Yeho – Capítulo 17

Traducido por Sharon

Editado por Michi


—Mira esto. Tengo la vida lujosa que tú no pudiste tener. No viste este tipo de norigae antes, ¿verdad? [1]

Estaba hablando con mi hermana en mi antigua habitación.

—Sí, es verdad.

—Lamento que no luzca como un hermano. Ahora parecemos hermanas.

—Sí, eso es verdad.

—Entonces, ¿cómo está tu amado? No, debería llamarle hermano ahora. ¿Cómo está él?

Ella sonrió como nunca antes la había visto sonreír.

—Sí, él está bien. Probablemente se siente nervioso de pie frente al Palacio Imperial.

—¿Huh? ¿Está aquí también? ¿Entonces te dejó entrar por tu cuenta? —le pregunté sorprendido, y ella se rió.

—¿A qué te refieres? Se pondrá triste si te escucha. Quería entrar, pero sólo me lo permitieron a mí.

—¿Permitir? ¿Quién?

Pensé en él al mismo tiempo que hablé. La repentina realización me dejó en blanco, y mi hermana pequeña puso una expresión sombría.

—Me dijo que casi se convierte en mi esposo. Estaba confundida al principio, pero entonces me di cuenta. Fuimos muy groseros con él. Mi esposo y yo casi nos desmayamos.

—… ¿Su Majestad…?

—Sí. Vino a vernos en esta ciudad.

Me sorprendí al escucharla.

—¿Ustedes estaban en la ciudad?

—Sí, vinimos a buscarte.

No pude pensar bien con sus palabras. ¿Vinieron a buscarme?

—Estaba preocupada por nuestra Casa cuando me fui. Mi esposo contrató a una persona en secreto para investigar, pero él nos dijo que tú y madre desaparecieron. No eres un criminal, así que tu rostro no se encontraba en ningún poster de buscados. Estaba confundida. No pensé que habrías enviado a otra persona en mi lugar. No tenía idea quién fue en mi lugar. Así que busqué a madre. Las personas dijeron que ella dejó la casa como si estuviera huyendo, y seguí su rastro. Al parecer ella se volvió a casar, pero no te vi en ninguna parte. Así que pensé que podrías haber ido al Imperio del Norte. Ellos en verdad pensaron que la Princesa Sooyoung fue enviada, y no había forma en que pudieran encontrar en un sólo día a un reemplazo, así que pensé en ti. Por eso vine a este país. Pero no había forma en que pudiéramos entrar a Palacio, o buscar a alguien para que entrara. Mi esposo intentó encontrar una conexión, creo que por eso él escuchó sobre nosotros. Vino en persona y me permitió entrar. Me dijo que nadie sabe quién eres, así que actuar descuidadamente traerá problemas. Por eso entré ayer en la noche por la puerta trasera de este pequeño Palacio. No creo que pueda hacer nada más en secreto. No puedo soportar lo rápido que latía mi corazón.

Estaba sonriendo y bromeando, así que le devolví la sonrisa.

Este era su propósito. Me dijo que viniera a caminar hasta el Palacio Cerca de Flores para que pudiera ver a mi hermana.

Mientras pensaba esto, ella tomó mi brazo.

—Cuando supe que viniste al Imperio del Norte, mi corazón se detuvo.

Después de escucharla, la miré, y vi que su rostro estaba lleno de lágrimas de nuevo.

—¿Por qué hiciste algo como esto? ¿Sabes lo frío que es el Imperio del Norte? No lo diría si tu salud fuera buena, ¡pero encima estabas disfrazado como mujer! Me enfermé pensando que algo podría haberte sucedido. Lloré un montón. Le agradecí a los Cielos cuando no escuché de ninguna Concubina hombre siendo ejecutada cuando entré a la ciudad. Pero me preocupé un montón porque no sabía cómo estabas.

—¿Por qué te preocupas? ¿Por qué volviste? El clima es frío, tú tampoco puedes soportarlo. Lo mismo le sucede a tu esposo. Si él se fue contigo, entonces ambos deberían haber vivido bien. ¿Por qué se preocuparon por mí? Tú y tu esposo son parecidos. Son demasiado buenas personas —le regañé, y ella me miró enojada.

—No digas cosas malas. ¿A quién le gustaría si te lastimas por mi bien? ¿Huh?

—No sabía que las cosas terminarían de este modo. Comencé sin saber que todo se volvería tan complicado —le sonreí, y ella suspiró.

—Es mi culpa.

—No digas eso. Si hubieras sido tú entonces todo sería un problema mayor. Llorarías por tu esposo y eventualmente morirías de la angustia.

—Aun así no me siento bien al verte así. Un hombre normal en el Palacio, ¿y se convierte en Señora? No tengo palabras.

—Hermana.

—Pensé que estaba agradecido de que vivieras. Sí, sigo estándolo. También agradezco lo que hace por ti. Parece atesorarte bastante. Fue realmente bueno y respetuoso hacia una simple esposa de un comerciante, y yo sé que es todo gracias a ti. Dijo que estabas teniendo un tiempo difícil, así que debería entrar para hacerte sentir mejor.

No pude cerrar mi boca ante las palabras de mi hermana. ¿Le dijo todo eso?

Ella leyó mi expresión y asintió.

—Me dijo eso. Pero sigo sin sentirme bien. Tú eres un hombre. Cuando escuché que estabas teniendo un tiempo difícil me sentí aún peor. Dime, ¿es tan duro?

