Te equivocaste de casa, villano – Capítulo 52: El secuestro por romance es malo incluso cuando el género es angustia (2)

Lakis pensó en cómo tratar con esta mujer.

La voz que escuchó antes le era familiar y fue fácil para él adivinar que era la vecina que le traía bocadillos a Yuri. Pero incluso si ese fuera el caso, en realidad no había razón para pensar en ello. La forma más limpia sería matarla y deshacerse de todas las pruebas.

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¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 138: El otro lado del Shinigami

—Uwwa, peligroso, peligroso.

Sintiendo un repentino escalofrío, me escondí para no hacerme notar. A pesar de mantener una distancia considerable, sentí que me reconocían por un instante. La sorprendente percepción me hizo romper en sudor frío. Siendo sincero, ¿qué es esa red de advertencia del Príncipe Heredero…?

♦ ♦ ♦

Como la Princesa fue a la ciudad con su prometido el Príncipe Heredero, yo también la acompañé. Sea como fuere, la distancia con la princesa es grande. Si me acercara demasiado, me haría notar a ese Príncipe Heredero, así que no se puede evitar.

—Esto está lejos de ser perfecto —murmuré mientras me rascaba la cabeza.

Solo se puede escoltar cuando se está cerca. No tiene sentido a esta distancia. Aun así, no tuve más remedio que comprometerme, ya que no podía dejar que el Príncipe Heredero notara mi existencia. Puede que sea el momento… Sería más fácil protegerla si me reconocen como guardia de la princesa. Puede que sea mejor desprenderse al fin de la extraña terquedad y revelar mi identidad, comencé a pensar un poco.

Comprobé su figura en la distancia. El Príncipe Heredero sonreía con amabilidad hacia la princesa, que tenía una expresión de felicidad. Todo el mundo giraba la cabeza hacia la pareja enamorada, pero los dos no hacían caso. Estaban en su propio mundo. Coqueteando mientras hacían caso omiso de las miradas de su entorno, los dos creaban de verdad una atmósfera de pareja amorosa.

—Cielos, te lo ruego, no destaques…

Estoy al límite de mi paciencia. Incluso si digo eso, será difícil mientras ella esté con el llamativo Príncipe Heredero. Atraerán las miradas pase lo que pase. Aún así, porque su pareja es ese Príncipe Heredero puedo estar despreocupado. La fuerza de ese hombre es obvia a primera vista. Cualquier tonto que se acerque de forma voluntaria a él no debería ser un gran problema. Así que supongo que mi escolta no es de verdad necesaria…

Sin embargo, me gustaría confirmar la seguridad de mi maestra con mis propios ojos. Aumentando la distancia entre nosotros les sigo.

♦ ♦ ♦

A primera hora de la tarde, tras confimar que habían sido invitados por la abuela, levanté la cabeza. Ahora estoy escondido en el techo de una casa. A pesar de que nada debería suceder, de repente el aire se agitó. Dentro de esa agitación se mezcló una débil sed de sangre amateur. Muchos dueños de la violenta sed de sangre comenzaron a reunirse de forma abrupta.

—¿Es su objetivo el Príncipe de la Corona…?

Solo puedo decir que es una tontería, pero seguro tengo razón. Pensar en atacar durante una cita con su prometida, alguien tiene ideas cuestionables. Debe ser porque el rumor del enamoramiento del Príncipe Heredero con su prometida se extendió, pero por qué no pueden entender que solo provocará su ira y se volverá peor contra ellos. Tal como pensaba, cuando los dos salieron de una calle trasera, mucha gente los rodeó. En primer lugar, lanzaron cuchillos. El filo de ellos me hizo notar que había un profesional mezclado entre la sed de sangre. Levanté con sigilo mi cuerpo que estaba tumbado.

—No es solo un matón, eh.

