Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 50: Batalla defensiva en el Fuerte Jugfena (8)

Traducido por Herijo

Editado por Raon Miru


No tengo el tiempo actualmente para distraerme con las vividas memorias de mi padre y su loca sonrisa.

Fuimos atacados de repente.

Al otro lado de la torre en la que nos encontrábamos, la puerta que conectaba el edificio de los nobles con las barracas de los caballeros fue abierta bruscamente de una patada. Con sonidos metálicos, soldados enemigos sacaron sus espadas y vinieron en enjambre como si de una avalancha se tratara, cargando en contra de los soldados de mi armada más cercana a ellos.

—¡Dominic! ¡Igor!

En un momento, uno de mis soldados tenía una salpicadura de sangre fresca en su espalda, mientras que otro de ellos tenía una espada perforando a través de su estómago. Sentí algo extraño, como si mi cuerpo estuviera flotando dentro de una profunda ira al mismo tiempo que temblaba como si tuviera frío.

Antes de notarlo me encontraba gritando sus nombres. La voz proveniente de mi garganta sonaba más desgarradora de lo que nunca antes había oído.

—¡Richard, Wojciech!

Mis soldados atacaron a los responsables que habían cortado a Dominic e Igor. Sin embargo, se encontraban rodeados por un número mayor de enemigos, y aquellos dos tuvieron el mismo final que sus compañeros, quienes fueron atravesados por espadas. Con sus ojos completamente abiertos, ambos colapsaron en el tejado de piedra. Los ví convulsionando, con sangre saliendo de sus bocas, hasta que el brazo de alguien bloqueó mi visión.

—¡Mi señor, al suelo por favor!

El brazo era el de Gunther. Bajo su protección, nos retiramos hacia el edificio de los nobles, y puse una mano sobre la empuñadura de mi espada. Debido a que las armas extremadamente largas serían inútiles en el interior, había dejado mi alabarda que Ergnade me enseño a usar de vuelta en la cueva de la montaña con la tribu Shiru.

Como el viento, caballeros aparecieron a mi espalda y saltaron en mi defensa. Empezaron a cortar la cabeza de los enemigos, y a atravesarlos a través de su pecho en respuesta.

Aun así, nuestros asaltantes continuaron con su fiero ataque. Estaban equipados con espadas un poco más cortas de las utilizadas en Arxia, con puntas extremadamente afiladas. Básicamente un arma de filo único, con alto poder de perforación, y fácil de manejar debido a su ligereza.

Se convirtió en una caótica pelea en el tejado del fuerte, con gritos, chillidos de muerte, y ruidos furiosos añadidos a la confusión. Personas en ambos lados se encontraban muriendo, inclusive cayendo del tejado al suelo mucho más abajo.

Ante esta aterradora escena, las fuertes risas de padre de hace mucho tiempo hicieron eco en la parte trasera de mi cabeza. Sentía como si estuviera viendo el infierno que padre había creado una y otra vez.

Mis rodillas temblaban, y mi cerebro se encontraba completamente entumecido.

—¡Mi señor, escape por favor!

El momento en que Gunther me llamó, un atacante salió volando desde detrás de un pilar hacia mi punto ciego. Mientras me encontraba retrocediendo, la espada de Gunther ya había bloqueado la del atacante. Con el sonido del choque de metal contra metal, él hizo volar a su oponente, sin embargo, en el momento siguiente otro enemigo ya se encontraba atacándolo con una lanza corta.

—¡GUNTHER!

Tragué saliva, mi cuerpo se sentía como si fuera de plomo. Todo lo que podía oír era la ruidosa risa de mi padre en el fondo de mi cabeza. Gracias al equipo metálico que Gunther recibió del Fuerte Jugfena, logró desviar el ataque con éxito, y luego cortó la cabeza enemiga.

—¡Salga de aquí de inmediato! —clamó molesto hacia mi con un tono de preocupación en su voz, lo cual hizo que mi cuerpo reaccionara, y finalmente di un paso.

