—¿Fuiste tú el que hizo llorar tan ferozmente a mi hija?
A pesar de ser mi padre, cada vez que venía a visitarme, algo bastante frecuente, no podía evitar chasquear la lengua, admirando cuán atractivo era. este bastardo. Sin embargo, esos momentos solo ocurrían en mi habitación y la única compañía que tenía era Serira, así que pienso que quizás sea la razón del porqué actúa así…
—¿Por qué no respondes? Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 06”