La poseída hija del Duque – Capítulo 39

Traducido por Maru

Editado por Tanuki


Lilia solo pudo suspirar. Lo que dijo caería en oídos sordos. Estaban absolutamente convencidas de que tenían razón, lo que hizo que su irritación solo creciera. Era como si su pasado yo estuviera parado frente a ella. En voz baja, susurró que era la hora, y movió su mirada hacia la puerta del aula.

Al mismo tiempo, la puerta se abrió y entró el profesor. El Príncipe lo siguió poco después. Era evidente que ambos estaban desconcertados por la extraña atmósfera que había sobre el aula.

Lilia desvió la mirada hacia Sera.

—Esta es una buena oportunidad, así que lo declararé con claridad.

Lilia alzó la voz para que el Príncipe también pudiera escucharla. El Príncipe y el maestro la miraron. Podía verlos fruncir el ceño por el rabillo del ojo, como diciendo “¿Qué estás haciendo de nuevo?”

—Yo… he perdido el interés en ese necio príncipe.

Sin siquiera intentar ocultarlo, los ojos se Sera se abrieron con sorpresa. El Príncipe también se quedó sin palabras, pero su rostro rápidamente comenzó a ponerse rojo.

—Para ser honesta, ni siquiera quiero imaginar estar al lado de ese idiota.

Los ojos del príncipe estaban fijos mientras comenzaba a moverse hacia Lilia. Tomando nota de ello, Lilia sonrió a Sera.

Será se congeló en su asiento, y los pasos del Príncipe se detuvieron. Lilia miró a Sera y pronunció con tranquilidad.

—En cuanto a ti, ya no te necesito a mi lado.

Lilia retiró la mirada de Sera y fijó sus ojos en el Príncipe. Este le devolvió la mirada en respuesta.

—¿Por qué tú, abriendo la boca, haciendo todo lo que quieres…?

—Oh, ¿no estás malentendiendo algo aquí?

Cortando a través de las palabras del Príncipe, Lilia planteó la pregunta alegremente. Antes de que el Príncipe pudiera decir algo más, Lilia cogió el trozo de papel de su escritorio y se lo tendió.

—¿Qué es esto?

Lo tomó con confusión, leyendo las palabras escritas en la nota. En ese instante, su expresión se tiñó de rabia.

—¡¿Qué demonios es esto?!

El Príncipe gritó y escrutó su entorno. Todos apartaron los ojos de su mirada. En ese mismo momento, Lilia le habló alegremente.

—Su Alteza, la nota fue escrita por Sera Valdia, que está sentada aquí. Tomé prestada la nota de Tina.

—¿Qué acabas de decir…?

Cuando el Príncipe miró a Sera, esta lanzó una mirada suplicante a los que la rodeaban, pareciendo que podría ponerse a llorar. Pero nadie se atrevió a mirarla a los ojos. Ya se habían dado cuenta de que no había nada que pudieran hacer por ella ahora.

—Voy a dejarle este castigo a usted, Su Alteza.

La voz de Lilia resonó en toda la estancia, ahora completamente en silencio. El Príncipe rápidamente volvió a sus sentidos y dirigió su mirada a Lilia.

—Está bien, tú… lo que dijiste hace un momento fue demasiado…

—No pienso retractarme de mis palabras.

Estupefacto, el Príncipe no pudo hablar, así que Lilia continuó donde lo dejó.

—Es su responsabilidad proteger a Tina. No es asunto mío de quién se enamore, pero su muestra de favor hacia ella también atraerá hostilidad hacia su entorno. Trate de entenderlo.

—Eso no debería…

Las palabras del Príncipe se detuvieron allí. Sin decir nada más, su mirada se posó en el trozo de papel que tenía en la mano. Lilia no ocultó un suspiro.

—Su Alteza. Me echó de su lado y escogió a Tina. Después de ir tan lejos, si ni siquiera va a proteger a esa chica… ¿Qué está tratando de lograr?

