Silvia suspiró y negó con la cabeza, antes de rendirse ante las locuras de Perdel.
—La princesa es realmente adorable. Me encantaría tener una hija como ella.
—¡Puedes tenerla! —Perdel tomó la mano de Silvia. Luego se aclaró la garganta. Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 24”
—Oye, aunque esta es nuestra habitación, ¿puedes ponerte los pantalones? No seas un caballero por la parte de arriba y una bestia por abajo.
Frunciendo el ceño, Tang Feng se cruzó de brazos y miró al hombre que tenía delante, el cual llevaba un traje en la parte de arriba y sólo unos calzoncillos en la parte inferior. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 18: Confianza”