Entre las flores rojas, destacaba su rostro blanco y su brillante cabello plateado. Ojos dorados como la luz del sol me capturaron en ellos.
—¿Está bien? ¿Se encuentra herida?
Parecía bastante sorprendido de verme sentada en medio del jardín de flores y sudando fríamente. Yo también me quedé desconcertada cuando vi a Ezekiel, a quien conocí inesperadamente. Seguí leyendo “Un día me convertí en una princesa – Epílogo – Capítulo 13”