Yeho – Capítulo 19

Traducido por Sharon

Editado por Michi


Estaba muy nervioso, agarrando mis manos con firmeza. Tanto Soa como yo nos sorprendimos al escuchar que el Palacio que Abraza la Tierra me llamaba. A penas pude vestirme, y Soa me maquillo sin dejar de temblar.

Simplemente ató mi cabello y vinimos al Palacio que Abraza la Tierra siguiendo a la persona que enviaron. Ahora mismo estoy sentado dentro del Palacio interno.

—La Emperatriz está entrando.

Me puse de pie de inmediato al escuchar el anuncio de la sirvienta, y la puerta se abrió poco después. Su cabello estaba atado magníficamente con un yongjam dorado, y tenía un vestido de color violeta. Sus labios pintados con rojo lucían intimidantes. [1]

Ella caminó lentamente y se sentó, al mismo tiempo que despedía a todas las sirvientas. Luego me miró a mí con sus ojos fríos y señaló un asiento.

—Siéntate.

—E-Estoy agradecida, Su Alteza —repliqué con dificultad y me senté lentamente. Bajé mi cabeza con nervios, pensando si ella notó algo.

—Entonces, ¿el Palacio Purificado en el Cielo es cómodo?

—Sí, lo es.

—Eso es bueno —dijo, y bebió un poco del té que estaba preparado. —Me gusta el té algo frío, así que siempre lo preparo con antelación. ¿Te gusta el té?

Su tono me hizo mirarla inconscientemente.

—No tanto.

—Eso es malo. Estaba a punto de pedirte que probaras este té de gran calidad que acaba de llegar. Regalárselos a una persona que no disfruta del té es demasiado problemático.

Su tono me está confundiendo. No sé si me está regañando o no. Aun así, no dejó de beber el té y me miró directamente.

—En realidad, tú y yo no estamos en una situación donde podemos disfrutar de una charla así. Como eres la Señora que entró al Palacio Purificado, y yo la Emperatriz.

Estaba luchando por algo que decir, pero ella continuó.

—¿Sabías que todos los tiranos del Imperio del Norte en el pasado tenían a su Señora en el Palacio Purificado por los Cielos?

Sentí mi sangre congelarse al escucharla.

—N-No lo sabía…

—Es un hecho. Por eso yo fui la primera persona en oponerse a Su Majestad cuando anunció que te llevaría al Palacio Purificado.

—Ya veo.

—¿Sabes por qué?

—No lo sé.

—Es porque es lo mismo que decir que el Emperador que toma a su Señora en el Palacio está cerca de enloquecer.

—¡S-Su Alteza! —grité sorprendido, y ella sonrió. En su rostro frío, con una sonrisa igual de desalmada, no pude sentir nada de hostilidad.

—Eso también es un hecho. Pero en el pasado, los Emperadores dejaron a su Señora por poco tiempo dentro. Probablemente les dolió la cabeza cuando esas mujeres comenzaron a actuar como si fueran la Emperatriz o algo. Pero de cualquier forma, mientras estuvieron en el Palacio Purificado por el Cielo, los Emperadores hicieron todo lo que pidieron. Incluso si eso arruinaba al país. Por eso les llamaron tiranos.

—Estoy… abrumada —dije, y ella continuó sin borrar su sonrisa.

—Por eso me opuse. Sabía que estaba obsesionado contigo mucho más que cualquier otro Emperador. Lucía como si ni siquiera fuera a notar que terminó en bancarrota al darte todo. Por eso me opuse. Pero había algo extraño.

Se puso de pie y se acercó lentamente, mirándome desde arriba. Estaba temblando tanto porque temía que ella pudiera descubrir que soy un hombre.

—Un día pasó, y luego otro, pero no escuché a nadie decir que el almacén Real estaba disminuyendo. Ni siquiera escuché de oficiales siendo reemplazados. Era extraño. No era nada como la historia decía. Si hubiera sido alguna otra concubina de Su Majestad, habrían intentado cortarme las piernas y brazos de inmediato. O robar del tesoro Real.

Sus palabras amargas me hicieron mirarla sin saber qué decir.

—Y el Festival de Cosecha fue memorable. El Hada del Dragón que llama a la lluvia. Debido a tus actos humildes hasta ahora, todos los oficiales conservativos están comenzando a mirarte de buena forma.

No sé de qué está hablando la Emperatriz. Me está dando dolor de cabeza. Ella notó mi estado y sonrió con frialdad, volviendo a su asiento.

—Así que iré al punto que no pareces entender.

Debido a que su tono no era condescendiente ni arrogante, la miré confundido.

—Yo, la Emperatriz del Imperio del Norte, Yeonchu Sangah, pediré prestado el poder de la Familia Yeonchu y me convertiré en el apoyo de la princesa del país pequeño y Señora de este Reino.

