Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 175: Mirando al vacío

—Comprendo, ciertamente puede ser así.

El Marqués Rolentsor asintió en señal de acuerdo. Al ver que parecía corroborar su propuesta, Eric me lanzó una mirada llena de triunfo. Evité su mirada y en su lugar fijé la mía en mi cuchara.

—Entonces, ¿debemos llegar a un acuerdo para el próximo cachorro de draconis que llegue aquí? Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 175: Mirando al vacío”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 174: Pisando una mina

Cuando Ergnade me convocó al comedor reservado para el personal de alto rango, Wiegraf ya me esperaba ahí, saludándome con una sonrisa y un gesto de la mano. Quizás por mi estrecha relación con los Einsbarks, me convocaron antes que a Eric o al Marqués Rolentsor.

—Eliza-dono, me complace ver que se encuentra bien.

—Un placer saludarle, conde Einsbark. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 174: Pisando una mina”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 173: Ahora que lo pienso…

Aunque el verano estaba a punto de concluir, al llegar a la real fortaleza de Jugfena, parecía como si estuviésemos en pleno apogeo estival. Debido a la barrera que forman las montañas de Amon Nor al este, el aire caliente se estanca en la zona oriental de Arxia. Así que, no es de extrañar que Jugfena experimente temperaturas más elevadas que la capital. Aunque Kaldia también es más cálida que la capital, suele ser más fresca que Jugfena debido a las frías corrientes que ocasionalmente soplan desde las montañas de Amon Nor. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 173: Ahora que lo pienso…”

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