Cerré mi boca y me giré. Ella me está mirando con lástima.

—Dime, ¿es duro? Si quieres, puedes dejar el Harem y venir conmigo.

—¡Hermana! —le grité sorprendido. —¿Estás loca? ¿Quieres que tu esposo sea asesinado? ¡Nunca vuelvas a decir algo como eso!

—Yeho.

—¡Algo tan horrible! Nunca vuelvas a decirlo —le repetí severamente, y ella se detuvo por un segundo antes de continuar.

—No pienses a mí por un segundo. Piensa en ti.

—…

—¿Quieres quedarte como mujer? ¿No quieres sostener a una mujer?

Mi rostro enrojeció por sus palabras.

—Aprendiste algunas cosas malas después de casarte.

—Lo digo en serio, Yeho. ¿No eres un hombre también?

No pude responderle mientras miraba a los ojos de mi hermana. Está preocupada por mi. Preocupada porque esté viviendo de forma lamentable y sacrificándome.

Antes de hablar me calmé a mí mismo.

—Hermana, lo tengo en mi corazón.

—¡…!

—¿No piensas que es divertido que un hombre ame a otro hombre?

—Yeho…

—En realidad, estoy teniendo dificultades por eso mismo. Si me quedo a su lado por mi codicia… Sabes cómo soy ahora mismo.

Una sonrisa de autodesprecio apareció en mi rostro, y mi hermana cambió su expresión sorprendida por una triste.

—Te preocupas por él.

—No puedo convertirme en su debilidad —le dije lentamente. —Engañé al Emperador y me convertí en la Concubina de un hombre. Él escondió a ese tipo de hombre, me sostuvo y me volvió en su Señora. Me estoy transformando en la cólera imperial más grande, y no quiero eso.

—Yeho…

—Puedes decir que no es cierto, pero sabes que eso tampoco es verdad. Después de tenerlo en mi corazón, todo se volvió más difícil. Para no convertirme en su debilidad, lo mejor es dejar el Palacio. Hermana, ¿lo sabías? En realidad no quiero irme.

Escondí mis ojos llenos de lágrimas con mi mano.

—Tengo miedo cuando no lo veo, me vuelvo incapaz de respirar. La razón por la que intento esconderme no es por él. Quiero estar a su lado. Un poco más de tiempo, quiero estar con él. Pero no hay garantías en que esto vaya a durar por siempre.

—Yeho, lo entiendo. Detente. Es mi culpa, no llores.

Mi hermana se acercó y me abrazó.

—Lo entiendo. Entiendo cómo te sientes. Nuestro Aho está llorando de nuevo. Llorabas por tu hermana, y ahora por alguien más. [2]

—Tú llorabas por mí, ¿cuándo lo hice yo? —dije bromeando, y ella me dejó, poniendo una expresión seria.

—¿De qué estás hablando? ¿Cuándo lloré por ti? Sonreí por ti. Después de que mi madre murió, sólo te tenía a ti. Sólo me preocupé por cómo vivías. ¿Quién piensas que me hace sonreír incluso ahora? Todo es gracias a ti. Cuando me empujaste a seguir mis deseos, vine todo el camino hasta aquí pretendiendo que no podía ganar contra ti. ¿Cuándo lloré por ti? No digas esa clase de cosas.

—Hermana…

—No vuelvas a decirlo. No quiero escucharlo.

Le sonreí con mi rostro húmedo. Pero repentinamente sentí algo moviéndose y temblé.

—¿Hermana?

—Ah, oh no. Está pateando de nuevo. Creo que está feliz de verte.

Me miró algo sorprendida, pero pronto sonrió. Observé su estómago, y volví a mirarla sorprendido.

—… ¿Un bebé?

—¿No lo notaste? Me estaba preguntando cuándo ibas a preguntar.

Puso su mano en su pequeño estómago y sonrió.

—Pasó hace seis meses. Ahora lo siento moverse cada tanto.

—Oh, cielos. ¿Tendré un sobrino o sobrina? —grité emocionado, y ella sonrió con una sonrisa. Yo también le sonreí.

—Puedo ver a tu esposo volando por la emoción. Felicidades.

—Sí, gracias.

—Ah, ¿dijiste que tiene seis meses? El viaje es de cuatro meses, no es bueno tener un hijo en tierras extranjeras. Es malo para mí, pero tú y tu esposo deberían apresurarse.

Tenía un rostro extraño cuando dije eso. La miré confundido.

—¿Qué? ¿Qué sucede?

—Ah, eso. No estamos seguros si deberíamos volver o no.

—¿Por qué? Tu esposo es un comerciante en su tierra natal. No puedes dejar el comercio por demasiado tiempo, ¿verdad?

—Sí, es verdad…

Ella pareció luchar con algo. Luego suspiró y me miró.

—Él nos preguntó si queríamos enviarle nuestros bienes al Palacio Imperial.

No pude decir nada al escucharla.

—¿Qu-? ¿Qué estás diciendo?

—Nos pidió volvernos los Proveedores Reales… Nos dijo que pensemos en terminar los comercios en nuestra tierra natal y quedarnos aquí.


[1] El norigae es un accesorio que se utiliza en las túnicas chinas, colgados del cinturón.

[2] Aho es el nombre de la infancia de Yeho.

Una respuesta en “Yeho – Capítulo 17”

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