Tick, tock.
Tick, tock.
En la habitación se alzaba un reloj de pie, de diseño moderno. El sonido de su péndulo marcando un ritmo constante. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 217: Primer llanto”
Tick, tock.
Tick, tock.
En la habitación se alzaba un reloj de pie, de diseño moderno. El sonido de su péndulo marcando un ritmo constante. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 217: Primer llanto”
—¿Tienen algo que quieran decir?
Esa escena fue simplemente demasiado irreal y surrealista —comentó Ratoka más tarde, después de ser testigo desde un costado.
Estaba parada con los brazos cruzados, adoptando una postura intimidante, frente a tres que estaban arrodillados en el suelo.
No hace falta decir que los responsables de este incidente son Oscar, Claudia y Nathanael. Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 216: La primavera en Kaldia (12)”
Fue en el momento en que la nieve se había derretido y las flores silvestres comenzaban a brotar, cuando el hermano de Claudia, Nathanael, llegó a Kaldia.
Después de algunos saludos, lo escolté al pueblo de los nuevos ciudadanos, visible desde la mansión en la que nos encontrábamos.
Tras caminar un rato por una calle repentinamente animada, bajo la mirada curiosa de los ciudadanos, Nathanael expresó: Seguí leyendo “Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 215: La primavera en Kaldia (11)”