Villana en un otome, ¿cómo acabaron las cosas así? – Capítulo 51: Batalla defensiva en el Fuerte Jugfena (9)

Traducido por Herijo

Editado por Raon Miru


No podía hacer sonar mi voz. Pero al final, eso jugó a mi favor ya que me permitió mantener mi boca cerrada.

Alguien me atrapó por el estómago, y sentí como si mis órganos internos fueran a salirse. Mi visión se volvió temblorosa, mientras sentía algo de dolor.

Lo primero que noté fue el suelo que se deslizaba debajo de mí, junto con una gran sombra reflejándose. Tenía la forma de un Draconis surcando el viento.

—¿Te encuentras bien?

Justo a mi lado pude oír una voz familiar. Contuve mi aliento, pero por un motivo diferente del anterior. A pesar de que él no debería estar aquí —siendo más precisos yo lo mandé lejos—, ¿cómo es que llegó en este exacto momento? Las esquinas de mis ojos empezaron a sentirse calientes, y un gran sentido de seguridad me invadió al momento de escucharlo.

Sin embargo, la ansiedad de la batalla se encontraba teniendo un conflicto con ese sentimiento de alivio. Mi rostro se sentía tenso, y lo que salió de mi boca sonaba tremendamente frío.

—Desobedeciste mis órdenes al dejar tu puesto sin permiso.

A pesar de que eso no era lo que quería decir, las palabras correctas no salían de mi garganta.

—Sinceramente, Charlie no es para nada linda.

Con una gentil sonrisa en su rostro, me empujó hacia la espalda de Rashiok. Ver su actitud hizo que mi corazón se oprimiera de dolor.

—Kamil. ¿Por qué estás aquí?

—¿Te encuentras bien, Erbetia?

Por encima de mí pude escuchar otra voz familiar, proveniente de un Draconis alado de color rojo que aleteaba en el aire. Sus alas eran de una tonalidad diferente al rojo azulado de las de Rashiok, pero lucían igual de bellas ante la luz del sol. Probablemente es uno de sus hermanos.

—¿Claudia?

Encima de él, podía observar a la despampanante mujer, con su pelo rubio siendo movido por el viento. Tal vez porque no nos habíamos visto en tiempo dijo mi nombre de manera incorrecta.

En serio, ¿quién se supone que es Erbetia?

Me preguntaba por qué se encontraban estos dos aquí. Mientras estrechaba mis cejas en confusión, pude notar una persona más atrás de Claudia.

—¿Quién es él?

Su cara me parece familiar. Era un joven hombre en la edad de su adolescencia. Sus bellos e intrépidos rasgos daban la impresión de que era alguien estricto, la capa que se movía con el viento indudablemente correspondía a la de los caballeros del fuerte Jugfena.

Su semblante estricto me recordaba al conde Terejia de alguna manera. Tal vez por eso el sentimiento de deja vú.

—¡Podemos hablar luego!

Fue lo único que dijo antes de que el Draconis aleteara y se elevara en el cielo. Lo más probable es que ya hubieran determinado que estrategia tomar. Kamil y Rashiok se elevaron también. Estando a su lado pude oír claramente los sonidos de su aleteo.

Los dos surcaron el cielo limpiamente de vuelta al tejado del fuerte Jugfena. Ambos lados detuvieron sus movimientos al ver esta escena.

Claudia estaba de pie en la espalda, con su lanza favorita en una mano y arco y flechas en la otra. Me pregunto qué clase de sentido de equilibrio tiene.

Estaba sonriendo con satisfacción, su alegría en esta situación era tan pura que me causó escalofríos. Aun así, no me recordó la sonrisa de padre, tal vez porque la emoción que está sintiendo es diferente.

Después, sin un poco de duda, ella saltó del lomo. Con las armas en ambas manos, aterrizó con gracia en medio del campo de batalla.

Justo con el sonido de aterrizaje de Claudia, un momento de silencio tuvo lugar en el fuerte Jugfena. Fue una altura considerable desde la cual saltó, me pregunto cómo lo hizo sin lastimarse. Sin importar cómo se mire, el impacto debió ser mucho mayor.

