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Una vez fijada la fecha del banquete para celebrar que había matado al dragón, el tiempo pasó volando a un ritmo acelerado. En cuanto me sentí mejor, tuve que tomarme las medidas para un vestido nuevo, y empecé a repasar mi etiqueta y mi baile. No lo había hecho desde niña, por lo que sentía que la cabeza me iba a estallar al intentar memorizar todo lo que había descuidado. Seguí leyendo “La revolución mágica de la princesa reencarnada – Epílogo (2)”
Lucía regresó al salón de fiestas y se mezcló con las mujeres nobles. No tuvo tiempo de pensar correctamente y debido a la repentina e incomprensible secuencia de eventos, su corazón se aceleró y sus palmas estaban sudorosas.
Pero incluso entonces, estaba sonriendo a la mujer noble que estaba hablando con ella. Su experiencia en el sueño de socializar con una sonrisa falsa hasta que se cansó de ella era muy útil para ella. Seguí leyendo “Lucía – Capítulo 102: La fiesta fundadora (4)”