Yeho – Capítulo 9

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


—Ugh…ugh…

Acaricié su pálida y delgada, pero suave espalda. Cada mechón de cabello se pegó a su cuerpo. Si comparaba su cabello oscuro con la piel pálida de su compañero, lucía sexy. Besé su espina con mis labios y las muñecas, que estaban presionadas contra la cama, temblaron. Apreté el montículo que lo recibía y se escuchó un gemido de dolor.

De alguna forma, quería ser más cruel, así que abrió sus piernas tanto como pudo. Sus muslos eran tan delgados que lucían enfermos.

— ¡Ugh!

Se sintió satisfecho, al escuchar el grito ahogado, pero algo extraño.

Sí, siempre se sentía raro debido a este pequeño y pálido hombre. Si no lo quería con él, podría haberlo enviado lejos. Si no quería alejarlo, podría haberlo matado. Era extraño el estar abrazándolo ahora.

Las personas que desafían al Emperador, eran asesinadas en ese mismo instante. Si no le gustaba alguien, lo mataba. Él, tenía esa clase de poder.

Aunque la otra parte tuviera mucha autoridad, aunque fuese digna, no le importaba. Incluso la Emperatriz no podía decirle que no a él. Estaba seguro de que podría cortar a esa preciosa mujer como si fuera una sirvienta.

Pero, este hombre era diferente. El Emperador nunca tuvo a alguien que lo desafiara como él, o a quien no quisiera asesinar, a pesar de haberlo desafiado.

Este hombre, nunca se dio cuenta de que sus ojos marrones, llenos de lágrimas, lastimaban su corazón, que sentía lástima, cuando se desmayaba, que cuando buscaba a su hermana lo enfurecía y, que escuchar la palabra ‘no’, le hacía sentir que su corazón se secaba con un viento frío.

No sabía que sonreía cuando veía su rostro, se preocupaba por su salud, por eso siempre se encargaba de su comida, se preocupaba de que pudiese enfermarse si dejaba la ventana abierta durante los días ventosos o lluviosos y, que siempre se sentía feliz al ver su rostro sonriente.

Como no se daba cuenta de esto, no sabe que me siento desconsolado. Aunque lo sostengo, no sabe que mi corazón sigue doliendo y, probablemente, ignora que no puedo dejarlo ir, aunque muestre una expresión de sufrimiento, porque siento afecto hacia su pequeño cuerpo.

Sostuve el cuerpo de Yeho con fuerza, mientras ponía mi rostro en su cabello y, debido a sus movimientos bruscos, los gemidos de Yeho aumentaron de volumen.

Observé la pared sin expresión, mientras yacía boca abajo. Me duele todo el cuerpo y tengo miedo de moverme. Siento un dolor agudo en mi espalda, mis muñecas y tobillos tienen moretones.

—…Su Alteza…

La voz de Soa es diferente de lo usual. Se acercó lentamente e intentó levantar la sábana que cubre mi parte inferior.

— ¡No lo toques! —dije agudamente, pero debido que mi garganta está seca, no salió un sonido agradable. Soa se detuvo y dio un paso atrás.

—Su Alteza, su herida…

— ¡No me toques! ¡No te acerques!

No moví un solo dedo, mientras hablaba con Soa. Sólo observé la pared sin expresión alguna.

—Pero…pero… —Soa lloró varias veces. Se está comportando como alguien propio de su edad. —Su Alteza….por favor, déjeme ver su herida. Empeorará. Si se enferma de nuevo…

—Moriré —dije indiferentemente.

—Su Alteza…si dice eso…

—A mí…no me gusta…

Soa…no me gusta. No me gusta cómo terminé así. Es demasiado doloroso. Me duele el cuerpo, pero aún más el corazón.

Sí, lo entiendo. Sé cómo me mira Su Majestad. Aunque soy un hombre, sigo siendo una Concubina. No sé por qué me sostuvo, pero sigo siendo suyo.

Yo, sólo no lo comprendo. Entiendo que está enojado, debido a que su interesante juguete intentó dejar el Palacio, sin embargo, no entiendo por qué me siento tan triste.

Debería haberme matado, ¿por qué me hizo esto…?

—Su Alteza, Su Majestad le atesora. Cuando se fue a la cama intentando evitarlo, Su Majestad siempre vino a ver su rostro durmiendo. Le atesora demasiado, por eso…por eso…

—Soy Patético…

—Su Alteza…

—No soy una mujer o hermoso. Ni siquiera soy de una Casa famosa. ¿Cuánto piensas que durará este afecto?

—Su Alteza…

— ¡Déjalo! Puedes irte…

—Pero, Su Alteza…

Cerré mis ojos sin responderle.

Sí, Soa, vamos a pretender que Su Majestad me atesora. Ya lo tengo en mi corazón, así que debería estar feliz.

En realidad, lo estoy. Sí…soy feliz. Aunque sea una de sus Concubinas, aunque sea sólo un juguete del que se aburrirá pronto, estoy feliz de que haya podido estar entre sus brazos. Aunque es algo vergonzoso y es doloroso, no hay nada que pueda hacer. Soy un hombre y tengo a otro en mi corazón.

Pero, Soa…puedo tomar lo que me pase a mí. Puedo tomar el dolor pero, no Su Majestad. No puedo soportar ser su debilidad.

