Aunque no tardamos mucho en llegar al pueblo en caballo, es increíble verlo por mí misma. ¿Las pequeñas ciudades como esta siempre estaban tan concurridas y animadas?
¡Las calles se parecen a lo que me imagino que fue la Europa medieval de mi vida pasada!
Hay floristerías, panaderías, tiendas de licores y alimentos, entre muchas cosas más, todo alineado frente a nosotros en una calle ajetreada.
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