Habiendo confirmado que el Príncipe Heredero protegía a la princesa, abandoné en silencio el lugar desde donde estaba observando. No es gran cosa que estén rodeados de rufianes. No hay problema en dejárselo al Príncipe Heredero. Lo que tengo que hacer es ocuparme del asesino que se coló.

El que vino hoy parece poseer una habilidad decente, no deja que su ubicación sea localizable con facilidad. Lanza un cuchillo, borra su presencia y cambia la ubicación. Como ataca a distancia, el Príncipe Heredero solo puede responder repeliendo sus cuchillos. Es irritante cómo cambia de ubicación después de cada lanzamiento. No hay duda de su efectividad, pero como es de esperar, empiezo a sentirme molesto. Sentí una invocación de un gran arte mágico desde la dirección de la princesa.

—¡Eh, están usando un arte mágico de ataque aquí!

En un arrebato busqué al mago. Cuando miré en dirección del movimiento del poder mágico que había sentido, justo ahí vi a un mago invocar un arte de llama de alto grado hacia el Príncipe Heredero y la Princesa. La formación mágica que brillaba en rojo ya había sido completada, las llamas estaban siendo invocadas.

Eso es malo. Usar un arte así en una ciudad como esta es demasiado peligroso. Pero, aunque saltara de aquí a la princesa, no tendría suficiente tiempo. Por qué no me llamaste, quise arremeter sin sentido contra la maestra.

—¡Mierda, no lo conseguiré!

Aunque usara el arte secreto, las llamas ya están tan cerca que no llegaré a tiempo. Entonces, por alguna razón la princesa apartó al Príncipe Heredero y se puso delante de las llamas.

—¡Ey! ¡¿Qué estás haciendo?!

De forma inconsciente grité fuerte. Es natural. No importa cómo se mire, apartar al Príncipe Heredero que la protegía y dar un paso adelante es un acto suicida. Sin dar muestras de inmutarse ante las llamas, la princesa extendió con rapidez su mano frente a ellas. Entonces, de su boca salió una sola palabra.

Con solo eso, esas llamas desaparecieron sin dejar rastro. 

—Eh…

No tengo ni idea de lo que ha pasado. Debería haberlo visto con mis propios ojos, y sin embargo no puedo creerlo. Incapaz de entender qué fenómeno causó mi maestra, me solidifique por un momento, incapaz de moverme. Lo mismo ocurría con la gente en la escena, aun así el Príncipe de la Corona se recuperó en un instante y en un abrir y cerrar de ojos acabó con ambos usuarios del arte.

—¿Qué fue eso de hace un momento…?

A pesar de mi sorpresa, después de confirmar que la princesa está a salvo, me levanté del lugar en el que había estado escondido. ¿No fue eso un arte mágico hace un momento? No, ya que no había ninguna formación, ¿era magia? ¿O era un arte secreto? Nunca he visto u oído algo así. ¿Qué era eso?

Mientras mi cabeza se llenaba de confusión, el asesino que había estado buscando parpadeó en la esquina de mi visión.

—Te encontré.

Me preocuparé más tarde. Antes que nada, tengo que acabar con él. Nervioso, seguí al asesino que huyó.

♦ ♦ ♦

—¡Tengo que denunciarlo!

Mi corazón aún late con fuerza. Ya sé la razón. Es por el enigmático fenómeno de hace un rato. Cuando recibí la imprudente petición de asesinato del Príncipe Heredero sin período de preparación, mientras me preguntaba cómo hacerlo, deseé con seriedad matar al cliente, pero eso ya no importa. No importa lo que cueste, tengo que informar sobre lo que acabo de ver.

—¿Qué fue eso?

Mientras corría a toda velocidad reflexionaba sobre la verdad de lo que había visto. No lo entiendo del todo. ¿Magia? ¿O un arte secreto? De todos modos, lo que la mujer que era la prometida del Príncipe Heredero usó fue algo parecido a una magia en extremo inusual. Ella extinguió ese arte de la llama en un instante. Si se la dejaba, no hay duda de que se convertiría en una amenaza para Sahaja. Si traigo esa información, no me culparán por este fracaso.