—¿Perdón? —respondí en un susurro. Ni siquiera pensé que era grosero observar por tanto tiempo a la Emperatriz.

Ella sonrió como si fuera divertido.

—Comparada con el Hada del Dragón, tu rostro está demasiado aturdido.

—Su Alteza, ¿a qué se refirió…?

—No hay significado oculto. Me convertiré en tu apoyo. En otras palabras, suplantaré el lugar de tu país natal.

—No… No lo entiendo…

La Emperatriz miró mi confusión y sonrió profundamente. Sostuvo su taza de té y continuó.

—No me gustas.

—Eso es más fácil de entender.

Me relajé al escuchar por fin algo comprensible. Ella elevó su ceja y bebió un sorbo de su té.

—Sí. No hay forma de que me gustes después de que hayas roto mi orgullo como mujer. Pero sé que es un matrimonio arreglado, y que Su Majestad nunca me miró como su Emperatriz desde que nos casamos. No tengo intenciones de molestarte sólo por eso. Mi orgullo no lo permitirá —dijo, y después de tomar otro sorbo, continuó hablando. —Entonces sólo puedo enfocarme en una cosa. Hacer a mi esposo el Emperador más grande en la historia. De eso depende mi reputación y la reputación de mi familia .Y…

Ella sacudió una pequeña campana a su lado. La sirvienta entró cuidadosamente junto con un pequeño niño. A diferencia de otros, su rostro era serio, apuesto, y su cuerpo musculoso.

Viendo sus ojos negros como perlas, supe su identidad de inmediato.

—A menos que des a luz y amenaces su lugar en el Palacio, puedo ignorar que hayas robado a Su Majestad.

La Emperatriz miró al niño y le sonrió gentilmente, y él la imitó. Entonces ella movió su atención hacia el pequeño.

—¿Cómo se siente hoy, Primer Príncipe?

—Me sentí bien porque el clima es muy bueno, Madre. Estaba pensando en cabalgar a Wanah alrededor del Palacio —respondió él brevemente.

—¿Oh, en serio? Entonces no voy a molestarte. Estaré esperando por ti aquí, cuéntame después sobre tu paseo, Primer Príncipe.

—Lo haré, Madre —replicó. El niño me miró de reojo, y corrió fuera del cuarto.

Miré a la Emperatriz.

—¿Esa es tu única preocupación?

—Sí. No habrá nada más que quiera de ti excepto por eso. Por el contrario, te convertirás en el escudo de las otras Concubinas descuidadas. Ya que eres obediente, inocente y no tienes ninguna gran ambición, eres muy conveniente.

Me pausé porque entendí que pretende tratarme como una herramienta. Al parecer la única persona por la que ella tiene algún sentimiento es el niño que se fue.

Cerré los ojos y me calmé. Necesito algo de tiempo para organizar mis pensamientos. Ella estaba bebiendo su té mientras me esperaba.

Después de un breve silencio, abrí mis ojos y la miré.

—No tengo nada que quiero.

—Lo sé. Lo supe durante el Festival de Cosecha. Predije tu personalidad al ver tu vestido humilde. Escuché que personas como tú existen, pero nunca pensé en encontrarme una. Me sorprendió.

Aunque lo diga de ese modo, su rostro no lo refleja. Suspiré de nuevo.

—No hay nada por lo que debas preocuparte.

Su ceja se elevó, pero no preguntó nada más.

—Lo sé.

—Sólo déjame quedarme en el Palacio.

Bajó su taza de té. Es la primera vez que veo sus ojos tan oscuros.

—… Amas a Su Majestad.

—¿Qué te hace pensar eso?

—¿Entonces amas a alguien más? —preguntó como si me atacara, y suspiré de nuevo.

—Su Alteza.

—¿Ves? Es Su Majestad —dijo con cinismo, y bebió su té. Luego abrió sus labios rojos de nuevo. —Su Majestad es un hombre muy afortunado.

No entiendo lo que quiere decir. Ella sonrió con frialdad al ver mi mirada confundida.

—¿Qué clase de hombre tiene a dos mujeres, una que le ayudará a convertirse en el mejor Emperador y otra que lo ame, al mismo tiempo?

La miré sin expresión al escucharla.

En ese momento…

Se escuchó un golpe muy fuerte, y la puerta se convirtió en pedazos. No pude decir nada, porque estaba sorprendido, pero la Emperatriz sólo bajó la taza y frunció el ceño.

El Emperador estaba allí, sosteniendo una espada en sus manos.


[1] Es una horquilla con la cabeza de un dragón

2 respuestas a “Yeho – Capítulo 19”

  1. Rayos! Me la leo en una sola noche y me dejan en hiatus…
    Esta genial la historia…
    Otra historia yaoi que este terminda que me puedan recomendar???
    Je l’apprécierais beaucoup.

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