Un lirio que florece en otro mundo – Día 5, en la mañana: sobras del guiso y espíritus del agua

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


Se escapó. Literalmente, él estaba corriendo a pie.

—¡Maldita sea, he terminado con este trabajo! Tan pronto como este termine este asunto, ¡daré el aviso!

Siguió corriendo, sin aliento. Su destino: la región del Atika.

—¡Mierda, al menos podrías haberme dado un maldito carruaje!

Como un espía capaz, discernió el paradero de Miyako Florence y Fuuka Hamilton inmediatamente después de recibir la orden de su amo Klause Reinhalt, un autentico idiota. Cuando informó de que un carruaje las transporto hacia la región de Atika, hogar de la familia de Miyako Florence, su amo le dio la siguiente orden bastante presuntuosa.

—¡Ve a buscarla de inmediato! ¡Debe sentirse terriblemente sola sin mí!

Eso fue hace una hora, en plena noche.

—¡¡Quién pensaría que realmente quería decir inmediatamente!!

Estaba exhausto, el espía había intentado volver a casa por primera vez en tres días, cuando su cuidadoso amo lo detuvo.

—Hey, ¿a dónde crees que vas? ¿A casa?

—¿De qué estás hablando? Te dije que fueras a Atika a buscarla de inmediato, ¿no es así? ¿O tal vez crees que es una especie de broma?

Tú eres la broma.

Había planeado llamar a un taxi tirado por caballos, pero debe haber sido la temporada alta, ya que no tuvo suerte. Por lo tanto, no tuvo más remedio que correr hasta Atika, un viaje que le tomaba incluso a los carruajes más rápido casi un día entero.

—¡Maldita sea! ¡¿A qué estás jugando, Miyako?!

El nombre del espía Odin. Odin Florence. Sí, el hermano mayor de Miyako Florence, la mujer que se escapó con Fuuka Hamilton cuando Klaus Reinhalt canceló su compromiso.

♦ ♦ ♦

—¡He terminado!

 —¿Qué es? ¿Una trampa?

Había un hoyo cavado en el jardín con piedras redondas cubriendo el interior. No parecía una trampa. De hecho, era un…

—¡Adivina qué, es un baño al aire libre hecho a mano por mi!

—¿Es un baño? ¿Esta cosa?

Fuuka ladeó la cabeza perpleja. Nadie la culparía. Sería una tontería traer suficiente agua caliente aquí y ponerla en ese lugar. Además, el agua se enfriaría mientras fuera transportada.

—He tomado la idea del guiso que hiciste… ¡Mira aquí! —Miyako sacó una de las piedras calientes.

—Así que por eso tenía un fuego en la esquina del jardín —pensó Fuuka.

—Si lanzamos algunas de estas piedras calientes al agua en el agujero…

—¡Ah! ¿Se calentará?

—¡Exacto!

Ya veo. Si hacemos eso, entonces cada vez que el agua comience a enfriarse podemos poner otra piedra caliente, y el agua mantendrá su calor. Así que no tendremos que seguir yendo hasta la fuente de agua caliente. Las tardes pueden ser bastante frías, así que estaría agradecido por eso, excepto…

—Sólo hay una cosa, Miyako.

—¿Qué es eso, Fuuka?

—¿Cómo traeremos el agua aquí en primer lugar?

—Ah.

Solían hervir el agua del pozo cuando la necesitaban para cocinar o beber, pero sería agotador traer tanta agua aquí.

—¿Agua de lluvia?

—¿Y cuántos días esperas que pase sin bañarme?

La región de Atika tenía mucha nieve en invierno, pero no solia llover tanto en verano. Para cuando este agujero se llene de agua, probablemente sería el hogar de los animales. No es un resultado atractivo.

—¿Qué hacemos? —preguntó Miyako

—¿Cómo puedo saberlo? —dijo Fuuka.

—Tienes razón —pensó Miyako, enterrando su cara en sus manos.

Se había pasado todo el día cavando el agujero con sueños de una casa con baño, pero el resultado final fue un agujero al azar en el jardín. Fuuka parecía incuestionablemente feliz cuando se bañaba al aire libre, así que estaba segura de que se alegraría mucho si la cabaña también tenía una, pero…

Desde que Miyako era una esclava asalariada, tenía la sensación de que estaba condenada a que todo lo que intentaba saliera mal, dejándola con más trabajo. Desde que llegó aquí, se las arregló para evitar situaciones desagradables empleando su conocimiento de los escenarios del juego como una especie de precognición, pero…

—Lo siento, Fuuka…

—No estoy particularmente molesto —Miyako se sintió asfixiada.

—Um… Qué lástima —dijo Fuuka.

—No intentes consolarme. ¡Me estás haciendo llorar!

Mientras Miyako se resoplaba… escuchó un fuerte ruido dentro de la residencia.

