Tal vez Athanasia ni siquiera podía recordarlo, pero Jennette aún recordaba los fuegos artificiales que vio tan claramente como si fuera ayer.
El brazalete de la callejuela que Athanasia le regaló el día del festival se guardó como tesoro durante varios años. Quería creer, aunque no había forma de que el brazalete en su muñeca estuviera realmente encantado. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Capítulo 166”