Saltaron chispas alrededor del alma rota y la vitalidad de mi madre fue volviendo poco a poco. Los atareados vagabundos unieron fragmentos de la historia de mi madre como si no fueran a tolerar ni un solo error.
—Esto es lo que ocurrió aquella vez. ¿Te acuerdas?
Un solo retrato fue pintado por un gran número de personas. Parecía un banquete de artesanos reunidos para esculpir una sola obra de arte completa. Me sorprendió que tanta gente se acordara de mi madre. Seguí leyendo “Lector Omnisciente – Episodio 64: Un camino que no es un camino (4)”