—¡¿Qu-Qué fue ese ruido?!

—Vino de dentro de la casa… ¡¿Podría ser, nos han encontrado?!

La única persona que debería haber entrado y salido de esta cabaña era esa niña, o mejor dicho, la mujer mayor, Shan Li, a quien habían comprado su silencio.

—Si nos han encontrando, tenemos que escapar. ¡De lo contrario mi plan de disfrutar mis dos semanas, y preferiblemente más tiempo, de vacaciones con Fuuka se arruinará!

—¡Iré a echar un vistazo! —dijo Miyako.

Se apresuró a entrar en la cocina. El cubo que había usado para guardar las sobras de estofado de ayer había sido derribado y el contenido estaba por todas partes…

—Espera, no está. ¿Cómo puede ser eso?

—Ahí es donde deberían estar las sobras. Entonces, ¿a dónde han ido?

—¡¿Hay alguien ahí?! —gritó Miyako, nerviosa.

—que rico —, de repente se escuchó una voz desconocida. Sonaba como la de una niña pequeña.

¿Ha entrado una niña perdida?

—¿Quién está ahí?

—¿Quién soy, se preguntan? Qué total falta de respeto.

Hubo un ruido sordo cuando algo saltó sobre la mesa… Era un gato.

—¿Un gato callejero?

—¡Qué falta de respeto! —expresó el gato entre maullidos.

El gato que maullaba era de alguna manera… extraño. Nunca habían visto un pelo tan azul, parecía del color del agua. Y tiene algo así parecido a una aleta en su espalda hecha de agua… no, de baba. Y su cola temblorosa es…

—¡Una serpiente! —grito Miyako, como nunca había sido buena para tratar con las serpientes, saltó.

 —¡¿Qué pasa, Miyako?!

—¡Fuuka-chan! ¡Hay una cosa gato serpiente!

—No te dirijas a mí con un nombre tan peculiar, tonta —el gato serpiente agitó su cola.

—¿Qué demonios es esta criatura? Espera, ¿podría ser…? —, jadeó Fuuka —¡¿un espíritu de agua, un undine?!

—¿Un undine?

—Es una de las clases más altas de espíritus. Sólo los he visto en los libros… —dijo Fuuka nerviosa.

Los espíritus del agua eran una de las cuatro clases de grandes espiritus: tierra, aire, agua y fuego. Raramente se mostraban a los humanos, y nadie sabía dónde vivían. Eran criaturas que todo invocador y domador soñaba con controlar, poseían habilidades mágicas increíblemente raras e inmensamente poderosas.

 ¿Por qué hay algo así en esta pequeña cabaña?

—Parece que sabes de lo que estás hablando. De hecho, soy una undin, lo que ustedes llaman espíritus del agua.

—Gato serpiente de agua.

—¿Qué estás diciendo? ¡Eso no es lo que dije! —exclamó el gato con ira por el sentido de las palabras de Miyako.

Algo estaba pegado en los bigotes y la comisura de su boca.

—¡Ah, nuestro guiso!

—¿Qué?

♦ ♦ ♦

Para resumir la historia contada por el undin que devoró el almuerzo de Miyako y Fuuka.

—Así que en este jardín, había un santuario dedicado a ti. Fuiste sellado aquí como un dios del agua… Los años que pasaron desgastaron el santuario y lo enterraron en la tierra, hasta que…

—¿Hasta que Miyako lo desenterró?

El undine asintió.

—Exactamente.

—Y cuando te comiste nuestro guiso, lo encontraste sorprendentemente sabroso, así que… —empezó Miyako.

—¿Así que quieres hacer un contrato con nosotros? —terminó Fuuka.

—¡Exactamente! ¿Debes sentirte agradecida?

—Si eres un espíritu del agua, ¿significa eso que podrías llenar el agujero de nuestro jardín con agua?

—Sería un asunto trivial para mí.

—¡Acepto encantada!

—¡Espera un momento, Miyako! ¡Hacer un contrato con un undine requiere mucho esfuerzo! No puedes hacer eso, por un simple baño…

—¡Los baños también son importantes! —declaró Miyako—. Además, ¡¿por qué demonios había una undine qué fue enterrada en tu jardín?!

—Ah.

—Espera un segundo…

Miyako recordó de repente el sueño que tuvo anoche. En el sueño, estaba cavando un agujero, cuando el agua caliente y el aceite salieron a raudales. Lo ignoró porque pensó que era igual que los sueños que tendría como una esclava asalariada. En ellos, el aceite brotaba del jardín de su casa, convirtiéndola en millonaria, pero…

—¿Así que de esto se trataba?

En cualquier caso, Miyako cavó un hoyo en el jardín y terminó formando un contrato con un undine.

Así que básicamente… 

—¡Nuestra calidad de vida aumentó!

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