Pensé que era una información útil.

En primer lugar, fui reacio a este asunto desde el principio. Como era una orden, tenía que obedecer a ese cliente. El hombre dio una orden que sabía que seguro fallaría en el momento. Cómo se atreve a hacer lo que se le da la gana, dije mientras pensaba que no tenía opción de negarme. Aunque reciba la ira de los de arriba por esa orden absoluta. No me importan los matones. Solo fueron una distracción barata para apuntar con una cuchilla a alguien sin pensarlo demasiado.

Pero, es lamentable lo de los dos magos. Incluso dentro de nuestro gremio eran personas notables. Como resultado de esa tontería, perdieron sus vidas en vano. Porque somos asesinos profesionales, no hay razón para arriesgar nuestras vidas. Y sin embargo, diciendo que si las cosas iban bien podrían matar al Príncipe Heredero, esos dos rechazaron la retirada. Dijeron que era porque tenían el “jarrón”. A pesar de que dije que era inútil. No era un oponente con el que se pueda lidiar usando un truco tan barato. Lo entendí con solo mirar.

El Príncipe Heredero, es un príncipe que es objeto de temor en Sahaja. No hay manera de que alguien tan poco entusiasta se ocupe de él con el jarrón pueda ser su oponente. Sin un plan preciso, no seremos capaces de enfrentarnos a él. Al final, aparte de mí, todos fueron aniquilados. Cuando llegó el momento, no tuve más remedio que retirarme. Me dirigí a la puerta exterior para escapar de la Capital Real. Si salgo de la ciudad antes de que envíen a los perseguidores, ganaré. Me moví rápido, para que no me notaran. Con todas las habilidades que me han enseñado, moví mis pies sin pensar hacia la puerta exterior.

—Muy bien…

Al final pude ver la puerta exterior cien metros más adelante. Como es natural está cerrada por la noche, pero todo lo que tengo que hacer es pasar por encima del muro exterior sin llamar la atención. No hay problema. No percibo a ningún perseguidor. Justo cuando respiro aliviado porque la distancia que he comprado es suficiente para haber escapado.

—Llegas tarde.

—¡Qué!

Un hombre bloqueó mi camino. Me apresuré a dejar de caminar y levanté la cara. He entrenado bastante en la oscuridad para no tener problemas incluso en las noches oscuras. Su rostro era visible con claridad dentro de la noche. Un hombre de pelo negro rizado. No es tan alto. Va vestido con un traje leonado y, a juzgar por la voz, parece ser todavía un hombre joven. Fue entonces cuando me fijé por primera vez en su rostro. Me encontré con sus ojos por un instante.

Sus ojos son de un rojo intenso. Rojo ardiente. Rojo sangre. Al final me di cuenta de su identidad por asociación. El maldito clan. Los malditos ojos rojos. Shinigami de ojos rojos. Shinigami rojo. 

—Eh.

Había oído que estaba vivo. También he recibido la información de arriba. Shinigami está en algún lugar de Wilhelm. Me dijeron que hay una posibilidad de hostilidad, pero si es posible, podría persuadirlo y traerlo de vuelta. Pero… En cuanto me di cuenta de la identidad del hombre que tenía delante, no pude evitar que mi cuerpo temblara por sí solo. Antes de ser consciente, el miedo llegó primero. Shinigami me miró con desdén en sus ojos. Habló con lentitud para confirmarlo.

—Creo que preguntar es inútil, pero podría intentarlo. Eres el asesino de Sahaja, ¿no? Quién te solicitó. Y tu afiliación al gremio. No tienes ganas de hablar… ¿verdad?

No hay vacilación en su voz. Solo está confirmando. Ya ha decidido qué hacer. Es una voz así. Solo por su voz entiendo que me mira como un enemigo.

—Shi… nigami.

