De verdad, eran extrañamente parecidos, incluso en sus diferencias.
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A pesar de lo inimaginable de la situación, se produjo de una forma sorprendentemente natural. Se podría decir que un encuentro como este era inevitable o incluso predestinado, pero la increíble suerte que entrañan estos encuentros fortuitos solo puede apreciarse después de los hechos.
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