Cuando finalmente concluyeron todas las actividades de Calle caótica, el cielo ya se teñía de naranjas crepusculares.
Qiu Qian se levantó, sacudiéndose la chaqueta, solo para encontrarse rodeado por un bosque de micrófonos. Durante el evento, el rugido del presentador había frenado los intentos de los periodistas, pero ahora era imposible contenerlos. Seguí leyendo “El renacimiento de una estrella de cine – Capítulo 40: Represalias”
La Torre Negra no les dio respiro. Antes de que pudieran asimilar las nuevas reglas, la partida comenzó de inmediato.
En el centro del tablero, Mosaico —envuelta en la membrana luminosa— tarareaba una cancioncilla desafinada con alegría. Nadie hablaba ya. El silencio era prueba de la urgencia: cada jugador calculaba fríamente cuántos pasos podía dar, cuándo debía moverse, cómo causar el mayor impacto posible en esa ronda… Seguí leyendo “La Tierra está en línea – Capítulo 140: Tang Mo, ayúdame…”
Jamás imaginó que regresaría dispuesto a declarar su amor, solo para presenciar cómo el doctor tomaba la iniciativa de besar a Zhao Lingfeng. Los celos ardientes lo consumían, corroían su interior como si se tratara de ácido sulfúrico.
Cuando abrió la puerta del laboratorio y se encontró con la familiar escena de celebración, de inmediato comprendió que el doctor había logrado su objetivo. Quería encontrarlo con desesperación, ser el primero en abrazarlo, el primero en compartir su victoria. Pero la persona que merecía ese abrazo más que nadie se había retirado en silencio, alejándose del bullicio para refugiarse en la soledad. Seguí leyendo “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 9: Capítulo 12 (2)”
En los ojos de Marianne, Roxanne parecía vacilar antes de decir algo. Sus ojos verdes temblorosos, bajo su rubio cabello peinado con esmero, se movían de arriba abajo repetidamente. Sus dos manos, entrelazadas de manera natural, también parecían temblar.
Tras un momento de indecisión, Roxanne susurró con voz baja: Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 170”
Lo que habrían considerado como simples hábitos excéntricos no era sino la tiranía que decidía entre la vida y la muerte, o el destino de las personas. Ese “alguien” podría haber incluido a los propios padres de Marianne, quizás incluso a la difunta madre del emperador, la emperatriz Blair. Seguí leyendo “Prometida peligrosa – Capítulo 169”
—Shelley aún no ha llegado, pero me apetece llevarme algo a la boca, así que ¿por qué no preparo un té?
—Muchas gracias. Pero, antes de eso… Aunque hubiera sido urgente, siento haber desaparecido así de repente.
—No pasa nada. Me sorprendí cuando me di cuenta de que ambos se habían ido, pero recibí tu mensaje del caballero. Seguí leyendo “¡¡Gotas~!! La historia de la Princesa de la Fragancia~ – Acto 51: Falsas buenas acciones y diligencia sincera (3)”
Tal y como esperaba Tang Feng, no ganaron nada en el Festival de Berlín. Aunque «El cazador de demonios» no ganó ningún premio en su primera parada en el circuito de premios, esto no desanimó al equipo ni a los ejecutivos de la empresa. Tang Feng pensaba que los buenos resultados de taquilla de la película ya eran suficientes para hacer feliz a mucha gente.
¿Por qué hacer películas? Para ser francos, aparte de algunas películas hechas específicamente para ganar premios, la mayoría de los inversores quieren que sus inversiones sean rentables. Seguí leyendo “Una Verdadera Estrella – Volumen 4 – Capítulo 22: Disfraz”
Sin querer, dejé escapar una exclamación que hizo que Serira se girara hacia mí.
¡Ay! ¡Uy! Je, jeje. Sonreí con torpeza, sorprendida, y Serira me devolvió la sonrisa. Tras observarme un momento para asegurarse de que todo estaba bien, volvió a lo suyo. Seguí leyendo “La hija del Emperador – Capítulo 28”
Shiro
Aunque quizás literal en este capítulo, el significado no literal de este título es realizar una acción tan brutal, desproporcionada y contraproduente que, para obtener algo, se destruye irremediablemente la fuente de donde proviene. Una alternativa sería: matar a la gallina de los huevos de oro.
Vincent miró con sombría frialdad a la mujer que se retiraba. ¿Qué era lo que pretendía en realidad? ¿Acaso de veras ignoraba que la flor lunar era venenosa?
—Oculta tu expresión. —La voz de Shao Qian resonó en su conciencia—. Observa qué intenta hacer. Seguí leyendo “Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 34: Destripar el vientre para conseguir el fruto”