Reina Villana – Capítulo 14: Mi Reina

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Avergonzada, Eugene se quedó sin palabras, cuando se dio cuenta de que el rey solo estaba jugando con ella.

— ¿No me crees? 

Ella sonaba ofendida. La necesidad de estrangular al hombre que tenía delante, era fuerte.

—Por supuesto que no. 

Parecía arrogante, con los brazos cruzados y la barbilla ligeramente levantada. 

La cara de Eugene se retorció de desconcierto. 

—Entonces, ¿por qué fingiste creerme?

—Solo quería escuchar tu excusa. Si cambiamos de posición, ¿crees que esta pobre razón puede ser suficiente para convencerte? Además, solo porque actúas como si no recordaras nada, confirma mis sospechas, ya que, ahora mismo, te enfrentas a un crimen que solo tú eres capaz de hacer.

Eugene se encogió de hombros, como si dijera que si él no le cree, entonces no hay nada más que ella pueda hacer.

Ella no tenía nada que decir, ni tenía la energía para convencerlo. Con la mirada perdida, habló sombríamente.

— ¿Qué hice? Dijiste que falta algo. ¿Qué es? Por favor, dime los detalles. Tal vez, se me ocurra algo.

El tesoro nacional perdido, es un artefacto transmitido de generación en generación en la familia real. Es un tesoro histórico, un objeto invaluable, que las riquezas del mundo nunca podrían comprar. Afortunadamente, la ausencia del tesoro no significa un peligro inminente para el reino.

En verdad, no mucha gente conoce su existencia, ya que se mantuvo en secreto desde el principio. Por lo tanto, la persona que lo robó está muy familiarizado con el tesoro: Jin Anika había estado visitando la casa del tesoro a menudo.

En lugar de recuperar el tesoro, Kasser encontró la situación mucho más interesante; más interesante, ahora que su encantadora esposa está involucrada.

—Si ella está mintiendo, nunca imagine que su actuación fuera tan genial —pensó él.

La reina era experta en fingir. Sin embargo, ella nunca había actuado tan convincente como lo está haciendo ahora, para hacer que la mentira parezca sincera.

Kasser no ignoraba su habilidad para engañar. Sin embargo, hoy, ¿por qué siente tantas dudas en su corazón?

Cuando la escuchó hablar sobre la compensación legítima por las vidas que se perdieron debido a sus actos, Kasser comenzó a tener reparos. De hecho, ella es como una persona diferente.

—Ahora que lo pienso, también es la primera vez que tengo una conversación apropiada con la reina. Antes, cada vez que hablaban, era solo un saludo formal o un desacuerdo acalorado.

—Mi reina.

—Uhh… ¿Sí? —Eugene levantó la vista hacia su rostro inexpresivo. Ella no sabía que Kasser la llamaba “reina” para observar cómo reaccionaría al ser llamada por el título.

Al ver su respuesta desorientada, Kasser no dijo nada y recordó la reacción de Anika cuando la llamó “Mi reina” después del matrimonio.

—Por favor llámame Anika, Su Alteza.

Por irónico que pueda parecer, Jin Anika odiaba que la llamaran Reina, y todos en el palacio saben de eso.

—Si realmente no recuerdas nada, ¿a qué contrato me refería durante nuestro almuerzo juntos?

—Ah… eso es…

Eugene estalló en un sudor frío. Su situación parecía estar cada vez más retorcida. Finalmente, ella respondió con una mirada de resignación.

—Realmente, no sabía de lo que estabas hablando.

—Entonces, ¿no tienes idea de cuál es nuestro contrato?

—Así es… 

—Pero, ¿y si digo que no tengo intención de romper el contrato debido a su repentina pérdida de memoria? —Kasser pronunció las últimas palabras con absoluto sarcasmo, demostrando que no creía nada de lo que Eugene decía.

— ¿Tenemos nuestro contrato escrito y firmado en papel?

—No, pero juraste por tu nombre.

En Mahar, un juramento por nombre tiene el mismo efecto que la ley. La gente de Mahar cree que es mejor morir que avergonzarse de romper una promesa. Para ellos, el honor vale más que la vida. Es un gran contraste con el mundo original de Eugene, donde jurar bajo el nombre, sin documentos que lo respalden, era absurdo y sin valor.

Para mezclarse en este mundo extraño, Eugene tiene que acatar sus reglas. Por lo tanto, el contrato bajo su nombre, es indiscutible

Especialmente ahora, que la parte que firmó el contrato se ha ido, y ella es quien debe hacerse cargo, a pesar de no saber lo que involucra.

Jin no firmaría un contrato que le hiciera daño. No hay forma de que me lastime cumplir lo que sea.

—Entonces…no puedo evitarlo —expresó resignada.

—Parece que todavía tienes sentido común, incluso después de perder la memoria.

Eugene frunció el ceño. Elogios o burlas, odiaba la forma en que él le habla. Ella entrecerró los ojos y frunció los labios, mientras mira sus manos descansando sobre su regazo.

Kasser reprimió una risa que explotó con una tos inactiva. Su expresión hosca reveló sus sentimientos más íntimos. La reina que conocía nunca se vería así.

—Dime, alteza, ¿cuál es nuestro contrato? —Con una voz determinada a acabar con eso de inmediato, le preguntó al rey con valentía. Pero, Kasser no pudo responder, porque alguien llamó desde fuera.

—Su Alteza, es Marianne.

Justo ahora, irrumpió con rabia y expulsó a todos. Quizás la general Sarah llamó apresuradamente a alguien que podría reducir la tensión. ¿Y quién sería apropiado, sino Marianne?

—Saldré ahora. 

Kasser se levantó del sofá. Eugene lo miró con ojos asombrados.

— ¿Qué quieres decir?

—Dije que veré a Marianne.

— ¿Por qué no la invitas a entrar?

—Solo para poder ver quién es ella —Eugene pensó hábilmente para sí misma.

— ¿Te gustaría conocerla? ¿Te acuerdas de Marianne?

—No…

 —Necesito tiempo para pensar. ¿Prefieres hablar con Marianne y discutir tu situación con ella?

Ella asintió.

—Está bien, pero déjame hablar con ella primero, a solas —Kasser se fue. Eugene miró inexpresivamente su amplia espalda, en poco tiempo, ella se quedó sola.

—¿Oh qué es? ¿De qué se trata el contrato? ¡Alguien tiene que decirme! No puedo quedarme aquí sentada como un prisionero esperando un veredicto —se lamentó Eugene.

3 respuestas a “Reina Villana – Capítulo 14: Mi Reina”

  1. Al menos preguntó de que se trataba y puso una excusa para su “pérdida de memoria”… hay otra q van hasta el final con su ignorancia por no preguntar.

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