La villana es el rival político del Príncipe Heredero – Capítulo único

Ah, ¿por qué todo terminó así? 

Han pasado dieciocho años desde que reencarné como la villana de cierto juego.

A pesar de que nunca acosé a nadie, mucho menos a la protagonista, pronto seré ejecutada.

Mi prometido, el príncipe heredero, Alexander, no parecía alguien que pudiera acusar falsamente y matar personas. Tampoco su amante, la protagonista, María, parecía alguien que pudiera engañar a otros.

—Ese es el por qué te lo advertí.

—Madre…

Abrí mis ojos considerablemente. La persona que me habló fue mi madre, quien había muerto hace algunos años. Juzgando por su apariencia, entendí que era un fantasma.

—Te lo dije, ¿no? Que dejaras de actuar como un hombre.

Le había pedido a mi padre que me dejara administrar un territorio. Mi madre me regañó múltiples veces por esto, diciéndome que algo así era el trabajo de un hombre. Pero, nunca escuché porque estaba trabajando para los ciudadanos con el fin de evitar ser como la villana original, Ekatherina.

—No creo que estuviese equivocada.

—Debiste ser más femenina.

Es lo que dijo mi madre, pero yo había mejorado mi feminidad. A pesar de que mis hermosos padres me elogiaron como una belleza sin par, no se trataba solo del aspecto físico. Bordado, danza, había aprendido todo lo que una dama noble debería.

—Porque te adueñaste del trabajo de los hombres, sufriste de los celos de alguien.

Al escuchar esas palabras, la imagen de mi hermano menor, quien estuvo con Su Alteza cuando me condenó, flotó en mi mente.

Ahora que lo pienso, alrededor de la época en que la administración del territorio se volvió tranquila, mi hermanito empezó a distanciarse de mí.

—Nikolai creyó que lo harías a un lado y que tú te volverías el duque.

—¡Esa no era mi intención!

Estaba más preocupada por los ciudadanos, pero me arrepiento de no haberle puesto atención a mi hermanito.

—Es igual con Su Alteza.

¿Su Alteza Alexander? ¿Qué significa eso?

—Él sospechaba que le quitarías el poder una vez que te volvieras la reina.

—Pero, ¡eso es imposible!

¿Por qué incluso Su Alteza? ¿Es tan malo que una mujer administre un territorio?

—Las mujeres no pueden hacer nada incluso si intentan ayudar. Esa es la lógica de los hombres de este Reino. Tú te desviaste de esa lógica, y ellos no pudieron soportarlo. Hacer lo que los hombres deberían hacer y obtener mejores resultados que ellos… Una mujer así sería aborrecida.

No estaba al tanto de la lógica de este mundo.

Pero, aun cuando había cosas que no estaban escritas en el juego, no puedo quejarme porque fui yo la que no se dio cuenta.

Ah, ahora que lo pienso, María podría ser del tipo opuesto a mí. Ella es buena para comportarse como una niña mimada frente a ellos, también es buena para adular. No mancharía el honor de un hombre.

—Para Su Alteza, tú no eras una mujer. Tú eras un hombre vistiendo la piel de una, un rival político que apuntaba a su vida con el fin de ganar poder.

—Si le hubiese mostrado amor, ¿él no hubiera dudado de mí?

—Ya es hora.

El veneno había sido traído. Parece que se le dirá a la gente que morí de una enfermedad. Si hiciese públicos los cargos falsos, probablemente mi padre y Nikolai también serían condenados a muerte.

—¿Tienes algunas palabras finales?

Por alguna razón, María y los objetivos de captura vinieron a verme. Es algo intrigante, ¿acaso son incapaces de sentirse a gusto a menos de que me vean morir con sus propios ojos? ¿Cuántas de estas personas saben que mis crímenes son inventados?

Miré a Nikolai al rostro.

Me pregunto qué pasará con el territorio que administraba. ¿Volverá a su estado original tras la desaparición de mi influencia?

—No.

Resistí mi voluntad de querer expresar todos los sentimientos de resentimiento que albergaba. Estoy bien peleando hasta el final.

Mi madre fantasma me miró con una sonrisa gentil. Me pregunto si me volveré un fantasma también cuando muera, uno vengativo.

Aunque, estaría bien si no.

—Bueno, entonces, todos. Provecho.

Seguidamente, bebí el veneno y morí.

♦ ♦ ♦

—Más que mi esposo o hijo, pienso que mi hija es lo más precioso para mí —murmuró el fantasma que había venido a ver la muerte de su amada hija—. Ahora, entonces, ¿quién será el primero?