sonrió y lo atrapó en un abrazo. A su espalda, la oscuridad que se vislumbraba a través de la ventana reflejaba la que se anidaba en su alma… Él no se había molestado en asesinar a las personas de la aldea de los Wei, pero todavía estaba Wei Wei para cobrar venganza. Él había nacido con un cuerpo frágil; sin embargo, era solo un poco más débil comparado con una persona promedio. Aun así, esas personas le llenaron el cuerpo de medicamentos toda su vida; oscilando entre darle suplementos de mala calidad y una dieta nutricionalmente pobre, acabando con su salud hasta llevarlo a su muerte. En cambio, We Wei era desde un principio una niña saludable, pero ellos la debilitaron al forzarla a tomar medicinas, convirtiéndola en una persona débil y enfermiza.

Cuando Wei Ran se enteró, era demasiado tarde para hacer algo. Aquello, hizo que odiara a la aldea de la familia Wei aún más.

No obstante, Wei Wei era quien más los resentía. Había nacido sana, pero fue arrastrada a una muerte prematura en beneficio de otros; ese odio y resentimiento se mantuvieron en su pecho durante casi una década. El día que murió, la afectó de tal modo, que tan solo en unos días su cadáver se transformó.

Después de que Wei Ran y Fang Guo se marcharan luego de haberse casado, el primero se encargó de dañar el arreglo de la tumba de su hermana; permitiéndole, de este modo, entrar y salir libremente.

Wei Wei esperó a que el par se fuera y luego comenzó la masacre.

♦ ♦ ♦

Dos años más tarde

Fang Guo acababa de regresar a casa luego de visitar a su amigo Li Wei. Un plato de comida caliente lo esperaba nada más entrar, así como unas zapatillas que habían sido preparadas de antemano.

Una vez cruzó el umbral, sus pies dejaron de tocar el suelo; alguien lo había alzado y lo cargaba en sus brazos. Ese alguien era quien se encargaba de ponerle las pantuflas, hacer las comidas y prepararle el baño; incluso, se encargaba de darle frutas después de comer.

En casa, Fang Guo era como un emperador a quien consentían a diario.

Mientras comían, le habló a Wei Ran de Li Wei, también mencionó el apartamento 404. El joven que allí vivía estaba en una situación similar a la suya; siendo partícipe de un matrimonio fantasma y convirtiéndose en la esposa de un fantasma.

En la oscuridad de la noche, Fang Guo abrazó a Wei Ran, quien se encontraba encima de él. Cerró los ojos, al tiempo que dejaba escapar un resoplido de felicidad, aferrándose al cuerpo del hombre mientras alcanzaba el pico del placer.

Él no esperaba que lo que había sido un plan a largo plazo, lo llevaría a jugar a la casita con un fantasma los últimos dos años. Tampoco habría imaginado que sería él quien no podía abandonar a Wei Ran. Sin importar cómo fuera, después de ser atendido y consentido durante tanto tiempo, si decidiera dejarlo, no sabría como sobrevivir sin él.

Wei Ran todavía era presa de una pasión desmedida y una posesividad mórbida sobre Fang Guo y, aunque este no sabía si amaba al fantasma, era consciente de que, en ese momento, no podía dejarlo. El muchacho no veía nada de malo en ello. Como pareja, Wei Ran era excelente. Aparte de no ser humano, todo lo demás estaba bien.

Fang Guo ya se había acostumbrado; por lo que, de ahora en adelante, no tenía intenciones de cambiar nada en su vida.

Shiro
C\'est fini ! Fue todo un gusto traducir esta historia. Espero la hayan disfrutado~


[1] En la medicina tradicional china, energía vital o fuerza de vida que mantiene la salud espiritual, emocional, mental y física de una persona en equilibrio.

[2] Los Jiang Shi son unos seres de los generalmente denominados como ‘no muertos’ que encontramos en el folklore chino. Aunque su nombre original chino se traduce a menudo como vampiro, zombi o fantasma, su significado literal es ‘cadáver rígido’.

Una respuesta en “Matrimonio Fantasma – Capítulo 6”

  1. Me gusto mucho 💞💞💞💞 lo unico que me dejo mal es no saber si lo amaba o no, pero la historia en si me enganchó desde el principio.

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