Hoy conduje a Eric nuevamente al hospital de campaña, aguardando fuera de la puerta mientras examinaba el informe de Ratoka sobre los prisioneros.
Tal como Vanita me informó, los niños esclavos parecían desconfiar mutuamente. Había algunos que temían tanto ser delatados por un infiltrado, lo cual provocaría la ejecución de sus amigos y familiares, que optaban por suicidarse en nuestras mazmorras. Su estado mental era extremadamente frágil. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 181: La rectitud de Eric”
Al este de las vastas llanuras de Jugfena se encuentra una llanura salpicada de pequeñas colinas, las cuales, desde la distancia, parecen islas flotantes. En estas colinas se erigen castillos, establecidos como bastiones defensivos. Tras sufrir varias derrotas, el ejército de Rindarl abandonó estas bases y durante poco más de ocho meses, hemos estado ocupando estas fortificaciones como nuestra posición avanzada. Actualmente, el otoño se cierne sobre nosotros. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 180: Flecha de fuego de tubo corto”
Esto es lo que sucedió justo mientras suspiraba mentalmente por Eric…
—¡¡¡Eeeek!! ¿¡Por qué, por qué está aquí el vampiro!? ¡¡¡Noooo!! ¡No quiero morir, no quiero morir!!!
De la nada, se escuchó un grito histérico desde un rincón de la sala de enfermería. Fruncí el ceño al ser llamada “vampiro”, mientras el médico acudía a investigar lo que estaba ocurriendo. Eric se quedó petrificado por el impacto durante un instante, con los hombros temblorosos, luego miró alrededor de la sala de manera desconcertada. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 179: Experiencia traumática”