Me pregunto qué tanto del sentido común ha roto esta chica. Ella parecía tan fuera de lugar que era surrealista, a tal nivel que incluso la tensión del campo de batalla pareció romperse.

Tomó una gran bocanada de aire y gritó, presentándose.

—¡Me llamo Claudia Rolenstor, estoy tan en deuda con la vizcondesa Kaldia, que para esta batalla estoy aquí para auxiliar a los caballeros del fuerte Jugfena!

Mis oídos dolían por el volumen de su bramido. Podía ver a los soldados y caballeros cercanos cubriéndose los oídos.

Más que el mundo de un juego otome, en este momento da la impresión de ser un manga shonen.

—¡Gunther!

Una vez más, Claudia elevó el tono de su voz a la vez que lanzaba el arco y las flechas a Gunther, quien se encontraba rodeado por los soldados que seguían distraídos por el absurdo espectáculo. Él, quien fue el primero en recuperarse, soltó su espada para atraparlos.

Cuando los enemigos se enteraron de lo que estaba pasando, aquel hombre ya se encontraba disparando su primera flecha. Un soldado hostil fue atravesado entre cejas.

—Esa persona, a pesar de que está entre los mejores con la espada y la lanza en el ejército, el arma que mejor se le da es el arco.

Mientras todavía me encontraba con la mirada perdida, procesando lo que ocurría, pude oír la voz de Kamil.

Los soldados enemigos estaban siendo rebanados por la lanza de Claudia, haciendo que dudara de cómo es que sus delgados brazos tienen tanto poder. Su arma parecía como si estuviera bailando, llegando incluso a noquear enemigos con un golpe al pecho con la agarradera de la lanza. Estaba aprovechando al máximo el peso y haciéndolo parecer lo más fácil del mundo.

Mis mejillas empezaban a temblar con la vista de su incomparable fuerza.

De repente sentí como Kamil me tomaba por mi estómago con una mano, debido a que Rashiok estaba descendiendo.

Con un rugido, él dispersó a todos los soldados enemigos en el área, mientras aterrizábamos en la cima de la torre que conectaba el edificio de los nobles y el de los caballeros.

—¡Al suelo!

Llegamos a un lado de los caballeros que estaban protegiendo al inconsciente conde Einsbark y a Wiegraf. Kamil se acercó a ellos conmigo aún en brazos.

—¡Son Claudia, Rashiok y compañía!

—Todo está bien, puede que el enemigo sea algo molesto, pero con el nivel que tienen no deberían ser problema.

A pesar de que los soldados nos recibieron emocionados, Kamil respondió de manera tranquila. Sin embargo, en mi cabeza se repetía la escena de Dominic y mis otros subordinados muriendo.

Él solo dijo que ganaríamos, no que ya no habría muertos.

Puesto que estamos en guerra, no hay nada que pueda hacer. Los soldados están conscientes de que pueden morir en cualquier momento, al igual que yo.

Tragué saliva para calmar mi respiración, y finalmente pude sentir que mi mente se despejaba.

En lugar de desear que todo el mundo sobreviva, desearé la victoria. Solo si ganamos sus muertes tendrán sentido.

Sé perfectamente que eso es por lo que estoy aquí.

Es por eso que, para conectar con sus sentimientos, tengo que sobrevivir lo más que pueda. Por lo menos no dejaré que me maten a causa de ser descuidada.

Podía sentir un aire frío recorrer mi cuerpo, ayudándome a recuperar mis fuerzas. Me liberé de los brazos de Kamil

—¿Charlie?

—No puedo seguir corriendo.

Cuando trató de volver a sujetarme, lo esquivé casualmente. Incluso él puede intentar matarme algún día si descubre de lo que soy culpable.

Por ejemplo, incluso si me matara en este momento, quedaría grabado como que morí en acción. Si quisiera asesinarme y salir impune, esta guerra era una oportunidad de oro.

Kamil. ¿A qué viniste?

Una vez más me pregunté en mi mente, sintiendo un agudo dolor en mi pecho.

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