Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 190: Interrogatorio

Mientras guiaba a Mefuri, que parecía haberse vuelto más obediente, opté por alojar por el momento al resto de los niños esclavos en los cuarteles.

Los cuarteles en el Fuerte Jugfena cuentan con una sala que puede funcionar como sala de interrogatorios. Como líder del ejército de Kaldia, se me había informado de antemano sobre cómo desbloquearla. Para prevenir su uso indebido, se debe emplear un método sencillo, pero particular, para abrir la puerta, algo que sería complicado de descifrar para los desconocidos. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 190: Interrogatorio”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 189: Pieza de ajedrez descartada

Tras atar los brazos y piernas de Mefuri, vendarle los ojos y amordazarla, finalmente nos alejamos del pasadizo subterráneo. Aún desconocíamos las condiciones precisas para activar su magia, por lo que solo podíamos basarnos en el ejemplo de Diferis, quien necesitaba gestos con los brazos y su voz para ejecutar su magia.

Respecto a las explosiones de Mefuri, aunque deduje que debían requerirse preparativos previos para que pudiera hacer explotar a los niños, todavía no conocía los detalles. Dado que había tocado accidentalmente a Mefuri, además de que debíamos mantener una prudente distancia con los niños restantes mientras regresábamos por el oscuro y estrecho túnel, Claudia, Rashiok y yo nos encontrábamos agotados al volver al fuerte. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 189: Pieza de ajedrez descartada”

Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 188: Submisión y extraño sentimiento

A pesar de que pude usar mi abrigo para cubrirme y bloquear parte de los escombros de la explosión de carne, fui lanzada por los aires y rodé varias veces por el suelo del túnel. Parece que parte de mi cabello se chamuscó ya que podía oler un nauseabundo aroma a quemado.

Intenté recuperar el aliento y mi equilibrio, pero no pude evitar un ataque de tos y vomitar lo que tenía en el estómago. Mi vómito se esparció por todas partes, produciendo sonidos de salpicaduras. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 188: Submisión y extraño sentimiento”

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