—¿Mi actitud? ¿No parece que esté aquí para rescatarte? ¿Qué? ¿Quieres que te suplique que vengas conmigo? Si quieres morir aquí, ¡nadie te lo impedirá! —el pequeño demonio, que había sido rebatido por Tang Feng, se enfureció. Después de ser regañado repetidamente sin ninguna respuesta, pensó que era sólo un blandengue. No había esperado que le llevase la contraria hoy.
—Si yo grito pidiendo ayuda, serás tú el que muera —comentó. Respirando hondo, Tang Feng se recordó en silencio que no debía tomarse en serio una rabieta infantil. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 3 – Capítulo 54: Escapar (1)”