Los otros caballeros responsables de mi protección también se encontraban defendiéndose de los ataques provenientes de todas direcciones. Se sentía como si fuéramos a ser abrumados si tan solo uno de ellos cayera, tonos de alarma sonaban en mi cabeza. Dando la vuelta, vi a varios caballeros retirándose hacia el edificio de los nobles con el desmayado conde Einsbark y Wiegraf. Uno de ellos se percató de mi situación y vino corriendo con una espada en su mano.

—¡Apresúrese y salga de aquí!

Al mismo tiempo que me gritaba, ya me encontraba corriendo en una línea recta tan rápido como podía.

Por un lado, pude ver como un guantelete que nunca antes había visto, alcanzaba y partía a la mitad un caballero que corría hacia mí. Junto con el grito de muerte del caballero, un gran chorro de sangre me salpicó. Mi oído derecho palpitaba del dolor causado por su chillido. Afortunadamente el líquido no me salpico en los ojos. Use el interior de mi manga para limpiar rápido la sangre de mi frente.

No podía detenerme únicamente por que me habían salpicado con algún líquido caliente. Bajé el ritmo un poco para poder cambiar de dirección en cualquier momento. Por primera vez, maldije lo joven y débil que era mi cuerpo aún, sintiendo la diferencia había entre mis capacidades físicas y la de los caballeros.

—¡Vizcondesa! —me gritó alguien, y salté hacia un lado debido a que noté un reflejo de luz en el borde de mi vista.

Tomé la decisión correcta. Oí el sonido de la ropa desgarrándose y me encontré siendo brevemente jalada por el impulso de algo que pasaba a mi lado. Parece ser que mi capa fue desgarrada. Mi casco cayó, haciendo un ruido de golpe contra el suelo. Aún tenía la mano en la empuñadura de mi espada.

Salté de nuevo sin siquiera tomar un momento para recuperar mi aliento. Algo pesado rebotó contra el suelo donde se encontraba mi cara solo unos segundos atrás. Ni siquiera me atreví a voltear y seguí corriendo.

Sin embargo, en ese momento empecé a ahogarme. Alguien se encontraba tirando de mi desgarrada capa. Me levantó por los aires, sofocándome.

Inconscientemente, mi garganta hizo un sonido al sentirme privada de aire.

Por reflejo tomé febrilmente la tela alrededor de mi cuello con ambas manos, pero lo único que podía hacer era colgar de manera indefensa en el aire. A pesar de que continuaba tratando de arañar y patear a la persona que me sostenía, fue inútil.

Empezaba a marearme y mis ojos no veían nada. Junto a mi visión intermitente, todo mi cuerpo temblaba con violencia. Comenzaba a salir espuma por mi boca, y escurrió por mis mejillas.

—Trayendo un mocoso al campo de batalla, ¿eh? Es lo mismo en todos lados

Mientras todo en mi mundo se ponía borroso, la única cosa que podía oír claramente era el grueso sonido de la voz que me sujetaba.

—Que lamentable. Cierto, por lo menos, te permitiré tener algo de diversión antes de morir. Todos los niños sueñan con volar ¿no?

Mientras decía eso, comenzó a reír de manera desagradable, a pesar de que seguía luchando.

De repente sentí la presión y el dolor en mi cuello desaparecer.

— Ah.

Mi ropa comenzó a hacer un molesto sonido de aleteo. Mis manos de manera reflexiva trataron de agarrar algo. Todo lo que encontré fue aire.

Después de que me tiraron de la cima del tejado del fuerte, a pesar de que era ridículo, no pude evitar pensar en la caída libre de la atracción del parque de diversiones en el que estuve durante mi vida anterior.

Al mismo tiempo, escalofríos se arrastraban por mi piel. Rápidamente me acercaba al suelo, pero mi miedo a la muerte se encontraba totalmente disperso debido a la aullante risa de mi padre haciendo eco dentro de mi cabeza.

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