Con una visión optimista del mundo, el Sumo Sacerdote tendía a ver el lado positivo de todo.
—Cuando asistí a la ópera, el ambiente era excelente. Ciertamente, no hay nada como los lazos de sangre cuando uno envejece. —Aunque, por supuesto, no faltó quien calificara esa visión positiva como un “idealismo vacío”. —La señorita Annabelle, que me salvó por pura buena voluntad, merece este tipo de recompensa. Seguí leyendo “Dejaré de ser la rival del protagonista – Capítulo 29”