Como esto sucedió, Su Majestad me sostendrá por un tiempo. Este lugar tiene muchos ojos, así que el rumor de que Su Majestad se acostó con un hombre se extenderá de alguna forma.

Eso es a lo que temo.

Sí, es patético que, en este punto, sigo preocupado sobre eso…

—Su…Majestad…

La voz de Soa interrumpió mis pensamientos. Mis hombros y espalda se congelaron.

—Puedes irte.

—P…Pero…

—Deja eso y vete.

Al escuchar su voz tranquila e inestable, cerré mis ojos con fuerza. Se fue hace poco, pero ya regresó…ni siquiera es de noche aun… ¿Qué sucederá si alguien lo nota…?

Sentimientos mezclados de inseguridad y resentimiento apretaron mi corazón.

—Yeho —me llamó y tocó mi hombro desnudo.

Temblé de miedo. Mi cuerpo todavía recuerda el dolor. Pero él lentamente, acarició mi brazo y levantó la sábana un poco. Sentí una toalla caliente tocando mi parte inferior. Temblé por el dolor agudo en mi espalda baja.

—Ugh…

Cuando besó mi sien, inconscientemente, hice un sonido y encogí los hombros.

—Está bien…

—Deja eso…esto…

A penas pude abrir mi boca. Pero su mano estaba ocupada limpiando mi cuerpo, y como no podía moverme debido al dolor, le dejé hacer lo que quería. Él se movió con cuidado y susurró en mi oreja.

—Fue mi primera vez, así que me disculpo.

—Detente…tú….no se supone que hagas esto, Su Majestad.

—Eres demasiado insistente, Yeho.

Removió la toalla mojada. Le sentí caminar a alguna parte. Me puse de pie y giré mi cuerpo hacia Su Majestad.

Sorprendentemente, él caminó hacia el armario y sacó el vestido blanco.

— ¡Su Majestad!

Me moví por la sorpresa, un dolor agudo me recorrió por completo.

— ¡Oh, no, no puedes moverte!

Sostuvo el vestido y se acercó a mí. Fruncí el ceño y observé el vestido que tenía en sus manos.

— ¿Por qué lo sacaste? Déjalo. Voy a arrojarlo de cualquier forma.

— ¿Por qué harías eso?

No pude responder. Él suspiró y puso el vestido en mi hombro. Me mordí el labio, sintiendo la suave textura. Tengo ganas de llorar.

—Escuché que es tuyo.

—Voy a tirarlo.

—Escuché que llegaste usando esto y te arrodillaste a mi lado cuando fui a patrullar. Soa me lo dijo.

—Te lo dije, ya no lo necesito.

—No…

Él sonrió con energía. Le observé en silencio, porque nunca había visto ese tipo de sonrisa en su rostro.

Me di cuenta de que su rostro sonreía, pero sus ojos perdieron toda la luz que había en ellos.

—Lo necesitas.

Me sorprendí por sus ojos como perlas negras. Escuché su dulce y gentil voz, pero tuve un mal presentimiento.

—Lo vestirás una vez más. Te volveré la Señora[1]. Ya les dije a todos sobre ello.

Mi mente se quedó en blanco. Suavemente, tocó mi rostro y puso sus labios en mi cuello.

—No, no puede ser. Tengo que decirles que lo hagan de nuevo. Prepararé la seda de mayor calidad y obtendré joyas con diamantes…

No puedo respirar.

Ya estoy nervioso al esconderme de este modo. ¿Señora? ¿Acaba de decir Señora? ¿Aunque soy un hombre?

Le miré sorprendido, él sonrió gentilmente pero, de alguna forma, lucía fuera de sí.

— ¿Realmente pensaste que te dejaría solo de este modo? Ni siquiera pienses en dejar el Palacio Flower Fence. Será el lugar donde residirás, pero te moverás a mi cuarto. Como pocos Emperadores han llevado a su Señora a su cuarto, probablemente, serás la Señora que permanezca en el cuarto del Emperador por más tiempo. Ya que, a menos que alguno de los dos muera, no te dejaré salir.

Observé su rostro sin expresión. Mostrando una sonrisa muerta, él acarició el vestido que estaba en mi hombro. Sentí la suave seda bajar por mi hombro, pero no aparté mi mirada. Su Majestad, sólo besó mi hombro huesudo y movió mi cabello a un lado para acariciar mi espalda.

Soy la lluvia…sólo puedo ser como la lluvia…eso es lo que pensaba. Hice todo el camino hasta aquí para evitarlo, pero aun así, me convertí en la lluvia que arruinará a la persona que amo.

Esta hermosa y preciosa persona, se ensuciará con los charcos de lodo creados por la lluvia.

Sintiéndome desesperado, cerré los ojos.


[1] Señora: En inglés aparece como “Madame”. Es la Concubina de mayor rango, en un puesto menor sólo a la Emperatriz.

4 respuestas a “Yeho – Capítulo 9”

  1. Ugh raiox 😵 ya no se si estar feliz o me preocupo o me pongo triste o me enojo 😕 pero creo q lo q más me preocupa es la pobre salud de Yeho y q se nos muera en cualquier momento 😨😨😨
    Gracias por la droga 😶😶😶

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