Nadie se torna malvado sin motivo alguno o al menos así lo pensaba. Sin embargo, en las páginas de los relatos que leía, esta regla parecía desmoronarse. En particular, me venía a la mente una novela de corte fantástico y romántico.
En el seno de esta obra, catalogada comúnmente como una historia de amor, se erigían varios antagonistas, y entre ellos, una figura en particular captó mi atención: Shael Azbel, la villana que atormentaba sin descanso al personaje principal. Encarnaba todos los arquetipos de una villana: desplegaba su malevolencia desde una edad temprana y se alzaba como un obstáculo constante para el desarrollo del protagonista. Seguí leyendo “Rehabilitando a la villana – Capítulo 1: La villana es grosera”
Eres un loco bastardo… Realmente no sé qué decir sobre esto. ¿Qué pasa con este chico? Es muy aterrador. De todas las cosas, ¿me pide que llore? Estoy sin palabras ante esta increíble petición.
—¡Buaa!
Este patético bastardo. Está loco, ¿de verdad te mueres de ganas por verme llorar? Bien, lloré porque me pediste que lo hiciera. Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 04”
Y al momento siguiente, la voz que pasó por mi oído me dejó sin palabras.
—Podrías por favor, ¿prestarme atención a mí y no a esa quimera?
Cuando nuestros ojos se encontraron, sus ojos rojos brillaron con picardía.
—En el mejor de los casos, vine con el aspecto que a ti te gusta. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 162”
Hoy, Vanette se refugió en la habitación de la reina. Era un poco inusual esconderse aquí, pero como Mathilda, la reina y yo estábamos teniendo una merienda en esta habitación, no había problema.
Aunque creo que el plan de Vanette era tener una cita con Michael, pero… Bueno, debe haber sentido que estaba en peligro, así que decidió esconderse en su lugar. Seguí leyendo “Dinero de consolación – Capítulo 93: Nuestros futuros hijos”
No estoy segura de los detalles exactos del procedimiento que se llevó a cabo en la Cámara Alta de los Lores para su aprobación, pero parece que consintieron sin problemas el enviar a Eric al Fuerte Jugfena. Debido a lo breve del plazo, la notificación para Eric llegó de inmediato.
Por algún motivo, también me solicitaron acompañarlo al frente, por lo que pedí un descanso de la escuela noble. Incluso si los soldados esclavos del enemigo son derrotados o capturados, la cuestión de qué hacer con ellos en caso de ser capturados, si deben ser ejecutados o no, es probable que cause un fuerte golpe a la moral de los soldados de Arxia, ya que Arxia no permite la esclavitud. Aunque no quiero que nuestro principal contingente, el ejército real, sufra una pérdida de moral, no tengo claro cómo manejarán la situación, pero mi intención es lidiar personalmente con cualquier soldado esclavo que mi ejército de Kaldia capture en el futuro. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 172: De camino al Fuerte Jugfena”
Dos días después, luego de un reparador día libre, retomé mis labores en la escuela de nobles. Tras saludar cortésmente a quienes me rodeaban, por primera vez, fui voluntariamente a saludar a Sieghart.
—Buenos días, Sieghart. Lamento no haberte visto en la fiesta hace dos noches.
—Ahh, buenos días, Kaldia. De hecho… No asistí a la celebración de cumpleaños en la residencia del archiduque. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 171: Como manipular una discusión”
Los nobles ya estaban comenzando a regresar a casa, y era tarde en la noche con la luna alta en el cielo. Para recoger a Ratoka, abandonamos la fiesta y nos dirigimos a la puerta trasera. Para que el guardia de la puerta no nos notara, nuestro carruaje estaba estacionado a un lado del camino.
Bellway regresó primero. Necesitaba escribir cartas en mi nombre, para informar a algunos otros lugares sobre lo que el Marqués Freche acababa de contarme. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 170: El resultado final de 4 años de espera”
En medio del “Inframundo”, el firmamento gris estaba en constante derrumbe. La diminuta persona de luz negra seguía devorando las tierras y los espíritus muertos, mientras su cuerpo aumentaba sin parar de tamaño. Tras devorar lo que tenía durante un periodo de tiempo desconocido, al final había alcanzado casi el 20% del tamaño de un humano normal.
Su radio de succión se expandía sin parar, mientras que su pequeña boca, que actuaba como un agujero negro, ya había succionado incontables espíritus muertos. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 153: Técnica de Masaje de Dios”
Después de que la espada negra eliminara su superficie negra, su cuerpo también se “adelgazó” bastante. Pasó de ser negra a una afilada espada dorada.
Mientras Shi Xiaobai sujetaba la empuñadura blanca como el jade, su mente seguía reproduciendo la impactante escena de antes. Ese golpe de la chica rubia con el pelo enroscado como un jinete de caballería le dio un impulso inexplicable. Seguí leyendo “Elección Absoluta – Capítulo 152: Esto prueba habilidad”