—¿Sí?

Aunque de alguna manera produje la voz, esta temblaba de manera indecorosa. ¿Persuasión? Imposible. Mi oponente es un famoso asesino comparable a la cima de nuestro gremio “Negro”, el Apóstata. Apodado Shinigami Rojo. No tenía ganas de persuadirlo. Sabiendo lo que este hombre hizo, no hay manera de que pueda ganar. Lo entiendo por instinto. Pero, aun así no puedo filtrar información. Si lo hiciera, perdería mi único orgullo como asesino. No quiero eso.

—Mátame…

—Por supuesto.

Cuando solo dije eso, habiéndome preparado para la muerte, me devolvió una respuesta de verdad poco entusiasta. Con esas pocas palabras entendí la diferencia entre nosotros. Me di cuenta de que ya me habían dado jaque mate durante la pelea. Lo último que confirmé fue que los ojos rojos frente a mí se estrecharon.

Por culpa de ese tonto hombre…

Me pregunto si era mi destino enfrentarme a una ruina completa al final, con mi conciencia desvanecida me ridiculice.

♦ ♦ ♦

—Después de todo no tenía ganas.

Tras acabar con el hombre de nombre desconocido, me abofeteé con ambas manos. Fue criado de la misma manera que yo por un gremio de asesinos, así que creo que no se puede evitar, pero es de verdad frustrante que no le haya sacado información.

—En primer lugar, ¿cómo se enteraron de la inspección de hoy?

No debería ser conocido por los soldados ordinarios. Se trataba de una persona con un cargo importante, quizás del de nivel de un capitán de guarnición. Aun así, para atacar en un momento tan excepcional, debe haber un traidor. Si es así, cada vez estoy más preocupado por mi maestra. Cuando regresé de forma apresurada, preocupado por lo que le ocurría a mi maestra, ella estaba en brazos del Príncipe Heredero. Me sentí aliviado al no ver ninguna herida aparente.

Esta vez todo terminó en nada. Por supuesto, tengo la intención de interrogar a la princesa sobre la magia que utilizó más tarde. Como yo tengo el mismo secreto, y ella es en última instancia mi maestra, no la obligaré a hablar. Pero, me gustaría compartir información hasta cierto punto.

De repente asaltado por la ansiedad inspecciono las presencias alrededor. No hay presencia de Scheat… Consideré la posibilidad, pero al final la descarté por considerarla un exceso de pensamiento. Me relajé un poco. Incluso si Scheat no está relacionado, los gremios de Sahaja seguro se están moviendo. No hay duda. Los gremios no son solo “Rojo” y “Negro”. También debo considerar la posibilidad de que otros se muevan. Es perfectamente posible que asesinos de múltiples gremios se escondan en Wilhelm ahora mismo. ¿Qué es lo que intenta hacer Sahaja en este país? El Príncipe Heredero, el rey. El Scheat del gremio de asesinos. No pueden ser ajenos. Su objetivo es el Príncipe Heredero, o el país mismo. Ya no puedo ver sus motivos, tengo que tomar la iniciativa en casos como este sin importar qué.

Moví al hombre a un lugar discreto. Así al final será recogido por alguien del mismo gremio. Habiendo terminado de destruir las pruebas hasta cierto punto, exhalé. Aunque estoy muy poco dispuesto, puede que tenga que ir a Sahaja una vez más. Para obtener información correcta sobre lo que está sucediendo es mejor ir al lugar real. Es difícil investigar ese país encerrado desde este. Ahora que no puedo usar los escondites, no tengo otra opción más que ir a ese país para obtener información sobre ellos.

—De verdad no estoy dispuesto, pero debo pensarlo un poco en serio…

Mientras observaba cómo llevaban a la princesa de vuelta al castillo en brazos del Príncipe Heredero, murmuré. Así es, si es por el bien de mi maestra… 

No es el momento de evitar de forma egoísta volver a ese país.

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