La sala de invitados de honor era una cámara cerrada en la que nadie en la audiencia podía entrar, excepto los dos. Debido a eso, Lucía no necesitaba ser consciente de las miradas de las personas y se rio a gusto.
A pesar de venir a ver una obra, Hugo se divirtió más viendo a Lucía reír, y de hecho pasó más tiempo mirando a su esposa que viendo la obra. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 97: Por siempre (4)”