El Príncipe levantó la cabeza. Parecía como si estuviese a punto de decir algo, pero al final, no parecía poder expresarlo con palabras. Lilia apartó los ojos del él y habló de nuevo.

—Al mirarlo de cerca, realmente no es más que un príncipe tonto.

Dejándolo de lado con esas frías palabras, Lilia abandonó el aula a paso lento y deliberado.

De repente, tienes algo de tiempo libre, ¿eh?

Eso parece.

Después de abandonar la clase, Lilia vagó sin rumbo por el edificio de la escuela. Mientras caminaba, repitió la escena en el aula mentalmente una y otra vez.

Seguro que me he ido y lo he vuelto a hacer. Se lamentó Lilia.

Sakura se rio y dijo que estaría bien, pero no importaba cómo se mirase, sus acciones no harían nada para mejorar su imagen pública. Incluso Lilia podía entenderlo ahora.

Me pregunto qué le va a pasar a esa chica.

Si estás hablando de Sera, es probable que no pueda permanecer en la academia. Probablemente no será expulsada, pero después de convertir a Su Alteza en un enemigo, dudo que haya alguien dispuesto a ayudarla.

Lo que había pasado hoy se extendería rápidamente. Y entonces, todos se negarán a reconocer su presencia. La tratarán como si no estuviera ahí. Sin nadie con quien hablar, la vida de Sera en la academia sería solitaria. Lo que ella hiciera después de eso dependía de ella. Sin embargo, dada la personalidad de Sera, era probable que huyese de la academia.

Hey, Lilia. Esto es solo una idea pero…

¿Qué?

Esa chica, Sera, ¿no? Llévala bajo tu ala.

Los pies de Lilia se detuvieron y alzó una ceja. Cuando le preguntó a Sakura, esta respondió:

Es solo un presentimiento, supongo. Quiero decir, en primer lugar, ella hizo todas esas cosas por tu bien. Si le enseñas a comportarse adecuadamente a su alrededor, estoy segura de que se convertirá en una buena persona.

¿A pesar de que soy la que la hizo retroceder hasta una esquina?

Bueno, eso es… sí. Después de lo que sucedió, creo que fuiste demasiado lejos… Pero creo que podría estar bien. Si intentas hablar con ella este fin de semana, estoy segura de que se aferrará a ti desesperadamente.

Lilia tenía dudas sobre la forma en que Sakura quería hacerlo, pero decidió creer en ella y seguir su plan. Lilia había conocido a esas tres chicas desde que se matriculó en la academia. Aunque Sera estaba cosechando lo que sembró, sería una mentira decir que Lilia no tuvo pensamientos de acabar con ella. De la misma forma, no podía decir que no tenía el pequeño deseo, en verdad, aunque fuera una pequeña inclinación, de ayudar a Sera.

Bien, tengo que decir que es difícil decir cómo te sientes realmente. Quiero decir, tus sentimientos por ella no son tan débiles…

Para ser honesta, no me importa de una manera u otra.

Y eso es exactamente lo que te hace Lilia, maldita sea. Luego hizo una pausa y comenzó a murmurar. Tenemos un largo camino por delante, eh…

Sin ningún destino en mente, Lilia comenzó a dirigirse a la biblioteca.

Lilia entró en la sala de la biblioteca habitual con el permiso de Ray, y escuchó la conferencia de Sakura como de costumbre. Y entonces, Ray habló.

—Escuché que la Señorita Lilianne y Su Alteza El Príncipe se pelearon en la fiesta de la noche anterior.

Lilia no pudo evitar congelarse después de escuchar las palabras que pronunció Ray. Pero Lilia inmediatamente fingió que nada estaba mal, y bajó su mirada al libro que tenía delante, fingiendo leer. Lilia trató de calmarse, pero su expresión rígida la traicionó. Por suerte, Ray no pareció notar su expresión, mientras estaba ocupado leyendo el libro frente a él.


Maru

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