Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 172: De camino al Fuerte Jugfena

No estoy segura de los detalles exactos del procedimiento que se llevó a cabo en la Cámara Alta de los Lores para su aprobación, pero parece que consintieron sin problemas el enviar a Eric al Fuerte Jugfena. Debido a lo breve del plazo, la notificación para Eric llegó de inmediato.

Por algún motivo, también me solicitaron acompañarlo al frente, por lo que pedí un descanso de la escuela noble. Incluso si los soldados esclavos del enemigo son derrotados o capturados, la cuestión de qué hacer con ellos en caso de ser capturados, si deben ser ejecutados o no, es probable que cause un fuerte golpe a la moral de los soldados de Arxia, ya que Arxia no permite la esclavitud. Aunque no quiero que nuestro principal contingente, el ejército real, sufra una pérdida de moral, no tengo claro cómo manejarán la situación, pero mi intención es lidiar personalmente con cualquier soldado esclavo que mi ejército de Kaldia capture en el futuro. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 172: De camino al Fuerte Jugfena”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 171: Como manipular una discusión

Dos días después, luego de un reparador día libre, retomé mis labores en la escuela de nobles. Tras saludar cortésmente a quienes me rodeaban, por primera vez, fui voluntariamente a saludar a Sieghart.

—Buenos días, Sieghart. Lamento no haberte visto en la fiesta hace dos noches.

—Ahh, buenos días, Kaldia. De hecho… No asistí a la celebración de cumpleaños en la residencia del archiduque. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 171: Como manipular una discusión”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 170: El resultado final de 4 años de espera

Los nobles ya estaban comenzando a regresar a casa, y era tarde en la noche con la luna alta en el cielo. Para recoger a Ratoka, abandonamos la fiesta y nos dirigimos a la puerta trasera. Para que el guardia de la puerta no nos notara, nuestro carruaje estaba estacionado a un lado del camino.

Bellway regresó primero. Necesitaba escribir cartas en mi nombre, para informar a algunos otros lugares sobre lo que el Marqués Freche acababa de contarme. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 170: El resultado final de 4 años de espera”

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